En ocasión del Congreso de la Asociación General de 1985, en Nueva Orleans, la División Interamericana respondió al desafío global de Cosecha 90 de la siguiente manera: entrega incondicional a un avance evangelizador de magnitudes sin precedentes.

Con el fin de establecer blancos específicos que sirvan para efectuar un programa agresivo durante el quinquenio, Interamérica dirigió sus energías, recursos y fuerzas humanas hacia tres objetivos básicos:

  1. Duplicar los resultados en ganancia de almas, alcanzados en los Mil Días de Cosecha, en cada unión, asociación y congregación local, y así poder incorporar en la feligresía de la iglesia a 400.000 nuevos miembros por medio del bautismo.
  2. Duplicar el número de iglesias organizadas. Esto darla como resultado el establecimiento de 1.060 nuevas iglesias.
  3. Alcanzar el total de 1.225.000 miembros bautizados, y una feligresía de Escuela Sabática de 1.500.000.

En un esfuerzo unido por alcanzar estos objetivos, la División Interamericana ha puesto en funcionamiento una serie de programas y actividades, productos todos de la oración y el pensamiento colectivos, la planificación estratégica y la inversión de una cantidad sustancial de fondos en el programa evangelizados El proyecto general, así como el cumplimiento de estas actividades, ha sido el resultado del esfuerzo conjunto de administradores, laicos y ministros, dado que ningún programa evangelizador de la iglesia puede planificarse y ponerse en práctica sin la participación total y entusiasta de todos. Este avance unido, con la guía del Espíritu Santo, ha puesto en marcha una nueva pasión por encontrar a los perdidos, “extendiendo las cuerdas evangelizadoras y fortaleciendo las estacas” mediante la participación y consolidación de la feligresía.

La realización de estos fines básicos, contenidos en el Plan Cosecha 90, está comprendida en tres fases de actividades relacionadas entre sí:

  1. Motivar y entrenar dirigentes en todos los niveles de la iglesia.
  2. Ganar nuevos conversos al mensaje.
  3.  Cuidar y consolidar la feligresía.

Pues bien, a todo lo largo del período de Cosecha 90 la motivación y el entrenamiento de laicos han ayudado a mantener a la iglesia, en su totalidad, involucrada con gran entusiasmo en un evangelismo productivo. El Depto. de Ministerios de la Iglesia ha dirigido y mantenido un programa de entrenamiento de predicadores laicos, el cual dio como resultado más de cien mil predicadores. Y para motivar y movilizar aún más a la iglesia, en lo que respecta al evangelismo, se organizó el festival de laicos. Esta herramienta, que como incentivo es única, sirvió para unir en acción al laicado y a los ministros, lo que sigue produciendo miles de nuevos conversos para la iglesia.

Entre los principales métodos que siguen dando extraordinarios resultados se encuentra el plan de campañas evangelizadoras a nivel nacional y multinacional. El impacto que ha tenido este enfoque, tan especial para el evangelismo, ha sido excepcional. En estas campañas se establece como blanco evangelizar el territorio de una determinada asociación o unión. Se escogen centenares de centros de evangelismo así como de laicos (tanto damas como caballeros), quienes se ocupan de preparar el territorio en su totalidad. Además, se eligen otros centenares de pastores, laicos, administradores y obreros denominacionales para servir como oradores. En una fecha determinada, cientos de ciclos evangelizadores comienzan simultáneamente, y continúan por varias semanas, o meses, según hayan sido programados.

Con el propósito de dar más ímpetu y nuevas dimensiones a un proyecto evangelizador tan agresivo, la División Interamericana escogió tres nuevos secretarios ministeriales, quienes ocupan la mayor parte de su tiempo y energía coordinando y dirigiendo grandes programas de evangelismo público. Auspiciadas y coordinadas por la Asociación Ministerial de la División, estas campañas de evangelización masiva (nacionales y multinacionales) ya se han llevado a cabo en varias uniones con un éxito espectacular, dando como resultado miles de nuevos conversos. Muchas de ellas están en marcha en la actualidad, y seguirán aumentando en número hasta 1990.

Sin duda la campaña más grande y sobresaliente será la Mega México, programada para 1989. En ésta funcionarán simultáneamente 300 centros evangelizadores a través de toda la Ciudad de México. El doble propósito de este avance sin precedentes es: a) realizar un impacto total con el mensaje adventista, y b) obtener como resultado 3.000 nuevos conversos (se espera organizar 30 nuevas iglesias). Participarán como predicadores más de 300 pastores y laicos, mientras que varios miles de otros laicos participarían en una variedad de proyectos y actividades que se llevarán a cabo en toda la ciudad.

Por otra parte, durante los dos últimos años que restan de Cosecha 90, cada departamento de la iglesia se ocupará de una gran avanzada evangelizadora (la que aumentará en intensidad bajo la dirección del Espíritu Santo), y procurará motivar e involucrar a cada obrero denominacional, laico, institución y organización en un evangelismo activo. Otro factor importante para lograr los objetivos es el dinámico papel que desempeña el ministerio de las publicaciones, que intentará alcanzar un blanco de 6.000 colportores para poder intensificar el programa pro ganancia de almas de la iglesia. En resumen, ningún aspecto de la iglesia quedará libre de una participación directa en Cosecha 90.

Estos tres objetivos específicos son parte integral de un plan maestro mucho más amplio y abarcante para evangelizar todo Interamérica. Ellos sirven como un poderoso trampolín para el entrenamiento, la motivación y la movilización de toda la iglesia al cumplir con el mandato de terminar la obra, y de este modo apresurar el establecimiento del reino de Dios. Hasta que hayamos logrado este supremo objetivo, Interamérica intensificará sus esfuerzos de bombardear y saturar a todos sus habitantes con el mensaje adventista. Además, el dinámico lema de la iglesia continuará siendo:

“De país en país hasta el último país; De ciudad en ciudad hasta la última ciudad; De hogar en hogar hasta el último hogar; De persona en persona hasta la última persona”.

Sobre el autor: George W. Brown es el presidente de la División Interamericana.