Profecía: “Y será predicado este Evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14.)
Nunca antes tanta gente ha tenido acceso a la revelación escrita de Dios como hoy. De acuerdo con la obra monumental de Kenneth Scott Latourette “A History of Christianity” (Una historia del Cristianismo), el Evangelio de Cristo está entrando actualmente “en la vida de más gente que lo que él mismo u otra religión haya hecho en lo pasado.”—Introducción, pág. 25.
La obra extraordinaria de las sociedades bíblicas ha sido un factor significativo en el logro de este hecho. En los 350 años que corrieron entre la primera impresión de la Biblia y la fundación de la primera sociedad bíblica (1804), la Biblia o porciones de ella fue traducida en 73 idiomas o dialectos. En los 150 años que han corrido desde entonces, se han añadido 991 nuevos idiomas y dialectos en un promedio de siete por año, dando un total de 1.064.
Como parte de la celebración mundial del 150° aniversario de la fundación de la Sociedad Bíblica Británica, se ha iniciado un programa sin precedentes para reavivar el interés en la lectura de la Biblia y proporcionar ejemplares de las Escrituras a la gente que desee leerlas. El proyecto, en el cual participarán miembros de 60 nacionalidades a lo menos, ha sido descrito como “una de las mayores declaraciones en masa de fe en la historia humana,” y será patrocinado por 25 sociedades bíblicas nacionales. Uno de los propósitos más importantes consistió en aumentar la circulación anual de las Escrituras de 20 millones, a 25 millones de ejemplares en 1954, con un objetivo eventual de 50 millones para 1960. (En los últimos 150 años, cerca de 1.200 millones de ejemplares de las Escrituras se distribuyeron alrededor del mundo, lo que es un logro extraordinario.)
“Tenéis la Palabra del Dios vivo y con sólo pedirlo podéis recibir el don del Espíritu Santo para hacer de dicha Palabra un poder para los que creen y obedecen. La obra del Espíritu Santo es guiar a toda verdad.”—Joyas de los Testimonios” tomo 2, pág. 430.