Un buen título despierta la curiosidad e inicia un proceso mental que enfoca los pensamientos en el tema del sermón. En cambio, un título muerto o árido no logra ese fin; en lugar de ello, disipa la atención del público aun antes que el orador aparezca tras el púlpito.

            Un título espectacular o teatral también despierta curiosidad, pero no inicia el proceso mental mencionado. Confunde más de lo que ilumina. El propósito de un título teatral consiste en conseguir oyentes, en concentrar los pensamientos en el tema que se desea presentar. Un conferenciante le dio a su tema el siguiente título: “¿Murió Hitler?” Por supuesto, llegó mucha gente para escuchar un tema tan espectacular. Pero el conferenciante inició su discurso de la siguiente manera: “¿Ha muerto Hitler? En verdad, yo no sé. Pero, el tema que quiero desarrollar esta noche es…” No sólo el título era malo; se trataba de una estafa también.

Diversas clases de títulos

            Consideremos algunos ejemplos. Notemos que al formular una pregunta en vez de hacer una simple declaración, un título árido y muerto puede convertirse en incitante e iniciar el proceso mental que nos interesa.

            Al analizar estos ejemplos descubrimos que “Invasores del Espacio” es un título teatral y tiene un sabor a ciencia ficción o espiritismo.

            Nunca he podido entender a qué se refiere el título “Sangre en la Luna” aunque lo he visto en varias ocasiones. “He Aquí, Cristo Viene” y “Pronto Vendrá” son sencillamente declaraciones que no impresionan la mente de los oyentes o lectores, ¡a menos que los hagan dormir! “¿Cómo Vendrá Cristo?” no es un título extraordinario, pero como es una pregunta, obliga a la gente a pensar. “El Despertador de Dios” se basa en 2 Pedro 3 y las señales de los tiempos, y cuando lo leen, todos se ponen a pensar: “¿Qué será el despertador de Dios?” En la introducción se explica en qué consiste un despertador: “Algo para despertar a la gente”. Usted mismo ya quiere saber qué es el despertador de Dios por el solo hecho de estar leyendo este artículo, y cuánto más lo querrá saber su congregación.

            Tomemos como ejemplo un tema difícil y delicado: Las normas de la iglesia. ¿Cómo enfocar este tema para que la congregación esté dispuesta a considerarlo objetivamente y no sentirse zaherida por el pastor y por Dios? ¿Cuál de los siguientes títulos le llama más la atención a usted?

  1. “Mantengamos las Normas”.
  2. “Las Normas de la Iglesia Aún se Aplican”.
  3. “Busquemos los Senderos Antiguos”.
  4. “Adventistas Modernos”.

            Personalmente utilizo el título “Adventistas Modernos”. La gente en seguida comienza a sospechar que el sermón se referirá a las normas de la iglesia y que un adventista “moderno” no las guarda. Pero, lo importante es que ya están pensando en las normas. De paso, sean “antiguos” o “modernos” los adventistas, éstas no cambian en lo más mínimo. El asunto es la fidelidad, no la antigüedad o la modernidad.

Cómo descubrir títulos

            Los títulos los encontramos en todas partes. Apunte cualquier cosa que le parezca que podría servir de título. Se descubren en los letreros, avisos, libros, revistas, programas de radio, en el folleto de la escuela sabática y en los mismos textos de la Biblia. Cuando se medita sobre el tema que se quiere presentar, también aparecen títulos.

            Un archivo de títulos ayuda mucho. Anote posibles títulos en tarjetas, guárdelas en su archivo, aunque en ese momento no tenga un tema preparado que concuerde con ese título. Al preparar un determinado tema, de repente se acordará del título apropiado que se encuentra en el archivo. Los mejores títulos, sin embargo, surgen generalmente del mismo texto bíblico mientras se prepara el tema.

Títulos de libros y revistas

            Al examinar los libros de mi biblioteca encuentro uno que se titula El Dios que Está allí, título posible para un tema acerca de la absoluta seguridad del cumplimiento de las promesas de Dios, basada en el hecho de su propia existencia. Otro lleva el título de Vuestros Dioses son Demasiado Pequeños, magnífico para un sermón en cuanto al “tamaño” del Dios verdadero. Otro se titula “¡Por Favor, Póngase en Pie el Verdadero Fingidor!” Es un comentario sobre el libro de Santiago, y los títulos de los capítulos son una mina de oro para títulos de sermones, aunque no se predique acerca de Santiago:

            “Tentación: Tu Nombre Es Problema”

            “Cuidado: Lenguas Trabajando”

            “¿Qué Clase de Orgulloso Eres Tú?”

            Otro libro se titula ¿Qué Sucedió con la Cosecha? Buen título para un sermón sobre la obra misionera y la ganancia de almas.

Cómo obtener títulos del mismo texto bíblico

            Los mejores títulos se obtienen del mismo texto que se emplea para el sermón. Tengo, por ejemplo, un sermón referente a que Dios busca cierta clase de hombres, hombres dispuestos a “ponerse en la brecha”. El versículo a que me refiero se encuentra en Ezequiel 22: 30 y el título del sermón es: “Busqué… hombre”. Los puntos suspensivos ponen énfasis en la palabra “hombre”, y sugieren que se trata de cierta clase de hombre. Al vincular Jueces 2: 7, 10 y 17 con la historia de Sansón, conseguimos el título “Sansón, y la Tercera Generación”. Existe un paralelo entre ella y la “tercera generación” de adventistas. 1 Crónicas 12:32 habla de los “hijos de Isacar” que “sabían lo que Israel debía hacer”. Un buen título para un sermón destinado a los dirigentes de la iglesia sería: “Sabían lo que Israel debía hacer”. En Jeremías 20:9 leemos de un ‘‘hombre con fuego en los huesos”. Un sermón sobre el libro de Ezequiel podría titularse “El Profeta Olvidado”. Los capítulos 17 y 18 nos hablan de “Ezequiel y la Nueva Ética”. Dos sermones sobre el libro de Ruth podrían titularse “La Retirada de Orfa” y “La Victoria de Ruth”.

Títulos que “agarran”

            Los títulos que se relacionan con la vida humana ponen en marcha los motores mentales. ¿Cuál de los siguientes títulos para un sermón sobre el libro de Job le impresiona más?

  1. “El Problema del Sufrimiento”.
  2. “El Hombre que Aprendió a Conocer a Dios”.
  3. “¡Señor, Yo no Entiendo!”

            Si usa el tercero, descubrirá que la mitad de sus feligreses quedará pensando: “¡Esté es precisamente mi problema: No entiendo!” Por supuesto, el sermón debe explicar más tarde el porqué del sufrimiento que experimentamos en este mundo.

            A veces, especialmente cuando se trata de conferencias evangélicas, un título que explica el tema resulta más eficaz. Por ejemplo:

  1. “Tres Pasos Rumbo al Cielo”.
  2. “Cómo Ser Salvo”.

            Sin embargo, la pregunta “¿Cómo se Puede Salvar el Hombre?” es más eficaz que una sencilla declaración afirmativa. Por otro lado, el título “Satanás, Vivo y Activo Sobre la Tierra” es más dinámico que “El Origen del Pecado y el Diablo”.

Algunas ideas para título

Recordemos que los títulos de los sermones son más que adornos. Deben dirigir la mente del oyente hacia el tema del sermón. Vale la pena ‘dedicar tiempo y hacer el esfuerzo necesario para escoger títulos adecuados y atractivo.

Sobre el autor: Ha sido jefe del Departamento de Teología de los colegios de Colombia y Costa Rica, director de los colegios de Costa Rica y Honduras y presidente de la Misión de Honduras. Actualmente se desempeña como coordinador de traducción e investigaciones de la División Interamericana.