En la mente humana se van acumulando recuerdos a medida que transcurren los días y los años. Algunos de ellos sólo se graban en la “superficie” y pasado cierto tiempo, desaparecen de nuestro “archivo”, mientras que otros penetran tan profundamente que llegan a formar parte de nuestro existir y al traerlos a la memoria nos hacen revivir los goces y alegrías del pasado. En este último caso se encuentra el Curso de Extensión de la Universidad Andrews, celebrado en el Colegio Adventista Brasileño durante los meses de enero y febrero de 1961. Se dieron cita en la mencionada institución de enseñanza 140 obreros provenientes de todos los países que componen la División Sudamericana, acompañados del pastor Enoch de Oliveira, director de la Asociación Ministerial de la División, la Srta. Margarita Deak, secretaria de la Asociación Ministerial, y tres profesores de los EE. UU., a saber: el pastor C. E. Wittschiebe, profesor de la Universidad Andrews y director del Curso de Extensión, el pastor R. A. Anderson, director de la Asociación Ministerial de la Asociación General, y el pastor A. L. White, secretario de la Comisión de Fideicomisarios de los Escritos de la Hna. Elena G. de White. Además contamos con los leales y eficientes traductores. Algunos de nosotros, olvidados de las campanillas, horarios de clase y horas de estudio, volvimos a rememorar los días del colegio y pronto hicimos nuestras las palabras del sabio Salomón: “Aplica tu corazón a la enseñanza y tus oídos a las palabras de sabiduría”. A todos nos animaba el deseo de aprender para ser mejores obreros en la causa de Dios. Había comenzado el Curso de Extensión y nuestra sed de conocimiento se ponía de manifiesto en las muchas preguntas hechas a los profesores, quienes a la vez fueron amigos y sabios consejeros.
Bien pronto llegaron los días finales del curso con sus diversas ‘actividades espirituales y la entrega de certificado. En esa oportunidad el pastor C. E. Wittschiebe disertó sobre el texto de Jeremías 45:5: “¿Y tú buscas para ti grandezas? No busques…” Siempre recordaremos con cariño sus palabras llenas de profundo significado. Fueron momentos de emoción mezclada con nostalgia frente al momento de la separación de un grupo de obreros de distintas nacionalidades que supieron convivir hermanados bajo el estandarte de la cruz.
Queda con nosotros el recuerdo indeleble de un pastor Wittschiebe, de sonrisa cautivante, abundantes consejos y enseñanzas que nos hicieron comprender mejor el comportamiento humano. Recordamos a un pastor Anderson con su técnica y amplia experiencia en llevar a los pecadores a los pies de Cristo por medio del evangelismo público. Recordaremos a un pastor White, quien con su profundo conocimiento del espíritu de profecía nos hizo ver con claridad cómo Dios estuvo guiando a su iglesia por medio de los múltiples consejos de su sierva. Recordaremos a los esforzados traductores y también a la eficiente Srta. Deak. Queremos, en un gesto de gratitud y reconocimiento, poner de manifiesto el espíritu hermanable, acogedor y simpático del cuerpo de obreros brasileños y hermanos de ese gran país. No olvidaremos los esfuerzos hechos por el personal del colegio por brindarnos las mayores comodidades, ni tampoco a las esforzadas y siempre alegres hermanas del “refeitorio” por la abundancia de las saludables comidas servidas durante nuestra estada.
Dejamos para el final nuestro sincero agradecimiento a la Asociación General por haber enviado tan dignos profesores, a la División Sudamericana por las gestiones y apoyo financiero que hicieron posible este curso, a las uniones y campos locales por su colaboración y envío de los obreros, al entusiasta pastor Enoch de Oliveira por sus eficientes planes y trabajos que hicieron de todo un verdadero éxito. Loado sea Dios por habernos dado la oportunidad de gozar de esos días de estudio, y ahora queremos decir con el sabio: “El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría: y delante de la honra está la humildad”. Con humildad en nuestros corazones anhelamos enseñar “el temor de Jehová” y hacer de 1961 el año cumbre en la ganancia de almas.
Sobre el autor: Director de Actividad Misionera de la Asociación Bonaerense