No deje que sobre mes al final de su sueldo

    “El Señor es mi pastor y nada me faltará” (Sal. 23:1, énfasis añadido). Si, de hecho, el Señor es tu pastor, nada te va a faltar. Sin embargo, no basta apenas creer –apenas– en esa verdad. Es necesario vivirla, siendo fiel a las orientaciones divinas y aplicando sus principios.

     Planifica tus gastos: En cada familia debe haber una lista de las necesidades y las prioridades. Eso evitará compras por impulso o innecesarias.

    Anota todos los gastos: Anota y analiza constantemente tus gastos. Uno de los cónyuges, el que sea más criterioso con las finanzas, debe administrar el dinero de la familia. “Debería notar cuánto gasta para satisfacer el gusto y cultivar un apetito epicúreo pervertido. El dinero derrochado en golosinas inútiles podría dedicarse a aumentar las comodidades y las conveniencias del hogar” (El hogar cristiano, p. 354). Para facilitar esa tarea, tú puedes utilizar una planilla de presupuesto. Sugiero que utilices esta que está disponible en: http://downloads.adventistas.org/pt/mordomia-crista/manuais-e-guias/orcamento-familiar-primeiro-deus/.

    Ahorra: Una parte de los recursos financieros debe ser separada y depositada, inmediatamente al inicio del mes. Ella podrá ser necesaria en caso de algún imprevisto o para la adquisición de algún elemento de la lista de necesidades. Lo ideal es tener una reserva de, por lo menos, tres sueldos (o entradas) del matrimonio. ¡Usar el dinero de los ahorros para cubrir gastos regulares es un error mortal!

    Compra al contado: Los financiamientos pueden dejarte endeudado. Los intereses son abusivos y aumentan en gran manera el valor que debe ser pagado. Antiguamente, las personas trabajaban, recibían y solamente entonces compraban. Hoy, el consumismo nos presiona para que compremos antes de ganar. Las personas quieren poseer lo que no pueden adquirir. “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1Tim. 6:10). De ahí surge la deuda, que, por su parte, genera inquietud.

    Salomón dice: “Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación” (Prov. 15:16).

    Debes saber usar la tarjeta de crédito: La tarjeta de crédito puede ser útil en muchas circunstancias, pero cuidado: jamás pagues en cuotas el saldo que debes.

    No pidas dinero prestado ni adelantos: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento […]. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Tim. 6:6-8),

    Debes ser fiel: Separa primero la parte del Señor, antes de saber si el dinero faltará o no al final del mes. La viuda de Sarepta y la viuda pobre del Templo corrieron ese riesgo. Sin embargo, Jesús dice que, si buscamos en primer lugar el Reino de Dios, todas las otras cosas nos serán agregadas. Devuelve el diezmo, incluso de las entradas extra que por ventura tú puedas tener. Además de esto, destina regularmente un porcentaje de tus entradas para que lo des como ofrenda, en forma de pacto.

    Enséñale a tu familia a ser generosa: Incentívala para que sea benevolente, mostrando los resultados de lo que Dios ha realizado por ustedes. Planifica medios para que tus hijos también lleven ofrendas de gratitud.

    Intenta elevar periódicamente el porcentaje del pacto: Esta es una manera de, también, aumentar la dependencia de Dios. “Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Sal. 34:10).

    Da tu testimonio: Existen muchas maneras de hablar sobre la liberalidad cristiana; la principal de ellas es dando el ejemplo personal. Participa de la adoración con tus diezmos y tus ofrendas; pues, además de ser un acto de alabanza y gratitud a Dios, esa actitud tiene valor educativo. Siempre hay alguien observándonos. En esa hora, ora silenciosamente en gratitud al Señor por el sustento recibido.

    Confía en el Señor, y no en tu salario: Si el dinero no viene, cree que Dios va a suplir tus necesidades.

Sobre el autor: Director de Mayordomía Cristiana de la División Sudamericana.