¿Dónde estaba Adán cuando Eva fue tentada?

El texto hebreo de Génesis 3:6 parece indicar que Adán estaba con Eva en la escena de la tentación. La Biblia de las Américas traduce el texto del siguiente modo: “Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió”. La Reina Valera Actualizada (RVA-2015) acompaña la misma traducción: “Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió”.[1]

A primera vista, parece que la primera pareja estaba junta cuando Eva interactuó con la serpiente y finalmente comió del fruto prohibido. Esa lectura, sin embargo, plantea un problema: Adán habría observado todo sin interferir para evitar que Eva fuera engañada. Si alguien considera que él recibió primero las instrucciones sobre el árbol prohibido (Gén. 2:16, 17), se vuelve aún más intrigante explicar por qué permaneció quieto y dejó a la mujer sola ante la tentación.

Dos interpretaciones

A lo largo del tiempo, el texto ha sido interpretado de dos maneras. Algunos teólogos entienden que Adán no estaba presente en la escena de la tentación. Juan Calvino admitió que, aunque algunas personas interpretaran el pasaje diciendo que Adán estaba con la Mujer, esa interpretación “no es admisible de ningún modo”. El reformador, entonces, sugirió “que él [Adán] pronto se unió a ella y que, justo antes de que la mujer probara el fruto del árbol, relató la conversación que mantuvo con la serpiente y lo enredó con las mismas falacias por las que había sido engañada”.[2]

John Wesley, a su vez, afirmó que “él [Adán] no estaba con ella cuando fue tentada; si hubiera estado, ciertamente habría interferido para prevenir el pecado; pero se acercó a ella cuando había comido, y fue persuadido a comer también del fruto”.[3] C. Leupold conjeturó: “Adán no estaba con Eva cuando la tentación comenzó, pero se acercó a ella en esos momentos”.[4]

Finalmente, el Comentario bíblico adventista afirma que el texto hebreo “no implica que él había estado con ella todo el tiempo, como mudo espectador de la escena de la tentación. Más bien, ella le dio del fruto cuando se reunió con él para que pudiera comer ‘como ella’ y compartir así los supuestos beneficios”.[5]

Actualmente, sin embargo, algunos comentaristas están más inclinados a creer que Adán y Eva estuvieron juntos en la escena de la tentación. Ellos señalan el extraño silencio de Adán,[6] la flagrante omisión y pasividad cuando Eva interactuó con la serpiente, y que finalmente sucumbió a la tentación. R. Kent Hughes destacó: “Aquí hay una sorpresa: Adán aparentemente estaba al tanto de la conversación entre Eva y la serpiente”.[7] John Walton propuso la siguiente reflexión: “¿Dónde estaba Adán durante todo eso?” Y, a continuación, responde: “El texto nos lo dice, pero por alguna razón hemos sido reluctantes en aceptar lo que dice: Adán estaba allí con Eva”.[8]

Más recientemente, Julie Faith Parker criticó la traducción de la Sociedad de Publicación Judaica por no transmitir la visión de que Adán estaba presente en la escena de la tentación; lo cual, de acuerdo con la autora, refleja una tendencia a “culpar solo a Eva por sucumbir a la tentación en el Jardín, aun con Adán presente en Génesis 3:1 al 6, compartiendo así la responsabilidad por la desobediencia”.[9] Sin embargo, como muestra David Stein en una réplica, la cuestión es mucho más complicada de lo que Parker pudo haber supuesto.[10] De hecho, ambas visiones están repletas de dificultades. Si Adán “estaba cerca, su silencio es inexplicable; si no estaba, su aparente concordancia incuestionable e inmediata a la sugerencia de su esposa es igualmente inexplicable”.[11]

A pesar de estas dificultades, este artículo analiza el texto en un intento de determinar cuál de esas interpretaciones es más plausible desde el punto de vista narrativo. Para ello, presta atención a la sintaxis y al significado de la frase preposicional “con ella” (‘immah), y lidia con los pronombres plurales en Génesis 3:1 al 5 y las fórmulas de citación, a fin de verificar si la serpiente se estaba dirigiendo a más de una persona o no.

El significado de ‘immah

Como se ha señalado, el texto hebreo dice literalmente: “Después, dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió”. Algunos eruditos sugieren que la frase “con ella” indica la asociación entre Adán y Eva en el acto de comer el fruto. También, citan algunos ejemplos de expresiones similares para apoyar esta interpretación. Sin embargo, el análisis de estas ocurrencias no proporciona un paralelo sintáctico equivalente a Génesis 3:6.[12] Por lo tanto, parece que la opción más provechosa es buscar una pista en el contexto inmediato de Génesis 3.

En una lectura cuidadosa, descubrimos que una frase equivalente aparece en Génesis 3:12. Confrontado por Dios, Adán respondió: “La mujer que tú me diste para que estuviera conmigo [‘immadi], me dio del árbol, y yo comí” (LBLA). Adán no dijo “la mujer que tú me diste”, lo que parecería más natural; sino “la mujer que tú me diste para estar conmigo”.[13] Esta expresión probablemente refiera a la intimidad entre el hombre y la mujer,[14] como queda implícito en Génesis 2:22 al 24 (“una sola carne”), que indica que el hombre recibió a la mujer para estar con él como una ayudadora y compañera. Debe notarse, por lo tanto, que la frase “conmigo” (‘immadi) en Génesis 3:12 es paralela a “con ella” (‘immah) en Génesis 3:6. Del mismo modo, “con ella” posiblemente aluda a la relación de Eva con su esposo, el hombre que estará “con ella” en asociación y reciprocidad.

De este modo, parece razonable sugerir que “con ella” (‘immah) en Génesis 3:6 indique la intimidad entre Adán y Eva en el Jardín (cf. Gén. 2:22-25). Esta es una paráfrasis sugerente: “Ella también dio al hombre, que tenía una relación íntima con ella, y él comió”. En otras palabras, la frase “con ella” no significa que Adán estaba con Eva durante el encuentro con la serpiente; en su lugar, la frase cualifica al hombre como uno en comunión con la mujer. Consecuentemente, la frase preposicional “con ella” en Génesis 3:6 funciona sintácticamente como una cláusula adjetiva subordinada para cualificar el término “hombre”, no para indicar que Adán estaba a su lado en la escena de la tentación. Además, como observó David Stein, “en la narración se lo responsabiliza a Adán, no por dejar de detener a Eva, sino por comer el fruto (vers. 17)”.[15]

Pronombres plurales y fórmulas de citación

Algunos eruditos argumentan que, dado que la serpiente se dirige a Eva utilizando pronombres plurales (vers. 1, 4, 5), debe ser una indicación de que Adán estaba con su esposa;[16] de hecho, la serpiente utilizó el plural “ustedes”. Sin embargo, debe observarse que el plural no indica necesariamente que Adán estuviera presente en la escena de la tentación. Una persona puede ser tratada con pronombres plurales si está asociada o representa a otras personas.

Encontramos un ejemplo de esto en el diálogo entre Judá y Jacob respecto de llevar a Benjamín a Egipto. Es importante destacar que el patriarca respondió a su hijo utilizando el plural: “Dijo entonces Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais otro hermano?” (Gén. 43:6). Así, parece que los pronombres plurales no implican necesariamente más de un interlocutor. De esta manera, los pronombres plurales usados por la serpiente no indican obligatoriamente la presencia de Adán en la escena de la tentación.

Finalmente, cabe señalar que el narrador introdujo dos veces el discurso de la serpiente con fórmulas de citación que retratan a Eva como la única interlocutora: “Pero la serpiente […] dijo a la mujer” (Gén. 3:1) y “entonces la serpiente dijo a la mujer” (Gén. 3:4). A pesar de esto, el discurso de la serpiente indica que Eva no estaba sola. En este punto surge una tensión entre las declaraciones inequívocas del narrador y las palabras de la serpiente. Un intento de resolución es proponer la hipótesis de que la serpiente utilizó pronombres en el plural a fin de implicar intencionalmente a Adán en el debate, incluso in absentia, como estaba. De este modo, la serpiente da a entender que la pareja, no solo Eva, era objeto de su tentación.

Conclusión

Este artículo indicó que Adán no estaba con Eva en la escena de la tentación. Según se presentó, la frase “con ella” parece transmitir la intimidad que experimentaba la primera pareja en el Jardín, en lugar de la ubicación espacial de Adán en ocasión de la tentación. Esto es coherente con los datos gramaticales y la trama de la narración del Génesis. Finalmente, pueden notarse dos implicaciones. Primero, es significativo observar que Elena de White, aunque utilizara una versión que presenta a Adán en la escena de la tentación (King James), se haya alejado de esa interpretación de Génesis 3 y haya indicado claramente que Eva estaba sola al dialogar con la serpiente.[17] Esto muestra que Elena de White hizo un uso criterioso y selectivo de la versión King James. En segundo lugar, Adán y Eva debían estar juntos en el Jardín a fin de fortalecerse mutuamente y resistir la tentación. La ruptura de esa unión allanó el camino para la entrada del pecado. Que esposos y esposas estén juntos, especialmente siempre que sea posible, pero siempre emocional, afectiva y espiritualmente.

Sobre el autor: Director del Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General.


Referencias

[1] Énfasis añadido. Las versiones NVI, DHH y CST omiten completamente la frase “estaba con ella”.

[2] John Calvin y John King, Commentary on the First Book of Moses Called Genesis (Bellingham, WA: Logos Bible Software, 2010), pp. 151, 152.

[3] John Wesley, Explanatory Notes Upon the Old Testament (Bristol: William Pine, 1765), t. 1, p. 15.

[4] H. C. Leupold, Exposition of Genesis (Grand Rapids, MI: Baker Books, 1942), pp. 152, 153.

[5] Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1992), t. 1, p. 243. Ver también John Peter Lange, A Commentary on the Holy Scriptures: Genesis (Bellingham, WA: Logos Bible Software, 2008), p. 230.

[6] Paul J. Kissling, Genesis (Joplin, MO: College Press, 2004), p. 194.

[7] R. Kent Hughes, Genesis: Beginning and Blessing (Wheaton, IL: Crossway Books, 2004), p. 70.

[8] John H. Walton, Genesis (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2001), p. 206.

[9] Julie Faith Parker, “Blaming Eve Alone: Translation, Omission, and Implications of המע Genesis 3:6b”, Journal of Biblical Literature 132, Nº 4 (2013), pp. 729-747.

[10] David E. E. Stein, “A Rejoinder Concerning Genesis 3:6 and the NJPS Translation”, Journal of Biblical Literature 134, Nº 1 (2015), pp. 51, 52.

[11] D. Stuart Briscoe y Lloyd J. Ogilvie, Genesis (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1987), t. 1, p. 50.

[12] Ver Umberto Cassuto, A Commentary on the Book of Genesis: Part I, From Adam to Noah (Jerusalem: Magnes Press, Hebrew University, 1998), p. 148; Gordon J. Wenham, Genesis 1-15 (Dallas, TX: Word, 1998), t. 1, pp. 75, 76.

[13] Énfasis añadidos.

[14] Joel Rosenberg, “The Garden Story Forward and Backward: The Non-Narrative Dimension of Gen. 2–3”, Prooftexts 1:1 (1981), p. 13.

[15] Stein, p. 52.

[16] K. A. Mathews, Genesis 1-11:26 (Nashville, TN: Broadman & Holman, 1996), v. 1A, p. 238; Hughes, p. 70; David R. Helm y Jon M. Dennis, The Genesis Factor: Probing Life’s Big Questions (Wheaton, IL: Crossway Books, 2001), pp. 77, 78.

[17] Elena de White, Patriarcas y profetas (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015), p. 36.