Anualmentese gastan millones de dólares para diseñar nuevos modelos de automóviles para la industria automotriz, y los compradores están dispuestos a cambiar el viejo por el nuevo a pesar de la pérdida económica, porque tienen el deseo de poseer el último modelo. Los diseñadores de modas hacen todo lo posible para encontrar nuevos modelos de vestidos que capten la atención de los compradores. Algunas veces los vestidos son largos, otras veces cortos, o de mediana longitud, sueltos o ajustados. Esto no se aplica únicamente a las mujeres, sino también a los hombres. Los muebles de la casa han sufrido varios cambios en el lapso de nuestra vida. Por ejemplo, la antigua silla mecedora del abuelo era una necesidad hace algún tiempo. Hoy día es una antigüedad. Sin embargo, el modelo del cristiano nunca pasa de moda. Lo mismo sucede con el modelo de predicador.
Posiblemente, las normas educativas para entrar en el ministerio pueden haber cambiado a lo largo de los años. Las organizaciones han actualizado sus requisitos. La vestimenta del ministro puede haber cambiado, sus responsabilidades pueden variar, pero el modelo espiritual aún continúa siendo el mismo y continuará siéndolo.
Pablo estaba tan seguro de que había encontrado el modelo correcto de predicador que le dijo a los creyentes de Corinto: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Cor. 11: 1). El versículo 33 del capítulo 10 está relacionado con el versículo 1 del capítulo 11. Sé que otras traducciones comienzan el capítulo 11 con el versículo 33 del capítulo 10. Consideremos esa relación. “Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos”. Entonces viene la declaración: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
- El predicador, un dirigente modelo
Al dirigir los negocios de la iglesia el predicador modelo debiera estar informado de los procedimientos parlamentarios, dar la palabra a los oradores, y hacer las propuestas en el orden correcto. Debiera ser cortés, y mantener la amabilidad incluso con la oposición. No debiera decir palabras insultantes cuando algunos estén en desacuerdo con su posición o sus ideas. Jesús fue amable con Judas, aunque podía leer la maldad de su corazón. Pedro nos amonesta en 1 Pedro 3:8: “Amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables”. Si los oficiales de la iglesia estuvieran obligados a tomar al predicador como ejemplo, ¿podría él decir al igual que el apóstol Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”? Algunas veces las juntas se salen de su cauce, se vuelven tumultuosas, y en muchos casos deja de haber cristianismo en ellas. Alguien podrá decir quizá que todo comenzó por causa de la descortesía del presidente de la misma.
- El predicador como modelo expositor de la Palabra
El mensajero de Dios debiera ser un modelo, un ejemplo como expositor de la Palabra de Dios. Debería revelar una acabada preparación y estudio cuando se para frente a su congregación. Su congregación no debiera poder decir: “Ya sabía lo que iba a decir hoy”. Sus sermones debieran ser frescos, vibrantes y de una duración apropiada. Muchas veces olvidamos que la sierva del Señor nos ha dado instrucción de que nuestros sermones debieran tener entre 35 y 40 minutos. Debieran terminar cuando el auditorio desea escuchar más, no cuando está cansado. En El Evangelismo, página 133, dice: “Algunos de vuestros discursos largos tendrían mucho mejor efecto sobre la gente si los dividierais en tres”. “Poned en vuestra obra todo el entusiasmo que podáis”. Otros presentan la ficción como si fuera verdad mientras que los predicadores de la justicia presentan la verdad como si fuera ficción.
- El predicador como modelo en asuntos de negocios
El predicador debiera ser un modelo de honestidad en los negocios. Debiera pagar sus deudas con prontitud. Se nos ha aconsejado que deberíamos evitar la deuda como evitaríamos la lepra. La influencia del predicador se ve debilitada muchas veces por su manejo de los negocios. Debiera dejar que los asuntos comerciales estén en manos de los comerciantes, de manera que su nombre no se vea involucrado. Esto está también relacionado con la declaración del apóstol Pablo de que el predicador debiera tener una buena reputación por parte de los que están fuera. Debiera ser respetado en toda la ciudad por ser puntual en el pago de sus deudas honestas. Con respecto a los asuntos de negocios, la sierva del Señor nos dice en El Evangelismo, página 71: “Las finanzas de la causa han de ser manejadas adecuadamente por hombres de capacidad comercial”.
- El predicador es un modelo en su hogar
El predicador debiera ser un modelo en su hogar. Es en el hogar donde se conoce la vida de un individuo. Hay veces en las que ni los miembros de la familia del ministro desean escucharlo predicar, porque no practica esos principios en su hogar. Los predicadores o ministros debieran tener un control apropiado de su hogar. El apóstol Pablo en 1 Timoteo 3:4, dice: “Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad”. Su hogar debiera ser un lugar donde la oración sea el modo de vida, donde se realice el culto cada mañana y cada tarde; un lugar donde los niños sean felices y encuentren placer al participar en los ejercicios devocionales. Cuando abandonen el hogar para ir a la escuela o el colegio, deberían estar felices, al llegar las vacaciones, de regresar a ese hogar modelo. Debiera ser un refugio de descanso para los miembros de su familia.
- El predicador, un modelo de puntualidad
Los miembros pierden gran cantidad de tiempo cuando quien está al frente no está interesado en el tiempo. El diablo no está interesado en el tiempo. El Cielo está interesado en el tiempo. Cuando la plenitud del tiempo llegó, Cristo vino. Israel fue liberado en el tiempo propicio. Cuando el predicador demuestra que cree en la puntualidad, la junta comenzará a tiempo y terminará a tiempo. Los servicios de la iglesia contarán con una buena asistencia, porque la gente tratará de estar allí a tiempo. Algunas veces cometemos el error de sentarnos a esperar a los que llegan tarde. Si una junta fue anunciada y llega la hora de su comienzo, deberíamos comenzar tan pronto como haya quorum.
- El predicador, un modelo de asistencia a la iglesia
Vivimos en una era de muchas ocupaciones, y hay muchas atracciones para apartar al pueblo de Dios de la casa de adoración. Hay muchos ministros que sólo pueden verse en el momento del culto divino. Pero debieran ser modelos en el apoyo y la participación en los diferentes servicios de la iglesia. Debieran ser como la sal en las actividades de la iglesia. Debiera ser una inspiración para el Departamento de Actividades Laicas, el Departamento de Jóvenes, y todos los demás departamentos de la iglesia. Debería ser capaz de instar a la congregación a seguir su ejemplo en los servicios de la iglesia, porque no sólo se lo ve cuando está por comenzar el culto divino. Toma parte activa en él y en todas las actividades de la iglesia.
- El predicador, un modelo de liberalidad
No hay otra persona a la que se le soliciten tantas contribuciones como al ministro. Ha sido llamado para promover el presupuesto de la iglesia, la Escuela Sabática, las Actividades Laicas, la Recolección, el Fondo de Construcción de Iglesias, la Sociedad Dorcas. Debe ser un ejemplo para el rebaño. No puede tomar la actitud del “hagan como yo digo, pero no lo que yo hago’’. En El Evangelismo, página 253 dice: “Cuando veo lo que podría hacerse en los países donde ahora me encuentro, mi corazón arde dentro de mí por demostrar a los que profesan ser hijos de Dios cuánto dinero están malgastando en vestidos, en muebles costosos, en placeres egoístas y en paseos, que sirven únicamente para producir complacencias egoístas”. Practica la liberalidad en su vida, dejando un ejemplo al rebaño. Podrá testificar con Salomón, cuando dijo: “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Podrá testificar que el Señor ha mantenido su promesa al abrir las ventanas del cielo y derramar bendiciones sobre el alma liberal hasta el punto cuando no haya más lugar para continuar recibiendo.
Si mantenemos estos principios siempre delante de nosotros, podremos decir con confianza a los que se relacionan con nosotros, lo que dijo el apóstol Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.