Una cosmovisión es, ante todo, una explicación y una interpretación del mundo, y en segundo término, una aplicación de esta visión a la vida. Es el marco teórico (consciente o inconsciente) que da significado a nuestra vida y desde el cual interpretamos toda la realidad.

La Iglesia Adventista surgió con un claro mensaje profético, en el contexto de una sociedad que estaba experimentando un renovado interés por las profecías apocalípticas. Sin embargo, 150 años después, la cosmovisión de la sociedad ha cambiado. El posmodernismo trajo toda una serie de cambios en la forma de interpretar el mundo y de ver la religión. Claramente, la manera de entender y experimentar la espiritualidad ha cambiado radicalmente; un cambio mucho mayor que los experimentados durante los últimos siglos. Sin embargo, muchas veces, como pastores, seguimos intentando usar los mismos métodos de aproximación a las personas que hace un siglo y medio diera resultado a nuestros pioneros. Por supuesto, estoy hablando aquí de la forma de presentar el mensaje y de aproximarse a las personas, no de un cambio en la esencia bíblica de nuestro mensaje.

James Sire utiliza una imagen elocuente en el título de su obra: El universo de al lado.[1] En esta obra, el autor nos invita a comprender la cosmovisión de quienes nos rodean (claramente, el de “al lado” es mi vecino, o prójimo, en términos bíblicos). Estamos tan compenetrados con nuestro mensaje y nuestra propia subcultura, que hemos perdido impacto evangelizador al desconocer la forma de pensar de quienes viven a nuestro alrededor.

El Evangelio de San Juan, en su prólogo, nos presenta a nuestro modelo de evangelismo “encarnacional”: Jesús. En primer lugar, se nos describe que Jesús, el Logos, es Dios (1:1c), que disfrutaba de una preexistente (Juan 1:1a) relación con Dios el Padre (1:1b). Sin embargo, con el propósito de alcanzar a la raza humana, Jesús cruzó la puerta hacia “el universo de al lado”, y se hizo carne (1:14). Note que no dice que “visitó” nuestro mundo ni que ocupó un cuerpo, sino que se hizo “carne”; quizás el término más crudo para referirse a la condición humana. Y dado que Jesús entiende por experiencia propia nuestra cosmovisión, él puede representarnos fielmente ante el Padre ahora (Heb. 4:15).

Este será el año del énfasis en el evangelismo de la amistad. Como pastores y seguidores del Maestro, invitados a seguir su ejemplo encarnacional y su método de evangelismo, ¿estamos dispuesto a “cruzar el umbral del universo de al lado”, en el intento de comprender mejor cómo transmitir el evangelio a las personas?


[1] James W. Sire, El universo de al lado (Grand Rapids, MI: Libros desafío, 2005).