El evangelismo telefónico surgió como una posibilidad de llegar a la gente con un mensaje de ánimo y optimismo a través del teléfono. La experiencia realizada en otras divisiones habla dado excelentes resultados. En varios campos sudamericanos habían sido tomados algunos votos de juntas, la mayor parte de ellos destinados al olvido.

 Algunos, sin embargo, fueron adelante con entusiasmo. Tal es el caso de la Iglesia Central de Curitiba, la que dirigida por el pastor Assad Bechara decidió probar. También lo hizo el Auditorio Guanabara, en Río de Janeiro, donde el plan sigue funcionando con buenos resultados.

 Tal vez la mejor experiencia ha sido la de la Iglesia Central de Curitiba. Por eso entrevistamos al pastor Bechara, actualmente director MV de la Unión Este, quien fue el promotor de ese programa.

 P. ¿Cuándo se inició el programa Telepaz en Curitiba?

 R. Este servicio está funcionando desde el 25 de marzo de 1971.

 P. ¿Qué tipos de equipos son necesarios para realizar el programa? Díganos algo también en cuanto a costos.

 R. El plan consiste en acoplar al teléfono un equipo electrónico que contiene dos grabadoras y dos circuitos independientes. Su precio es de alrededor de 1.200 dólares; pero lo conseguimos con un descuento especial, debido a la finalidad del equipo, por 705 dólares.

 P. ¿Podría explicarnos en forma breve cómo funciona el evangelismo telefónico Telepaz?

 R. Grabamos el mensaje que pretendemos emitir. Cuando el interesado disca el número de ese teléfono, a partir de la segunda señal, automáticamente, el mensaje comienza a ser escuchado por la persona. Ese mensaje está preparado para servir en todos los casos en forma general, preparando un ambiente de confianza y fe. Un fondo musical suave, generalmente de órgano, acompaña la voz calma y amigable. Terminada la emisión, el consultante tiene la oportunidad de hablar al oír la señal. A esta altura se cierra el primer circuito y se abre uno nuevo. Cuando la persona manifiesta su aprecio, o deja su nombre, teléfono, dirección o está hablando acerca de sus dificultades y problemas, un segundo grabador está registrando todo. Al terminar de hablar, en pocos segundos, el último circuito se cierra y todo queda preparado para un segundo llamado. Lo mismo sucede cuando el oyente no quiere hablar nada. Automáticamente, en cuestión de segundos, el equipo se libera para una nueva llamada. Los mensajes son dirigidos por el profesor Darío Pires de Araújo.

 P. Me imagino que el plan no se limita solamente a ese contacto a través del teléfono. ¿Establecen Uds. algún contacto personal con quienes tienen problemas, o en casos de emergencia?

 R. Los casos urgentes son atendidos diariamente por las personas o consejeros de turno, en Curitiba. En la capital paranaense se formó un equipo de 90 voluntarios para este extraordinario servicio.

 P. ¿Han planeado algún sistema para relacionar con la iglesia a quienes hayan recurrido a Telepaz?

R. Debido a la gran cantidad de consultas, la iglesia, con un voto de la asociación, resolvió abrir sus puertas el 1$ de junio de 1971, para tener personas de turno permanente. Desde ese día, las puertas de la Iglesia Central de Curitiba no se cierran nunca.

 Están siempre abiertas para la oración, para la meditación y para aconsejar. No solamente a las personas de afuera, sino también a los miembros de iglesia que buscan refugio en atrios sagrados, en las más variadas horas del día y de la noche.

 P. Al visitar la Iglesia Central de Curitiba, pude apreciar una extraordinaria ampliación de instalaciones y servicios destinados a Telepaz. Díganos algo en cuanto a esos planes en marcha.

 R. El equipo de Curitiba es uno de los mayores del mundo. Recibió en los primeros diez meses de actividad 180.000 llamados. Se registraron también llamados interurbanos provenientes de 18 estados brasileños. El equipo fue ampliado para recibir diariamente hasta 1.500 llamados. Hay cinco unidades, tres están acopladas a líneas telefónicas y dos de reserva para emergencias. Además de los tres teléfonos que están ligados a las unidades, hay dos que están siempre libres para llamados directos y contactos con el consultante. Hay una sala, finamente decorada, para recibir a las personas que buscan consejo. En ella trabajan dos señoritas colocando en fichas los datos diarios. La siguiente sala es la del estudio propiamente dicho. La siguiente es la “sala azul”, enteramente alfombrada, para recibir familias enteras traumatizadas. Esta sala está equipada para proyectar diapositivas, transmitir música y se escuchan charlas sobre el significado de la vida y la gran esperanza del corazón humano. Existe además el departamento para los que hacen turnos. El comienzo fue muy modesto.

 P. Hablemos un poco en cuanto a los resultados obtenidos a través de este trabajo. ¿Podríamos pedirle que comparta con los lectores algunos de los casos de ayuda prestada que le hayan impresionado especialmente?

 R. La iglesia tiene más prestigio ante las autoridades, es conocida y querida por casi toda la ciudad.

 El último día del año 1971, una familia entera entró en la iglesia para recibir alivio y encontrar silencio y paz. Todos ellos fueron en busca de ayuda. Sabían que allí había una luz siempre accesible para confortar el corazón.

 Los jóvenes también van, en el silencio de la noche, a orar. Afligidos y desesperados buscan allí la paz, la comprensión y la seguridad.

 Una joven, después de haberse cortado las venas, disco Telepaz. Su voz ronca transmitía terror y angustia. Después de varios minutos de ansiosa conversación, el consejero y la desesperada consultante estaban arrodillados, en fervorosa oración distantes varios kilómetros uno del otro. Tres horas después, la joven volvió a llamar para agradecer la transformación. Después de aquella oración, procuró los recursos médicos que antes rechazaba terminantemente, pues quería morir. Ahora se podía percibir una sonrisa en sus labios cuando decía: “Después de que mis heridas cicatricen quiero conocer la iglesia que me salvó”.

 Hace poco llamó una señora preguntando si su hijo podía asistir a la iglesia de Telepaz. Su esposo había fallecido cuando ei niño tenía apenas dos años. Durante 18 años jamás experimentó el calor de un consejo paterno. Al cruzar las puertas abiertas del templo encontró una palabra orientadora, amable, paternal, y un brazo fuerte, amigo, sobre su hombro. Sintió la paz.

 P. ¿Han planeado o realizado Uds. alguna reunión pública con el fin de atraer a la iglesia a quienes hayan recurrido a Telepaz?

 R. El culto para los amigos de Telepaz, anunciado por teléfono y también enviado a todas las direcciones archivadas, trajo a la iglesia la primera vez, centenas de consultantes despertando en muchos de ellos un marcado y profundo interés por la verdad. Como fruto, muchas familias están estudiando el plan La Biblia Habla.

 P. Después de una experiencia más o menos larga, ¿cuál es su impresión en cuanto a las posibilidades del evangelismo telefónico?

 R. Hasta el momento, contamos a Telepaz como una de las más poderosas armas de relaciones públicas de la iglesia. Instantáneamente despierta aprecio, interés y consideración para con el pueblo de Dios. Es un potencial evangelístico casi sin límites.

 En el evangelismo convencional, indispensable hasta la venida de Jesús, tenemos que invertir, a veces, abultadas sumas de dinero, y luchar para conseguir grandes auditorios. Es un esfuerzo “agresivo” tremendo, aliado a una psicología finísima que finalmente permite entrar en los hogares y abrir la Palabra de Dios.

 En el evangelismo telefónico de Telepaz, en vez de agredir somos agredidos. Somos atacados por todos lados. Somos buscados por millares de personas que nos preguntan, insisten en conocernos, piden nuestras visitas, procuran nuestras sugerencias y muchas veces nos exigen que les demos indicaciones de paz y salvación.

 P. ¿Desea dar alguna recomendación final para los lectores de EL MINISTERIO ADVENTISTA?

 R. Creo que el evangelismo telefónico es una de las mayores oportunidades del presente. Si somos rápidos y valientes para instalar Telepaz en nuestra iglesia constataremos en seguida esta verdad. Tendremos en nuestras manos un gran instrumento para prestar ayuda espiritual a nuestra comunidad y daremos un gran paso para apresurar el regreso de Jesús.