Pablo confía en que la reunión de los gentiles puede incitar al pueblo judío a los celos, y conducirlos a la salvación.

En Romanos 9 al 11, Pablo escribe sobre el rol de los judíos y los gentiles en el plan de salvación de Dios. Aunque contrasta el rechazo de Jesús como Mesías por parte de la nación judía con su aceptación por parte de los gentiles, el apóstol hace la siguiente declaración impactante: “luego todo Israel será salvo” (Rom. 11:26). Interpretadas a priori, estas palabras parecieran indicar que, en algún momento futuro, y de alguna manera, toda la nación judía se salvará. Una gran cantidad de intérpretes creen esto. Ellos anticipan una conversión apocalíptica de la nación de Israel, o la restauración del reino davídico anteriormente al retorno de Jesús.[1] Incluso, algunos sugieren que Dios valora tanto a los judíos que los salvará bajo otros criterios.[2] Otros han argumentado que “Israel” representa a todos los judíos creyentes a lo largo de la historia, o a un remanente judeo-cristiano.[3] Otra interpretación, que se remonta a los primeros siglos del cristianismo, indica que “Israel” representa al nuevo Israel espiritual; es decir, a la iglesia, compuesta por todos los que han sido salvados por la gracia de Dios, sean judíos, gentiles o de cualquier etnia, y de todas las edades.[4]

¿Qué es lo que Pablo está significando, en este pasaje?

El significado de “Israel”

Aunque todavía es popular, en algunos círculos, la idea de que “Israel”, en Romanos 11:26, se refiere a la iglesia en su totalidad, tiene poco, si es que algún apoyo exegético. Aunque es verdad que en otras partes Pablo alude a lo que normalmente se denomina “el Israel espiritual” (Rom. 2:28, 29; Gal. 3:6-9,26-29; 6:16; Efe. 2:14), el argumento decisivo en contra de esta lectura y concepto, en este pasaje, es el propio contexto de Romanos 9-11[5]. Aquí, el término “Israel” indiscutiblemente se refiere al Israel étnico, en cada uno de sus usos,[6] especialmente en el contexto inmediato del capítulo 11, que distingue claramente entre los gentiles e Israel (vers. 25).

Ante todo, el fracaso del Israel étnico en obtener la salvación es a lo que han aludido los capítulos 9 al 11. Además, anteriormente, en el capítulo 11, se diferencia claramente a los gentiles de los judíos étnicos: los gentiles son injertados en el olivo, mientras que los judíos, como ramas naturales, han sido quitados. Ciertamente, argumentar que Israel, en el verso 26, incluye a los gentiles creyentes, requeriría que Pablo salte a un nuevo significado para “Israel”, ya que, en el verso 25, el declara que el endurecimiento parcial ha sobrevenido a Israel hasta que la plenitud de los gentiles sea alcanzada. Parece obvio, entonces, que, en el versículo 26, “Israel” se refiere al Israel étnico, aparte de los gentiles. Esto se confirma con el verso 28, en donde esta distinción sigue presente.[7]

En cuanto a los argumentos en favor de que se refiere a un remanente judeo-cristiano, o unos elegidos entre el Israel étnico, la mayor objeción surge del propio contexto. No cabe la menor duda de que el concepto de remanente es prominente en las Escrituras, particularmente en Romanos 9 al 11. Pero, en estos capítulos, el remanente no es Israel: es solo una parte de Israel, por cuanto no incluye al “resto” (11:7); esto es, los que no han creído en Jesús. Más significativo aún es el hecho de que lo que le interesa a Pablo, en estos capítulos, no es el remanente, sino el resto, los no creyentes de Israel. Para Pablo, el remanente solo indica que la gracia de Dios está vigente y que Israel, como un todo, no ha sido rechazado (vers. 1-5). Es precisamente porque algunos han creído, Pablo entre ellos, que él anticipa la inclusión plena de judíos que aún son incrédulos (vers. 12). Esto significa que el remanente no agota el significado del verso 26. Confinar el significado de todo Israel al remanente que ya ha sido redimido haría que el capítulo 11 fuese irrelevante.[8]

“Todo Israel será salvo”

En cuanto a la palabra “todo”, parece claro que no significa “cada” judío de manera individual; por lo que no puede referirse a la nación ni a una salvación completa de Israel. Este argumento solamente puede ser demostrado por medio del contexto, pues las expectativas de Pablo no eran que “todo”, sino que “algunos”, se salvarían (vers. 14,17), si además, no perseveraban en su incredulidad (vers. 23). Para Pablo, la salvación de los judíos no es inevitable ni es colectiva, sino individual, y se relaciona con la decisión de aceptar a Cristo Jesús.[9]

Algunos han destacado que el requisito de creer en Jesús, para ser salvo, no se menciona en Romanos 11. Lo que implicaría que los judíos se salvarían por otro medio; básicamente, por la obediencia a la ley. Sin embargo, Romanos 11 no puede separarse del contexto de Romanos 9 al 11 y del conjunto de las epístolas. Lo que inquieta a Pablo es que su propio pueblo está separado de Cristo (9:3).

Él desafía a Israel extensamente, por su fracaso al no creer en Cristo (9:31-10:8). Y procede a argumentar que la salvación, tanto para judíos como para gentiles, solo viene por medio de Cristo (10:9-13). Pablo no conoce otra manera de acceso a la salvación, a no ser por medio de la fe en Jesús (cf. 1:16, 17).[10]

Es importante destacar que la salvación, de la que habla Pablo, es esencialmente espiritual, no material ni política. En los capítulos 9 al 11, el término “salvación” y “salvar” se emplean en forma reiterada; y su sentido espiritual se aclara con sinónimos y motivos tales como justificación, reconciliación, aceptación, misericordia, bondad, compasión y gracia. En el propio pasaje de 11:26b, 27, Pablo retrata la salvación de Israel como la liberación de sus pecados, por parte de un Libertador. Y no podría ser de otra manera: ya que el fracaso de Israel fue el rechazo de Cristo (10:1-4), la salvación de Israel y su restauración debe ser entendida en relación con Cristo; por lo que debe ser de naturaleza espiritual y no material; eterna, y no temporal.[11]

Entendiendo el misterio

Antes de declarar que “todo Israel será salvo”, Pablo se refiere a lo que él denomina un “misterio” (11:25). Esto tiene una triple connotación: “Que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo” (vers. 25b, 26a). Al usar la palabra hasta, Pablo no indica que el endurecimiento de Israel sea temporal y que será revertido algún día, sino que la situación prevalecería hasta el final del tiempo, en la medida que la plenitud de los gentiles es alcanzada.[12] Lo que no significa más que una gran cantidad de gentiles convertidos. La “plenitud de los gentiles” es un paralelo de la expresión “todo Israel”. No es posible que se espere que cada gentil será salvo; solo quienes acepten a Jesús lo serán. En otras palabras, el principio es el mismo para “todo Israel”. Una expresión explica la otra.[13]

Otro aspecto de este misterio es que la conversión de los gentiles se daría de la misma manera en que Israel sería salvo. Esto indica lo que la expresión “y luego” significa. Así, Pablo fue capaz de vislumbrar un propósito divino, detrás de la conversión de los gentiles, en relación con Israel. Incluso mencionó que el endurecimiento de Israel fue causado por Dios mismo (9:18; cf. 11:7, 17). Pero, lo que desea enfatizar es que Dios está en el control; e incluso si algo fallara, él puede convertirlo en una bendición, de la cual incluso Israel puede participar (vers. 23; 11:11, 12). En vez de destinar a algunos para salvación y otros para condenación, el propósito de Dios es mostrarse misericordioso con todos (vers. 32). De esta manera, el fracaso de Israel se convirtió en oportunidad para los gentiles (vers. 30). Y ahora el Señor quiere usar la conversión de los gentiles como una oportunidad para Israel (vers. 31). Al ser provocado a celos, Israel, o al menos parte de él, se arrepentiría y se volvería a Dios (vers. 14, 23).[14] Siendo así, el propósito salvífico de Dios se cumpliría, pero de la forma opuesta a la que habían anticipado los profetas y, en cierto sentido, el propio Pablo (cf. 1:16). A saber, los gentiles no serían atraídos a Dios por Israel, sino que sería lo contrario.

El marco temporal para el misterio

El mayor problema, en cuanto a este misterio, es el tiempo de su cumplimiento. Es verdad que, en diversas oportunidades, en el capítulo 11 Pablo utiliza el tiempo futuro cuando se refiere a la salvación de Israel (vers. 14,23, 24, 26). Pero no fijó ningún periodo específico en que se cumpliría. La frase “de Sion” (vers. 26) no se aplica a la segunda venida de Cristo,[15] como algunos argumentan, sino a su primera venida y sus consecuencias, que son la base de la salvación de Israel. Además, al usar la palabra “ahora”, en los versos 30 y 31, Pablo parece creer que la predicación del evangelio a los gentiles y el cumplimiento de los propósitos de Dios para con su pueblo tienen un cumplimiento presente. Él no sugiere un orden de dispensaciones sucesivas, ni un evento repentino en un futuro distante sino, más bien, un proceso dinámico en el marco de la era actual de la salvación. Ya en los días de Pablo, ese proceso era considerado esencialmente escatológico (1 Cor. 10:11). Siendo esto así, Romanos 11:25 y 26 describe eventos que ya están en operación en los tiempos de Pablo (vers. 13,14); por supuesto, no será acabado antes de que este tiempo de salvación llegue a su final. Cuando el número de creyentes gentiles sea completado, también será completado el número de creyentes judíos. El proceso todavía espera ser consumado.

Sin embargo, esto no significa que el proceso no pueda aumentar en intensidad, en la medida que nos acercamos al final. Nada, en Romanos 11, excluye una conversión de judíos a gran escala, en el futuro. Mientras el significado del verso 26 no se restrinja al futuro, o se argumente que esta conversión solo debe ocurrir después de que una cierta cantidad de gentiles sea alcanzada, no existe ningún motivo para que no ocurra. Aunque Pablo no explica cómo todo será operado, no cabe duda de que él vislumbra la conversión de los judíos y de los gentiles solamente en relación a la predicación del evangelio (10:14, 15). Por lo tanto, se puede esperar más conversiones entre los judíos si, por ejemplo, como parte de un reavivamiento escatológico, los “gentiles” aumentan sus esfuerzos misioneros hacia ellos.[16]

En todo caso, la salvación de Israel, en este pasaje, parece ser condicional por naturaleza. Aprendemos, desde el Antiguo Testamento, que tanto las profecías y las promesas pueden ser condicionales, incluso si las condiciones no son explícitas (Juan 3:1-10; 1 Rey. 21:19-29; Jer. 18:7-10). En el caso de la salvación de Israel, Pablo la identifica como una expresión del “anhelo de [su] corazón, y [su] oración a Dios”, tanto en Romanos 10:1 como en Romanos 11:14, 27, 31, 32. El griego empleado en estas cinco frases está en modo subjuntivo, indicando los deseos del apóstol o sus posibles acciones, no necesariamente sus actos concretos. Esto condice con el verso 23, donde Pablo menciona que Dios tiene el poder para injertarlos en el olivo, y que él lo hará “si no permanecieren en incredulidad”. Esta es la condición. ¡Todo depende de su actitud con relación a Jesucristo!

Conclusión

En Romanos 11:16, Pablo se refiere a la salvación del Israel étnico, que ocurrirá no necesariamente en algún momento futuro, sino a lo largo de la historia de la salvación. De esta manera, “todo Israel” no significa el judaísmo de los días finales; incluso si “todo” significara “cada”, Pablo difícilmente podría tener en mente la porción de judío que estaría viva en el tiempo final. Esto confirma la idea de que Romanos 11:26 no se refiere a una liberación política o geográfica anterior a la Segunda Venida, sino a una salvación espiritual.

Dios no ha rechazado a Israel para siempre (vers. 2); él todavía los ama (vers. 28). Y está comprometido con ellos (vers. 29), tal como lo demuestra la conversión del remanente. Pero, Dios no desea salvar solo al remanente: él quiere salvar a “todo Israel”; y es más que capaz de hacerlo, en la medida en que se vuelvan a Jesús. Se ha hecho la provisión para que esto ocurra.

En un vuelco de las expectativas del Antiguo Testamento, Pablo confía en que la reunión de los gentiles puede incitar al pueblo judío a los celos, y conducirlos a la salvación. Si ellos abrazan la salvación, dice Pablo, esto tendrá un fuerte impacto en el mundo cristiano, comparable a la “vida de entre los muertos” (vers. 15).

Sobre el autor: Es profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología del Centro Universitario Adventista, sede de Eng. Coelho, San Pablo, Rep. del Brasil.


Referencias

[1] Este punto de vista está asociado con el dispensacionalismo, que considera que Israel y la iglesia son dos entidades separadas.

[2] También conocida como la teología del pacto dual. Propone que, al final, todos se salvarán, incluso los ángeles caídos. Algunos que la defienden son Krister Stendahl y CH. Dodd.

[3] Por ejemplo, G. C. Berkouwer, The Return of Christ (Grand Rapids: Eerdmans, 1972), p. 349; Hermán Ridderbos, Paul: An outline of His Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 1975), p. 354-361.

[4] Este punto de vista, que ya sostuvieron algunos padres de la iglesia del siglo segundo y que se hizo popular tanto en la Edad Media, como en la tradición reformada, ha encontrado escaso apoyo en la erudición contemporánea.

[5] Ver la publicación reciente del Instituto de Investigación Bíblica; Clinton Wahlen, “Will all jews be saved? Romans 11:26”, en Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2010), pp. 351-355.

[6] Las referencias son 9:6, 27, 31; 10:19, 21; 11:2, 7, 25, 26. Si en 11:26 el término significa otra cosa, sería el único caso en el contexto de los capítulos 9 al 11.

[7] Tal como lo declara F. F. Bruce, “Es imposible sostener una exégesis en la que ‘Israel’ tenga semejante significado que ‘Israel’ en el versículo 25 [The Espistle to the Romans, Tyndale New Testament Commentary [Grand Rapids: Eerdmans, 1986], p. 209). Esto también se aplica a la interpretación singular de Jaques Doukhan, por la que “Israel”, en el versículo 26, toma un nuevo sentido: el “Israel escatológico”, en el que “todo el pueblo redimido” está compuesto por judíos étnicos y los gentiles (The Mistery of Israel [Hagerstown, MD: Review and Herald, 2004], p. 27-34).

[8] Debe destacarse que, cuando Pablo habla del remanente de Israel, alude al evento escatológico de la primera venida de Jesús, como el Mesías de Israel. En otras palabras, el remanente eran los judíos creyentes en el tiempo de Pablo.

[9] Desde un punto de vista sintáctico, es correcto entender el adjetivo griego “todo” (pos), cuando se usa sin el artículo y seguido por un sustantivo en singular (“todo Israel”), como una referencia al todo, sin ningún sentido de individualidad. Tiene un sentido corporativo. Además, Pablo pudo haber usado una fórmula rabínica, que se da con frecuencia en la literatura judía.

[10] Para leer una crítica de la postura que indica que los judíos se salvarán por otros medios que no sean la fe en Jesús, ver Reidar Hvalvik, “A ‘Sonderweg’ for Israel: A critical examination of a current interpretar ion of Romans 11:25-27”, Journal for the Study of the New Testament 38 (1990), p 87-107.

[11] Para una discusión introductoria sobre el dispensacionalismo, ver Vem S. Poythress, Understanding dispensationalists, 2nd edition (Phillipsburg: P&R, 1994).

[12] El énfasis no recae en un nuevo inicio, luego de una fecha de término, sino en la continuidad de la condición actual, para Israel, hasta el tiempo del fin.

[13] Ver Thomas R. Shreiner, Paul, Apostle of God’s glory in Christ: A Pauline theology (Downers Grove: Intervarsity Press, 2001), p. 182-188.

[14] Aunque la expresión “y luego” también puede tener un sentido temporal (y entonces), el sentido modal es el más común; y, en el caso del pasaje, lo requiere el contexto inmediato (vers. 11-24).

[15] En Rom. 11:26b, 27a, Pablo cita las profecías de Isaías 59:20,21 (LXX). Tal como lo indica Fitzmeyer, “Ni siquiera el futuro hexein (“vendrá”) necesariamente implica la Segunda Venida; una referencia a (aparousia no se realiza en ninguna parte de los capítulos 9 al 11.

[16] Elena de White escribió: “El Señor ha declarado que los gentiles serán reunidos; y no solamente los gentiles, sino también los judíos. Hay entre los judíos muchas personas que serán convertidas, y por medio de las cuales veremos cómo la salvación de Dios avanzará como una lámpara que arde” (El evangelismo, p. 421).