La lección más importante que todo ganador de almas puede aprender es conocer y seguir los métodos del Maestro evangelizador. Cristo es el mayor conquistador de almas de todo el universo. Cuando Él estuvo en la tierra supo cómo ganar a los hombres. Sabía cómo realizar los contactos adecuados y cómo decir las palabras precisas que pudieran conducir a las almas, paso a paso, hacia la luz.

 En repetidas ocasiones el espíritu de profecía nos indica que el verdadero éxito en la ganancia de almas se puede obtener siguiendo los métodos de Cristo. Dice una declaración que se encuentra en Obreros evangélicos: “Serán los obreros que sigan los métodos que siguió Cristo los que ganarán almas como salario” (pág. 483). Por lo tanto, el secreto del verdadero éxito en la conquista de las almas es la aplicación de los métodos de Cristo en nuestra labor evangelizadora.

 En el libro El ministerio de curación leemos una declaración similar: “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente” (pág. 102). Obsérvese la palabra “sólo” en relación con la expresión “método de Cristo”, y que ambas se conjugan en la palabra mágica “éxito”. En Testimonies for the Church [Testimonios para la Iglesia] también encontramos esta llamativa afirmación: “No hay otro método para alcanzarlos fuera del método de Cristo” (t. 8, pág. 73). Y en Obreros evangélicos dice: “La obra de salvar almas debe llevarse a cabo de la manera que Cristo señaló” (pág. 478).

 La labor de conquistar almas no debiera realizarse en la forma que Billy Sunday o Gipsy Smith han indicado, o en la forma que cualquier otro hombre haya señalado, sino sólo utilizando el método que Cristo señaló. Siendo así, ¿no debiéramos pensar en extirpar de nuestros métodos evangelizadores todo lo que no esté en armonía con los métodos de Cristo? Si deseamos el verdadero éxito en la ganancia de las almas para Dios, debemos seguir los métodos de Cristo, pero no podremos seguirlos hasta que obtengamos un claro discernimiento de cuáles son, y cómo podemos aplicarlos en nuestra tarea evangelizadora. Por esto necesitamos estudiar la técnica empleada por el Señor. (Elena de White, Ms 24, 1903). A la luz de estas declaraciones podemos concluir que no hay nada más importante para nuestros obreros en estas horas finales del tiempo de prueba, que el que aprendan los métodos de Cristo y trabajen como Él trabajó.

La ciencia de la evangelización en Juan 4

 No hay otro lugar en los cuatro evangelios donde los métodos de Cristo para la ganancia de las almas sean presentados más claramente que en la historia de la mujer junto al pozo [de Jacob], que se encuentra en el capítulo 4 del Evangelio de Juan. Este capítulo se destaca en toda la literatura por desmenuzar los principios de éxito en la conquista de las almas. A medida que el lector más lo estudia, más se convence de que en los 38 versículos de esta corta historia están comprendidos los principios de toda la ciencia evangelizadora. A este pasaje podríamos rotularlo, “La evangelización en pocas palabras”, o “Guía para el ganador de almas”.

 Más allá de los centenares de libros que han sido escritos sobre el arte de ganar almas, Juan 4 está ubicado en el lugar de preferencia de la lista al mostrarnos métodos efectivos para asegurar las decisiones para Cristo; nos muestra cómo tratar con mayor éxito las dificultades que pueden obstaculizar la toma de decisiones; y también nos muestra cómo ser pacientes, delicados, corteses y llenos de tacto, a fin de ganar a las almas para Dios. Como un estudio del mejor método de ganar almas, y con el verdadero espíritu de la evangelización, nada supera a San Juan 4, porque es insuperable.

 Todo laico consagrado, todo instructor bíblico, todo pastor o evangelizador que ha de seguir los principios señalados por Jesucristo en San Juan 4, puede estar tan seguro de obtener el éxito en la ganancia de las almas como sumar dos más dos para lograr que cuatro sea el resultado. Hagamos un cuidadoso análisis de los objetivos de las siete declaraciones sucesivas de Cristo formuladas a la mujer samaritana y veamos la respuesta de ella a cada palabra y a cada acción de la iniciativa divina.

 En el [diagrama] ilustrativo están enumeradas, en el sector izquierdo y en forma ascendente, las palabras clave de las siete declaraciones de Jesús a la mujer samaritana. A la derecha del diagrama también están enumeradas ciertas palabras clave, de las siete respuestas que formuló la mujer a las palabras de Cristo. Un estudio cuidadoso de la relación de las siete respuestas de la mujer con las declaraciones de Cristo clarificará los pasos, sucesivos y progresivos, mediante los cuales Cristo conquistó a esta mujer para el reino de Dios.

“Dame de beber”… “¿Cómo tú…?”

  1. LA ATENCION. Si nos preguntamos, ¿cuál fue el verdadero propósito de Cristo al pedirle de beber?, la respuesta es obvia. Su objetivo era despertar su atención, para iniciar una franca conversación con la mujer acerca de la salvación de su alma. La pregunta que ella formuló como respuesta, demuestra que su atención fue poderosamente conquistada por las primeras palabras de Cristo. Esa es la razón por la que hemos colocado la palabra atención en la primera línea (del diagrama anterior), pues es el primer paso, en el proceso de la conquista del alma, que Cristo utilizó en el caso de la mujer.

 Si nos interrogamos un poco más, ¿por qué Cristo, sin esperar recibir el agua que había solicitado, procedió a hablar acerca de una particular y maravillosa “agua viva” que Él podía ofrecer a la mujer? Esto era para despertar su interés en la salvación que el Señor quería que aceptara.

“Agua viva”… “¿De dónde?” “¿Acaso eres tú mayor?”

  • EL INTERES. La eficacia con que Cristo despertó el interés de ella se demuestra en las dos preguntas que la mujer formula. Las hemos colocado como palabras clave en el sector derecho del diagrama, ocupando la segunda línea desde abajo hacia arriba. Esa es la razón por la que hemos colocado la palabra interés como el segundo peldaño de la escalera del proceso de la salvación de las almas.

“No tendrás sed jamás”… “Dame esa agua”

  • SE DESPIERTA EL DESEO. ¿Por qué Cristo, sin procurar responder sus interrogantes, procedió a explicarle cómo esta agua viva podía satisfacer el alma del que la recibiera y darle vida eterna? El Señor tenía el propósito de despertar el deseo de la salvación en el corazón de la mujer.

 La respuesta de ella, como está registrada en la tercera línea del diagrama: “dame esa agua”, demuestra cuán efectivo fue el método de Cristo para despertar el interés de la mujer. Por esa razón hemos colocado las palabras se despierta el deseo como el tercer paso en el proceso mediante el cual Jesús ganó a esta mujer para el Señor.

 “Vé, llama a tu marido”… “No tengo marido”

  • LA CONVICCION. ¿Por qué Cristo en esta ocasión le pidió que llamara a su marido sabiendo que no lo tenía? En cuanto a esto, respondemos que nadie puede tomar una verdadera decisión de seguir a Cristo hasta que se haya implantado en su corazón la convicción de su gran necesidad, y se intensifique su deseo al punto que reciba a Cristo. Esta es la razón por la que la cuarta y quinta declaraciones de Cristo fueron escogidas deliberadamente con el propósito de producir una convicción en el corazón de la mujer. Por ello hemos colocado la palabra convicción en las líneas 4 y 5 como el siguiente paso mediante el que esta alma fue ganada.

“El Padre tales adoradores busca”… “Sé que ha de venir el Mesías”

  • LA INTENSIFICACION DEL DESEO. La sexta declaración de Cristo en cuanto a quienes el Padre busca fue concebida para intensificar el deseo de la mujer a fin de que pudiera alcanzar

 El libro Los hechos de los apóstoles dice que los ministros de Dios deben aprender la forma de trabajar de Cristo (pág. 301). Y en Profetas y reyes leemos: “Los que, respondiendo al llamamiento del momento, hayan comenzado a servir al Artífice maestro, deben estudiar sus métodos” (pág. 53).

 Una de las preguntas más destacadas que podemos enfrentar en la evangelización es, ¿cómo podemos llevar a cabo la gran obra que debemos realizar en el poco tiempo que nos queda? Pero tenemos una respuesta para esta pregunta, que brota del espíritu de profecía: “Debemos hacer mucho en poco tiempo si es que hemos de trabajar como Cristo trabajó” la seguridad de la salvación cuando Cristo le mostrara el paso final de vincular a la mujer con la verdad. Por esa razón hemos colocado las palabras la intensificación del deseo en la sexta línea como el paso que la condujo hacia una decisión para Dios.

“Yo soy, el que habla contigo”… “Venid, ved a un hombre’’

  • LA DECISION Y LA ACCION. Obsérvese que en la respuesta de la mujer a la sexta declaración de Cristo, admitió que sólo el Mesías podía hacer por ella lo que en verdad necesitaba, y que estaba dispuesta a aceptarlo cuando El viniera. Su respuesta demuestra que estaba preparada para tomar una decisión. Entonces Jesús inició la etapa final anunciando que El era el Mesías. Esto la llevó a una decisión. Esa es la razón por la que hemos colocado la palabra decisión en la séptima línea, como paso culminante del proceso de la ganancia de almas.

 A esta altura la mujer dejó su cántaro y fue a la ciudad, y dijo a la gente: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?” Ella salió con el propósito de ganar a otros para Cristo. La decisión para Cristo conduce a la acción hacia Dios. Esa es la razón por la que hemos colocado la palabra acción en la última línea.

 SI leen las palabras que se encuentran en medio del diagrama, en sentido ascendente, descubrirán una maravillosa revelación del Maestro de los evangelizadores, del proceso, paso a paso, mediante el que se conquistó un alma para Dios. En Juan 4 Cristo da detalles de los pasos, sucesivos y progresivos, para ganar almas. Su método para conquistar a la mujer de Samaria fue: Primero, conquistar su atención, luego procuró que la atención se transformara en interés. El siguiente paso fue despertar su deseo por la salvación, e implantó la convicción de su propia necesidad, por la que ella fue conducida a una decisión y a una acción en favor de Dios.

 Jesús condujo a esta mujer hacia Dios mediante una dorada cadena compuesta de eslabones indispensables: la atención, el interés, la convicción, el deseo, la decisión y la acción. La levantó de una vida de pecado y de servicio al diablo hacia una vida de servicio para Dios conduciéndola por esos pasos sucesivos que hemos puesto en el diagrama.

 Recordemos que sólo los métodos de Cristo conducen hacia el verdadero éxito en conquistar a las personas, y que todos los que siguen los métodos de Cristo serán ganadores de almas. Juan 4 nos enseña que uno de los aspectos esenciales al seguir los métodos de Cristo hacia una exitosa conquista de las almas consiste en vincular la atención con la Palabra de Dios, despertar el interés en el mensaje especial de Dios, implantar una convicción y avivar el deseo de obedecer a Dios, a fin de conducir a los hombres y a las mujeres hacia una decisión y una acción para con Dios. Cuando aplicamos este proceso con el fin de atrapar seres humanos, significa que primero debemos conquistar sus oídos para lograr la atención, luego tenemos que atrapar sus mentes y desarrollar interés; lo siguiente es atrapar sus corazones con el deseo y la convicción, y finalmente debemos atrapar sus almas con una decisión y una acción en favor del Señor.

 El ganador de almas debiera estudiar cómo aplicar efectivamente cada uno de estos seis pasos, en relación con la gente con la que él trabaja. Cuanto mejor pueda él conducir a los hombres desde la atención hacia el interés, del interés hacia la convicción, desde la convicción hacia el deseo, desde el deseo hacia la decisión y acción hacia Dios, más almas conquistará para Dios.

Implantar convicciones es obra del Espíritu Santo

 Cualquier vendedor experto le dirá que estas seis palabras comprenden toda la ciencia de la venta. Los vendedores del mundo deben depender de su propia sabiduría para aplicar este proceso de seis pasos a sus interesados. Pero el colportor cristiano, el obrero bíblico, el instructor bíblico y el ministro tienen la poderosa ayuda del Espíritu Santo. Implantar la convicción es una de las tareas específicas del Espíritu Santo. Jesús dijo del Espíritu: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (S. Juan 16:8). Y en Filipenses 2:13 se nos dice que mediante el Espíritu Santo, Dios crea dentro del hombre el deseo de hacer su divina voluntad, y conduce hacia la realización de ese deseo. Bajo la cooperación del Espíritu, la decisión resulta en la regeneración y en la conversión.

 Es interesante observar que Aquel que hizo la mente del hombre, trabajó conociendo el movimiento natural de la misma para conducirla de regreso a Dios. Cristo llevó a cabo su obra en armonía con las leyes de la mente que El mismo, como Creador, había implantado. Esto significa que para seguir los métodos de Cristo debemos estudiar a fin de trabajar por las almas dentro del lineamiento del movimiento natural de la mente y de las leyes de ella. Obsérvese cómo este principio de exitosa conquista de las almas es registrado en el espíritu de profecía: “Es de suma importancia que un pastor tenga trato frecuente con sus feligreses, y así llegue a conocer las diferentes fases de la naturaleza humana. Debe estudiar los modos de obrar de la mente, a fin de poder adaptar sus enseñanzas al intelecto de sus oyentes” (Obreros evangélicos, pág. 199). “A fin de conducir a las almas a Cristo, debe conocerse la naturaleza humana y estudiarse la mente humana” (Joyas de los testimonios, t. 1, pág. 454).

 Necesitamos comprender la operación natural de la mente humana al realizar una decisión, a fin de conducir nuestra labor en armonía con estas leyes de la mente. Cuando llevamos a cabo esta obra de esta manera, incrementamos nuestra posibilidad de éxito, pero si la conducimos contrariamente a la operación de las leyes de la mente, estamos invitando al fracaso y a la derrota. A fin de hacer de manera eficaz la labor personal ó la predicación, debemos entender cómo opera la mente, especialmente en relación con estos seis pasos: la atención, el interés, la convicción, el deseo, la decisión y la acción. Nuestra predicación o enseñanza tendrá éxito al impartir la verdad, si conduce las mentes de los oyentes hacia este séxtuple proceso mediante el cual Jesús conquistó a la mujer de Samaría para Dios. Hay cuatro fases o procesos de elaboración mental en la toma de una decisión, sobre un asunto determinado que se le presenta. Estos son la atención, el interés, el deseo y la convicción. El éxito o el fracaso en llevar un alma hacia la decisión puede depender de cómo conducimos nuestra labor en relación con esta operación natural de la mente del oyente.

 La lectura de la Biblia, los estudios bíblicos, los sermones, las conferencias evangelizado- ras serán más efectivas si se organizan con el propósito de asegurar la incorporación progresiva de estos seis pasos, pues éstas son las fases naturales por las que pasa la mente de los individuos al actuar de la forma en que lo hace. El propósito de una serie de estudios bíblicos con un individuo, o de una serie de sermones evangelizadores ante un auditorio es conducir a las personas de la atención hacia la acción para Dios. De aquí que es importante para el obrero elaborar el orden de sus temas de acuerdo con estos seis pasos del progreso natural de la mente humana para alcanzar las decisiones.

 Los primeros temas de una campaña evangelizados debieran ser deliberadamente escogidos para conquistar la atención y despertar el interés. Los temas que les sigan se concentrarán en implantar la convicción e intensificar el deseo. Entonces, la decisión y la acción brotaran tan naturalmente como brota una rosa del pimpollo.

El deseo motivador y la convicción que impulsa

 La disposición del orden de los temas de acuerdo con estas leyes que operan en la mente de los hombres es uno de los secretos para desarrollar el interés y conducir a las personas hacia la decisión. ¿No sería bueno que cada evangelizador se preocupara por la construcción de sus sermones y por el orden de sus temas para armonizarlos con los métodos de Cristo que se encuentran en San Juan 4?

 Con frecuencia los pastores jóvenes se acercan y me dicen: “Las personas del lugar donde llevo a cabo las reuniones están convencidas de la verdad. Aceptan que todas las doctrinas del mensaje son verdaderas, pero no dan un solo paso para obedecer el mensaje. ¿Qué puedo hacer para poner a la gente de parte del Señor?” Este es uno de los problemas más serios que tiene la evangelización pública. Juan 4 será una ayuda para solucionar este problema. Este capítulo nos ayudará a comprender qué es lo que está faltando, en muchos de esos casos, a fin de asegurar las decisiones de gente que cree la verdad, que está convencida, pero que aún no ha dado los pasos para obedecer el mensaje. Cuando se llega a comprender qué es lo que está faltando para asegurar la decisión de ellos, entonces usted será capaz de dirigir sus esfuerzos inteligentemente para solucionar el problema y conducir a muchos a la obediencia de los mandamientos divinos.

 ¿Cuál es la razón por la que muchos obreros despiertan el interés y tienen una gran lista de interesados, pero fracasan en la toma de decisiones? Generalmente, es porque fallan en dar los pasos adecuados en el proceso lógico de implantar la convicción y el deseo. No habrá -no puede haber- ninguna decisión sin un deseo motivador y sin una convicción que impulse.

 Esto explica por qué muchas personas llegan a admitir la verdad del sábado y otras verdades, pero no hacen nada para obedecer la verdad. Es posible que la causa del fracaso, al asegurar las decisiones, se pueda encontrar en los sermones del pastor, en las charlas, y en la forma de realizar la labor con estas personas Posiblemente los esfuerzos no estuvieron adecuadamente organizados para despertar el deseo, producir la convicción y crear la imperativa necesidad de seguir las enseñanzas divinas.

 Obsérvese cuán fácilmente Jesús aseguró la decisión de la mujer de ser una cristiana, luego de haber trabajado adecuadamente el terreno de la convicción y del deseo. Para asegurar la decisión, debemos concentrarnos especialmente en implantar la convicción e intensificar el deseo. La convicción y el deseo son las llaves que abren la puerta de la decisión. Si hubiera dos diferentes cerraduras en la puerta sería necesario utilizar dos diferentes tipos de llave. De la misma forma, con el propósito de conducir a las personas por la puerta de la decisión, debemos aprender a utilizar las dos llaves: la del deseo y la de la convicción. La convicción y el deseo son la decisión en pimpollo. La acción es el fruto de la decisión. No podemos esperar frutos de un manzano a menos que florezca. Y no podrá florecer a menos que brote.

 Préstese atención a cómo Cristo condujo a la mujer con mucho tacto, paso a paso, de la atención al interés, y del interés hacia el deseo y la convicción, y su decisión se produjo como un resultado natural, así como usted puede estar seguro de que el agua hervirá si la calienta hasta el punto de ebullición Los métodos de Cristo nos enseñan que, con el propósito de asegurar las decisiones para Dios, debemos presentar la verdad paso a paso en una serie de sermones o conferencias bíblicas, y de esta forma prepararemos el deseo para la decisión. Esto nos capacitará para guiar la mente de las personas paso a paso hacia el punto donde la obediencia y la acción surgen como resultado natural, como ocurrió en el caso de la mujer de Samaría.

 Cristo no nos pide que vayamos y repitamos a otras personas las mismas palabras que Él dijo a esta mujer. Pero mediante el estudio cuidadoso y el análisis de las palabras que El escogió, podemos descubrir los factores y los principios que El utilizó a fin de dar los pasos correctos en el proceso de la conquista de las almas. Entonces, si empleamos los mismos factores, los mismos principios y las mismas leyes, podremos mediante su ayuda ganar a los hombres para Dios despertando su atención, reclamando su interés, implantando la convicción, y promoviendo e intensificando su deseo para que aquellos con quienes trabajamos se decidan y actúen para Dios. Tal estudio nos capacitará para aplicar los métodos de Cristo en la tarea evangelizadora del siglo XX.

 Descubriremos que Cristo utilizó una combinación de tres factores para lograr la atención, seis factores sucesivos para despertar el interés, y ocho principios para despertar el deseo e implantar la convicción.

 Quiera Dios ayudarnos como subevangelizadores a sentarnos a los pies del Maestro de los evangelizadores, a ser receptores de su Espíritu, y a seguir sus métodos, con el fin de que podamos ver las múltiples y maravillosas transformaciones y un reavivamiento como el que está registrado en este capítulo de la Sagrada Escritura.

Sobre el autor: El pastor John L. Shuler fue uno de los grandes evangelizadores de la Iglesia Adventista. Murió a los 97 años de edad, a mediados de 1984. En su memoria publicamos este famoso artículo que presentó en un concilio ministerial mundial.