El 23 de septiembre, el Señor me mostró que había extendido la mano por segunda vez para recobrar el residuo de su pueblo, y que mientras se reúne la mies había que duplicar los esfuerzos. En la dispersión, los esfuerzos hechos por difundir la verdad tuvieron poco efecto; lograron poco resultado o ninguno; pero en la reunión, cuando Dios extienda su mano para juntar a su pueblo, los esfuerzos hechos por difundir la verdad tendrán el efecto asignado. Todos deben estar unidos y manifestar celo en la obra. Vi que es erróneo de parte de cualquiera referirse a la dispersión para encontrar ejemplos que nos gobiernen ahora en el tiempo de reunión; porque si Dios no hiciese más para nosotros ahora de lo que hizo entonces, Israel no sería reunido jamás. He visto que el diagrama de 1843 fue dirigido por la mano del Señor, y que no debe ser alterado; que las cifras eran como él las quería; que su mano cubrió y ocultó una equivocación en algunas de las cifras, para que nadie pudiese verla, hasta que la mano de Dios se apartase.
Entonces vi en la relación con el “continuo” (Dan. 8:12) que la palabra “sacrificio” había sido provista por la sabiduría humana, y no pertenece al texto, y que el Señor dio el sentido correcto a los que proclamaron que había llegado la hora del juicio. Mientras existió la unión, antes de 1844, casi todos aceptaban la opinión correcta acerca del “continuo”; pero en la confusión reinante desde 1844 se han aceptado otras opiniones, y como consecuencia han entrado tinieblas y confusión. La cuestión de las fechas no ha sido una prueba desde 1844, y nunca volverá a ser una prueba.
El Señor me ha mostrado que el mensaje del tercer ángel debe progresar y ser proclamado a los hijos dispersos de Dios, pero no debe depender de una fecha. Vi que algunos están creando una excitación falsa al predicar fijando fechas; pero el mensaje del tercer ángel es más poderoso de lo que puede serlo una fecha. Vi que este mensaje puede subsistir sobre su propio fundamento y no necesita ser forzado con fechas; que irá adelante con gran poder, hará su obra y será abreviado en justicia.
Luego me fueron señalados algunos que están en gran error al creer que tienen el deber de ir a la vieja Jerusalén, y piensan que tienen una obra que hacer allí antes que venga el Señor. Una opinión tal tiende a apartar la mente y el interés de la obra que actualmente hace el Señor bajo el mensaje del tercer ángel; porque los que piensan que todavía tienen que ir a Jerusalén fijarán sus pensamientos en esto, y privarán de sus recursos a la causa de la verdad presente para transportarse a sí mismos y llevar a otros allí. Vi que una misión tal no produciría ningún beneficio real, que se necesitaría mucho tiempo para conseguir que unos pocos judíos crean en el primer advenimiento de Cristo, y mucho más para que crean en el segundo advenimiento. Vi que Satanás engañó gravosamente a algunos con respecto a esto; y que en toda esta tierra hay almas que podrían recibir ayuda y ser inducidas a guardar los mandamientos de Dios, pero se las está dejando perecer. También vi que la vieja Jerusalén nunca será edificada; y que Satanás estaba haciendo cuanto podía para extraviar en estas cosas a los hijos del Señor ahora, en el tiempo de reunión, a fin de impedirles que dediquen todo su interés a la obra actual de Dios e inducirlos a descuidar la preparación necesaria para el día del Señor. (Primeros escritos, págs. 74-76)