Signos de acercamiento católico-protestante
Ya en 1914, cuando el movimiento de Fe y Orden estaba en sus comienzos, su secretario, M. Gardiner “escribía al Cardenal Gasparri, secretario de Estado de Benedicto XV, a fin de interesar al papa en la obra emprendida, y el papa respondió prometiendo que los católicos se unirían a la novena de oraciones para la unidad, fijada por los promotores americanos del ‘Faith and Order’ en la semana del 13 al 25 de enero”.[1]
Al parecer continuando con este acuerdo inicial tanto el Concilio Mundial de Iglesias como la Iglesia Católica, designaron la semana del 18 al 25 de enero de 1961 como semana universal de oración en pro de la unidad cristiana.
Desde 1921 los dirigentes eclesiásticos católicos y protestantes de Toledo, Ohío, EE.UU., han aunado sus esfuerzos para lograr una celebración más reverente del Viernes Santo. En la misma ciudad el Dr. C. U. Wolf, pastor de la iglesia luterana de St. Paul, ha dicho que clérigos protestantes y católicos deberían reunirse en grupos pequeños, informales, de discusión. De hecho, ya ha habido reuniones tales. Es interesante notar que Pío XII, en instrucciones fechadas el 20 de diciembre de 1949, facultaba a los obispos para autorizar reuniones de esta naturaleza.[2]
Ya a fines de 1959 el papa Juan XXIII anunció la creación, en Roma, de un instituto especial para el estudio del protestantismo, que se inaugurará en relación con el Segundo Concilio Vaticano.
Durante algunos años, eruditos bíblicos católicos y protestantes han colaborado en el estudio de temas relacionados con la Biblia. Un ejemplo destacado son los estudios sobre los manuscritos del Mar Muerto. Por otra parte, en varios puntos de los EE.UU., pastores protestantes y sacerdotes católicos están aunando sus esfuerzos para lograr hacer legalmente obligatorio el descanso dominical.
Acercamiento anglicano-católico
La Iglesia Anglicana es la iglesia protestante que más se asemeja a la Iglesia Católica. De tanto en tanto sus dirigentes han afirmado que su iglesia es como un puente entre el protestantismo y el catolicismo.
El movimiento de acercamiento anglicano católico de nuestros días tiene, entre otros antecedentes, los siguientes: 1) El “movimiento de Oxford” del segundo tercio del siglo XIX; 2) las conversaciones entre el Padre Portal y Lord Halifax (1889-1894); 3) la encíclica Ad Anglas (1895) de León XIII; y 4) las “Conversaciones de Malinas” (1922-1926).
En diciembre de 1960 el entonces arzobispo de Canterbury, Geoffrey Francis Fisher, se entrevistó con el papa Juan XXIII en el Vaticano. Fue la primera entrevista entre los ocupantes de estas dignidades eclesiásticas desde 1397.
El Dr. Arthur Michael Rainsey, nuevo arzobispo de Canterbury desde 1961, siendo todavía arzobispo de York, declaró: “Estoy dispuesto a aceptar al Papa como obispo que preside entre todos los obispos del cristianismo, pero no como infalible”.[3] Explicó que consideraría al papa como “primero entre iguales”. En la Tercera Asamblea del Concilio Mundial de Iglesias agregó que no es suficiente decir: “Creo en una iglesia”. Debemos aprender a decir: “Creo en la iglesia una santa católica apostólica” con todo lo que esto implica.[4]
Acercamiento ortodoxo-católico
Después de la separación final entre las iglesias del Oriente y Occidente en 1054, ha habido varios intentos infructuosos de reunificación.[5]
A fines del siglo pasado el papa León XIII hizo cuanto pudo por atraer a los ortodoxos. Sus esfuerzos, continuados con intensidad variable por los papas siguientes, se estrellaron vez tras vez con la repulsa oriental.[6]
Pero en los últimos años los ortodoxos han empezado a suavizar su actitud. La muestra más reciente es la declaración del Patriarca Ecuménico (ortodoxo) Athenágoras de que está listo para reconocer al papa como “primero entre iguales”.[7] (Esta es la posición jerárquica que ahora ocupa el patriarca Athenágoras con respecto a los demás patriarcas ortodoxos.) Se informó que el Patriarca Ecuménico dijo que la Iglesia Ortodoxa Oriental “no niega que el Papa sea el primero en rango entre los obispos cristianos”. “La Iglesia Ortodoxa está lista para reconocer esta primacía del Papa, pero con la condición de ser reconocido como primero entre iguales y no como primero sin igualdad con las cabezas de otras iglesias, lo cual lo semejaría a un monarca dictador del cristianismo”. Se cita al patriarca afirmando que si este arreglo se acepta, “se habrá completado el primer paso de las dos iglesias hacia la unidad”.[8]
Ya se está hablando de una próxima reunión entre el papa y el patriarca.
Segundo Concilio Vaticano
Su iniciación ha sido fijada para octubre de 1962. Juan XXIII ha declarado que se opone a que en él se discutan las diferencias existentes entre la Iglesia Católica y las iglesias no católicas. Dijo, sin embargo: “Si los hermanos separados desean hacer algo concreto con respecto al deseo de unidad, que es algo que todos compartimos, podemos decirles con afecto vehemente: ‘Esta es vuestra casa; ésta es la casa de quienes llevan la señal de Cristo’”.[9] Es interesante notar, de paso, que cada jueves el papa enciende una “vela pro unidad de las iglesias” en su capilla privada y ora por el regreso de los “hermanos separados”.
Entretanto Juan XXIII ha creado el Secretariado para la Unidad Cristiana y lo ha puesto bajo la presidencia del cardenal jesuíta alemán Agustín Bea. Este explicó que el Segundo Concilio Vaticano no será un “Concilio de Unión”, pero podrá “crear condiciones favorables para una unión”. Es interesante notar que aunque la Iglesia Católica no quiso enviar representantes oficiales a las dos primeras asambleas del Concilio Mundial de Iglesias (en 1948 y 1954), después de la creación de este secretariado envió dos observadores a la reunión de la Junta Central del Concilio Mundial, celebrada en agosto de 1960 en St. Andrews (Escocia), y cinco observadores a la Tercera Asamblea, celebrada en Nueva Delhi.
Creciente similitud católico-protestante
Se advierten claramente movimientos de aproximación desde ambos lados en diversos aspectos.
La arquitectura de iglesias católicas y protestantes es cada vez más similar.
Hay creciente sacramentalismo entre los protestantes. Curioso resulta encontrar entre los metodistas una organización de pastores (en los EE. UU.) llamada “Orden de San Lucas”. Es una hermandad nacional, organizada para estudiar las maneras de hacer que los sacramentos y el ritual ocupen una parte más importante en el culto de las iglesias metodistas. En ciertas oportunidades han invitado a sacerdotes católicos y griegos ortodoxos para discutir con ellos la cuestión de la liturgia y del ritual en el culto.
Algunas iglesias protestantes están empleando recursos muy parecidos o idénticos al confesionario católico.
Por su parte la Iglesia Católica está suavizando su lenguaje, etc., en sus relaciones con el protestantismo y el judaismo. Pío XII, por ejemplo, cambió en la liturgia del Viernes Santo la frase: “Oremos por los pérfidos judíos” por la expresión más suave: “Oremos por los incrédulos judíos”. Juan XXIII eliminó completamente la palabra perturbadora. En agosto de 1960 el Vaticano anunció que, por indicación del papa, se eliminará también la palabra “perfidia” del ritual empleado al bautizar a adultos convertidos del judaismo o de iglesias no católicas.[10]
¿Qué significan estas cosas? El panorama católico
Desde la elección de John F. Kennedy como presidente de los EE. UU., tanto católicos como protestantes están hablando del comienzo de la “era postprotestante” de los EE.UU. No sólo ha crecido el prestigio católico. Los católicos son ya más del 23% de la población (unos 43 millones). Es la iglesia más fuerte de los EE. UU.
En el panorama mundial advertimos que uno 42 países están gobernados por católicos, además del control que éstos ejercen sobre las Naciones Unidas. Cuarenta y siete países mantienen representantes diplomáticos ante el Vaticano.
Elena G. de White escribió: “Roma está aumentando sigilosamente su poder. Sus doctrinas están ejerciendo su influencia en las cámaras legislativas, en las iglesias y en los corazones de los hombres”.[11] ¿Ha cambiado en algo esencial la Iglesia Católica para lograr esta creciente influencia (o por causa de ella)? Elena G. de White escribió también: “Todos los principios formulados por el papismo en edades pasadas subsisten en nuestros días”.[12] “Deróguense las medidas restrictivas impuestas en la actualidad por los gobiernos civiles y déjesele a Roma que recupere su antiguo poder y se verán resucitar en el acto su tiranía y sus persecuciones”.[13] Examinemos algunos puntos.
Roma sigue afirmando su “derecho” de controlar el desenvolvimiento político de los pueblos. Cuando los EE. UU. se estaban preparando para la elección presidencial de 1960, el 17 de mayo L’Osservatore Romano publicó un editorial que produjo malísima impresión, especialmente entre los defensores del candidato católico J. F. Kennedy. Entre otras cosas, el editorialista afirmaba que eran “principios básicos” que el católico “en todo aspecto de su vida debe basar su conducta privada y pública en la orientación e instrucción que le dé el clero… Es deber del católico inclinarse ante esas decisiones y opiniones, aun en el terreno de la política”.[14]
En cuanto a relaciones Iglesia-Estado y su vinculación con la libertad religiosa, la posición es tan clara como siempre. Monseñor Matthew Smith, del Register de Denver, Colorado, el editor católico más influyente de los EE. UU., escribió: “Donde los católicos son mayoría abrumadora, es teóricamente mejor que haya unión entre la Iglesia y el Estado, con participación del Estado en el culto público de tanto en tanto y empleando la maquinaria del gobierno, cuando es necesario, para ayudar a la Iglesia”.[15]
En un número de la revista quincenal jesuíta Civitta Cattolica, publicada en Roma en abril de 1948, se decía entre otras cosas: “La Iglesia Católica Romana… debe exigir el derecho a la libertad sólo para ella, porque tal derecho puede ser poseído sólo por la verdad, jamás por el error”. En países donde los católicos son minoría se verán “obligados a pedir plena libertad religiosa para todos, resignados a estar obligados a convivir donde sólo ellos tendrían el derecho de vivir. Pero al hacer esto, la Iglesia no renuncia a su tesis, que sigue siendo la más imperativa de sus leyes, sino simplemente se adapta a sí misma a las condiciones de fado, que deben ser tenidas en cuenta en asuntos prácticos”. Pero “en un estado en que la mayoría del pueblo es católica la Iglesia requerirá que se le niegue existencia legal al error, y si existen minorías religiosas, tendrán sólo una existencia de jacto sin la oportunidad de esparcir sus creencias… La Iglesia no puede sonrojarse por su propio deseo de ser tolerada, tal como lo afirma en principio y lo aplica en la práctica”.[16]
El panorama protestante
El protestantismo norteamericano cree que tiene derecho a intervenir en la política. En la última sesión del Concilio Nacional de Iglesias, realizada del 4 al 9 de diciembre de 1960 en San Francisco (California), el presidente saliente, Dr. Edwin T. Dahíberg, dejó bien en claro que la Iglesia debe preocuparse por asuntos como prevención de la guerra, mejoramiento de relaciones internacionales, promoción de la integración racial, y en general de problemas políticos, sociales, internacionales y de temperancia. En armonía con su punto de vista, el Concilio votó “apoyo discriminativo y firme de las Naciones Unidas”, apoyo a “la Corte Internacional de Justicia”, etc.[17]
Entre el 26 y el 29 de abril de 1960, la Asociación Nacional de Evangélicos, reunida en su 18a. convención anual, acordó entre otras cosas: oponerse a la elección de cualquier católico como presidente de los EE. UU., y oponerse al reconocimiento de la China Roja.[18]
En la Tercera Asamblea del Concilio Mundial de Iglesias de Nueva Delhi, (1961), el Dr. O. Frederick Nolde, director de la Comisión de las Iglesias sobre Asuntos Internacionales, dijo que “las iglesias tienen el derecho, en realidad el deber, de hablar a las naciones en favor de la paz y la justicia, y que si sus palabras han de surtir algún efecto, deben ser pronunciadas en los lugares y ocasiones donde se hacen decisiones internacionales e intergubcrnamentales”.[19] Ya durante los anos recién pasados, el organismo que preside el Dr. Noide ha presentado a gobiernos y asambleas internacionales muchos llamados, en nombre de las iglesias, en cuanto a asuntos como derechos humanos y libertad religiosa, progreso de pueblos hoy dominados hacia el autogobierno, relaciones interraciales, pruebas de armas nucleares, desarme y paz, etc.[20]
Desde otro punto de vista, el protestantismo estadounidense está convencido en general, de que el descanso dominical debe hacerse obligatorio mediante legislación adecuada. Ya el 27 de mayo de 1941, en un articulo aparecido en el Presbyterian, se afirmaba: El Estado necesita a la Iglesia, y la Iglesia necesita un día, y ese día necesita protección legal. El día de descanso cristiano debería ser considerado como institución esencial en nuestro país .[21] Hoy 49 de los 50 estados norteamericanos tienen leyes dominicales (Alaska es la excepción).
El 29 de mayo de 1961 se anunció que la Corte Suprema de los EE. UU. había dictaminado que ciertas leyes dominicales eran constitucionales. Esto ocurre por la primera vez después de 61 años. El presidente de la Corte Suprema Earl Warren, admitió que las leyes dominicales habían nacido en terreno religioso, pero agregó que ahora tienen el propósito de promover el bienestar nacional más que el de beneficiar a una iglesia nacional. Pero el juez William J. Brennan, hijo, que votó en contra, declaró: “La Corte parece decir, sin siquiera un gesto de deferencia en favor del sitial encumbrado que le hemos concedido a la libertad religiosa en el pasado, que cualquier asunto de suficiente importancia que interese al estado justificará su intromisión en la práctica religiosa, al menos si esas intromisiones están cubiertas con la apariencia de algún propósito público no religioso”.[22] Este argumento resulta especialmente interesante porque Elena G. de White anticipó que habrá intromisiones tales alegando necesidad nacional.[23]
La Corte Suprema no ha afirmado que todas las leyes dominicales de todos los estados son constitucionales. Pero ha abierto, amplísima. la puerta para un reconocimiento tal. Además, el camino ha quedado abierto para la implantación de una ley dominical federal (nacional) en los EE. UU. Es interesante hacer notar que, por influencia directa de la decisión de la Corte Suprema, se introdujo en la legislatura de Carolina del Norte, ya en junio de 1961 (sólo semanas después de esa decisión), un proyecto de ley dominical para todo el estado, muy similar a la ley dominical de Pennsylvania aprobada por la Corte.[24]
Ya había escrito Elena G. de White que en los EE. UU. “se verá a los representantes del pueblo y a los legisladores tratar de asegurarse el favor público doblegándose a las exigencias populares por una ley que imponga la observancia del domingo.[25] Y agregó: “Mediante el decreto que imponga la institución del papado en violación de la ley de Dios, nuestra nación se separará completamente a sí misma de la justicia. Cuando el protestantismo extienda su mano a través del golfo para tomar la mano del poder romano, cuando estreche, por sobre el abismo, la mano del espiritismo, cuando bajo la influencia de esta triple unión nuestro país haga provisión para la propagación de las falsedades y los engaños papales, entonces podemos saber que ha llegado el tiempo para que Satanás obre maravillosamente, y de que el fin está cerca”.[26]
Una apreciación de conjunto
Apocalipsis 16:13 nos presenta los tres grandes poderes religiosos que se opondrán a Dios en las últimas escenas de la historia de este mundo: el espiritismo (y paganismo), el catolicismo y el protestantismo. El protestantismo aparece como un poder, semejante al catolicismo. Se entiende bien el símbolo cuando se piensa en los movimientos de unificación protestante que, por primera vez en 400 años, estamos viendo en nuestro siglo.
Apocalipsis 16:13 presenta al protestantismo estrechamente asociado con el catolicismo y el espiritismo. Más aún, aparecen claramente dados estos tres poderes bajo el símbolo de la Gran Babilonia. (Apoc. 16:19; 17:5.) Nada diremos del espiritismo, pues éste rebasa los límites de nuestras consideraciones, pero podemos adivinar claramente que esa estrecha unión (que al parecer no implica fusión) está íioy más cerca que nunca., ¿Qué podrá enseñarnos a este respecto el próximo Segundo Concilio Vaticano (1962)? Nuestra tarea no es profetizar.
Apocalipsis 13:11-17 nos presenta a los EE. UU. y a la “imagen de la bestia” a la que aquellos dan vida (vers. 15). Recordamos lo que escribió Elena G. de White: “Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la inflicción de penas civiles contra los disidentes vendrá de por sí sola”.[27]
Hemos visto como el protestantismo norteamericano está acercándose también en espíritu al catolicismo. Cree que la iglesia tiene el derecho de intervenir en política. Cree que el estado tiene el deber de hacer obligatorio el descanso dominical. Ya vemos perfilarse la silueta de la “imagen de la bestia”.
“De la higuera aprended la parábola”, dijo Cristo. Es grande nuestro privilegio de presenciar la aparición de estos signos anunciadores del cercano amanecer. Quiera el cielo ayudarnos a estar preparados y preparar a otros para afrontar victoriosamente la gran crisis que se avecina.
Sobre el autor: Profesor de Biblia del Colegio Adventista del Plata
Referencias
[1] Roger Aubert, La Santa Sede y la Unión de las Iglesias (Editorial Estela, S. A., Barcelona, 1959, pág. 114).
[2] Monitum de Motione Oecumenica, del 2-12- 1949, en Acta Apostolicae Sedis, 1950, tomo XLII, pág. 142 et sqq., Ibid.. págs. 136-138.
[3] F. D. Nichol, “Rome and Unity”, Review and Herald, 14-1-1960, págs. 3, 4.
[4] W. L. Emmerson, “What Kind of Unity?”, Review and Herald, 28-12-1961, pág. 13.
[5] Aubert, op. cit., capítulo primero.
[6] Ibid., págs. 29-110.
[7] “The Pope’s Primacy”, Christianity Today, 2-2-1962, pág. 38.
[8] Loc. cit.
[9] “On the Religious Front”, Review and Herald, 24-3-1960, pág. 2.
[10] Time, 15-8-1960, pág. 27.
[11] White, op. cit., pág. 638.
[12] Ibid., pág. 627.
[13] Ibid., pág. 620.
[14] Review and Herald, 30-6-1960, pág. 4.
[15] Id., 28-4-1960.
[16] Loc. cit.
[17] F. D. Nichol, “American Protestants Meet in San Francisco”, Review and Herald, 29-12- 1960, pág. 17.
[18] “NAE Reaffirms Strong Anti Communist Stand”, Christianity Today, 9-5-1960, pág. 30.
[19] W. L. Emmerson, “The Church’s Task”, Review and Herald, 21-12-1961, pág. 17.
[20] Loc. cit,
[21] Review and Herald, 16-12-1954, pág. 12.
[22] “Excerpts From Supreme Court Arguments on Sunday Laws”, Review and Herald, 22- 6-1961, pág. 19.
[23] White, op. cit., págs. 644, 647, 673.
[24] Review and Herald, 29-6-1961, pág. 24.
[25] White, op. cit., pág. 650.
[26] White, Testimonies, tomo 5, pág. 451.
[27] White, El Conflicto de los Siglos, pág. 498.