Ciertos pastores temen hablar de finanzas en sus iglesias, es decir, de impulsar los diezmos y las ofrendas, que son las entradas regulares con las cuales se sostiene la obra de Dios en esta tierra. Piensan que el tesorero de la misión es el indicado para hablar sobre estos temas, pero, ¿por qué habíamos de evitar hablar para dar impulso a las finanzas? Cuando Jesús estuvo en la tierra, relacionó la mayor parte de sus parábolas con dinero, pues es el medio por el cual avanza la obra en todo el mundo.

Alguien preguntó una vez: ¿Por qué se recoge tanta ofrenda en su iglesia? La respuesta fue: “Porque deseamos que Cristo venga pronto, por eso damos; no hay otro motivo por el cual ofrendamos, sino solamente para apresurar la venida de nuestro Señor Jesús”.

No es necesario para impulsar los diezmos y las ofrendas referirle a los hermanos que es una obligación bíblica el darle a Dios lo que le pertenece; no es preciso amenazarlos diciendo que las bendiciones les serán retiradas; si bien esto es cierto, lleguemos al corazón de cada creyente invitándolo a ser fiel a Dios en todo, que consagre su vida al Señor, y que se prepare para ese día grande y terrible.

Me he dado cuenta que algunos hermanos no apoyan demasiado la obra de Dios en las finanzas porque ignoran para qué son utilizados los fondos que se recogen. Algunos enemigos de la obra de Dios han hablado tanto, e infundadamente, con respecto al mal uso que creen que se le da al dinero sagrado, que por eso es necesario explicar a cada hermano en qué se usa el diezmo, para qué se utiliza, y así con cada una de las ofrendas que se recogen; y cuando esto se explica detalladamente, y se le permite al miembro que haga preguntas por cualquier duda que tuviere, sale satisfecho y apoyando el plan financiero que Dios tiene en su obra.

Otra de las cosas importantes es hacer sentir a los hermanos que sean íntegros en darle a Dios lo que le pertenece. Miles y miles de hermanos hay que dan sus diezmos, es cierto, pero los dan incompletos. Otros confunden lo que es diezmo con ofrendas; a veces dan solamente ofrendas pensando que es lo mismo, y que el dinero que se recoge, ya sea en diezmo o en ofrendas, es para el mismo fin. Aunque todo tiene el mismo objetivo, que es la terminación de la predicación del mensaje, el diezmo tiene su uso y las ofrendas el suyo. Por ejemplo: el diezmo se utiliza para el sostenimiento del ministerio, pero las ofrendas que se recogen en la escuela sabática son ofrendas misioneras que no quedan en la misión o asociación, sino que son enviadas a las oficinas superiores para el sostenimiento de las misiones en el mundo entero. Esto nos hace sentir que somos un pueblo en la faz de la tierra; no un pueblo localista. En una época otros dieron para que nosotros conociéramos este precioso mensaje. Hoy damos nosotros para que otros conozcan las buenas nuevas de salvación, por eso es necesario explicar detalladamente cada uso de las ofrendas que se recogen.

Si hacemos esto en cada iglesia, seguramente los hermanos darán su apoyo amplio y decidido para que la obra de Dios siga adelante y la predicación del Evangelio se termine.

Diezmos

(Instrucción)

  1. ¿Qué es el diezmo? Levítico 27:30-32.

El diezmo es una décima parte. Dios requiere del hombre que le devuelva los diezmos, o sea la décima parte de sus ganancias. El diezmo no es una ofrenda; es una obligación, una deuda. Hay una diferencia básica con una ofrenda. No regalamos el alquiler al dueño de la casa; se lo pagamos. Con el diezmo sucede lo mismo: es algo que debemos dar a Dios.

Comprendiendo y practicándolo plenamente, diezmar es un acto de adoración tan esencial como la oración y la alabanza. Al adorar nos entregamos a Dios. En cierto sentido lo que poseemos es parte de nosotros, y al entregar nuestro ser, también entregamos nuestro dinero. En la China los cristianos llamaban a los diezmos “dinero fragante”, dando la idea de un incienso dulce que se eleva a Dios.

En el sentido material el diezmo es la décima parte de nuestra vida, un décimo de nuestra capacidad de ganar; la décima parte de nuestra energía intelectual y física convertida en pesos y centavos.

¿Pide Dios demasiado cuando requiere que paguemos el diezmo, y además que demos ofrendas generosas? NO. DIEZ VECES NO. Recordemos que Dios nos dio la vida, la salud y la fuerza; que nos amó aun cuando estábamos en rebelión con su gobierno, y que estuvo dispuesto a dar a su único Hijo por salvarnos. En el calvario, Jesús dio TODO, no sólo la décima parte.

  • El libro de Génesis menciona dos casos en que se pagó el diezmo:
  • Melquisedec — Gén. 14:18-20.
  • Jacob — Gén. 28:20-22.
  • Como a veces no es posible entregar a la iglesia la décima parte de los frutos o de animales, el método está en Deuteronomio 14:22-25.

            De manera que el diezmo puede ser entregado a Dios en producto o en dinero.

  • En la Biblia no se menciona que este plan de Dios haya sido anulado: debemos concluir entonces que continúa en vigencia. (Véase 1 Corintios 9:13, 14.)

            Los diezmos y las ofrendas eran necesarios en Israel para el servicio del santuario.

  • ¿Por qué habló tan poco del diezmo el Señor Jesús?
  • Mateo 23:23. No era necesario que Cristo recalcase el pago del diezmo, porque como la observancia del sábado, era algo que el pueblo escogido practicaba.
  • Sin embargo, Cristo apoyó el pago del diezmo (Mat. 22:21): “A Dios lo que es de Dios”.

Cómo debe pagarse el diezmo.

¿Cómo se paga el diezmo? He aquí algunos ejemplos.

  1. Si gano un salario fijo, el diezmo es la décima parte de ese salario íntegro. Si gano mil pesos al mes, el diezmo son cien pesos.
  2. Si tengo un negocio, como por ejemplo una tienda, pago el diezmo sobre la utilidad que me queda después de descontar los gastos relacionados con el negocio, pero no incluyendo los gastos personales.
  3. Si soy médico, pago el diezmo sobre la utilidad que me queda después de pagar los gastos relacionados con mi consultorio, por ejemplo, el sueldo de la recepcionista, el alquiler del edificio, etc.
  4. Si soy alumno de un colegio donde gano parte de mi pensión, pago el diezmo de mi trabajo.
  5. Si soy hijo que depende de padres o tutores, pago diezmo de la cantidad en efectivo que me dan para mi uso personal.
  6. Si recibo regalos útiles que me ahorran un gasto personal, por ejemplo, regalos de ropa, comida, etc., diezmo el valor estimado de dichos regalos.
  7. Si recibo una herencia, diezmo el valor de dicha herencia.
  8. Los diezmos deben pagarse en la iglesia donde uno tiene su feligresía, para ser entonces enviados a la misión o asociación y ser administrados por la junta directiva de la misma.

Para qué se utiliza

            El diezmo se emplea exclusivamente para el sostenimiento de la predicación del mensaje. (2 Crónicas 31:4, 5.)

  1. Para sostén de los obreros. “Los mensajeros escogidos de Dios están empeñados en una labor agresiva, y no deben verse obligados a pelear a sus propias expensas, sin la ayuda de la simpatía y el cordial sostén de sus hermanos. Incumbe a los miembros de la iglesia tratar generosamente a aquellos que abandonan su empleo secular para entregarse al ministerio. Cuando se alienta a los ministros de Dios, se hace progresar mucho su causa. Pero cuando el egoísmo de los hombres los priva de su legítimo sostén, se debilitan sus manos, y a menudo se menoscaba seriamente su utilidad.

            “En los diversos departamentos del trabajo secular, mental y físico, los obreros fieles pueden ganar buenos salarios. ¿No es la obra de diseminar la verdad y guiar las almas a Cristo de más importancia que cualquier negocio común? ¿Y no tienen derecho a una remuneración suficiente los que trabajan fielmente en esta obra? Por nuestra estima del valor relativo del trabajo por el bien moral y por el físico, mostramos nuestro aprecio de lo celestial en contraste con lo terrenal” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 274).

  • Para gastos de administración. No todo el diezmo queda en la misión o asociación:

10% va a la unión para gastos de administración.

6% a la división para pensiones.

5% a la división para el presupuesto general, de la Asociación General.

            Ilustración. Un pastor dijo a otro: “He ganado tantas almas que las estrellas no cabrán en mi corona. El otro le respondió: Yo también he ganado muchas almas, pero no todas las estrellas me tocarán a mí, pues mi esposa y los feligreses tendrán también estrellas, porque sus ofrendas y sus diezmos han ganado almas.

  1. El diezmo no debe ser usado en la iglesia local para:
  2. Pago de deudas de iglesia.
  3. Edificación de templos.
  4. Propósitos escolares.
  5. Sostener colportores.
  6. Los diezmos no son un depósito personal.
  7. Manual de la Iglesia, pág. 205.

“El diezmo ha de considerarse sagrado para la obra del ministerio y para la enseñanza de la Biblia, así como para llevar adelante la administración de la asociación, el cuidado de las iglesias y las operaciones del campo misionero. El diezmo no ha de gastarse en otros ramos de trabajo, tales como el pago de las deudas de las iglesias o las instituciones o para edificaciones”.Me ha sido dado un mensaje muy sencillo y definido para nuestros hermanos. Se me pide que les diga que están cometiendo un error al aplicar el diezmo a varios objetos que, aunque son buenos en sí mismos, no son el objeto al cual el Señor ha dicho que debe aplicarse el diezmo. Los que hacen tal uso del diezmo están apartándose del arreglo hecho por el Señor. Dios los juzgará por estas cosas.

“Uno razona que el diezmo puede aplicarse a propósitos escolares. Otros razonan que los colportores deben ser sostenidos con el diezmo. Pero se comete un gran error cuando el diezmo es desviado del objeto para el cual ha de ser usado: el sostenimiento de los ministros. Debe haber hoy en el campo cien obreros bien calificados donde ahora existe uno” (Testimonies, tomo 9, págs. 248, 249).

  • ¿En dónde debe pagarse el diezmo?

“La práctica de la denominación es que el diezmo sea pagado a la iglesia local de la cual uno es miembro. Toda desviación de esta práctica debe efectuarse sólo por arreglo especial de la asociación o misión interesada, basada en circunstancias y condiciones que hagan aconsejable tal alteración de la práctica general” (Manual de la Iglesia, pág. 206).

  • Los obreros y los dirigentes de la iglesia han de ser el ejemplo en el pago del diezmo. “Los obreros de la asociación y los ancianos y otros dirigentes de la iglesia, así como los directores de las instituciones, han de reconocer que es un principio de buena dirección en la obra de Dios, que se dé un buen ejemplo en este asunto del pago del diezmo. Nadie que no se conforme con esta norma debe conservar su cargo, sea como dirigente de la iglesia o como obrero de la asociación” (Ibíd.).
  • El pago del diezmo es una obligación bíblica. “Aun cuando el pago del diezmo no se considera como un requisito para pertenecer a la iglesia, es reconocido como una obligación bíblica que todo creyente tiene para con Dios, y como uno de los ejercicios espirituales en los cuales debe tener parte el reclamar por la fe la plenitud de la bendición de la vida y de la experiencia cristianas.

“‘Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa, y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde’” (Ibid.).

  • Los que tienen deudas ¿deben dejar de pagar su diezmo? “El hombre que sufrió desgracias y se endeudó, no debe tomar parte del Señor para cancelar sus deudas con sus semejantes. Debe considerar que se lo está probando en este asunto y que, al usar para sí la parte del Señor, roba al Dador. Es deudor a Dios por todo lo que tiene, pero llega a ser doblemente deudor cuando emplea el fondo del Señor para pagar lo que debe a seres humanos” (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 41).
  • Los diezmos incompletos no son del agrado del Señor.
  • ¿Los pobres deben dar ofrenda? “Hasta los muy pobres debieran traer sus ofrendas a Dios. Ellos han de participar de la gracia de Cristo negándose a sí mismos para ayudar a aquellos cuya necesidad es más apremiante que la suya propia. El don del pobre, el fruto de su abnegación se presenta delante de Dios como fragante incienso, y todo acto de sacrificio propio fortalece el espíritu de beneficencia en el corazón del dador, y lo une más estrechamente con aquel que era rico, pero por amor a nosotros se hizo pobre para que por su pobreza fuésemos enriquecidos” (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 275).