¿Podrán los creacionistas encontrar alguna evidencia tan espectacular y abrumadora que los evolucionistas se vean forzados a mirar cómo sus teorías se derrumban? Tal búsqueda es fútil, dice el autor, y puede alejarnos de la objetividad.
En la literatura de ficción, la destrucción de algunos enemigos peligrosos sólo puede lograrse usando balas de plata. La misma metáfora se ha aplicado a la búsqueda de una cura para el cáncer. La implicación es que cualquier amenaza puede eliminarse rápida y completamente al destruir un punto vital.
A través de los años los creacionistas han buscado balas de plata para atacar los modelos evolucionistas. El razonamiento es el siguiente: si se puede hacer un descubrimiento tan espectacular y convincente que no resulte posible ninguna explicación concebible que no sea la creación y/o el diluvio, entonces el poderoso gigante de la evolución se desmoronará. De tanto en tanto se han encontrado supuestas balas de plata, y se las dirigió contra el enemigo evolucionista.
El más notable de estos casos es el descubrimiento de pisadas humanas fósiles junto a las de dinosaurios. Como los dinosaurios se extinguieron hace unos 60 millones de años y los seres humanos se desarrollaron sólo en los últimos 2 ó 3 millones de años, de acuerdo con el pensamiento evolucionista, la presencia de pisadas humanas junto a las de dinosaurios en la misma capa geológica destruiría de inmediato cualquier explicación evolucionista corriente.
Pero, ¿cuán buena es la evidencia en favor de este descubrimiento? Desafortunadamente, en opinión de muchos creacionistas serios, la evidencia no tiene ningún valor. Hay algunas pisadas de dinosaurios grandes junto con las de un bípedo menor. Las huellas menores, supuestamente humanas, son borrosas, muy erosionadas, y podrían ser interpretadas igualmente o aun mejor como pisadas erosionadas de dinosaurios de tres dedos. En una película creacionista filmada en el lugar del hallazgo, el río Paluxy en Texas, las pisadas fueron retocadas con aceite para que resultaran fotografías más claras. Lamentablemente la licencia artística fue demasiado grande y creó la impresión de un hecho donde sólo había una especulación.
Hay una buena evidencia de que se esculpieron pisadas humanas y que los habitantes de esa localidad las vendieron durante la Depresión de la década de los años 30. Varias de éstas existen todavía. Cuando una de ellas fue cortada transversalmente se encontró que tenía todas las características que se esperaría encontrar si hubiera sido esculpida.
Otra bala de plata disparada por los rifles de los creacionistas se refiere al hallazgo del polen de angiospermas (plantas con flores) en esquistos precámbricos. De acuerdo con las interpretaciones evolucionistas, las plantas con flores no se desarrollaron hasta mediados de la columna geológica, mientras las así llamadas plantas primitivas dominaron la parte inferior. El descubrimiento del polen de angiospermas en las capas más bajas produciría realmente mucho daño a un modelo evolucionista, pues las plantas fósiles capaces de producir tal polen sólo se encuentran en las capas superiores de la columna, presuntamente centenares de millones de años más tarde.
Cuando se examinaron muestras de rocas obtenidas de los lugares donde se habían encontrado las evidencias originales usando métodos muy cuidadosos para eliminar toda posibilidad de contaminación, no se encontró nada de polen. Parece que la descripción original del polen de las capas inferiores del Gran Cañón del Colorado fue el resultado de muestras contaminadas.
El presunto descubrimiento del arca de Noé es otra andanada disparada en apoyo de un modelo bíblico. Aunque hay suficientes informes de personas que dicen haberla visto como para estimular nuestro pensamiento e interés, la evidencia no ha sido tan concluyente. Varios trozos de madera del Ararat se han presentado como prueba de que el arca existe. Cuando fueron sometidos a la datación por el carbono 14, se encontró que procedían del siglo IX.
La búsqueda de la bala de plata es loable. Sin embargo, soy de la opinión de que probablemente es un intento inútil. Un incidente personal puede ilustrar el caso.
Cuando realizaba mis estudios de posgrado conocí a un profesor que una vez había sustentado una posición bíblica conservadora en cuanto a la creación y el diluvio, pero que luego la había abandonado en favor de una posición popular entre los evolucionistas. Yo quería saber qué había causado ese cambio de modelo de los orígenes y su completa pérdida de fe en la Biblia. Me dijo que no veía mucho sentido en ciertas reacciones bíblicas en cuanto a la conducta moral, y que la posición evolucionista era más lógica. Le pregunté cómo respondería a una prueba definida en favor, de la teoría del diluvio. A su vez me preguntó qué clase de pruebas podría presentar. Le propuse que podría ser el descubrimiento del arca de Noé en la cumbre de una montaña, completa con todo lo necesario para mantener con vida a los animales por un largo período. Él expresó que eso no sería ninguna prueba, porque tal estructura sobre la montaña, podría haber sido constituida por algún pueblo como un templo/santuario en recuerdo de una historia conservada por su herencia cultural.
De este incidente y otros similares aprendí que la evidencia es altamente subjetiva y siempre está subordinada a la visión qué uno tenga del mundo.
Así, la búsqueda de la bala de plata será elusiva y, en última instancia, tal vez fútil. El Señor mismo dijo una vez que aun si los muertos resucitaran no sería suficiente para cambiar la opinión de algunos.
En el terreno de los orígenes, las decisiones basadas en posiciones más fundamentales que las que se pueden derivar de la ciencia nos harán interpretar, el mundo, natural en alguna: forma particular. Se atribuye a Einstein la idea de que son nuestras teorías las que determinan los resultados de nuestros experimentos. Parafraseando la idea, uno podría decir que nuestra visión del mundo y nuestra percepción de cómo Dios se ha relacionado con los mortales determinará como interpretaremos el mundo natural que nos rodea.