Profecía: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” (Apoc. 12:12)
El progreso inaudito de las misiones cristianas en los últimos años ha sido acompañado por el resurgimiento poderoso del paganismo y de las fuerzas ateas en todo el mundo. En África, cientos de dirigentes eclesiásticos nativos están apostatando declarándose profetas, y creando un sistema de culto en parte cristiano, y en parte pagano. Una cantidad de poblaciones cristianas de ese continente están también bajo la amenaza del mahometismo y sus ramificaciones paganizadas. Desde la parte austral del continente llegan noticias de que gran cantidad de nativos abrazan la fe del Islam como reacción “contra la opresión de los europeos, a quienes identifican con el cristianismo.”
En el Japón el shintoísmo experimenta un reavivamiento. Entre los oficiales militares de elevada gradación corre la voz de que la nación no se repondrá completamente a menos que se vuelva al culto de Shinto.
Tal vez sea más amenazadora aún la entrada en escena del budismo. En la budista Birmania, miles de personas trabajaron gratis en 1954 en los preparativos de las gigantescas celebraciones conmemorativas del 2.500° aniversario de un importante acontecimiento en la historia de Gautama Buda. De acuerdo con algunas autorizadas fuentes cristianas birmanas, “algunos dirigentes birmanos predicen un nuevo y poderoso surgimiento de la propaganda que motivarán estas reuniones, y que afectará en gran medida la obra del cristianismo en los países budistas.”