Los ministros de Dios deben hacer resonar la voz como el sonido de una trompeta, y mostrar al pueblo sus transgresiones. Los sermones halagadores que tan a menudo se predican no producen impresión duradera, y después de oírlos, los hombres no quedan con el corazón contrito, porque no les han sido declaradas las claras y agudas verdades de la Palabra de Dios… Se tolera el pecado sin reprenderlo. ¿Cuándo se volverá a oír en la iglesia la voz de fiel reprensión: ‘Tú eres aquel hombre’? Si estas palabras no fuesen tan escasas, veríamos más del poder de Dios.”—“Obreros Evangélicos” págs. 155, 156.
“Que cada ministro comprenda el carácter sagrado de su función y la santidad de su obra, y manifieste el valor que Elias reveló. Como mensajeros divinamente escogidos, los pastores ocupan un puesto de tremenda responsabilidad. Deben ‘reprender, y exhortar con toda longanimidad.’ ”—“Prophets and Kings” pág. 142.
“Dios considera a su pueblo, en su conjunto, como responsable de los pecados que se manifiestan en las personas que lo forman. Si los dirigentes de la iglesia descuidan la investigación diligente de los pecados que causan el desagrado de Dios sobre la asamblea, ellos serán responsables de esos pecados.”— id., pág. 265.
“Si hay males evidentes entre su pueblo, y si los hijos de Dios los pasan por alto con indiferencia, en realidad éstos sostienen y justifican al pecador, son igualmente culpables y causarán como aquél el desagrado de Dios, porque serán hechos responsables de los pecados de los culpables.”—“Joyas de los Testimonios,” tomo 1, págs. 334, 335.
“Los que trabajen en el temor de Dios para limpiar la iglesia de impedimentos y corregir graves males, para que el pueblo de Dios vea la necesidad de aborrecer el pecado y progrese en pureza, y para que el nombre de Dios sea glorificado, siempre enfrentarán la influencia contraria de los no consagrados.” —“Testimonies” tomo 3, págs. 270, 271.
El testigo fiel
“Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que lo motivaría el directo testimonio que exige el consejo del Testigo fiel a la iglesia de Laodicea. Tendrá este consejo efecto en el corazón de quien lo reciba y le inducirá a ensalzar la norma y expresar claramente la verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él. Esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios.
“El testimonio del Testigo no ha sido escuchado sino a medias. El solemne testimonio, del cual depende el destino de la iglesia, se tiene en poca estima, cuando no se lo descarta por completo. Este testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento, y todos los que lo reciban sinceramente, le obedecerán y quedarán purificados.”—“Joyas de los Testimonios,” tomo 1, pág. 61.
“¡Oh, qué hermoso sería si hubiera un despertar espiritual! Los ángeles de Dios van de iglesia en iglesia cumpliendo su deber; y Cristo llama a la puerta de vuestro corazón solicitando entrada. Pero los medios que Dios ha designado para despertar a la iglesia a fin de que comprenda su falta de espiritualidad, no han sido considerados. Se ha escuchado la voz de reprensión del Testigo fiel, pero no se la ha obedecido.”—“Testimonies,” tomo 5, págs. 719, 720.
“Satanás es hábil para sugerir dudas e idear objeciones al testimonio directo que Dios envía, y muchos piensan que es una virtud, un indicio de inteligencia en ellos el ser incrédulos y presentar dudas. Los que desean dudar, tendrán abundante ocasión para ello.”— “Joyas de los Testimonios,” tomo 2, pág. 290.
“Me fué mostrado que el testimonio directo debe vivir en la iglesia. Únicamente esto responderá al mensaje a los laodicenses. Los males deben ser reprendidos, el pecado debe ser llamado pecado y la iniquidad debe ser afrontada presta y decididamente, y apartada de nosotros como pueblo.”—“Testimonios Selectos” tomo 3, pág. 151.
“Los ministros que están predicando la verdad presente no deben descuidar el solemne mensaje dirigido a los laodicenses… ¿Cómo se les aplica el mensaje del Testigo fiel a los laodicenses? No puede haber engaño en ello. Este mensaje debe ser dado por los siervos de Dios a una iglesia tibia. Debe despertar a su pueblo de su seguridad y engaño peligrosos respecto de su verdadera situación delante de Dios. Este testimonio, si es recibido, lo incitará a obrar y a humillarse y confesar sus pecados.”—Id., págs. 148, 151.