Desarrollar una estructura de iglesia basada en los dones espirituales es un gran desafío. Sin embargo, algunas experiencias en esta dirección han sido exitosas. Ese es el caso de la Iglesia Adventista de Alphaville, en Manaos, Amazonas, conocida también como Espacio Alpha, en virtud del Centro de influencia que allí se está construyendo. Liderada por el pastor Ricardo Coelho desde hace ocho años, la comunidad se ha destacado por sus sólidos resultados, fruto de una amplia visión del discipulado.

 Nacido en Mineiros, Goiás, Ricardo Coelho es Licenciado en Teología (UNASP, EC), posgraduado en Antropología Intercultural (UniEvangélica), Magíster en Teología (Fadba) y, actualmente, cursa el doctorado en Ministerio, con énfasis en discipulado, en la Universidad Andrews.

 Con catorce años de ministerio, todos vividos en el Amazonas, Ricardo ejerció su pastorado en diferentes contextos. Fue capellán y pastor de internado, pastor en distrito misionero, pastor en pequeñas ciudades y ahora en la capital del Estado. Sabe qué es liderar muchas comunidades pequeñas y también cómo estar frente a iglesias grandes.

 Casado con la profesora Ana Carolina, tienen dos hijos: Sophie y John. Ricardo Coelho

¿Por qué debe haber un énfasis especial en el desarrollo de los dones entre los miembros de iglesia?

 Creo que mediante el desarrollo de los dones alcanzamos dos cosas que, como pastores, deseamos para nuestras iglesias: la creciente edificación espiritual y potenciar la misión. Mientras menospreciemos el desarrollo de los dones, perderemos una gran oportunidad, porque “la mayor causa de nuestra debilidad, como pueblo, es la falta de fe real en los dones espirituales” (Elena de White, Review and Herald, 14/08/1868).

 Haber estado durante ocho años en la misma iglesia me dio la oportunidad de ser testigo de cómo el desarrollo de los dones ha sido un factor preponderante en el perfeccionamiento de los miembros, a fin de que la misión alcance nuevos horizontes. Pude ver que, por medio de nuevos dones y ministerios incorporados en nuestra comunidad, fuimos llevados por Dios a nuevas experiencias que nos hicieron más fuertes y ampliaron nuestra esfera de influencia.

¿Cómo descubrir y desarrollar los dones espirituales? ¿Han sido eficientes los test tradicionales?

 Existen varios métodos para descubrir los dones. Sin embargo, he notado que más importante que descubrir los dones es que las personas reconozcan el llamado que recibieron. Ya hemos utilizado muchos test de dones, y nos hemos esforzado por vincular los resultados a los ministerios. Pero, en la mayoría de los casos, ante el procedimiento fío y técnico que conlleva este proceso, las personas no se motivan a servir. Cuando las personas se sienten llamadas por Dios a un ministerio, entonces vibran por dentro, desarrollan los dones necesarios y se sienten realizadas.

 Después de varias experiencias, lo que ha demostrado ser más eficiente en nuestra iglesia, aunque aún utilicemos test en algunos casos, es enfocarnos en el proceso de una manera más espiritual que técnica, (1) animando a las personas a orar preguntando a Dios en qué ministerios él desea que sirvan en el momento; (2) incentivándolas a arriesgarse, ya sea ayudando en un ministerio o creando otro para suplir alguna necesidad; y (3) orientando y apoyándolas en sus iniciativas.

¿En qué momento del discipulado la persona debe conocer más sobre los dones espirituales e intentar descubrir los que tiene?

 Tan pronto como esté dispuesta a tener una experiencia más profunda y consistente con Dios y con la iglesia, sin importar la edad. Creo que aquí tenemos una gran oportunidad de proveer solidez al proceso del discipulado, incluso antes del bautismo. Recordando lo que decía un gran amigo: “¿Quieres tener una experiencia con Dios? ¡Entonces ve a la misión!” Yo diría que servir en un ministerio de la iglesia con tus dones es el camino más corto para que las personas comiencen a vivir experiencias reales con Dios y se sientan integradas a la comunidad de fe.

¿Cómo conciliar la estructura de la iglesia, basada en departamentos, con el concepto de ministerios según los dones?

 Desarrollando una estructura flexible en la red de ministerios. Considerando que, en el asunto de los dones espirituales, el Espíritu Santo es quien define las cosas (1 Cor. 12:11), creo que deberíamos facilitar el proceso para que él trabaje. Por lo tanto, la cuestión más importante es reconocer y permitir el gobierno del Espíritu Santo.

 Una estructura de departamentos/ministerios muy rígida es un obstáculo para el florecimiento de nuevos dones y ministerios, así como también una estructura libre de administración o sin parámetros causa daños. Lo que vemos en la iglesia apostólica es un movimiento que busca tener una estructura organizada (Hech. 6), más flexible (Hech. 15).

 Creo que este es el camino para permitir que Dios realice todo lo que quisiere por nuestro intermedio. Solo con una estructura flexible de ministerios es posible mantener la relevancia en la sociedad en la que cada iglesia está inserta. De esta manera, facilitamos el proceso que auxilia a cada miembro para encontrar una posición en la que pueda servir, y así estar involucrado continuamente en la misión, no solo de forma puntual en eventos misioneros.

¿Qué pueden hacer los ministerios, más allá de sus atribuciones, para potenciar los dones de quienes están involucrados?

 Los líderes deben utilizar recursos como seminarios, capacitaciones, reuniones y consejería para capacitar a los miembros de iglesia. De hecho, estas iniciativas son buenas para perfeccionar los dones. Sin embargo, existe algo que es clave en este proceso y que podemos olvidar con facilidad: el ministerio personal de discipulado. Al mismo tiempo que ejerce un ministerio, independientemente de su naturaleza, cada miembro debe estar comprometido con el discipulado de alguien, apoyando a esa o esas personas en su camino, al conocer a Jesús y aprender a hacer su voluntad.

 Corremos riesgos, tanto al hacer un excesivo énfasis en los ministerios de acuerdo con los dones, como al hacer un énfasis desmedido en solo un modelo de discipulado personal (como, por ejemplo, enseñar la Biblia a alguien). Creo que aquí aplica el principio: “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. Debemos confiar más en el Espíritu Santo. Actuando así, seremos llevados a horizontes nunca antes alcanzados, “entraremos en la casa de nuevos Cornelios” y, así, veremos nuevos milagros.

¿Qué pasos sugieres que sigan los pastores para implementar ministerios orientados por los dones?

 Antes que nada, es importante formaruna cultura en la que se valora la estructuraflexible de los ministerios, en la cual todosbuscan el gobierno del Espíritu Santo. A continuación,es necesario ayudar a los líderes atener una visión más espiritual al respecto,mostrando que el Espíritu Santo puede tenerla voluntad de realizar nuevas cosas pornuestro intermedio, distribuyendo nuevosdones, haciendo nuevos llamados a nuevaspersonas y, tal vez, a nuevos ministerios.

 Además, es necesario presentar una serie de sermones y capacitaciones a la iglesia, expresando cuánto desea Dios que todos estén involucrados en su obra, y mostrar que el Espíritu Santo está al mando y que debemos buscar conocer su voluntad para los ministerios. También es necesario destacar cuánto más relevante puede ser la iglesia para la comunidad cuando practica el método de Cristo. Elena de White define ese método con estas palabras: “El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les pedía: ‘Sígueme’ ” (El ministerio de curación, p. 102).

 En relación con servir a las necesidades de las personas, la iglesia puede organizarse para que varios ministerios actúen en conjunto. Aquí hay algo para destacar: un ministerio no necesita ser permanente. El foco no está en su manutención, sino en atender las necesidades de su contexto. Por eso, la estructura debe ser flexible. Finalmente, es oportuno establecer una subcomisión para cuidar el proceso y presentar a la Junta de Iglesia nuevas propuestas de las iniciativas que surgieron. Reconozco que en una iglesia pequeña los procedimientos pueden ser un poco diferentes. Sin embargo, cualquier iglesia podrá ampliar considerablemente su fuerza misionera si considera estos puntos.

¿Podrías compartir alguna experiencia distintiva relacionada con el trabajo de la iglesia por medio de ministerios alineados con los dones?

 Durante algunos años, un médico, esposo de una hermana de nuestra iglesia, fue tan solo un visitante esporádico. En los períodos de mayor proximidad, llegó a hacer dos o tres series de estudios bíblicos. Durante algún tiempo, frecuentó un Grupo pequeño y tenía una buena relación con la comunidad. Sin embargo, permaneció así por años. No quería comprometerse con la iglesia ni practicar los principios de la fe. Su esposa oró por él durante veinte años. Muchos miembros de iglesia intercedieron por él.

 Fue sorprendente el camino por el cual Dios lo condujo a una experiencia más profunda con él. Participó de un viaje misionero, y en el último día, en un momento de relajación, le dijo a un compañero: “Quiero bautizarme al lado de mis amigos”. Pocos meses después, celebramos su bautismo. Nunca olvidaremos que fue sirviendo en un ministerio de la iglesia, al sentir de cerca a Dios utilizar a las personas para realizar un trabajo por amor al prójimo, que decidió entregarse como un discípulo de Cristo. Actualmente, los lunes, recibe a su Grupo pequeño en su casa; los sábados por la tarde ministra estudios bíblicos a interesados, y aún continúa siendo un médico voluntario del ministerio de las misiones.