Tres pastores comparten sus convicciones y perspectivas personales acerca del sábado en una conversación sostenida con el director de la revista Ministerio en inglés. 

Sobre el autor: El Dr. Roy Branson es director del Washington Institute de Takoma Park, Maryland. Andy McRae es Pastor asociado de la Iglesia Adventista de Sligo, en Takoma Park, Maryland. El Dr Charles Scriven es el presidente del Columbia Union College, en Takoma Park, Maryland. 

EVA: ¿Cómo les parece a ustedes que los adventistas del séptimo día han conside­rado el sábado? Según su apreciación, ¿qué significado hemos visto en él, y a qué razones hemos recurrido para guardarlo como el séptimo día santo, de reposo y de adoración? 

McRAE: Los adventistas han visto al sábado como una evidencia o prueba de una lealtad específica a Dios. Y sin embargo, desde mi punto de vista personal, una comprensión más profunda de la Escritura revela que el sábado no sólo es una señal de nuestra lealtad a Dios, sino de la lealtad de Dios para con nosotros y su compromiso por nuestro bienestar. 

Los adventistas han hablado mucho acerca de “guardar el sábado”, pero en un sentido especial el sábado ha guardado a los adventistas. Cada vez que pensamos en lo que nos ha mantenido, y mantiene todavía, unidos en todo el mundo, a pesar de nuestras diferencias en relación a varios asuntos, es ese sentido subyacente de que somos el pueblo del sábado, ese sentido de Dios presente en la creación y la redención que, creo, fundamentalmente, nos ha mantenido unidos como pueblo. 

BRANSON: Hemos dicho que los diez mandamientos incluyen el cuarto, que ordena guardar el sábado. Hemos dicho también que somos un pueblo que observa la ley de Dios, y por lo tanto deberíamos observar el sábado tal como se expresa en la Biblia. Hay mucho más que una perspectiva legal en el sábado. Otra forma de considerarlo, que usted puede encontrar en la Escritura y también en la historia del pensamiento cristiano, es que el sábado es una celebración. El sábado es un tiempo cuando el pueblo de Dios se reúne para recordar y celebrar lo que Dios ha hecho en su favor. 

Celebrar en sábado es mucho más que celebrar la Cena del Señor o el bautismo. No decimos que la observancia del bautismo, o la Cena del Señor en sí mismos, vayan a salvarnos. Sin embargo, la verdad es que estas celebraciones, son poderosos medios de recordar lo que Dios ha hecho y de vivir en la esperanza de lo que continuará haciendo en el futuro. Del mismo modo, el sábado es un acontecimiento tan importante para el cristiano como la Cena del Señor o el bautismo. La observancia del sábado es una forma de hacer vivido en nosotros lo que Dios ha hecho a lo largo de la historia para salvamos, y lo que eso significa para nosotros aquí y ahora. 

SCRIVEN: Nuestro punto de vista convencional o habitual acerca del sábado tiende a reforzar la idea de que todo lo bueno y hermoso de la vida humana es un don de Dios. Nosotros ni intentamos obedecer a Dios ni agradarle mediante la adoración en sábado, con el propósito de que nos salve. Parte del don de la salvación es que se nos han dado maravillosas festividades, como por ejemplo el sábado. Dios nos las ha dado con el propósito de que el espíritu humano pueda nutrirse, alegrarse y llenarse de esperanza, y para que podamos involucramos en la vida con pasión. El sábado es uno de los grandes dones que Dios ha dado a los seres humanos. Está entre nosotros para que lo abracemos por una rica cantidad de razones. Y una de las más importantes es que al hacerlo, abarcamos toda la historia del pueblo de Dios, no sólo desde que Dios los sacó de la tierra de Egipto, sino desde el principio de la existencia humana (Gén. 2:1,2). 

BRANSON: Me gustaría decir algo acerca de la experiencia del sábado y por qué, incluso la manera como los adventistas lo entienden generalmente, es una forma apropiada, no sólo de recordar el día, sino de celebrar la salvación misma. Cuando los adventistas despiertan el sábado por la mañana, saben inmediatamente que éste es un día especial. Es un día diferente a todos los demás. Es un día que nos libra de lo que de otra manera sería una interminable obligación de trabajar, ir a la oficina, o al taller. Nos libra del aburrimiento y la fatiga. 

Sin un tipo de interludio semejante, todo el tiempo la pasaríamos en un interminable ir y venir sin sentido. El sábado, para los adventistas, es siempre un día especial que nos libera de todas las demás actividades. Viene para decimos en qué consiste la salvación. La muerte de Cristo y la resurrección ocurrieron para salvamos en medio de los interminables siglos de la historia humana. El sábado nos llega de semana en semana para hacer una obra similar en nuestro favor, señalándonos la esencia de la salvación que vino a través de Cristo, y para que no fuéramos víctimas del interminable goteo de la vida cotidiana. 

EVA: ¿Son las descripciones del sábado que hemos expresado hasta aquí lo que algunos han llamado “el nuevo enfoque del sábado’’? ¿Cuál creen ustedes que sea el centro de este nuevo enfoque? Comenten, por favor, un poquito más de esto pero definitivamente desde un punto de vista bíblico. 

SCRIVEN: Permítame primero volver a aquella pregunta acerca de lo que hemos entendido con respecto a la cuestión de la ley. Debemos damos cuenta de que para los primeros autores de la Biblia y para aquellos que experimentaron la historia que la Biblia narra, la ley no fue algo que señalara la estación de policía o los faros de una patrulla de caminos vista en el espejo retrovisor. La ley era algo que recordaba la relación que Dios tenía con su pueblo que había decidido ayudarle a bendecir a toda la humanidad. Para los que vivieron la experiencia judía, por ejemplo, la ley era vista como un don. Era y es algo bello, algo bueno, más de acuerdo con la idea que tenemos hoy cuando hablamos de la Escritura. 

El punto de vista de la tradición o de la costumbre entre algunos adventistas, y también entre algunos que pertenecen a otros grupos, tiende a considerar la ley como una demanda legal a la cual uno debe someterse, y como una evidencia de que se la toma en serio, so pena de condenación. La consideración de la ley que más se acerca al punto de vista global de la Biblia, es que ella constituye el mandamiento divino, fuerte, pero lleno de gracia, que viene como un don para mejorar la vida humana. 

Junto con esto, el nuevo enfoque del sábado es ver y vivir el sábado como un don de la gracia, y no meramente como una parte de la ley. El sábado es gracia, incuestionablemente. Cuando usted lee lo que Pablo dice acerca de la ley, en un nivel superficial, parecería que está hablando con los dos lados de la boca. Pero cuando se lee en forma más profunda, nos damos cuenta de que ama la ley. Para él la ley es santa, justa y buena. Pero cuando se le interpreta mal, es una clase de requerimiento legalista de parte de un Dios con mentalidad de policía que mira desde el cielo buscando la forma de condenar a la humanidad al infierno eterno. La ley, malentendida, es horrible, pero cuando se la comprende correctamente, es gracia y belleza. Y esto, por supuesto, también es verdad con respecto al sábado. 

McRAE: Sí, y en términos de un contexto bíblico, el nuevo enfoque del sábado, tal como lo referimos aquí es, en cierta forma, el viejo enfoque Porque incluso en términos de historia del Antiguo Testamento, es bueno preguntar, ¿dónde comienzan realmente los Diez Mandamientos? Comienzan con la confirmación de una relación de pacto más que con el primer mandamiento mismo. Dios, antes de pronunciar ningún mandamiento, le habla a Moisés diciendo: “Yo soy Jehová tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre. Te saqué de la opresión y la esclavitud. Te liberé y te di vida”, y sólo entonces, procede a proclamar los Diez Mandamientos (véase Exo. 20:1-3). Es como si existiera una palabra no escrita que conectara el preámbulo redentivo con el principio de la proclamación de los Diez Mandamientos mismos, y esa expresión es “por tanto”. Dios dice, “Yo soy el que te saqué; por tanto, no tendrás dioses ajenos delante de mí; por tanto, eres libre de descansar de la opresión de tus capataces y adorarme en el séptimo día. Dios liberta al pueblo hebreo con el propósito de que puedan descansar, precisamente lo que el mandamiento del sábado ordena hacer. 

BRANSON: Sí, es verdad, pero hemos tenido la tendencia a identificar el sábado casi exclusivamente con Exodo 20, mientras que Deuteronomio 5 también habla del sábado en términos redentivos y pactuales. Deuteronomio enfatiza más el hecho de que “Jehová tu Dios te sacó de la tierra de Egipto, con mano poderosa y brazo extendido”. Esa es una clara referencia a la salvación, salvación en el sentido de ser libertado de la opresión. Salvación es mucho más que una simple relación con la ley. Deuteronomio, consistente con el mandamiento de Exodo 20, muestra que los hebreos liberados habían de celebrar su libertad, libertando a sus propios siervos y esclavos para celebrar durante el sábado, con el propósito de que no trabajaran todo el tiempo sin una pausa semanal. También ellos habrían de tener la pausa semanal del sábado y todo lo que ello significa. 

EVA: Sí, ¿y no es el énfasis redentivo que tenemos en Exodo y Deuteronomio consistente con el punto de vista que Jesús tenía del sábado y la forma como él lo vivió y proclamó durante su ministerio terrenal? ¿Y no prefigura este énfasis en el Antiguo Testamento la forma en que él guardaría el sábado, que enfatizaría según la forma en que vivió, trabajó y enseñó? Por ejemplo, en los milagros que realizó durante el sábado, me parece que mostró, de propósito, cuál es la esencia del sábado: un día de sanidad, redención y verdadera libertad (véase, por ejemplo, Lucas 13:10-17). Es claro que quiso utilizar este milagro para enseñar varios puntos redentivos acerca del sábado. 

Así, en manos de Jesús, el sábado se convierte en una expresión de su actividad redentiva como un todo. Invistió al sábado de un significado que era nuevo para el pueblo de sus días. El crea, si se permite la expresión, un sábado distintivamente cristiano en contraste con el énfasis que le daba el sistema religioso de sus días. Jesús es el que realmente llena lo que hemos llamado “el nuevo enfoque del sábado’’. 

¿Cuál creen ustedes que debería ser la forma de ver el ministerio y las enseñanzas de Jesús referentes al sábado? 

SCRIVEN: Este es un punto precioso. Es posible decir que las historias de sanidad describen el hecho de que Jesús no respetaba el sábado, que, de hecho, tema el propósito de abrogar el sábado, cuando en realidad el caso era exactamente lo opuesto. Estaba reformulando una celebración digna y totalmente nueva, que intentaba no abrogarla. No hay un solo erudito en el mundo que diga que Jesús no guardó el sábado. Los cuatro Evangelios lo afirman explícitamente. Es claro que Jesús tema el propósito de guardar el sábado como lo hizo porque ésta es exactamente la forma de honrarlo, liberando al pueblo del dolor y el sufrimiento, para enfatizar sus elementos redentivos y de sanidad. 

BRANSON: Otra de las ventajas de las cuales deberíamos beneficiamos es volver la mirada hada el Antiguo Testamento y ver la forma en que el pueblo de Dios celebraba el sábado. No era con la idea de que teman que hacerlo, o que debían mantenerse al lado de Dios. Lo que harían, más bien, era ir al templo, pues era el día para encontrarse con Dios. Estarían en su presencia. Y esto era increíblemente misericordioso y bueno para ellos. 

Quiero leer un pasaje de Nehemías 8 donde, por supuesto, ellos habían vuelto de Babilonia y estaban estableciéndose en Jerusalén. En este marco, Esdras reúne a todo el pueblo, y leen del Libro de la ley de Dios, con interpretación y significado. Nehemías 8:9 dice: “Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que harían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová vuestro Dios; no os entristezcáis ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley. Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fortaleza’’ (Neh. 8:9, 10). 

Ahora vemos a la ley y luchamos con ella en el Antiguo Testamento, y con el sábado en el corazón de la ley. Pero en todas nuestras luchas, de alguna manera no nos preocupamos por identificar el sábado con todas estas grandes celebraciones que desfilan por todo el Antiguo Testamento y que Cristo, en un sentido, saca a luz en Lucas 4, cuando se pone de pie y anuncia la llegada del reino en el sábado y cita triunfante y gozosamente del Antiguo Testamento. 

SCRIVEN: Hay un famoso entrenador de golf llamado Harvey W. V. Pennick. El entrenaba a una mujer que había venido a jugar en el Campeonato Femenil de Tenis de Texas. El la dirigió hasta momentos antes de salir a la contienda, y en ese momento la mujer dijo a Pennick: “Bueno, supongo que ahora tengo que salir y jugar”. Pero él le replicó: “¿Qué quiere decir con eso de que ‘tengo que salir a jugar’”? Usted “debe salir a jugar”. Y lo que nosotros los adventistas debemos hacer es adoptar esta actitud. No es tanto que “tenemos” que observar el sábado, sino que “debemos” guardar el sábado. 

Este pasaje de Nehemías es realmente maravilloso. Es por eso que la comida del sábado, las celebraciones del sábado y los eventos musicales del sábado son tan maravillosos. Debemos hacerlo, pues de otra manera tendremos una vida emocional y espiritual muy pobre. 

BRANSON: La forma del sábado, o como queramos describirlo, es una celebración íntimamente conectada con la obra terminada de Dios. Calvino llamó al sábado un sacramento: forma concreta de llegar a la presencia de Dios para hacer tangible un significado y una realidad muy grandes. Así como el bautismo y la Cena del Señor tienen una forma concreta de expresar continuamente un cierto significado, lo mismo ocurre con el sábado. 

En la historia del pensamiento cristiano -y aquí nos referimos a Agustín, Lutero o Calvino- se enfatiza claramente la idea de la obra terminada de Dios, que está simbolizada por la celebración del séptimo día. Aunque los reformadores guardaron el primer día de la semana, como teólogos vieron el significado del séptimo día, porque era un símbolo de la obra terminada de Dios, que podemos celebrar, tal como Dios la celebró en la historia del Génesis (Gén. 2:1, 2). El sábado representa el acto de estar con Dios para celebrar su obra terminada. 

SCRIVEN: Sí, en la historia de la creación del Génesis, Dios crea el sábado con el propósito de compartirlo con la humanidad. No sólo descansa de su obra terminada, sino que la humanidad comparte también su reposo. Y en el sábado nosotros compartimos nuestra vida con Dios. Llegamos a ser, a través de la obra que Dios nos ha dado, a través de la obra de Dios y a través de la experiencia del sábado, socios con Dios y con todo el proyecto creativo y redentivo de Dios. Somos colaboradores con Dios. 

McRAE: De hecho, es importante ver que todo el asunto del sábado nos reafirma que no fuimos creados en la misma forma en que lo fue el resto de la creación. Dios alentó en nosotros el hálito de vida, nos creó a su imagen, y por lo tanto nos ha invitado a participar con él. Y un aspecto importante de esa invitación incluye el descanso sabático con Dios. En ese descanso se nos recuerda quién es el Creador y quién la criatura, y también quién es el Redentor y quién el redimido. En él se nos recuerda la verdadera asociación respecto del planeta y la verdadera naturaleza de todo lo creado y redimido. 

BRANSON: Es muy posible para una persona crear un símbolo que enfatice otros asuntos además de lo que el sábado enfatiza. Usted podría tener un símbolo. Ese podría ser el primer día de la semana, o domingo, que habla acerca del principio, y nos recuerda asuntos importantes, como la resurrección de Cristo. Eso es algo que se puede hacer. Sin embargo, el hecho es que el séptimo día tiene una combinación singular de significados y realidades que transmite y ha transmitido desde la época de los primitivos hebreos hasta la iglesia cristiana. Por ejemplo, usted no tiene en el domingo la idea de terminación. No tiene la idea de culminación, o realmente la idea del descanso ligado al reposo de Dios. Ambas ideas, culminación y reposo, no sólo están ligadas a la historia bíblica de la creación, sino a la redención, tal como se revela en el Nuevo Testamento. 

SCRIVEN: Es cierto. Me gustaría hablar de otro punto acerca del sábado, y tiene que ver con lo que Roy acaba de decir. Este punto trata de la psicología fundamental o perspectiva del creyente. Lo expreso por medio de esta pregunta: ¿Mira usted hacia el pasado o hada el futuro? 

La experiencia del sábado no sólo mira hada atrás, a la creación y la cruz, sino también nutre un marco mental que mira hacia adelante. Cada semana, al celebrar o guardar el sábado, trabajo con la vista puesta en la culminación de la semana: el día de reposo del final de la semana que es una celebración, es decir, el sábado. Es una parábola de escatología que yo, como observador del sábado, encamo en mi vida diaria. Miro hada adelante. 

En esto consiste todo el tema de la espera, que está bien definido en la tradición judía, y por supuesto, también en los Evangelios. Nosotros esperamos, vemos hada adelante, hacia un final. El sábado llega a convertirse en una parábola semanal de toda la historia de la salvación. Implica que la historia o el destino humano tienen un fin implícito, una escatología última del descanso. Este importante significado se pierde en la adoración dominical. 

McRAE: Otra función importante del sábado surge cuando uno piensa en las diferencias que existen entre judíos y cristianos. Tanto unos como otros comparten los importantes textos de los orígenes, pero en algún punto se separan y siguen diversas orientaciones. Puede decirse que el propósito de los cristianos es la salvación del mundo, mientras que el de los judíos es la santificación de Israel. 

He llegado a la conclusión de que tenemos una forma de resolver los énfasis divergentes o los senderos diferentes sobre los cuales parecen estar tanto judíos como cristianos. La idea cristiana de salvar al mundo, y también la idea judía de formar un pueblo santo, todo está implícito en el lenguaje del sábado. Este se remonta a Abrahán y la primitiva nación hebrea, y más allá, al principio de todas las cosas y a la historia del sábado en Génesis 2. Una mirada a la esencia de esa historia muestra que todos pertenecemos a ella. Es mi historia, sea judío o cristiano. 

BRANSON: Sí, y esto tiene otras implicaciones. Siegfried Hom, fue un gran arqueólogo y también director del Seminario Teológico Adventista. También fue un alemán anti nazi. Recuerdo que él dijo que si los cristianos alemanes hubieran estado adorando a Dios el mismo día que los judíos, no se habría producido el holocausto. Por supuesto, es difícil saber si ese habría sido en verdad el caso, pero definitivamente es digno de considerarlo. Si los cristianos alemanes hubieran asistido a sus iglesias el mismo día que los judíos alemanes iban a sus sinagogas, ¿no habrían pensado con más naturalidad que eran hermanos y hermanas? 

Esto tiene implicaciones para hoy. Hay personas, incluyendo a algunos adventistas, que sienten que la observancia del sábado los separa de los demás cristianos. Pero, ¿qué en cuanto a nuestra separación de los judíos? Es de la misma importancia comprender la forma en que la observancia del sábado podría unirnos a los cristianos con los judíos. 

EVA: Hemos tenido una conversación fascinante y muy iluminadora. ¿Desean añadir algo más a todo lo dicho o una palabra final acerca del significado y la función del sábado? 

BRANSON: Si concebimos el sábado como una celebración, tal como se describe en Nehemías, podría plasmar nuestra actitud hacia la segunda venida de Cristo. Si observamos el sábado sólo en términos legales, eso formará nuestra expectativa de la segunda venida de Cristo simplemente como un día de juicio. Si concebimos el sábado como una celebración, entonces miramos hada adelante, a las “bodas del Cordero” (Apoc. 19:7-9). Entonces hablaremos de la segunda venida más como una recepción de bodas, y no sólo como el gran día del juicio que será. 

SCRIVEN: Los críticos saldrán al frente, y hay ciertos críticos del adventismo que argumentan que es un error pensar del sábado meramente como un requerimiento legal que debemos cumplir para poder beneficiarnos con la grada de Dios. La respuesta apropiada a ese punto es, por supuesto, estar de acuerdo con ellos. Pero eso no significa que estemos de acuerdo en abandonar la experiencia enriquecedora y bíblica de la celebración del sábado. 

McRAE: Durante algunos años he coleccionado libros escritos por personas de diferentes credos religiosos. Al hacerlo, me ha intrigado el renovado intento de redamar el sábado para el mundo cristiano. Vivimos en un mundo fragmentado y saqueado, nuestras familias andan harapientas, nuestros empleos abruman nuestras vidas, y nuestros más profundos deseos y sueños están amenazados, por así decirlo, por una opresiva vigilancia del reloj. En medio de todo esto hay un intento de reclamar el sábado. Es emocionante comprobarlo. Lo que no está bien en muchas de estas reclamaciones es que tratan de adaptarlas a las prácticas del sábado observados por los judíos y la iglesia primitiva, convirtiéndolo en algo que no lleva d peso total del significado bíblico del sábado. Nosotros los adventistas debemos seguir tratando de invitar a una celebración del sábado que no intente reinventarlo, sino que reúna todo el gran espectro de la gran obra de Dios en la creación, la redención y el retomo inminente de Cristo. 

Sobre el autor: El Dr. Roy Branson es director del Washington Institute de Takoma Park, Maryland. Andy McRae es Pastor asociado de la Iglesia Adventista de Sligo, en Takoma Park, Maryland. El Dr Charles Scriven es el presidente del Columbia Union College, en Takoma Park, Maryland.