Daniel Oscar Plenc nació en Posadas, Misiones, Rep. Argentina, y estudió en instituciones adventistas de Misiones y Entre Ríos. Obtuvo una maestría en Teología en el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT) y el doctorado en Teología en la Universidad Adventista del Plata (UAP). Trabajó como pastor de iglesias y actualmente es profesor de la Facultad de Teología de la UAP Se desempeña, además, como director del Centro de Investigaciones White. Está casado con Isabel B. Ziegler y es padre de tres hijos: Mariela, Ariel y Larisa.

Actualmente está escribiendo un libro acerca de la adoración. En esta entrevista, concedida al pastor Jonas Arrais, presenta los elementos esenciales de la adoración significativa.

Ministerio: ¿Qué lo llevó a elegir e asunto de la adoración como tema para su tesis doctoral?

Pastor Plenc: Surgió como una preocupación pastoral por la búsqueda de una adoración significativa con identidad adventista y fundamento revelado. Los estilos alternativos de culto se venían discutiendo dentro la iglesia, y un artículo del Ministerio terminó por decidirme. C. Raymond Holmes, de la Universidad Andrews había escrito que era tiempo de que la iglesia “empiece a pensar seriamente en una teología adventista de la adoración” (“Auténtica adoración adventista”, Ministerio Adventista, julio-agosto de 1992, p. 10). Deseaba hacer alguna contribución al desarrollo de la teología adventista en un tema que me interesara, y acepté el desafío.

Ministerio: ¿Cómo evalúa la situación actual de la iglesia mundial respecto de la adoración?

Pastor Plenc: Los denominados cultos de celebración (Celebration) y otros vientos de cambio pusieron el tema sobre el tapete. De pronto, los adventistas se encontraron en medio de una polémica que los llevó a ocuparse del asunto de la adoración y de la música cristiana como nunca antes en su historia. No se ha llegado a un consenso uniforme, pero se ha dedicado tiempo al análisis y se ha despertado el interés por la renovación del culto. En muchos lugares, no se han ensayado mayores cambios litúrgicos, pero los pastores y los miembros de las iglesias están interesados en la temática. A muchos les inquieta la introducción de elementos foráneos en el culto, y se advierte una sentida necesidad de orientación. Las transformaciones efectuadas en ciertos lugares han producido satisfacción en unos, disgusto en otros y reflexión en vastos sectores.

Ministerio: ¿Qué significa adorar a Dios?

Pastor Plenc: El consenso de los estudiosos apunta a definir la adoración como una respuesta del hombre redimido a la iniciativa salvadora de Dios. En general, la Biblia no contiene definiciones, pero registra la vivencia de hombres y mujeres que dieron al Señor una respuesta de ese tipo, comprometida, permanente, dinámica y gozosa. Por su parte, el culto es una expresión externa, personal, familiar o como congregación, de adoración mediante acciones concretas.

Ministerio: ¿Cuáles serían los elementos principales de la adoración?

Pastor Plenc: El culto puede definirse también como un diálogo o un encuentro divino-humano, cuyos ingredientes fundamentales son la revelación del Creador y la respuesta de la criatura.

Holmes los llama “proclamación” (predicación) y “aclamación” (alabanza). Esa es la estructura básica de la adoración, y dentro de ella deben colocarse todos los elementos del culto. Esos elementos necesitarán ser evaluados por su eficacia en lograr ese encuentro con Dios. Lutero hablaba de escuchar y dialogar sobre la Escritura, para luego alabar, cantar y orar. En la proclamación se recibe la Palabra de Dios, leída, predicada y cantada, en tanto que la respuesta se expresa en cantos, alabanzas, oraciones, dádivas y confesiones. La iglesia necesita comprender la importancia de todos estos elementos en forma positiva y equilibrada.

Ministerio: ¿Qué influencias negativas están afectando actualmente a la iglesia?

Pastor Plenc: La influencia de la cultura secular y humanista, o de la espiritualidad mística, sentimental y subjetiva. En algunos casos, perturban ciertas posturas radicalizadas y fanáticas, proclives a la crítica y al separatismo. A veces, estas influencias se muestran en el apego a las simples formas, carentes de verdadera espiritualidad, a la comodidad egoísta y despreocupada de cultos improvisados y de poco contenido. Muchos parecen más interesados en asuntos psicológicos y sociales que en los grandes temas de la religiosidad bíblica. Se da prioridad a la confraternización y a la satisfacción de las necesidades humanas en desmedro de la reflexión, la reverencia y la instrucción. Algunos cultos y programas de evangelización, con apoyo en la música cristiana contemporánea, se están volviendo excesivamente emocionales y carentes del fundamento objetivo de la Palabra de Dios.

Ministerio: ¿Existen cambios positivos en las últimas décadas?

Pastor Plenc: También los hay. La gente tiende, en general, a rechazar el formalismo y el ceremonialismo estéril. Dentro del adventismo se ha desarrollado, en las últimas décadas, un concepto más integral del culto. Ya no se habla solo de la reverencia, como solía ocurrir hasta mediados del siglo XX. Muchos están dándose cuenta de que el culto es más que el sermón, y que los elementos que lo preceden no son simples “preliminares” de escaso valor sino una parte importante del culto. Muchos están recuperando el lugar de la alabanza en la iglesia y el valor de la adoración para la experiencia religiosa. Se siente la necesidad de cultos más participativos, espontáneos y vitales. El intelectualismo de la predicación tradicional está abriéndose a la necesidad de hablar al hombre total, con el objetivo de motivar una respuesta que se traduzca en un estilo de vida que glorifique a Dios.

Ministerio: ¿Mantenemos ideas acerca de la adoración que podrían considerarse mitos?

Pastor Plenc: Sí. Existen “mitos” y tradiciones adventistas acerca del culto y la adoración. Se cree, a veces, que la reverencia significa silencio y quietud. No puede negarse el lugar de estos elementos a la hora de la reflexión y la oración. Pero, en el sentido bíblico, la reverencia o el temor tiene más que ver con una actitud de fidelidad y obediencia a la voluntad de Dios que con el acto de permanecer en los asientos sin dar respuesta alguna. Por el contrario, alabar es exclamar en forma audible nuestra devoción y admiración por el Señor. Creemos que el pasaje de Habacuc 2:20: “Mas Jehová está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra”, no se refiere en primera instancia a la iglesia y al culto, sino que está hablando, más bien, del Templo celestial desde el cual Dios guía los destinos de la tierra. Otras costumbres tradicionales, sin ser negativas en sí mismas, carecen por de base bíblica, como juntar las manos o cerrar los ojos para orar. La celebración trimestral de la Cena del Señor fue una reacción del reformador suizo Ulrico Zwinglio a la reiteración de los cultos eucarísticos del cristianismo imperante. Los adventistas hemos adoptado esta práctica junto con otras de raíz protestante.

Ministerio: ¿Qué opina sobre la tendencia a reemplazar los himnos y los himnarios por otras canciones espirituales proyectadas?

Pastor Plenc: La tendencia es muy fuerte en todas las iglesias. Está quedando atrás el tiempo cuando los adventistas asistían al culto provistos de Biblia, himnario y folleto de Escuela Sabática. En muchos casos, se entregan y recogen cancioneros. En un buen número de lugares las proyecciones están sustituyendo a los himnarios. Los himnarios tienen sus bondades, ya que están siempre disponibles para enriquecer nuestros momentos de culto personal, familiar o eclesial. Son colecciones abundantes y variadas, con letras sustanciosas y melodías probadas por el tiempo. Brindan un sentido de unidad y de identidad. Pero, más allá del formato y de estas consideraciones, creo que debe tenerse en cuenta los estilos y los contenidos de las canciones cristianas actuales. Existen muchas canciones espirituales inspiradoras y de música hermosa y adecuada; otras carecen de estas virtudes. Se imponen, a veces, canciones excesivamente rítmicas, seculares, o sentimentales y hasta sensuales. Algunas son difíciles de aprender e inadecuadas para el canto de la congregación. La espiritualidad carismática, con su acento en la experiencia antes que en los contenidos doctrinales, ha inundado las iglesias con canciones que con frecuencia son de poco significado y valor. Pueden estar muy centradas en el hombre, o decir poco acerca de Dios y de su Palabra. Creo que podemos integrar himnos tradicionales y canciones contemporáneas; pero, como siempre, hemos de elegir nuestros cánticos por la riqueza de los textos y la adecuación de su música.

Ministerio: ¿Cuál es el lugar de las nuevas tecnologías en el culto?

Pastor Plenc: La tecnología puede hacer un aporte positivo al culto y a la evangelización. Ofrece herramientas muy útiles para despertar el interés, llamar la atención y grabar el mensaje en la memoria. Las proyecciones, las transmisiones satelitales y otros recursos están siendo una bendición para muchos. Pero, existe el peligro del mal uso o el abuso de la tecnología en el culto. La predicación es la trasmisión del mensaje de Dios a los hombres por medio del predicador. La Biblia no debiera ceder su lugar a la computadora sobre nuestros púlpitos, aunque la computadora contenga la Biblia. Los simbolismos aquí importan, y la Escritura no debe ser desplazada. El predicador puede repasar o resaltar parte de su mensaje con proyecciones oportunas, pero no ha de perder el contacto visual con sus oyentes ni limitarse a la rigidez de los textos, los símbolos y las imágenes. Las músicas grabadas pueden ser técnicamente bien logradas pero, como el culto es la ofrenda del creyente a Dios, debemos ser cuidadosos. Los textos y la voz deben preservarse por encima del volumen de los sonidos. Siempre será mejor un instrumento ejecutado en vivo que una grabación, aunque carezca de la perfección de los músicos profesionales.

Ministerio: ¿Qué debemos incluir o excluir del culto a fin de transformarlo en una experiencia significativa?

Pastor Plenc: Debe incluirse todo lo que contribuya a la revelación de Dios y de su voluntad; también aquello que permita al cristiano responder positivamente al Cielo y a sus demandas. Lo demás que interfiera con estos objetivos o que distraiga a los adoradores debiera dejarse de lado. El mero entretenimiento, la búsqueda superficial de autosatisfacción espiritual y los exhibicionismos han de descartarse sin vacilación. Un anunciador o un boletín de iglesia favorece en gran medida la eliminación de los anuncios largos y heterogéneos.

Ministerio: ¿Cuáles son las formas bíblicas más apropiadas de dar a Dios una respuesta?

Pastor Plenc: Mediante actos que den testimonio de nuestra admiración, reconocimiento, entrega, devoción, alegría y esperanza. La Biblia muestra que podemos expresar una adoración tal, entre otras cosas, por medio de la oración (Sal. 95:6), el diezmo y las ofrendas (Deut. 26:10; 1 Crón. 16:29; Sal. 96:8; Prov. 3:9), el canto (Sal. 66:1-4, 8), el servicio (Rom. 12:1), la vida obediente (Miq. 6:6-8; Juan 4:20- 24) y la observancia del sábado (Éxo. 20:8-11; Apoc. 14:7).

Ministerio: ¿Podría hacer un corto comentario sobre el documento acerca de la música aprobado recientemente por la Asociación General?

Pastor Plenc: El Concilio Anual de la Asociación General aprobó en 1972 un excelente documento preparado por una numerosa comisión de músicos y dirigentes de la iglesia. Se tituló “Los adventistas y la música”. En ese tiempo, se pidió al Patrimonio White una compilación de las principales declaraciones de Elena de White sobre el asunto. Como resultado, Arthur L. White preparó una recopilación titulada “La música: Función, virtudes e influencia”. El nuevo documento: “Una filosofía adventista del séptimo día acerca de la música” fue aprobado por la Junta Ejecutiva de la Asociación General en el Concilio Anual, el 13 de octubre de 2004, y ratificado por la Junta Directiva Plenaria de la División Sudamericana el 3 de mayo de 2005 [publicado en la Revista Adventista de septiembre de 2005]. Creo que es importante que la iglesia se haya vuelto a pronunciar sobre este tópico delicado y polémico. Es oportuno que el tema se presente en el marco del gran conflicto entre el bien y el mal. Es positivo que se reconozca que “la música no es moral ni espiritualmente neutra” y que hay principios guiadores en la Biblia y en los escritos de Elena de White. El documento reconoce que “no toda la música considerada sacra/religiosa puede ser aceptable para un adventista del séptimo día”; especialmente la que evoca asociaciones seculares o invita a la conformidad con las normas mundanas. El documento ofrece nueve principios que dirigen la adopción de la música apropiada, en asuntos como la calidad, el equilibrio, la autenticidad, los valores bíblicos y la creatividad. Es loable la invitación a seleccionar buenas letras, con riqueza de contenido y buena composición, y el permanente objetivo de elegir lo mejor.

Ministerio: ¿Cómo armonizar los estilos de culto y de música sin comprometer la unidad de la iglesia?

Pastor Plenc: Se nos enseñó que la música es el arte de combinar los sonidos y el tiempo. No faltó quien dijera que, para los intérpretes, la música es el arte de combinar los horarios (de ensayo). Pienso que, en el presente, la música de la iglesia es el arte de combinar los criterios; una tarea para nada sencilla. Debemos reconocer que los estilos de culto y de música no hacen necesariamente a la espiritualidad ni al crecimiento de la iglesia. Es el espíritu del culto lo importante, el clima espiritual que se percibe en cada servicio y, sobre todo, la fidelidad a las instrucciones divinas. Una manera de acercarse a una adoración relevante es recordar la cualidad corporativa de la iglesia. La Biblia describe a la iglesia como un cuerpo, y exige cuidar de su unidad e integridad. El culto es el culto de la iglesia y la música es la música de la iglesia; no hay espacio para individualismos ni para los caprichos particulares. No se predica a teólogos ni se hace música para especialistas. El culto comunitario debe ser inclusivo, inspirador, participativo y armonioso. La Guía de procedimientos para ministros dice que los pastores y los ancianos tienen una responsabilidad directiva por los servicios de adoración. Aconseja la creación de una Comisión de Culto y Adoración que se reúna con frecuencia, para estudiar y probar formas de mejorar constantemente el culto. Si las propuestas se estudian cuidadosamente y se someten a la aprobación de las juntas directivas y de la asamblea, el camino estará allanado en buena medida.

Ministerio: ¿Qué consejo daría a los pastores sobre la necesidad de brindar instrucción acerca de la adoración? ¿Necesitamos entrenar a la iglesia para el culto personal, familiar y congregacional?

Pastor Plenc: Creo que los pastores y los dirigentes de la iglesia necesitan estudiar este tema en sus propias Biblias y en los testimonios. Solo conozco dos folletos de la Escuela Sabática que abordaron el tema de la adoración; el último de hace treinta años. Solo existen dos libros adventistas sobre adoración, ambos en inglés; el último tiene ya más de veinte años. No incluimos instrucciones sobre el culto en los estudios bíblicos y rara vez se capacita al liderazgo de la iglesia sobre estos temas. Sí, hay una urgente necesidad de instrucción y de capacitación. Necesitamos predicar más sobre la adoración y discutir el tema más a menudo. Debemos enseñar a los hermanos a hacer su culto personal y familiar diarios. Los nuevos conversos necesitan conocer la importancia del culto, y el sentido de sus actividades y ceremonias. Hoy se necesita volver a enseñar acerca de cómo orar, cómo dar testimonio, cómo cantar, cómo participar en el culto, cómo estudiar y predicar la Biblia.

Ministerio: ¿Es posible armonizar los énfasis entre la evangelización y la adoración? ¿Podemos estar descuidando la adoración en favor de la predicación evangelizadora?

Pastor Plenc: El equilibrio es siempre el desafío. La claridad en los objetivos de la iglesia y su culto es otra necesidad ineludible. No creemos en los cultos exclusivamente de adoración o de evangelización. Preferimos servicios abiertos que integren tres objetivos bíblicos: adoración, edificación y evangelización. El descuido es también un peligro. Podemos descuidar la evangelización, la adoración o el crecimiento de la iglesia. El culto de la iglesia se dirige a Dios, a los creyentes y al mundo, porque alaba, nutre y apela. Cuando la adoración es auténtica, los miembros de la iglesia se sienten inspirados y animados a participar en la predicación del evangelio. Pero no ha de olvidarse que el propósito último de la vida y de la iglesia es la adoración a Dios.

Ministerio: ¿Cuál es el aspecto de la adoración de la iglesia que más le preocupa?

Pastor Plenc: Me preocupa muchas veces el silencio, y en ocasiones me preocupa el ruido: el silencio de la indiferencia y la falta de participación, así como el ruido de la informalidad y la confusión, disfrazadas de fervor y entusiasmo. Me preocupa la adoración no relevante, no inspiradora ni contagiosa. Me preocupa el ritualismo, que a veces persiste tanto como ciertas manifestaciones distorsionadas de espiritualidad, como las que proponen los movimientos carismáticos. Me preocupa que estemos perdiendo la bendición de un encuentro significativo con Dios.

Ministerio: ¿Qué puede decirse sobre la informalidad y la irreverencia, a veces interpretadas como confraternización?

Pastor Plenc: La confraternización es necesaria, es bíblica. La comunión es un imperativo neotestamentario. Por lo tanto, la iglesia debe proveer oportunidades para la amistad y los vínculos de afecto, contención y solidaridad. Pero, eso no siempre se logra creando espacios para abrazos y besos en la hora del culto; otros momentos probablemente favorezcan mejor la espontaneidad, la profundidad y el recato. Sugiero volver a leer el capítulo titulado “La conducta en la casa de Dios”, en Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 193 a 203. El formalismo y la indiferencia son tan negativos como el descuido, el desorden y la pérdida del sentido de lo sagrado. Los cultos de la congregación están llamados a ser cálidos, distendidos y fraternos, al mismo tiempo que respetuosos, organizados y solemnes. El culto es la reunión de los hombres en la presencia de Dios.

Sobre el autor: Jonas Arrais es secretario asociado de la Asociación Ministerial de la Asociación General. Daniel O. Plenc es profesor de Teología en la Universidad Adventista del Plata y director del Centro de Investigaciones White.