Desconozco cuándo comenzaron, pero veo que están ampliamente diseminados en nuestras iglesias. Son ciertos ejercicios que se conducen desde el púlpito. Son bastante sencillos y consisten en arengas piadosas que rezan: “Buenos días… no (os escucho; parece que no desayunaron…”; “¿Decimos amén?… a ver, parece que no están convencidos… de nuevo… ¿amén?”, por citar algunos.

El reavivamiento ¿tendrá que ver con esto? Ciertamente, no. Muchos menos una reforma.

Nuestra iglesia necesita un reavivamiento y una reforma verdaderos. Este proceso no depende de, al menos, dos cosas:

* No depende de los milagros como prueba. La obra más profunda y duradera está en los frutos del Espíritu, en una vida transformada. “La Palabra de Dios declara que Satanás obrará milagros. […] Estas obras de curación aparente pondrán a prueba a los adventistas” (Eventos de los últimos días, p. 170).

* No consiste en tener un fervor parecido a… Desde la plataforma de nuestras verdades y principios, debemos desarrollar un celo y un entusiasmo mayores en relación con el impacto que la Palabra de Dios ejerce en nuestra vida cotidiana. No debemos limitar esto solo a las formas del culto, sino que debemos permitir que moldee nuestro compromiso con la misión, nuestra docilidad ante los mandatos divinos y el amor que profesamos hacia los demás.

La experiencia de un reavivamiento y una reforma debería considerar, por lo menos, los siguientes ideales:

* Mayor estudio de la Biblia. El objetivo no es solo saber más de la Biblia; ese conocimiento debe fijar el rumbo de nuestra vida en conformidad con los ideales divinos. “Se necesita un reavivamiento en el estudio de la Biblia. Ha de Director de la revista llamarse la atención, no a los asertos de los hombres, sino a la Palabra de Dios. Cuando esto se haga, se realizará una obra poderosa” (El evangelismo, p. 334).

* Oración ferviente y humilde. La oración de fe no solo clama y pide; también es capaz de aceptar: aceptar las condiciones de Dios para un reavivamiento. “Mediante la confesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales ha prometido Dios concedernos su bendición. Solo en respuesta a la oración debe esperarse un reavivamiento” (Eventos de los últimos días, p. 96).

* Un cambio de fondo, de esencia. “El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, un avivamiento de las facultades de la mente y el corazón, una resurrección de la muerte espiritual. La reforma significa una reorganización, un cambio en ideas y teorías, en hábitos y prácticas. La reforma no producirá el buen fruto de justicia a menos que esté conectada con el reavivamiento del Espíritu. El reavivamiento y la reforma han de hacer su obra designada y, al hacerlo, deben fusionarse” (ibíd., p. 108).

* Amor sincero los unos por los otros. “Antes de que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la Tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos” (El conflicto de los siglos, p. 517). Solo así nuestro testimonio tendrá la credibilidad necesaria para ser poderoso. Revitalizará a la iglesia desde adentro, convirtiéndola en un movimiento más que en una institución.

Sobre el autor: Director de la revista Ministerio, edición ACES.