Los pastores necesitan habilidades de liderazgo que sean efectivas. Lograrlas es un proceso que dura toda la vida. Una clase en el curso teológico es solo el comienzo. Cada situación provee un nuevo desafío que puede actualizar el modelo. Henri J M. Nouwen escribió: “Se requiere un nuevo estilo de liderazgo en la iglesia del mañana, un liderazgo que no esté modelado en los juegos de poder del mundo, sino en el líder siervo, Jesús, quien vino a dar su vida para salvación de muchos […]. El camino del líder cristiano no es el camino del ascenso sino el camino descendente que termina en la cruz”.[1] En este artículo veremos varios aspectos del liderazgo a la luz del descenso de Jesús.

AYUDAR A OTROS A TENER ÉXITO

            Jesús pasó muchos días demostrando a sus discípulos la vida en el Reino. A veces habían hecho uso de los juegos de poder del mundo, pero Jesús, pacientemente, insistió en el camino del amor. Les enseñó: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, de tal modo que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Reina-Valera 1977, Mat. 5:16).[2]

            Mateo 10 es lo que llamo el manual de Jesús para el liderazgo. Jesús se lo enseñó a los discípulos, y luego los envió de dos en dos a aplicar el manual. Estaba colocando el fundamento para que tuvieran éxito. Pastores de experiencia, bendecidos con la responsabilidad de apadrinar a pastores jóvenes, buscan ayudarlos a tener éxito. Esto requiere tiempo, enseñanza, confianza, enviar, corregir y sostener.

CONSIDERADO Y COMPASIVO

            Una forma de ayudar a otros a tener éxito es siendo considerado y compasivo. Estaba en pleno partido de béisbol en un campamento de verano en el que estuve trabajando toda la estación. El presidente de la Asociación, de la iglesia, manejó durante casi una hora para darme personalmente las malas noticias. Mi esposa estaba en el hospital debido a un aborto. Me rodeó con sus brazos y me dijo: “Quiero que vayas a casa y pases dos buenas semanas cuidando de tu esposa. Y no lo descuentes de tus vacaciones”.

            El mismo líder se sentó cautelosamente en un banco del fondo durante mi primer pobre intento de evangelismo público. Al cierre de mi presentación, invité a la audiencia a aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Él podría decir que me resultaba incómodo hacer llamados desde el púlpito. Me encontró en la puerta y me dijo: “Tu charla estuvo bien hecha. Solo recuerda que las mejores decisiones por el Señor se hacen en los hogares, no en la iglesia”. Su compasión ha permanecido en mi mente por décadas. Envidio ese tipo de liderazgo.

PROBANDO NUEVOS CAMINOS

            Frecuentemente, Jesús se encontraba plantando fuera de las tradicionales líneas del judaísmo. La gente estaba entusiasmada con su nuevo enfoque con el que enseñaba la vida en el Reino. Usaba un camino distinto para enseñar a la gente de diversos trasfondos.

            Mi pastor me contó que tenía una pila de manuales sobre cómo hacer evangelismo. Los rechazó a todos porque le gusta usar su creatividad y guiar a la gente a Jesús a su manera. Lo elogié por pintar fuera de las líneas.

            Una joven adulta notó que en su iglesia muchas veces se habían probado los métodos tradicionales de evangelismo, pero sin resultados. Ella y una docena de jóvenes adultas decidieron probar algo nuevo. Pintaron el banco de alimentos de la ciudad por dentro y por fuera. Se ofrecieron voluntariamente para servir a los clientes y donaron comida. Llevaron rosas a los comerciantes y a aquellos que se veían solos, que estaban en el almacén esperando que los buscaran. Un ciego que estaba comprando frutas y verduras recibió una rosa. Un cliente que 1o vio recibir la rosa dijo: “¿Dónde está tu iglesia? Ese es el tipo de iglesia al que me gustaría asistir”. Una hermana estaba tan entusiasmada por llegar a su zona que se excedió con el límite de velocidad. La policía la detuvo. Ella se disculpó y le dio al oficial una rosa y una sonrisa. Él le dio una amigable advertencia. Ella sabía que el oficial no había escuchado de la Iglesia Adventista del Séptimo Día hasta ese día.

            Los líderes eficaces rehúsan generar programas verticales. Animan la organización desde las bases, como aquel grupo de jóvenes adultas.

            Hay un precio que pagar por el liderazgo que pinta fuera de las líneas. Puede ser que este tipo de liderazgo reciba acusaciones de deslealtad, rebelión y orgullo. El liderazgo eficaz evita estas acusaciones brindando, de su propia voluntad, una explicación meticulosa de los diferentes métodos antes de implementarlos.

FUERA DE LAS TORRES DE MARFIL

            Le pregunté a la secretaria social de un famoso médico por qué quebró su hospital tan conocido mundialmente.

            Inmediatamente me dijo: “Latone de marfil”. El doctor pensó que sus métodos eran el único camino. No se les daba privilegios a los médicos jóvenes, así que organizaron su propio hospital para la comunidad.

            El director general de otro hospital que estaba tapado de deudas fue sabio: formó una comisión administrativa. Juntos, crearon un plan para reducir la deuda. Pasó tiempo en cada departamento recopilando ideas para reducir costos. Su oficina siempre estaba abierta para cualquier empleado; y esa apertura generó confianza y cooperación. Al cabo de dos años, el hospital logró saldar sus deudas.

            Unos pocos años más tarde, aquel hospital quedó a cargo de una corporación. Los líderes daban órdenes, la comisión de consulta fue disuelta y, por consiguiente, la confianza se redujo. El hospital fue comprado por otra corporación. El concepto de la torre de marfil de liderazgo falló.

            Los líderes eficaces nunca insisten en que sus caminos son los únicos. Ellos escuchan el consejo de muchas personas, y están listos para cambiar de opinión y aceptar una idea mejor.

NOMBRES Y DETRÁS DE LOS NOMBRES

            George Pocock ejerció una buena capacidad de Liderazgo. Pocock construyó el casco y entrenó a nueve jóvenes remeros que ganaron una medalla de oro olímpica en Remo, en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936. Aprendió mucho sobre los corazones y las almas de los jóvenes. Vio esperanza donde un muchacho pensó que no la había, y habilidad donde la habilidad estaba oscurecida por el ego o la ansiedad. Observó la fragilidad de la seguridad y el poder redentor de la confianza. Pocock era un líder verdadero.[3]

            Un ex jefe mío vino a verme años después de que había trabajado para é1. Se arrodilló a mi lado y me dijo: “Larry, he estado siguiendo tu trabajo a lo largo de los años. Quiero que sepas que estoy orgulloso de ti”. Sé el líder que conoce el nombre de la gente y mira detrás de esos nombres.

MANOS SUCIAS

            Levantar y desarmar las carpas de una reunión de campamento en difícil para los pastores que no estaban acostumbrados al trabajo pesado. Arrastramos plataformas de madera pesada para cada familia con carpa, luego genuinos y gemimos cuando levantamos las carpas en su lugar. A través de mis ojos llenos de sudor vi al presidente de campo de mi iglesia tirando del lado opuesto de la carpa. Me gustó ver al líder trabajado con sus empleados; era más importante que solo dar órdenes. Ensuciarse uno mismo las manos es una cualidad de liderazgo para ser apreciada.

            En un programa de televisión llamado Undercover Boss [El jefe encubierto], el dueño de una gran compañía se disfraza, velando su identidad, y trabaja en varias posiciones dentro de la compañía. La gente con la que el dueño trabajó pensó que estaba haciendo una prueba para conseguir un trabajo. El estar trabajando al lado de una persona que con frecuencia lucha para ganarse la vida condujo a salarios más altos y a mejores condiciones de trabajo. Caminar en 1os zapatos de un empleado fue verdaderamente revelador.

SIGUE APRENDIENDO

            Un título en liderazgo obtenido en el siglo XX puede no dotarle para ser un líder en el XXI. Hudson T. Armerding escribió: “Simplemente vivir más tiempo no necesariamente califica a un individuo para el liderazgo. […] EI líder eficaz está continuamente buscando aprender de sus experiencias y convertirse aún más competente en su trabajo”.[4] Leith Anderson dice que un líder debe mantener una “curva de aprendizaje”.[5]

            Un pastor metodista de Texas creía que un líder de ministros debería volver a pastorear una iglesia cada cuatro o cinco años. “Nada como aprender haciendo”, insistía.

            Un administrador de la iglesia estaba asustado porque se estaba convirtiendo en alguien que estaba perdiendo el contacto con la realidad. Meses más tarde renunció a su posición de liderazgo y comenzó a ser el pastor de una gran iglesia de la ciudad. Debes estar dispuesto a aprender continuamente y a ser guiado por el Espíritu Santo a donde Dios quiera que lo sirvas.

PREGUNTA POR QUÉ

            Un líder que nunca hace preguntas no merece ser un líder. ¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Es esta la mejor manera de hacerlo? Lo que estoy haciendo ¿produce una diferencia? Lo que hago ¿es resultado de mi propio estudio, o simplemente de seguir órdenes de la Administración? ¿Estoy entusiasmado con 1o que estoy haciendo? ¿Estoy dispuesto a ser evaluado por otros?

            La falla en hacer preguntas puede conducir a la ineficiencia, a una lealtad ciega a tradiciones trilladas y al desperdicio.

            Los jóvenes adultos de la iglesia de hoy se están haciendo preguntas importantes. Los líderes de la iglesia no tienen que tener miedo a sus preguntas. No son más que puertas para una iglesia creciente en un mundo cambiante.

CONCLUSIÓN

            Los pastores que quieren un líder que les diga qué hacer y cómo hacerlo se están privando de la emoción que produce la creatividad y la innovación. Los líderes que ceden ante tal presión se están conformando con la mediocridad.

            A los jóvenes adultos brillantes de la iglesia les entusiasma el cambio, pero no el cambio por el simple hecho de cambiar. Ellos viven en un mundo donde cada etapa de la vida está en movimiento. Algunos de ellos trabajan para empresas que piden sus opiniones e ideas. Esto crea lealtad y entusiasmo por la compañía. Desean esa misma apertura para su iglesia, pero algunos líderes de la iglesia no comparten sus esperanzas.

            Allí parece haber un renovado interés en mejorar el liderazgo en la iglesia. Hay escritores, en la iglesia, que están expresando la necesidad de descender en el estilo de liderazgo, un estilo que promete renovar el interés y el compromiso entre 1os jóvenes.

            Nouwen habló sobre un nuevo tipo de liderazgo en la iglesia del mañana. Lo necesitamos en la iglesia de hoy.

Sobre el autor: Pastor jubilado y escritor, reside en Gentry, Arkansas, Estados Unidos.


Referencias

[1] Henri J. M. Nouwen, In the Name of Jesus [En el nombre de Jesús] (Nueva York: Crossroads, 1989), pp. 45, 62.

[2] Énfasis del autor.

[3] Daniel James Brown, The Boys in the Boat: Nine Amerinns and Their Epic Quest for Gold at the 1936 Berlin olympics [Los muchachos en el barco: Nueve estadounidenses y su búsqueda épica del oro en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936] (Nueva York: Penguin Books, 2013), p. 48.

[4] Hudson T. Armerding, Leadership [liderazgo] (Wheaton, lL: Tyndale House, 1981), pp.39,154.

[5] Leith Anderson, Leadership That Works: Hope and Dirution for Church and Parachurch Leaders in Today’s Complex World [Liderazgo que funciona: esperanza y dirección para líderes de iglesia y asociados en el complejo mundo de hoy] (Minneapolis, MN: BethanyPress, 1999).