Un enfoque de Apocalipsis 12-14

Hay gozo en el descubrimiento del diseño estructural del Apocalipsis de Juan. Este diseño oculto no puede discernirse a través del enfoque usual que diseca prácticamente el libro y lo divide en partes separadas o capítulos. El libro de Apocalipsis es una unidad orgánica e indivisible y una ingeniosa y equilibrada composición. La belleza de sus partes y contrapartes solo se hace visible a la luz de su estructura total.

El análisis literario

Las primeras visiones del Apocalipsis, por lo general, se desarrollan más completamente en las últimas. Un ejemplo de esto es la séptima trompeta de Apocalipsis 11, que se reconoce ampliamente como una visión previa a subsecuentes visiones en Apocalipsis 12-20. Uno no puede entender la profecía de la séptima trompeta (Apoc. 11:15-19) adecuadamente, excepto a la luz de las visiones más abarcantes que siguen (Apoc. 12-20). Por lo tanto, ningún capítulo del Apocalipsis debe aislarse de su contexto como una revelación independiente.

Además, la unidad central de Apocalipsis 12-14 debe comprenderse a la luz de capítulos subsecuentes, que clarifican su primera descripción simbólica. Por ejemplo, el termino Babilonia ocurre por primera vez en Apocalipsis 14:8 sin ninguna referencia o explicación clarificadora. Sin embargo, los capítulos subsecuentes (Apoc. 16-19) elaboran un poco más el significado de Babilonia. Otros ejemplos de esta clase de enfoque son las visiones del dragón rojo con siete cabezas y diez cuernos de Apocalipsis 12 y de la bestia marítima con siete cabezas y diez cuernos de Apocalipsis 13. Una interpretación informada de estos símbolos requiere el concurso de la visión de la bestia escarlata con siete cabezas y diez cuernos de Apocalipsis 17.

En suma, el enfoque apropiado para comprender Apocalipsis 12-14 requiere una interpretación contextual. Esta visión más amplia nos lleva a la conclusión de que Apocalipsis 12- 20 constituye una unidad en desarrollo caracterizada por una progresiva revelación de la misma controversia entre el bien y el mal.

En forma similar, el juicio de Dios sobre los perseguidores de su pueblo se desarrolla gradualmente en las descripciones de la ira de Dios en Apocalipsis 14:19. Si bien el mensaje del tercer ángel nos advierte contra el derramamiento inminente de la ira de Dios vaciada “pura en el cáliz” (Apoc. 14:10, akraton), los capítulos subsecuentes revelan que este derramamiento final de la ira de Dios consistirá en las siete ultimas plagas, “porque en ellas se consumaba la ira de Dios” (Apoc. 15:1; véase también 16:1-21).

Este enfoque contextual y estructural de Apocalipsis 12-14 es crucial para el descubrimiento del significado bíblico del Armagedon como la culminación de las postreras plagas. Este método contextual se constituye en el corrector de las interpretaciones populares pero erróneas.

La perspectiva teológica

Mas allá de este análisis literario, una comprensión de los mensajes de Apocalipsis 12-14 requiere también una perspectiva teológica. Esta investigación busca la conexión de todos los términos y nombres apocalípticos con el Antiguo Testamento y sus promesas y maldiciones pactuales. Juan, más que cualquier otro escritor del Nuevo Testamento, pide prestados palabras y conceptos hebreos para describir el significado teológico de la iglesia de Cristo. El estilo hebraico del Apocalipsis de Juan se reconoce ahora universalmente. R. H. Charles estableció que Juan no usa la Septuaginta, sino el texto hebreo del Antiguo Testamento en sus múltiples alusiones a Moisés y los profetas.[1]

El hecho de que Juan use también pasajes del Antiguo Testamento en Apocalipsis 12-14 es absolutamente esencial para la interpretación apropiada de esta sección clave. La frase apocalíptica “Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad” (Apoc. 14:8) es un préstamo de dos pasajes proféticos fusionados que predijeron la caída del imperio neo-babilónico (Isa. 21 y Jer. 51).

La correspondencia literaria demuestra que es un indicador de una conexión tipológica entre la historia de Israel y más tarde la historia de la iglesia. Las implicaciones de una tipología bíblica se pasan por alto con mucha frecuencia, y sin embargo, está demostrado que son de crucial importancia. La relación teológica predice, en esencia, no solo el elevado llamamiento, sino también el fracaso de la iglesia cristiana.

Los principios que deberían guiar al interprete cristiano quedan determinados por el evangelio de Cristo.[2]

Una característica teológica adicional del Apocalipsis es su repetido fenómeno de contraste. Juan aclara las características de la verdad contrastándolas con la falsedad. Él sitúa al remanente fiel del pueblo de Dios por encima y contra sus oponentes babilónicos. Babilonia se sitúa en agudo contraste con la nueva Jerusalén, el Cordero en oposición a la bestia, y la mujer gloriosa vista en el cielo (Apoc. 12) está en agudo contraste con la ramera que está sentada sobre muchas aguas (Apoc. 17). En estas figuras contrastantes muchos han discernido una parodia o imitación burlesca de la obra de Cristo. Este estilo sirve al propósito de crear una antítesis teológica, un método útil para diferenciar y contrastar la verdad y el error en forma más aguda.

Revelación progresiva en Apocalipsis 12-14

Apocalipsis 12-14 es considerado justamente por muchos como la base fundamental o la visión central del Apocalipsis. Leon Morris discierne “siete señales significativas” en Apocalipsis 12-14, a las que llama “otra serie de visiones” en el Apocalipsis.[3] Otros disciernen diferentes subdivisiones o escenas, mientras mantienen la unidad de los capítulos 12-14. Esta idea de una unidad central comprendida en estos tres capítulos se fortalece si uno considera la infraestructura y la progresión gradual del Apocalipsis a medida que se mueve hacia el fin del tiempo en su narrativa omniabarcante.

Apocalipsis 12 cubre la historia total del pacto de la iglesia cristiana. Así, el propósito de Apocalipsis 12 va más allá de la advertencia a los creyentes cristianos contra la persecución, alentándolos a perseverar hasta el fin. Este capítulo presenta como su visión central la aclamación celestial de victoria sobre Satanás, combinada con la celebración de la inauguración de Cristo como el rey legitimo del cielo y de la tierra (vers. 7-12). La digresión en la narrativa observa, de modo muy natural, más allá de la historia terrenal al origen de todo el odio y la crueldad contra la mujer, como representante de la iglesia de Dios. Revela la profundidad y el tremendo significado de toda persecuci6n de los hijos de Dios señalando al enemigo verdadero de la iglesia y de Cristo.

Se ve que una guerra originada en el cielo propicia las guerras terrenales contra el pueblo de Dios (vers. 7-9). Sin embargo, la razón para las doxologías y el júbilo es la victoria de Cristo sobre Satanás ahora (vers. 10). Del mismo modo que en Daniel 7-12, Apocalipsis 12 ofrece una vista panorámica de la historia de la iglesia desde la perspectiva de Dios. Muestra la forma en que Dios comenzó su obra de redención a través de Jesús Mesías y cómo Satanás trató de destruir la redención mesiánica de la humanidad. Apocalipsis 12 pone así el escenario para el resto del libro, que ensancha progresivamente el conflicto entre Satanás y los seguidores de Cristo sobre la tierra (Apoc. 13-19) hasta que se restaura la paz eterna del paraíso (Apoc. 20-22).

Apocalipsis 13 describe gráficamente el triunfo temporal del antiguo dragón a través de las actividades de sus dos aliados o agentes terrenales: la bestia del mar con diez cuernos y la bestia de la tierra con dos cuernos.

Esto suscita la urgente pregunta: ¿cómo se relaciona Apocalipsis 13 con Apocalipsis 12? La respuesta es de crucial importancia para la forma en que entendemos los eventos finales en el libro de Apocalipsis. Un autor reciente afirma: “Los eventos del capítulo 13 siguen al capítulo 12 en orden cronológico”.[4] De acuerdo con esto, se proyecta las visiones de Apocalipsis 13 en el futuro. Este concepto innovador requiere un estrecho y cuidadoso examen.

La aserción de que Apocalipsis 13 sigue cronológicamente a Apocalipsis 12 se basa en la suposición de que “la historia que comenzó en Apocalipsis 12 continua sin interrupción en Apocalipsis 13”.[5] Pero esta suposición no está justificada. Tanto en Daniel como en Apocalipsis no se entiende que el orden de las visiones presente una secuencia cronológica. La estructura literaria de ambos libros apocalípticos revela un persistente patrón de panoramas paralelos de la historia pactual. Las visiones de Daniel 2, 7, 8 y 11 deben comprenderse como visiones paralelas y progresivas, y cada una elucida importantes aspectos específicos del cuadro total. Esto se confirma al comparar las explicaciones del ángel interpretador de cada visión.

El estilo paralelo de las visiones de Daniel es igualmente aparente en el Apocalipsis de Juan. La serie de los sellos (Apoc. 6) termina con el juicio final de Dios. La siguiente serie de las trompetas (Apoc. 8, 9, 11) resume una descripción de la era de la iglesia con un énfasis progresivo en el tiempo del fin.

Las visiones de Apocalipsis 12, donde Cristo recibe toda autoridad por virtud de su sacrificio (vers. 10, 11), no puede seguir cronológicamente después de la visión de la séptima trompeta en Apocalipsis 11:15-18, donde ya él ha comenzado a reinar. Lo que hace Apocalipsis 12 es presentar una revisión de toda la era de la iglesia, comenzando con el primer advenimiento de Cristo.

Las tres visiones de Apocalipsis 14 no enseñan, al parecer, un orden cronológico de cumplimiento. Es obvio que el triple mensaje de Apocalipsis 14 debe ser proclamado antes de la visión del Cordero con los 144,000 seguidores (vers. 1-5). A esta visión de los 144,000 vencedores se ha llamado, por tanto, un interludio, una escena de “garantía”.[6] Una vez más repetimos que describir las cosas en secuencia cronológica no es, de ningún modo, el intento del escritor.

Las visiones del juicio de Apocalipsis 15 y 16 sólo ensanchan la visión de la siega del mundo en Apocalipsis 14:14-20), donde los justos son redimidos y los impíos destruidos. Del mismo modo, Apocalipsis 17, que explica más detalladamente el juicio de Babilonia, no sigue cronológicamente después de Apocalipsis 16, donde Babilonia ya ha sido destruida.

Estos ejemplos deberían alertamos contra la suposición de que Apocalipsis 13 sigue a Apocalipsis 12 “sin interrupción”. Primero ante todo, hay dos indicadores de una interrupción entre Apocalipsis 12 y 13. Apocalipsis 12 concluye con la declaración de Juan, “Me pare sobre la arena del mar” (Apoc. 13:1). La New International Versión traduce: “Y el dragón se paró sobre la orilla del mar” (Apoc. 13:1). La declaración de Juan acerca de esta nueva localización a la orilla del mar (Apoc. 12:4) explica por qué el dragón podía arrojar de su boca “agua como un no” para anegar a la mujer (Apoc. 12:15).

La siguiente visión (Apoc. 13:1-10) descubre mediante que dramáticos medios perseguirá el dragón a los santos y blasfemará el nombre de Dios. La declaración final de Apocalipsis 12 también mira hacia adelante, hacia Apocalipsis 13. Apocalipsis 13 comienza con una nueva visión: “Y vi”, lo que revela algunas importantes conexiones con la vista panorámica que se da en Apocalipsis 12. El primer nexo es la frase de tiempo para el periodo de persecución, 42 meses (Apoc. 13:5; cf. 12:6, 14). El mismo símbolo de tiempo que se usó en Apocalipsis 11 para referirse a periodos predeterminados en que habrían de “hollar la ciudad santa” (Apoc. 11:2; cf. vers. 3). No hay ninguna razón legítima para suponer que los símbolos equivalentes de tiempo son diferentes a los periodos de tiempo. Una nueva visión no sugiere automáticamente una secuencia cronológica a la visión previa. El contexto inmediato indica si una nueva visión amplifica la anterior o continua la narrativa histórica.

Una vez más los símbolos equivalentes de tiempo en Apocalipsis 11-13 indican que todos estos capítulos son visiones paralelas que se iluminan progresivamente unas a otras. Nosotros, por lo tanto, debemos rechazar la suposición de que las visiones de Apocalipsis 13 continúan la narrativa de Apocalipsis 12 sin interrupción.

Guerra contra los santos

Un segundo indicador de que Apocalipsis 12 se amplía más en Apocalipsis 13 es la correspondiente guerra contra los santos de ambos capítulos. Apocalipsis 12 predice dos guerras consecutivas contra la iglesia de Cristo: la primera en los versículos 6, 14-16, y la segunda en el versículo 17. La primera guerra contra la iglesia está caracterizada por el tiempo simbólico de 1260 días y tres tiempos y medio (vers. 6, 14), que establece una conexión definida con Daniel 7:25. Esta conexión daniélica requiere el fondo de la visión de largo alcance de Daniel 7. Esta visión revela que los tres tiempos y medio o 1260 días de Apocalipsis 12 deben ser considerados como el periodo de supremacía del cuerno pequeño de Daniel 7, y no como la Roma pagana. Estos 1260 días se refieren, por lo tanto, a la Edad Media, cuando muchos millares de personas fueron perseguidas y martirizadas por el supuesto crimen de “herejía”.

Apocalipsis 13 comienza con la visión de una bestia marítima que tiene 10 cuernos que conectan esta visión de modo incuestionable con la que se describe en Daniel 7. La bestia marítima incorpora todas las cuatro bestias de Daniel 7 (vers, 1, 2), indicando con ello el progreso del tiempo hasta las visiones de Juan. La bestia marítima ejerce su autoridad contra los santos durante “42 meses” (vers. 57). Estos dos aspectos (guerra contra los santos y el periodo de tiempo) corresponden exactamente con los de Daniel 7 y Apocalipsis 12. Por tanto, deben identificarse el uno con el otro.

En Apocalipsis 12, la guerra final contra los santos se llama la guerra del dragón contra “el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (vers. 17). El significado de esta breve declaración de guerra se explica más detalladamente en la última visión de Apocalipsis 13. Esta visión (Apoc. 13:1118) muestra la forma en que la bestia de dos cuernos surgió de la tierra como el segundo aliado del dragón. Esta bestia terrestre ejercerá toda su autoridad para imponer la adoración de la bestia revivida en todo el mundo (vers. 12-14). Esta visión amplifica así la guerra final contra el remanente fiel del pueblo de Dios (Apoc. 12:17). Predice la imposición mundial de una marca especial, “que es el nombre de la bestia o el número de su nombre” (Apoc. 13:17). Esta guerra final contra la iglesia remanente en Apocalipsis 13:11-17 es la amplificación de Apocalipsis 12:17. Esta persecución de los seguidores de Cristo todavía es, por el momento, una profecía no cumplida. Pero su extensión universal y su lugar culminante en la historia humana sitúa a esta guerra religiosa en el centro del mensaje de Dios para los últimos días; este se encuentra en Apocalipsis 14.

Última invitación de Dios

El triple mensaje de Apocalipsis 14:6-12 representa la apelación final de Dios o ultimatum a un mundo unido en rebelión contra su Creador. Por lo tanto, este mensaje constituye la carga central de todo el libro de Apocalipsis y lanza una señal especial de alerta a la generación que vive en los últimos días. Al mismo tiempo, Apocalipsis 14 contiene la más aterradora maldición que se haya pronunciado jamás contra los seres mortales: la ira de Dios sin mezcla de misericordia (vers. 9-11) y la tranquilizadora seguridad de la presencia de Cristo para los vencedores (vers. 1-5). Es importante observar que el mensaje de Apocalipsis 14:9-12 corresponde precisamente con la persecución iniciada por la bestia terrestre en Apocalipsis 13:15-17. Una comparación de ambos pasajes muestra el paralelismo histórico. (Véase el diagrama 1.)

Estos pasajes paralelos muestran que el triple mensaje de Apocalipsis 14:6-12 no sigue cronológicamente a Apocalipsis 13, sino más bien se refiere a aspectos adicionales del mismo periodo de tiempo. Dios responde inmediatamente al desafío final de Satanás. De hecho, el incluso advierte a la iglesia de la prueba final de su fe. La visión de la vendimia de la tierra en Apocalipsis 14:14-20 sigue natural y cronológicamente después del tiempo del triple mensaje de advertencia de los versículos 6-12.

La visión de los 144,000 santos victoriosos que están de pie con el Cordero en el monte Sion encaja en la conclusión del conflicto final. Sin embargo, se coloca antes de los mensajes de los tres ángeles, en el estilo hebreo de enfatizar el glorioso resultado del pueblo de Dios por anticipado mediante un interludio.

Al revisar las siete visiones de Apocalipsis 12-14 concluimos que estos tres capítulos forman una unidad indivisible. Como unidad, muestran una expansión y un énfasis progresivos sobre el tiempo del fin. La composición literaria de Apocalipsis 12-14 muestra dos estructuras paralelas (véase el diagrama 2).

La correspondencia literaria y temática entre Apocalipsis 12-14 muestra una conexión intencional que repite y expande visiones previas. Apocalipsis 13 no cubre el panorama total del capítulo 12, pero comienza y ensancha la sección de la persecución religiosa de los 1260 días en Apocalipsis 12:6, 14, y luego se mueve hacia el conflicto final del versículo 17, ensanchándolo con una descripción de la marca de la bestia (Apoc. 13:13-18).

Apocalipsis 14 presenta la respuesta codificada de Dios o la contraparte de este conflicto de los últimos días de Apocalipsis 12 y 13 instando a los santos a vencer a la bestia y a su marca (Cf. Apoc. 13:15-17 y 14:9-11). La recapitulación de Apocalipsis 14:12 muestra una notable correspondencia con el versículo 17. Ambos pasajes del tiempo del fin identifican a los santos fieles como quienes guardan los mandamientos de Dios y que perseveran en el testimonio o la fe de Jesús (Apoc. 12:17; 14:12). Estas conexiones indican que los capítulos 12-14 no tienen una secuencia ininterrumpida, sino que son composiciones paralelas, cada una de las cuales enfoca en una forma más cercana los eventos finales de la era de la iglesia.

Solo cuando la infraestructura de Apocalipsis 12-14 queda establecida podemos proceder con confianza a relacionar estas descripciones apocalípticas con el contexto más amplio del Apocalipsis (especialmente Apocalipsis 15-19) y con el contexto más amplio del Antiguo Testamento y el Nuevo. Estos métodos pueden protegernos contra algunas de las falsas representaciones que abundan hoy. Al mismo tiempo, nos abren una más profunda y clara comprensión de la profecía apocalíptica, critica para nuestra experiencia como cristianos en la actualidad y en el futuro.

Sobre el autor: Hans K. LaRondelle, PhD., es profesor emérito de teología sistemática en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día en la Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan.


Referencias

[1] R. H. Charles, Studies in the Apocalypse (Edimburg: T. and T. Clark, 1915), pág. 88.

[2] Véase H. LaRondelle, The Israel of God in Prophecy: Principles of Prophetic Interpretation (Berrien Springs, Mich.-. Andrews University Press, 1983) y Chariots of Salvation (Hagerstown, MD.: Review and Herald Pub. Assn., 1987).

[3] León Morris, The Revelation of St. John (Grand Rapids: Wm. Eerdmans, 1973), pág. 155.

[4] L. Wilson, The Revelation of Jesus (Bruston, N. Y.: Teach Services, 1990, 1992), pág. 230.

[5] Id., pág. 230.

[6] C. M. Maxwell, God Cares (Boise, Id.: Pacific Press Pub. Assn., 1985), tomo 2, pág. 349.