Cinco aspectos esenciales del crecimiento espiritual
Si la primera preocupación de un ganador de almas es lograr nuevos conversos para el Reino de Dios, su segunda preocupación debe ser en la iglesia. Según las estadísticas, hay prácticamente una apostasía cada dos conversiones.[1] Esta es ciertamente una proporción altísima. No es posible asignar, como lo hacen algunos, toda la responsabilidad de la pérdida de fe de una persona a una preparación deficiente para el bautismo; a fin de cuentas, así como existe la decisión de seguir a Cristo, está la decisión de no seguirlo más. Sin embargo, es un hecho que “la prueba del discipulado no se aplica tan estrictamente como debiera ser a los que se presentan para bautizarse”.[2] Nunca dejaremos de tener apostasías, dado que esta existió aun en el grupo discipulado por el propio Cristo. Sin embargo, los dirigentes de iglesia deben ayudar a los cristianos inmaduros a desarrollarse espiritualmente, al punto de estar listos para resistir el mal y permanecer inconmovibles en la fe (Efe. 6:13).
Las iglesias adoptan programas de discipulado para los nuevos miembros. Algunos de estos programas sólo enfatizan un aspecto de la experiencia del discipulado, sin considerar las cualidades de los nuevos miembros. Si se identifica que las apostasías ocurren por falta de conocimiento bíblico, se adopta un programa de discipulado concentrado en el adoctrinamiento. Si los exmiembros señalan la falta de amistades en la iglesia como la causa para el abandono de su fe, se crea un programa de discipulado que enfatiza las relaciones, en detrimento de otros aspectos. Muchas veces se desafía a los nuevos miembros al servicio y a la misión sin un conocimiento bíblico básico. Una propuesta de discipulado debe ser completa para ser eficaz.
Este artículo presenta cinco énfasis que no pueden dejar de estar en el proceso de discipulado. Este solo será completo si el discípulo se integra a la comunidad de la iglesia, adopta el estilo de vida cristiano, se habitúa a las prácticas devocionales, conoce la doctrina bíblica y se involucra en el servicio y en la misión. Veamos los cinco aspectos de un discipulado integral.
Aspecto comunitario
La amistad es muy eficaz para alcanzar a las personas para el Reino de los cielos y mantenerlas en él. Independientemente de que alguien sea extrovertido o introvertido, siendo cristiano pertenecerá a una religión comunitaria. Difícilmente se gana a una persona para Cristo por la influencia de un único discipulador. Un grupo fue responsable de llevarla a Cristo, y una comunidad será responsable de mantenerla en Cristo. Sin embargo, este puede ser uno de los aspectos peor aplicados del discipulado. Hacer amistades en la iglesia es importante para contener apostasías, pero lo social no prescinde de lo espiritual.
En algunas iglesias, a “la preciosa palabra comunión se la identifica con una relación puramente horizontal de hombre a hombre y no con aquella relación horizontal-vertical del hombre para con el hombre en Dios”.[3] Si la iglesia es solo una asociación social, las relaciones que han atraído a nuevos miembros también pueden alejarlos.
Aspecto comportamental
Algunos temen presentar los elevados patrones morales del cristianismo a las personas que evangelizan. Piensan que el interesado se desanimará ante los principios de alejamiento de lo mundano, códigos de vestimenta, restricciones dietéticas, valores éticos y dedicación al servicio de Dios y el prójimo. Se esfuerzan también en evitar el legalismo, que puede resultar de un énfasis equivocado en el comportamiento. De hecho, el legalismo se señala como un factor de desaliento y de abandono de la fe entre los nuevos conversos.[4]
No sirve de nada, sin embargo, evitar los temas de las costumbres en el proceso de discipulado, ya que “la vida del discípulo necesita una estricta disciplina externa”.[5] Es una falacia peligrosa pensar que rebajar las normas aumenta la adhesión a un grupo religioso. Brenda Hale, citada por Michel Brown, ha señalado “que la iglesia de Inglaterra está en declive precisamente porque tiene poquísimas exigencias para sus miembros: ‘No hay reglas de alimentación, tampoco normas de vestimenta adecuada para hombres y mujeres, y las cosas que los adeptos tienen que obedecer son muy pocas’ ”.[6]
Un nuevo converso jamás resistirá las tentaciones del mundo si no adhiere a un estilo de vida cristiano, con cambios en su vestimenta, alimentación, opciones de entretenimiento, en el lenguaje y la manera de pensar, y si no desarrolla una vida virtuosa. Dallas Willard ha dicho que “podemos describir la frase ‘enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado’ como la Gran Omisión de la Gran Comisión de Mateo 28:19 y 20”.[7]
El discípulo necesita descubrir la dinámica de evitar la tentación y buscar la santidad. Debe aprender a contar con la ayuda del Espíritu Santo en el esfuerzo, en la renuncia y en la disciplina relacionados con esos cambios. Así como Jesús pagó un precio alto para salvarlo, el discípulo necesita pagar un alto precio de renuncia y dedicación para llegar a ser quien Dios anhela que sea.[8] Cuanto más altos los patrones morales presentados, más inspirarán al compromiso e involucramiento en la iglesia.[9]
Aspecto doctrinal
Cristo enseñaba la doctrina bíblica de una manera cautivante (Mat. 7:28; 22:33; Mar. 11:18; Luc. 4:32). Él afirmó que conocer la doctrina es indispensable para la vida cristiana (Juan 7:17). Paulo Cilas da Silva presenta cuatro factores que refuerzan la necesidad de adoctrinamiento: las falsas doctrinas del cristianismo posapostólico, las filosofías religiosas no bíblicas (existencialismo, ecumenismo, pluralismo, secularismo, espiritualismo), el mosaico religioso y las distorsiones doctrinales.[10]
El adoctrinamiento se inicia antes del bautismo y debe continuar como parte de quien quiere ser miembro de iglesia. La predicación, las clases bíblicas, la Escuela Sabática, la lectura de libros, los estudios en Grupos pequeños, y hasta los retiros, las vigilias y las clases son modalidades que deben ser utilizadas para el adoctrinamiento.
El conocimiento teórico de la doctrina no debe oponerse ni sustituir a un de comunión con Dios.[11] La comprensión de la doctrina debe tener el propósito de ayudar a las personas a entregarse totalmente a Cristo”,[12] pues “toda verdadera doctrina coloca a Cristo en el centro. Cada precepto recibe fuerza de sus palabras”.[13]
Aspecto espiritual
Además de expositor teológico, Cristo fue maestro de la vida devocional. Él, por precepto y ejemplo, enseñó a sus discípulos a tener una vida de profunda comunión con Dios. Una persona ligada a Cristo por medio de una vida devocional activa permanece ligada al cuerpo místico de Cristo, su iglesia. Elena de White, en un único texto, presentó 18 disciplinas espirituales practicadas por Jesús: comunión, servicio, entrega, temperancia, pureza, obediencia, simplicidad, estudio de la Palabra de Dios, soledad, meditación, oración, canto, testificación, contemplación, descanso, vigilia, comunidad y orientación. [14] Después de descender del Monte de la Transfiguración, Cristo demostró a sus discípulos que una vida espiritual profunda es el poder para vencer el mal (Mat. 17:20, 21; Mar. 9:29).
Aspecto misionero
Involucrar a los nuevos discípulos en la misión es parte de su discipulado, pues “cada verdadero discípulo nace en el Reino de Dios como un misionero. El que bebe del agua viva llega a ser una fuente de vida. El que recibe llega a ser un dador”.[15] Algunos cometen el error de imaginar que nombrar a un nuevo miembro para un cargo eclesiástico lo comprometerá con la misión. Sin embargo, las funciones electivas de la iglesia son de liderazgo, y, según la enseñanza de Cristo, es el servicio el que prepara para el liderazgo y no el liderazgo el que forma al siervo (Mar. 10:42-44). Es mejor ocuparlo con las más diversas actividades relacionadas con alcanzar a las personas para Cristo y capacitarlo para ser un testigo del Maestro. “Cuánto más involucrados en compartir a Cristo estén los discípulos, más desarrollarán sus habilidades e impulsarán su éxito”.[16] Por lo tanto, conformar una pareja misionera con la persona que lo discipuló es una etapa eficaz de discipulado. A fin de cuentas, “la prueba infalible y absoluta del discipulado es el amor incondicional a Cristo y la pasión por salvar a los perdidos”.[17]
Conclusión
El error de muchos discipuladores es poner el énfasis en solo uno de estos aspectos. Así se forman creyentes que destacan las relaciones, pero mundanos; adoctrinados, pero fanáticos; de buena conducta, solo que legalistas; fervorosos y sin entendimiento; y finalmente, testigos que no tienen de qué testificar. El discipulado eficaz necesita ser integral, incluyendo el corazón (relaciones), manos (comportamiento), mente (doctrina), espíritu (devoción) y boca (testificación). Solo así les enseñaremos a “que guarden todas las cosas” (Mat. 28:20).
Sobre el autor: Editor en la Casa Publicadora Brasileira.
Referencias
[1] Márcio Tonetti, “Perda de fiéis é preocupante”, disponible en <https://tinyurl.com/rhpj967>, consultado el 26/2/2020.
[2] Elena de White, El evangelismo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2015), p. 313.
[3] Thomas Kelly, Um Testamento de Devoção: Encontre paz e tranquilidade mesmo na agitação da vida moderna (Brasília: Palavra, 2012), p. 55.
[4] Jane Thayer, “Desafios da conservação”, Ministério, julio de 2010, p. 14.
[5] Dietrich Bonhoeffer, Discipulado (São Paulo: Mundo Cristão, 2016), p. 132.
[6] Michael Brown, “Why conservative churches are still growing”, disponible en <https://tinyurl.com/ wh3rb4g>, consultado el 26/2/2020.
[7] Dallas Willard, O Espírito das Disciplinas: Entendendo como Deus transforma vidas (Rio de Janeiro: Habacuc, 2003), p. 30.
[8] Elena de White, Testimonios para la Iglesia (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 1996), t. 2, p. 317.
[9] Dean M. Kelley, Why Conservative Churches Are Growing: A study in Sociology of Religion (San Francisco: Harper and Row, 1977), pp. 112-153.
[10] Paulo Cilas da Silva, Serie de estudios bíblicos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Brasil (Engenheiro Coelho, SP: Imprensa Universitária Adventista, 2003), pp. 28-37.
[11] Alejandro Bullón, Conhecer Jesus é Tudo (Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2009), pp. 20, 90-94.
[12] Edson Menegheze Bonetti, Discipulado: Uma igreja que cresce (Cornélio Procópio, PR: edición del autor,
2007), p. 24.
[13] Elena de White, Testimonios para la Iglesia (Miami: Asociación Publicadora Ineramericana, 2004), t. 6, p. 61.
[14] Elena de White, El ministerio de curación (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), pp. 33-37.
[15] Elena de White, El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), p. 166.
[16] Michael Njagi Mbui, Making Discipleship Simple (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 2013), p. 108.
[17] Bonetti, Discipulado, p. 24.