“El mensaje del Santuario es actual y necesario. Responde a las ansias humanas de seguridad, paz y certeza de un futuro brillante con el Dios de nuestra salvación”.
El Pr. João Antônio Rodrigues Alves nació en un hogar adventista en la ciudad de Coselheiro Pena, Minas Gerais, Rep. del Brasil. Se diplomó en Teología en el Instituto Adventista de Ensino (hoy UNASP) en 1982, institución en la que también concluyó una maestría diez años después. En 2005, obtuvo el doctorado en Teología por la Universidad Adventista del Plata, Rep. Argentina, especializándose en 2008 en Metodología de la Enseñanza Superior, en la Facultad Adventista de Bahía, en el Brasil. Trabajó como pastor de iglesias y capellán en los Estados brasileños de Bahía, Río de Janeiro y Espíritu Santo, como profesor de Teología en la Facultad Adventista de Bahía, función que actualmente ejerce en la Facultad Adventista del Amazonas, estado de Pará, donde también es coordinador académico para el curso teológico.
Casado con la psicóloga Daisy Kiekow de Britto Rodrigues Alves, la pareja tiene dos hijos: Emerson y Karina. En esta entrevista, él comparte sus conceptos acerca del Santuario celestial.
Ministerio: Háblenos acerca de su tesis doctoral.
João Antônio: El tema de mi tesis, el juicio preadvenimiento, fue abordado desde una perspectiva histórica y teológica, a partir del pensamiento de tres autores que ejercieron una fuerte influencia en el desarrollo o la sedimentación de los conceptos sobre teología adventista del séptimo día: Urías Smith, Edward Heppenstall y William Shea. Estos tres autores cubren un período aproximado de 150 años de desarrollo teológico de nuestra iglesia. El propósito fue identificar si había continuidad o ruptura con respecto al tema del Juicio Investigador, algún desarrollo teológico que ampliara la comprensión sobre este tema, haciéndolo relevante para el contexto actual, o alguna propuesta de abandono radical del asunto, relegándolo a la condición de un “accidente teológico” en el desarrollo doctrinal adventista.
Ministerio: El gran chasco millerita ocurrió hace 170 años. ¿En qué sentido esto provocó el estudio del tema del Santuario celestial y del ministerio sacerdotal de Cristo?
João Antônio: El fracaso de las expectativas relacionadas con la fecha del 22 de octubre de 1844 como el día de la segunda venida de Cristo y la realización del Juicio precipitó en los creyentes una crisis. Al mismo tiempo, produjo un movimiento de regreso a las Escrituras, en busca de una explicación bíblica para lo que sucedió. En este proceso, un grupo se dedicó a estudiar los tres principales elementos de Daniel 8:14: 1) cuál es el Santuario referido en este pasaje; 2) el período de los 2.300 días y 3) el significado de la purificación del Santuario. La cronología básica, con su término en el 22 de octubre de 1844, fue mantenida. Pero el estudio del Nuevo Testamento, particularmente del libro a los Hebreos, llevó a una reinterpretación acerca del Santuario que habría de ser purificado, entendido desde entonces como una entidad celestial. Finalmente, la purificación del Santuario fue relacionada con la fase judicial del Juicio. A partir de estos reestudios, se fue desarrollando una comprensión más amplia respecto de la doctrina del Santuario y su significado salvífico para el cristiano.
Ministerio: ¿Cuál es la relevancia de esta doctrina hoy?
João Antônio: Si pretendemos verificar la relevancia de una doctrina, debemos comenzar por un análisis del material bíblico dedicado al tema. Al proceder de esta manera, encontramos en el Antiguo Testamento 45 capítulos dedicados al Santuario y sus rituales en el Pentateuco, y otros 45 capítulos que abordan directamente el Santuario en los libros proféticos. En el “Himnario del Templo”, el libro de los Salmos, encontramos referencias explícitas al Santuario, en una medida de una referencia por verso; es decir, 150 versos. En el Nuevo Testamento, encontramos libros estructurados alrededor del Santuario, como el Evangelio de Juan, con sus fiestas vinculadas al Santuario, el Apocalipsis, con sus siete secciones proféticas, cada una iniciada con una visión del Santuario, y el libro a los Hebreos, con su énfasis en el ministerio sumosacerdotal de Cristo en el Santuario celestial. Se podría afirmar con seguridad que el tema del Santuario recibe más atención en la Biblia que cualquier otro. Eso, de por sí, destaca la relevancia de la doctrina. Además de eso, Elena de White afirma que “El Santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres” (El conflicto de los siglos, p. 479). ¿Por qué la doctrina del Santuario es tan sustancial? Porque el Santuario no está centrado en medidas, cálculos, utensilios –por más importantes que parezcan–, sino que todos los símbolos del Santuario señalan hacia el plan de Dios para salvar al hombre de sus pecados, mediante el sacrificio expiatorio de Jesucristo. Finalmente, el Santuario habla de la obra contemporánea que Jesús realiza en favor de su pueblo aquí, en la Tierra.
Ministerio: Para algunos cristianos, no existe un Santuario literal en el cielo, sino que el mismo cielo es un Santuario. ¿Cómo responder a esta controversia?
João Antônio: Para entender el alcance de esta pregunta, debemos ser conscientes de las presuposiciones filosóficas que orientan nuestra respuesta y que afectan completamente la comprensión del tema. Y debemos recordar que la estructura mental de Occidente opera según las categorías de pensamiento griego. Por ejemplo: ¿Cuál es la naturaleza de la realidad referida en la Biblia: literal o metafórica? ¿Cuál es la naturaleza de Dios? Recordemos también la influencia de Agustín, que desarrolló su sistema teológico basado sobre la filosofía platónica, y de Tomás de Aquino, que hizo lo mismo sobre la base de la filosofía aristotélica, estableciendo allí los fundamentos de pensamiento que afectan todavía hoy la comprensión de la Biblia. Si consideramos al Dios de la Biblia como un dios de la filosofía, entonces él es atemporal; consecuentemente, negaremos la existencia de un Santuario celestial real. Naturalmente, algunas preguntas surgen a partir de lo dicho anteriormente: ¿Debemos concebir el Santuario celestial en términos filosóficos? Los autores bíblicos ¿eran filósofos o portavoces de la verdad revelada por Dios? Cuando se referían al Santuario celestial, ¿estaban filosofando o comunicando la revelación divina? ¿Qué revela el examen de los datos bíblicos? Tal examen favorece una interpretación diferente, que entiende que el cielo es un lugar real, con un Santuario real. Elias Brasil de Souza argumenta, en su tesis doctoral, que la Biblia hebrea señala una correspondencia funcional y estructural entre el Santuario terrenal y el celestial. Para el escritor del libro a los Hebreos, el Santuario celestial es real, porque Cristo entró en él después de su ascensión (Heb. 4:14-16; 6:19, 20), donde realiza una obra sacerdotal (7:27). En ese mismo libro, Cristo es un ser histórico, que se hizo uno de nosotros por medio de la encarnación (2:14); sufrió bajo la presión de las tentaciones (5:7, 8); murió sobre la cruz (12:2); ascendió al cielo (4:14); y entró en el Santuario celestial (12:11, 12). La realidad de cualesquiera de estas experiencias es incuestionable para el autor del libro a los Hebreos. Ese énfasis sobre el Santuario terrenal como copia del celestial, junto con una discusión acerca de los dos departamentos del Santuario terrenal (Heb. 9:1-7), sugiere que el autor entendió que el Santuario celestial es una estructura real, con dos compartimentos, o departamentos; una entidad independiente localizada en el cielo (ver Apoc. 11:19).
Ministerio: Parte integral de la doctrina del Santuario es el juicio preadvenimiento. ¿Cuáles son las evidencias de ese evento?
João Antônio: En general, el tema del Juicio no es comprendido por las personas fuera de nuestro círculo teológico. Por otro lado, eso no sucede por falta de fundamentación bíblica. Desde el propio comienzo de la entrada del pecado en el mundo, encontramos ejemplos de un juicio investigador. En Génesis 3 se percibe un procedimiento judicial en formato de investigación, resaltado por las preguntas de los versículos 9 al 13: “¿Dónde estás?”; “¿Quién te mostró que estabas desnudo?”; “¿Comiste del árbol que te ordené no comer?”; “¿Qué es lo que hiciste?” Después de cada investigación, se anuncia el veredicto (vers. 14‑19). De manera semejante, en Génesis 4 Dios conduce un juicio investigador que implica a Caín: “¿Dónde está tu hermano Abel?”; “¿Qué hiciste?” (vers. 9, 10). La sentencia sigue a la investigación (vers. 11, 12). De igual forma, en Génesis 18 y 19, en su trato con Sodoma y Gomorra, Dios condujo una investigación, lo que se expresa con los verbos “descender” y “ver” (18:20, 21). Después de eso, se anuncia el veredicto. William Shea estudió 28 pasajes del Antiguo Testamento en que el Juicio está vinculado con el Santuario, y la mayor parte de ellos está relacionado con el pueblo escogido de Dios. El tema del Juicio también se encuentra en otras partes de las Escrituras, como Daniel 7, en que otros intérpretes reconocen que describe una escena judicial. Especialmente relevante es el juicio descrito en Ezequiel 1 al 10, paralelo al Juicio que se está desarrollando ahora en el cielo. Allí, se describe que Dios se sienta en su Santuario para realizar una obra especial de juicio sobre su pueblo. Como resultado de ese juicio, el pueblo profeso de Dios del reino del sur fue dividido en dos clases: los que realmente lo sirvieron y los que no lo sirvieron. Hay muchos otros textos más que podríamos mencionar, pero esos son suficientes aquí.
Ministerio: Al describir la escena de juicio, Daniel habló de libros que son abiertos. ¿Cuáles son esos libros?
João Antônio: Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento mencionan libros de registros que pueden ser interpretados como aquellos referidos en Daniel 7:10. En el Antiguo Testamento, los libros de Dios se mencionan seis veces (Eze. 32:32; Sal. 56:8; 69:28; 139:16; Mal. 3:16). La idea básica que se resalta en estos textos es que Dios tiene un conocimiento íntimo de sus seguidores y de la experiencia espiritual de los justos, guardando un registro en su favor (Mal. 3:16). En el Nuevo Testamento, se encuentra una referencia en la que Pablo declara que los nombres de sus colaboradores están en el Libro de la Vida (Fil. 4:3); el Libro de la Vida es mencionado cuatro veces en el libro del Apocalipsis (3:5; 17:8; 20:12; 21:27), y en dos ocasiones es identificado como el “libro de la vida del Cordero” (17:8; 21:27). En estos libros figuran los nombres de las personas que, de alguna manera, pertenecen al pueblo de Dios. No conocemos con exactitud el formato de estos registros, pero lo que sí sabemos es que existen y que son abiertos para el examen. Por otro lado, es importante señalar que la función de estos libros no es informar a Dios sobre algo que desconozca, dado que él es omnisciente; ellos son de beneficio para los seres inteligentes del universo, que confirman la justicia de las decisiones divinas.
Ministerio: Para la mayoría de los cristianos, la obra expiatoria de Cristo fue consumada en la cruz. Pero nosotros creemos que esta continúa en el Santuario celestial. ¿Cómo entender esto?
João Antônio: Si nos referimos a la obra de la cruz como consumada, en el sentido de que Cristo pagó completamente el precio de nuestra redención, estamos en lo correcto. En Romanos 5:8 al 11 Pablo enfatiza que la reconciliación se realiza mediante la “muerte de Cristo” (comparar con 2 Cor. 5:18). El tiempo verbal (“hemos sido reconciliados con Dios”) indica que, por parte de Dios, la reconciliación fue un acto consumado, de una vez por todas, cuando Jesús se entregó por nosotros en la cruz. No obstante, en armonía con la enseñanza del Santuario, el pecado no es erradicado a partir de la muerte del sacrificio, sino que la sangre de la ofrenda debía ser manipulada de manera específica por el sacerdote. Esa mediación, también denominada “expiación”, realizada por el sacerdote formaba parte integral del proceso. A partir de esta perspectiva es que entendemos que la expiación fue realizada en la cruz y, al mismo tiempo, continúa en el presente, en la mediación conducida por Cristo en el Santuario celestial. Así, la obra presente de Jesús está en continuidad con su obra pasada. El presente no existiría sin ese pasado, y el pasado no estaría completo sin este presente. Por lo tanto, existe una relación complementaria entre el acto en la cruz y el ministerio que se realiza en el Santuario celestial.
Ministerio: ¿Qué relación existe entre el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14 y el Santuario?
João Antônio: Ese fue el tema de la tesis de doctorado de Alberto R. Timm. En su estudio, Timm demostró que el vínculo entre el Santuario y el triple mensaje angélico proveyó de un marco para la integración y el desarrollo de un sistema doctrinal cohesivo, que nos convirtió en lo que somos teológicamente hablando. Naturalmente, Apocalipsis 14 también enfatiza una dimensión misiológica, que nos corresponde como pueblo. A fin de cuentas, allí presenta que el evangelio eterno debe ser proclamado en el contexto del Juicio, y ese Juicio se realiza en el Santuario. Por lo tanto, la verdad sobre el Santuario, juntamente con el Juicio, es una doctrina especial que debemos anunciar.
Ministerio: Además, parece que el deber de anunciar ese tema merece mayor atención de nuestra parte, como pastores.
João Antônio: La conciencia de la importancia del tema del Santuario tanto en la Biblia como en los escritos de Elena de White podría motivar la dedicación de mayor tiempo a su estudio y, como resultado, a su proclamación. Debemos tener en mente que Daniel 8 no solo habla de un ataque al Santuario celestial, al ministerio que Cristo desarrolla allí, sino también a la restauración, en el tiempo del fin, de ese mensaje salvífico. Pues el Santuario es un lugar de encuentro, donde Dios manifiesta su presencia, su poder y su promesa de habitar eternamente con su pueblo. Creo que ese es un mensaje actual, necesario, y responde a las ansias humanas de seguridad, paz y certeza de un futuro brillante con el Dios de nuestra salvación.