El cofre del tesoro del pastor es su archivo de personas interesadas en la verdad. Dios pide a los hombres que hagan todo esfuerzo posible para llegar a ser más eficientes en sus actividades ganadoras de almas.

El archivo de los interesados ayudará mucho a lograr este fin.

El propósito del archivo es ayudarnos a recordar hechos importantes acerca de la gente que estamos preparando para el cielo. La puerta que conduce al cielo pasa por el bautismo.

Nuestro objetivo es preparar a la gente para el bautismo, colocándola de este modo en el camino que lleva al reino. El archivo de interesados debería incluir los nombres de todas aquellas personas que alguna vez han manifestado interés en el mensaje de los adventistas. Tales nombres pueden obtenerse de las siguientes fuentes:

1. Ex adventistas.

2. Programas de Fe para Hoy, La Voz de la Esperanza y la Escuela Radio postal.

3. Personas que anteriormente han asistido a conferencias.

4. Visitas a la escuela sabática y a otros servicios de culto.

5. Nombres entregados por los miembros.

6. Relaciones establecidas mediante la Recolección y Dorcas.

7. Relaciones establecidas en ceremonias de casamiento y de funerales.

8. Relaciones establecidas mediante visitas a enfermos.

9. Los jóvenes no bautizados de la iglesia.

10. Relaciones sociales y cívicas establecidas con dirigentes y ciudadanos prominentes de la comunidad.

Recordad siempre que cada persona con quien nos encontramos es un candidato para el reino. Debemos hacer todo lo posible por conducir a los hombres y las mujeres al Salvador, y luego inducirlos con suavidad y tacto al estudio más profundo de la Palabra de Dios.

Podríamos caracterizar como sigue el archivo de interesados sencillo y eficiente.

Interesados de la clase AA. Estas son personas que ya han estudiado la doctrina y están preparadas para el bautismo.

Interesados de la clase A. Personas que estudian regularmente y están definidamente interesadas en el mensaje de un Salvador próximo a venir.

Interesados de la clase B. Los que han recibido visitas especiales, y con quienes es probable que se inicien estudios antes de mucho.

Interesados de la clase C. Proceden mayormente de ex miembros de la iglesia, y de

los parientes “incrédulos” de los miembros, generalmente esposos y esposas.

Sugestiones:

1. Deberíamos estudiar esta lista con frecuencia, y si es posible cada día. Conozcamos personalmente a los interesados de nuestro distrito.

2. Oremos fervientemente por cada persona cuyo nombre figure en la lista.

3. En nuestras oraciones deberíamos pedir dirección especial para nuestro programa de visitas. (Cierto día me encontré cerca de la casa de uno de mis interesados a quien no había planeado visitar en ese momento. Pero me sentí compelido a ir a verlo, y descubrí que necesitaba mucho de mi visita y fué muy efectiva.)

4. Deberíamos conocer a nuestros interesados. Estudiemos su cara y sus reacciones cuando hablamos con ellos. No tardaremos en poder clasificarlos automáticamente en el lugar adecuado.

5. No desechemos nunca a un interesado —quiero decir, casi nunca. Podemos cambiar su posición en nuestro archivo, porque algunas veces un interesado puede esperar durante un tiempo. Un cambio de circunstancias en su vida puede convertirlo en un interesado de la clase AA o A.

Es probable que el pastor no pueda visitar a todos los interesados con la frecuencia que sería necesaria. Los miembros laicos deberían organizarse —comenzando con los ancianos y los diáconos para visitar a la gente cuyos nombres figuran en el fichero. Después de cada visita deberían informar al pastor para que él registre los progresos realizados en las tarjetas respectivas.

Los nombres pueden ordenarse en el fichero o archivo según el sector del distrito al cual pertenezcan. Detrás de la tarjeta conviene anotar el nombre de un miembro de la iglesia que viva cerca para que lo visite, y cumplir así un doble propósito:

1. El miembro de la iglesia desempeña una parte activa en la ganancia de almas en su propio vecindario.

2. La fe del interesado se fortalece porque ve que un vecino toma interés personal en él.

Deberíamos asegurarnos de que nuestro fichero es de tal naturaleza que ayude a ahorrar tiempo y energía. Aprendamos a mantener estos registros sin preocupación o pérdida de tiempo. Hagámoslos sencillos y efectivos, para que la mayor parte de nuestro tiempo la empleemos en visitar y estudiar con la gente antes que en mantener al día nuestro archivo.

Lo que más interesa es lograr que el fichero trabaje para nosotros.

Nuestro Señor dijo de sí mismo: “El Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). Nunca se permitió olvidar la razón por la cual había venido, porque siempre estuvo buscando y salvando. Aquellos que son llamados a ser sus representantes deben hacer que el motivo del Maestro sea el suyo propio que los impela en la tarea de salvar almas. Empleemos bien nuestro cofre del tesoro del archivo de los interesados.

Sobre el autor: Pastor de la Asociación de Florida, EE. UU