Daniel 12:13 y las primeras interpretaciones adventistas

“Bienaventurado el que esperare, y llegare hasta mil trescientos treinta y cinco días. Y tú irás al fin, y reposarás, y te levantarás en tu suerte al fin de los días” (Dan. 12:12, 13, RVA).

La historia de la interpretación de Daniel 12:13 al inicio del adventismo no solo es fascinante, sino también tiene implicaciones fundamentales, tanto para la hermenéutica bíblica como para la misión adventista. Las interpretaciones previas al Gran Chasco[1] difirieron un poco de las posteriores a este. Haremos un relevamiento de esas interpretaciones y, a continuación, sacaremos algunas conclusiones.

Antes del Chasco

Guillermo Miller, predicador bautista y dirigente del movimiento millerita, afirmaba que la resurrección física del profeta puede observarse[2] en Daniel 12:12 y 13, y que la resurrección general debería ocurrir al final de los 1.335 días. Miller esperaba el cumplimiento de la bendición prometida a aquellos que alcanzaran la profecía de los 1.335 días en 1843. Él entendía que la segunda venida de Cristo ocurriría al final de ese período, que también sería al término de los 2.300 días.[3]

En una carta, Miller declaró: “¿No ves que, al final de los 1.335 días, Daniel estará en su suerte? ¿Y no ves que estar en su suerte significa la resurrección?”[4]

El The Second Advent Manual, publicado en 1843, presenta una interpretación clara de Daniel 12:13 que se refiere a la resurrección del profeta: “ ‘Mas tú, sigue hasta el fin [el fin de estas maravillas]; descansarás [la condición de los justos muertos desde su muerte hasta la resurrección (Apoc. 6:11; 14:13)], y te levantarás para recibir tu heredad (o, literalmente, levantarás, es decir, serás resucitado de entre los muertos para recibir tu parte en la herencia) al fin de los días’ ”.[5]

Por lo tanto, es evidente que los milleritas proclamaban que el texto se refiere a la resurrección física de Daniel.

Después del Chasco

Después de haber conectado esos dos eventos –el cumplimiento de la bendición de los 1.335 días pronunciada en Daniel 12:12 y la resurrección del profeta en el versículo 13–, los primeros adventistas ahora tenían que explicar esa interpretación, obviamente equivocada, a la luz del Gran Chasco.

Algunos continuaron insistiendo en que la bendición de los 1.335 días no se había cumplido en 1843 y que su cumplimiento era inminente, y sugirieron incluso nuevas fechas.

Jaime White no vinculó los 1.335 días con la resurrección de Daniel. Escribió: “No apoyamos la opinión de que los 1.335 días se extiendan hasta la resurrección”.[6] Sin embargo, eso no significa que él haya separado los eventos de Daniel 12:13 de los del versículo 12.

Jaime White también escribió: “El día y la hora de la segunda venida de Cristo no se revelan en las Escrituras. Tampoco se indica el año en el que ocurrirá ese glorioso evento. Ninguno de los períodos proféticos llega a la segunda venida de Cristo. El Santuario debe ser purificado al final de los 2.300 días, y Daniel debe estar en su suerte al final de los 1.335 días. Que estos eventos ocurran antes de la segunda venida de Cristo es susceptible de prueba más clara. Ambos períodos proféticos terminaron en 1844”.[7]

El pionero aún veía el cumplimento de la profecía de Daniel 12:13 al final de los 1.335 días. Sin embargo, no interpretó el texto como una referencia a la resurrección del profeta, sino como su vindicación en el día del Juicio. Dijo: “En el gran Día de la Expiación, para limpiar los pecados de todos los tiempos, los casos de los patriarcas y los profetas y de los santos de todas las edades pasadas que han dormido surgirán en el Juicio. Los libros serán abiertos y ellos serán juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los libros. Es así como, al final de los 1.335 días [Dan. 12:13], Daniel estará en su suerte”.[8]

Urías Smith compartía con Jaime White el entendimiento de que la “suerte” de Daniel se refería a su vindicación en el Juicio, aunque la diferenciaba de los 1.335 días del versículo 12. Hablando de las profecías de tiempo de Daniel 12, declaró: “Sin embargo, dado que al final de esos días Daniel estará en su suerte, puedes preguntarte cómo algunos suponen que se refiere a su resurrección de los muertos. Esta cuestión se basa en una doble equivocación: en primer lugar, que los días al final de los cuales Daniel estará en su suerte son los 1.335 días; y, en segundo lugar, que la posición de Daniel en su suerte es su resurrección, lo que tampoco puede sustentarse. Lo único que se promete en el final de los 1.335 días es una bendición para los que esperan y llegan a ese tiempo; esto es, aquellos que estuvieren entonces viviendo”.[9]

Smith continuó resaltando que, bajo la bendición de Daniel 12, debe presumirse el aumento del conocimiento y el entendimiento correcto de las profecías. “Vemos un notable cumplimiento de la profecía en la proclamación de la segunda venida de Cristo. Cuarenta y cinco años antes de eso, el tiempo del fin comenzó, fue abierto el libro y la luz comenzó a aumentar. Alrededor de 1843, hubo una gran culminación de toda la luz que se había derramado sobre asuntos proféticos hasta aquel momento. La proclamación fue hecha con poder”.[10]

Él interpretó el “te levantarás en tu suerte” de Daniel como el momento en que surja el nombre del profeta en el Juicio Investigador y sea vindicado. Otros escritores siguieron su interpretación de esa promesa final dada a Daniel.[11] Uno de los principales argumentos en contra de la resurrección prometida al profeta se basaba en un estudio muy restringido de la palabra hebrea traducida como “suerte” en Daniel 12:13.[12]

Contribución de Elena de White

Elena de White[13] no se involucró en el debate sobre la resurrección física de Daniel que se presenta en el versículo final del libro. En su lugar, utilizó el lenguaje del versículo y lo aplicó al hecho de que las profecías serían claramente comprendidas.

“Los que se confunden en su comprensión de la Palabra, que no logran ver el significado del anticristo, con seguridad se pondrán del lado del anticristo. No hay tiempo ahora para que nos asemejemos al mundo. Daniel está en su ‘heredad’ y en su lugar. Las profecías de Daniel y Juan deben ser entendidas. Se interpretan mutuamente. Dan al mundo verdades que cada uno debe entender. Estas profecías deben ser testigos en el mundo. Mediante su cumplimiento se explicarán a sí mismas en estos últimos días”.[14]

“Ha llegado el tiempo para que Daniel reciba su heredad. Ha llegado el tiempo para que, como nunca antes, se propague por el mundo la luz que le fue dada. Si aquellos por quienes el Señor ha hecho tanto caminaran en la luz, su conocimiento de Cristo y de las profecías concernientes a él aumentaría grandemente a medida que se acercan a la terminación de la historia de esta Tierra”.[15]

Estas raras declaraciones de Elena de White sobre la fraseología utilizada en Daniel 12:13 no implican una interpretación completa del pasaje. En vez de eso, utiliza el lenguaje del texto y lo aplica al tiempo en el que la comprensión de Daniel y Apocalipsis aumentaría.

Conclusión

Elena de White nunca se opuso a la idea de que Daniel 12:13 se refiriera a la resurrección física del profeta ni apoyó las interpretaciones presentadas por Jaime White, Urías Smith o Juan Loughborough. Ella simplemente aplicó el lenguaje del versículo al hecho de que, en sus días, las profecías de los libros de Daniel y Apocalipsis eran más comprendidas que antes. En otras palabras, ella proveyó una aplicación adicional al cumplimiento de la promesa que se le hizo a Daniel.[16] Así, la pregunta permanece: ¿Provee el texto algún indicio de una posible aplicación adicional?

Aunque no encontremos ninguna justificación textual para el doble cumplimiento del período profético mencionado en Daniel 12:12, la redacción del versículo 13 parece apuntar hacia una posible aplicación adicional a la promesa de resurrección que se le da al profeta.

El indicador se encuentra en la última palabra del pasaje.[17] Para este último término, traducido como “días”, Daniel utiliza dos idiomas: comienza en hebreo, pero termina en arameo.[18] Aunque esos dos idiomas tengan la misma raíz para la palabra “días”, el inicio de la palabra en hebreo no puede confundirse a causa del artículo definido. En hebreo, el artículo definido va como prefijo de la palabra, pero, en arameo, el artículo definido va como sufijo. Aparte de este detalle, los artículos definidos de estos dos idiomas son inequívocamente diferentes.

Si Daniel hubiera utilizado solo el hebreo, aquí habría una vinculación con la palabra “días” que se utiliza para hablar de los 1.335 días. Por otro lado, si hubiera utilizado solo la palabra aramea, habría una diferencia clara y total entre las palabras “días” de los versículos 12 y 13. Sin embargo, el hecho de que el profeta combine los dos idiomas en la palabra final puede sugerir que, aunque haya una clara distinción entre los dos pasajes, todavía existe alguna conexión posible entre ellos.

Elena de White, sin dominio en lenguas antiguas, vio indicadores que le permitieron hacer una contribución notable, al margen del cumplimiento de la promesa de una resurrección física para el propio Daniel. Ella se refirió a la resurrección del libro del profeta. Podemos creer que el mismo Espíritu Santo que guio a Daniel al escribir su libro llevó a Elena de White a comprenderlo.

Sobre el autor: vicepresidente de la sede mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día


Referencias

[1] Para una definición, ver Eugene Zaitsev, “The Mission of Adventism”, Ministry (diciembre de 2012), p. 17.

[2] Carlos Fitch también apoyó las opiniones de Miller sobre Daniel 12:13. Por ejemplo, ver Letter to Rev. J. Litch, on the Second Coming of Christ, p. 43.

[3] Guillermo Miller, William Miller’s Apology and Defense, August 1 (Boston, MA: J. V. Himes, 1845), p. 10.

[4] Guillermo Miller, Miller’s Reply to Stuart’s “Hints on the Interpretation of Prophecy” (Boston, MA: Joshua V. Himes, 1842), p. 48.

[5] Apollos Hale, The Second Advent Manual (Boston, MA: Joshua V. Himes, 1843), p. 61.

[6] Jaime White, nota del editor en “William Miller: His Treatment of Opponents – Specimens of His Preaching”, Advent Review and Sabbath Herald 7, Nº 18 (31/1/1856), p. 137.

[7] Jaime White, The Second Coming of Christ (Battle Creek, MI: Steam Press, 1871), p. 62.

[8] Jaime White, “The Judgment”, Advent Review and Sabbath Herald 9, Nº 13 (29/1/1857), p. 100.

[9] Urías Smith, Daniel and the Revelation (Nashville, TN: Southern Publishing Assn., 1897), p. 343.

[10] Smith, ibíd., p. 343.

[11] Ver, por ejemplo, J. N. Loughborough, “The Hour of His Judgment Come”, Advent Review and Sabbath Herald 5, Nº 4 (14/2/1854), p. 30.

[12] Loughborough, ibíd., p. 30. Para argumentos favorables a la resurrección física, ver Artur A. Stele, “Resurrection in Daniel 12 and its Contribution to the Theology of the Book of Daniel” (Andrews University, 1996, tesis de doctorado), pp. 150-191.

[13] Elena de White creía que la profecía de los 1.335 días se había cumplido. Ver, por ejemplo, Primeros escritos (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2014), p. 106; Mensajes selectos (Florida, Bs. As.: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015), t. 1, pp. 230, 231. Para más información sobre estas citas de Elena de White, ver Alberto R. Timm, “Os 1290 e 1335 dias de Daniel 12”, Kerygma, t. 1, Nº 1 (2005), pp. 3-7.

[14] Elena de White, The Relief of the Schools (1900), p. 11.

[15] Elena de White, Manuscrito 176, 1899, publicado en Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1.195.

[16] El cumplimiento final fue visto en la resurrección. L. R. Conradi presentó este pensamiento en un sermón en vida de Elena de White. Ver L. R. Conradi, “God’s Opening Providences”, General Conference Bulletin (4/6/1913), p. 267.

[17] Ver Artur Stele, “The Last Word of the Book of Daniel: A Grammatical Mistake or a Conscious Choice”, Ministry (febrero de 2021), pp. 6-9.

[18] Algunos eruditos ven aquí solo un arameísmo sin ningún significado para la interpretación. Sin embargo, el hecho de que Daniel utilizara la palabra “días” en ambos idiomas en su libro muchas veces, pero solo una vez, y al final de este, combinara el comienzo en hebreo con el final en arameo, sugiere intencionalidad. Además, hay que considerar que, solo un versículo antes, el profeta utiliza la palabra hebrea para “días” con un final en hebreo y no en arameo. Si fuera un simple arameísmo, lo esperaríamos en ambos lugares. Es interesante notar que el uso de la palabra hebrea para “días”, con un artículo definido en hebreo y una terminación en plural arameo, se ve solo una vez en todo el Antiguo Testamento: en Daniel 12:13.