El método más efectivo para la evangelización
En mis seminarios sobre crecimiento de la iglesia y evangelismo, frecuentemente comienzo con la pregunta: ¿Quién es el evangelista más efectivo del mundo? Las respuestas que recibo se repiten: Mark Finley, Alejandro Bullón, Dwight Nelson, entre otros. A continuación, cuando pregunto cómo se unen las personas a Cristo y a la iglesia, las respuestas son totalmente variadas. Entonces, presento una lista de métodos y pido a los participantes que estimen el porcentaje de efectividad de cada ítem. Por ejemplo:
- Necesidades especiales (como enfermedad, divorcio, soledad o desempleo).
- Visitas (personas que viven cerca y visitan la iglesia espontáneamente).
- Contacto con el pastor.
- Visitación puerta a puerta.
- Escuela Sabática.
- Evangelismo público.
- Programas de la iglesia (como seminarios de salud, Escuela Cristiana de Vacaciones, educación adventista y Conquistadores).
La mayoría de las personas concuerda en que el 90 % de las personas en la iglesia está allí a causa de necesidades especiales. Otras insisten en que la visitación trajo el 60 % de los nuevos miembros. Hay quienes creen que el pastor puede ser responsable por el 40 al 60 % de los bautismos. Un grupo también cree que el evangelismo público obtiene entre el 50 y el 90 % de todos los convertidos. Con esta variedad de respuestas, ¿quién, de hecho, es el evangelista más efectivo del mundo?
Lo que dicen las encuestas
En 2004, la sede de la Iglesia Adventista en Estados Unidos envió una encuesta a algunas congregaciones de su territorio, con el objetivo de conocer mejor las prácticas devocionales y evangelizadoras de sus miembros. En total, 1.689 personas participaron. Una de las preguntas buscaba comprender la fuerza de nueve factores en el proceso de adhesión de los miembros a la Iglesia Adventista.
Desde entonces, he repetido esta encuesta en grupos pequeños y grandes cuando conduzco mis seminarios en todo el mundo. El resultado es siempre el mismo: la mayoría de las personas conoce a Jesús por medio de relaciones de amistad.
Volviendo a mis seminarios, presento una lista de varios métodos utilizados para llevar a las personas a Jesús, y el público ofrece conjeturas totalmente diferentes sobre la efectividad de cada uno. Entonces, cuando les muestro los resultados de este estudio, se asombran. La mayoría de las personas cuestiona los descubrimientos. Escucho a algunos que protestan: “¡Eso no puede ser verdad! Las necesidades especiales llevan a las personas al Señor”. Otros dicen: “¡No! El evangelismo público es el mejor método para que las personas acepten a Jesús”. También están quienes insisten en la efectividad del trabajo del pastor o de los programas de la iglesia.
Tal vez la iglesia de esos participantes sea la excepción. Pero, solo para estar seguro, analizo cada ítem de la lista, pidiéndoles que se levanten al leer la influencia principal en su conversión al Señor. No importa si el grupo es pequeño, mediano o muy grande, si pertenece a iglesias del interior o urbanas: siempre obtengo resultados semejantes.
- Necesidades especiales: 2 al 5 %
- Visitas: 2 al 5 %
- Contacto con el pastor: 2 al 5 %
- Visitación puerta a puerta: 2 al 5 %
- Escuela Sabática: 2 al 5 %
- Evangelismo público: 2 al 5 %
Entonces, agrego:
- Familiares y amigos: 70 al 95 %
Curiosamente, la gente comienza a decir: “Sí… mi madre fue la que más influyó en mi experiencia religiosa”; “Mi vecina me llevó a la Escuela Sabática cuando era pequeña”; “Mi abuela era adventista y oró por mí durante años, hasta que tomé una decisión”; o “Mi compañero de trabajo fue el primero que me invitó a la iglesia”.
El porcentaje de personas que afirman que se convirtieron mayormente por la influencia de padres, amigos o parientes, vecinos o colegas de trabajo oscila, generalmente, entre el 70 y el 95 %. Entonces, hago nuevamente la pregunta inicial: “¿Quién es el evangelista más efectivo del mundo?” Ahora, la respuesta es unánime. Se evidencia, tanto por la encuesta formal como por los datos informales recolectados en estos grupos, que el evangelista más efectivo del mundo es aquel que tiene interés por las personas y comparte el evangelio de manera integral y atractiva. Al preguntar nuevamente “¿Quién es el evangelista más efectivo del mundo?”, la respuesta que recibo de la gente es: “¡Yo soy el evangelista más efectivo del mundo!”
Los resultados entre los adventistas son consistentes con encuestas evangélicas semejantes. Win Arn y Thom Rainer concuerdan en que la amistad es el medio preferido de Dios para alcanzar a las personas.[1] En mi experiencia como disertante internacional, ya sea en Asia, África, Europa, Australia o en el continente americano, los resultados son los mismos. La mayoría de la gente conoce al Señor por medio de la influencia de una red de relaciones y amistades.
Ante esta realidad, ¿cómo actúa Dios? Una vez que el sacerdocio fuera extendido a todos los creyentes, él capacita a las personas en sus diferentes ramos de actividad para que cumplan la misión. Así, los ministros de Dios de tiempo integral están en todas partes: en las aulas y en las clínicas, utilizando martillos y telescopios, en las salas de negocios y en las oficinas públicas. ¡Todos somos embajadores del evangelio, ministros en ejercicio!
Por lo tanto, en cada pueblo, ciudad y país se encuentran ministros de tiempo integral con características y talentos diferentes, sirviendo de las más diversas formas. Utilizando la metáfora de la sal, Dios sala la Tierra con sus ministros, proveyéndoles dones que los capacitan para influir en sus amigos, familiares y colegas de trabajo.
¿Cómo hacerlo?
Los pastores tienen la responsabilidad de motivar a los miembros a cumplir la misión. A continuación, comparto una estrategia compuesta por diez pasos que puede enseñarse a la iglesia.
1. Construye relaciones intencionalmente con cinco personas fuera de la iglesia todos los años. Deben estar dentro de tu círculo de contacto regular, como un pariente cercano, amigo, colega de trabajo o vecino.
2. Ora por ellas todos los días, pidiendo a Dios que intervenga y las conduzca hacia sí. Pide al Señor que te mantenga fiel en tu oración e intercesión y comprometido con alcanzarlas con el evangelio.
3. Ministra a sus necesidades físicas, espirituales y sociales. Aprovecha el tiempo para ser un verdadero amigo. Hazlas sentir amadas y especiales.
4. Comparte tus valores. Ayúdalas a ver que la fe cristiana no es un conjunto de reglas, sino una relación personal con un Dios maravilloso que permea todos los aspectos de la vida.
5. En el momento apropiado, comparte tu testimonio. Diles cuánto Jesús cambió tu vida y cuánto él significa para ti. ¡Tal vez no exista evidencia más convincente que esa!
6. Preséntales a Jesús. Cuéntales la historia de Cristo y por qué él es la esperanza del mundo y el único camino hacia Dios. Comparte el evangelio.
7. Cuando sea oportuno, invítalas a ir a un culto, programación especial, reunión de evangelización, Grupo pequeño o clase de Escuela Sabática. Esto facilitará su inserción en la vida de la iglesia y la ayudará a conectarse con otros cristianos.
8. Estudia la Biblia con ellas para que comprendan la fe cristiana y lo que significa ser un adventista del séptimo día.
9. Discipula a los nuevos miembros de iglesia. Ayúdalos a crecer en la fe cristiana. Conviértete en su pastor y fuente de ánimo.
10. Enséñales a alcanzar a otras personas. La multiplicación es esencial en la obra de Dios.
El poder de las relaciones
Judy y su hija de cinco años asistieron a nuestra iglesia como resultado de una invitación para una serie de evangelización que recibieron de uno de nuestros miembros. Aunque creció en un hogar cristiano, ella dejó la iglesia a los 18 años, al involucrarse en las drogas, la bebida y las fiestas. Como fruto de una relación de una noche, quedó embarazada, y eso la despertó. La joven comenzó a trabajar para mejorar su vida, pero no tuvo mucho éxito. Por eso, muchas veces volvió a sus viejos hábitos.
Cuando Judy se mudó al barrio donde se encuentra la iglesia, se convirtió en vecina de Donna, miembro de nuestra congregación. Donna se dedicó a establecer una buena amistad con Judy, esforzándose a menudo para satisfacer las necesidades de la joven. Por ejemplo, se pasaba horas escuchando a Judy y haciendo todo lo posible para ayudarla a superar sus crisis depresivas.
Nuestra iglesia tenía el hábito de realizar una serie de evangelización cada invierno. En aquella ocasión, Judy estaba pasando por un momento muy difícil. Donna la invitó a asistir a las charlas, y la joven entendió por primera vez cuán especial era a los ojos de Dios. Judy experimentó la presencia del Señor y finalmente pidió su gracia y su poder; y fue transformada. Después de estudiar la Biblia, fue bautizada. Varias veces, después de su bautismo, Judy enfrentó desafíos para mantenerse en la fe, pero la amistad que desarrolló con Donna y otros amigos de la iglesia la mantuvo firme y creciendo en Cristo.
La historia de Judy ilustra el poder de combinar evangelismo personal con evangelismo público. Esta experiencia demuestra la importancia de establecer amistades y acompañar a las personas en sus luchas. Judy no tuvo una experiencia dramática camino a Damasco, como Pablo, pero recibió una invitación para oír el evangelio, lo que fue seguido por un completo proceso de discipulado que atendió sus necesidades espirituales y emocionales.
Como pastor, siempre visito a quienes he bautizado, al día siguiente de la ceremonia bautismal, para animarlos y reafirmar la visión de la evangelización y de su ministerio. Judy trabajaba como gerente en una tienda de comestibles cuando la visité. Tras una conversación inicial, le dije: “Judy, vamos a orar y a dedicar esta tienda de comestibles como tu campo misionero”. Después de la oración, mientras me despedía, me di cuenta de que una compañera de trabajo de Judy parecía conocerla muy bien. Así que, le pregunté a Judy sobre la mujer. “Es mi amiga Mary-Lin”, respondió.
Entonces le dije: “Dios te está comisionando para ministrar el corazón de Mary- Lin, Judy. Ora por ella. Fortalece tu amistad. Sé una expresión del amor de Dios en su vida”. Y eso fue exactamente lo que hizo Judy: la amó fraternalmente, oró por ella y estrechó la amistad.
Lo primero que hizo Judy fue invitar a Mary-Lyn a comer en su casa, un viernes por la noche. La joven recién bautizada estaba en llamas por Dios. Su entusiasmo y su cambio de vida llevaron a Mary-Lyn al Señor. Las dos mujeres comenzaron a estudiar la Biblia todos los viernes por la noche. Unos dos meses después, Mary-Lyn estaba en el bautisterio, dando un testimonio sincero sobre cómo su amistad con Judy la impactó poderosamente y la llevó a Cristo.
Pastor, cada miembro de tu iglesia puede hacer lo mismo. De hecho, ¡tú ministras a los evangelistas más efectivos del mundo! ¿Hay algún motivo para no ayudarlos a entender esto hoy?
Sobre el autor: profesor en el Seminario Teológico Adventista de la Universidad Andrews, Estados Unidos.
Referencias
[1] Win Arn y Charles Arn, The Master´s Plan for Making Disciples (Grand Rapids, MI: Baker, 1998); Thom Rainer, Surprising Insights from the Unchurched and Proven Ways to Reach Them (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2001).