Nuestra gente necesita ser visitada, pero cada visita debiera tener un propósito. Hay dos cosas que dan la impresión de que el ministro no tiene mucho que hacer: (1) la falta de visitas pastorales, (2) visitas pastorales intrascendentes. Si nuestras visitas son como las de negocios, breves, y amistosas, la gente realmente las apreciará. Y esta clase de visitas puede hacer mucho en favor de nuestros miembros y por nosotros. Una visitación breve nos permitirá visitar a todos nuestros feligreses más a menudo.

La imagen del pastor es importante. Un miembro de cierta iglesia adventista le dijo al pastor, delante de la junta de iglesia en pleno: “¡Yo tengo que trabajar!” ¿Tienen los pastores “que trabajar”? Nuestra forma de visitar determinará en gran medida la imagen que nos creamos. Una visita pastoral que carece de propósito, demasiado prolongada e insulsa, no crea la impresión de que el pastor tenga mucho que hacer. No demos demasiado descanso a nuestros pies, y no visitemos sin un propósito definido.

HAGA PREGUNTAS

Podemos hacer que nuestras visitas pastorales sean más fructíferas haciendo preguntas. Esto nos dará información muy útil que nos ayudará en todas las demás fases de nuestra labor: la predicación, los programas de los laicos, las reuniones de oración, etc. Podemos averiguar mucho de un miembro de iglesia haciéndole preguntas.

Algunas de las preguntas que puede hacer un pastor en una visita pastoral son: 1. ¿Cuántos hijos tiene Ud.? 2. ¿Asisten a la escuela de iglesia? 3. ¿Asiste Ud. generalmente a la reunión de oración? 4. ¿Qué temas le gustarla que se trataran? 5. ¿Quiénes son sus vecinos (en las diferentes direcciones)? 6. ¿Habló Ud. con ellos de su fe, alguna vez? 7. ¿Cuánto hace que Ud. es adventista? 8. ¿Cómo se convirtió Ud.? 9. ¿Cuáles cargos ha desempeñado Ud. en la iglesia?

Pueden añadirse otras preguntas, pero lo importante es hacerlas. Si se planean reuniones de evangelismo, el pastor puede preguntar: “¿Invitará Ud. a sus amigos y vecinos a las reuniones?” “¿Está Ud. haciendo planes para asistir cada noche?”

Una visitación pastoral eficiente puede hacer más para el bienestar espiritual de la iglesia que la más poderosa predicación.

“Cuando un predicador presentó el mensaje evangélico desde el púlpito, su obra no hizo más que empezar. Le queda una obra personal que hacer. Debe visitar a la gente en sus hogares, hablando y orando con ella, con fervor y humildad. Hay familias que nunca serán alcanzadas por las verdades de la Palabra de Dios a menos que los dispensadores de su gracia entren en sus casas y les señalen el camino superior” (Obreros Evangélicos, pág. 195).

“A mis hermanos en el ministerio, quiero decir: Allegaos a la gente dondequiera que se halle, por medio de la obra personal. Relacionaos con ella. Esta obra no puede verificarse por apoderado. El dinero prestado o dado no puede hacerla, como tampoco los sermones predicados desde el púlpito. . . Si se llega a omitir, la predicación fracasará en extenso grado” (Id., págs. 196, 197).

Las preguntas, formuladas con bondad, lograrán lo siguiente:

  1. Proporcionarán información vital acerca de la situación espiritual del miembro.
  2. Harán que el miembro hable acerca de si mismo. Mientras hable, se sentirá más a sus anchas.
  3. Acortarán el tiempo de la visita.
  4. Darán dirección a nuestra predicación.
  5. Proporcionarán información que ayudará en la organización de la iglesia con fines misioneros.
  6. Ayudarán en la planificación de una serie de reuniones de oración.

Nuestros feligreses nunca debieran poder decir: “Yo jamás tuve a un pastor en mi casa”. Mediante una sabia planificación, el uso cuidadoso de nuestro tiempo y una sabia visitación, todo miembro podrá gozar de los beneficios de una visita pastoral. Y la espiritualidad de toda la iglesia mejorará con un plan bien organizado de visitas del pastor.

Sobre el autor: Pastor evangelista en la asociación de Idaho.