El desafío de Dios para su iglesia en los días de hoy.

Ciertamente esto no es rutina. Puede ser historia. No importa qué nombre le den ustedes a la sesión inaugural del Concilio Anual[1] de la iglesia adventista mundial, el presidente Jan Paulsen introdujo con entusiasmo la iniciativa denominada “Dilo al Mundo”, que tiene como objetivo alcanzar con el mensaje a cada habitante de este mundo para el año 2010.

No es una frase promocional ni vacía retórica. Esta iniciativa demanda un clamor profético a una iglesia profética. Como lo declaró el Dr. Paulsen: “Cuando se trata de la misión de la iglesia, nada puede ser rutinario. En todo lo que pensamos y planificamos, en cada nivel de la organización, constantemente debemos estar preguntándonos: ¿Qué podemos hacer y cómo, para llevar a Cristo a la gente que no lo conoce? ¿De qué manera podemos comunicar esperanza, en forma eficaz, a los que no la tienen? Esto continúa siendo nuestra misión. Que cada uno de nosotros: miembros y dirigentes, se consagre de nuevo a la tarea que se nos ha confiado: dar al mundo las buenas nuevas de Jesús y de su pronto regreso”.

Sin un énfasis en llegar a la gente, la iglesia pierde la razón de su existencia, tal como se la describe con tanta claridad en la “Declaración de misión”: “La misión de la iglesia adventista es comunicar a todos los pueblos el evangelio eterno del amor de Dios en el contexto del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12 y tal como aparece revelado en la vida, la muerte, la resurrección y el ministerio sumosacerdotal de Jesucristo, induciéndolos a aceptar a Jesús como su Salvador y Señor personal, y a unirse a la iglesia remanente, y nutrirlos a fin de que estén listos para su pronto regreso”.[2]

Durante los próximos cinco años, la iglesia adventista estará dedicada a poner en práctica un plan estratégico directamente enfocado en la misión que Dios le confió. “Dilo al Mundo” tiene que ver con la manera en que podrá la iglesia compartir el evangelio de Jesús desde el año 2005 hasta el 2010. Pone énfasis en la identidad de la iglesia como una comunidad de llamados, y su misión para el tiempo del fin de proclamar el evangelio “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6).

¿Qué es “Dilo al Mundo”?

Más que un programa, “Dilo al Mundo” incorpora lo que la iglesia será y hará, por la gracia de Dios, con el propósito de cumplir la orden de Jesús de predicar el evangelio a toda criatura. Como una comisión individual y corporativa, “Dilo al Mundo” desafía a cada feligrés a vivir los valores fundamentales de calidad de vida, unidad y crecimiento en la familia de Dios.

“Dilo al Mundo” inspira a los miembros de la iglesia a conocer a Jesús personalmente, a compartirlo con entusiasmo y a proclamar su nombre intencionalmente y con una sola voz. ¿Podemos imaginar lo que Dios podría hacer si cada administrador de la iglesia, cada pastor, cada miembro viviera los principios del evangelio en sus vidas personales, y diera testimonio con amor acerca de las verdades de las Escrituras a la gente de su mundo? Imaginemos una comunidad global que viva la vida de Cristo en servicio abnegado; un pueblo que ore fortalecido por el Espíritu, alimentado por la Palabra de Dios y unido en la misión de cumplir su destino como embajadores de Dios para un mundo que espera.

Siete aspectos fundamentales

La iglesia ha identificado siete aspectos fundamentales para dedicarles sus recursos, energías y oraciones durante los siguientes cinco años, que unirán a toda la iglesia en una visión amplia en cuanto al compartir las buenas nuevas. Participará cada nivel de liderazgo de la iglesia, cada institución, cada servicio, cada iniciativa y cada feligrés. Estos siete aspectos incluyen: crecimiento espiritual, participación comunitaria, testimonio personal, penetración en las ciudades, fundación de nuevas iglesias, tareas de evangelización y ministerio a través de los medios de comunicación. Examinemos un poco estos aspectos, y hagámonos estas preguntas: ¿Cómo se relaciona todo esto con la iglesia local? ¿Cómo puede la amplia visión de “Dilo al Mundo” convertirse en una invitación específica de Decirlo a su mundo? ¿De qué manera la visión corporativa de la iglesia mundial se puede convertir en una fuerza impelente en la iglesia local?

Desafíos a la vida espiritual

Recientes encuestas indican que los adventistas tienen confianza en el Cristo que los redimió. Han aceptado la seguridad de la salvación solo por Cristo. Pero otros datos referentes a la vida espiritual suscitan serias preocupaciones. La mayoría de los miembros no dedica tiempo cada día a estar en comunión con Dios. Menos del 50% de los adventistas dedica tiempo cada día al estudio de la Biblia y a la oración; menos aun, lee regularmente las obras de Elena de White.

Si gracias a las “preciosas promesas” de la Palabra somos partícipes “de la naturaleza divina” (2 Ped. 1:4), ¿cómo pueden crecer los miembros de la iglesia sin estudiar la Biblia? Si, como lo declara Pedro, somos “renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Ped. 1:23), ¿cómo es posible ser un verdadero cristiano sin una vida de devoción personal? Elena de White lo dice muy bien cuando afirma: “Si se estudiara la Palabra de Dios como se debe, los hombres tendrían una grandeza de espíritu, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito que raramente pueden verse en estos tiempos”.[3] Todos los reavivamientos genuinos tienen su raíz en la oración y en la Palabra de Dios. Sin vida devocional, no existe crecimiento espiritual. ¿No podría ser, acaso, que la principal razón por la que la iglesia parece tan carente de poder para entregar su mensaje al mundo sea su pobreza espiritual? Porque “un reavivamiento de la verdadera piedad entre nosotros es la más grande y la más urgente de todas nuestras necesidades. Procurarla debería ser nuestro primer trabajo”.[4]

Conozco una iglesia en Asia en la que entre cuarenta y sesenta mujeres se reúnen cada día a las 4:30 a fin de pedir la bendición del Espíritu sobre sus familias, comunidades y la iglesia. En respuesta, el Señor ha obrado algunas maravillas en su congregación. En una visita reciente, vi a 350 personas adelantarse en respuesta al poderoso llamado de un pastor. Cuando el Espíritu se mueve, Dios hace algo especial.

Cada pastor debería hacerse estos penetrantes interrogantes: “¿Qué puedo hacer con el fin de que mi iglesia disponga de una vida espiritual más profunda? ¿Por dónde debo empezar? ¿Por un desayuno mensual de oración con los ancianos? ¿O una serie de reuniones de oración los miércoles de noche, para desarrollar una serie acerca de lograr vida devocional más profunda? ¿O, tal vez, por el sermón del sábado, para desarrollar el tema ‘Conozcamos a Jesús’? ¿O un llamado a vivir una espiritualidad más profunda?”. No importa cuándo ni cómo se podría convertir esto en realidad, pero una cosa sí es cierta: si una vida espiritual más profunda no es la prioridad del pastor, tampoco lo será para la congregación. No se requiere mucho esfuerzo para pastorear una iglesia complaciente, que avanza sin rumbo; en cambio, se necesita energía, creatividad y visión para dirigir una congregación espiritualmente dinámica y viva.

El problema de la apostasía también ha afectado a algunas iglesias adventistas, con un promedio de asistencia a la Escuela Sabática y al sermón que ronda el 50%. ¿Puede una iglesia ser espiritualmente sana, cuando cerca de la mitad de los miembros nunca asiste? Durante los últimos cinco años 5.049.157 personas se unieron a la iglesia mediante bautismo y por profesión de fe. En ese mismo período, 1.397.608 personas dejaron de ser miembros; esto representa el 27,68% del total que ingresó. “Dilo al Mundo” implica una iglesia con una espiritualidad viva y sensible, preocupada tanto por la cantidad de miembros que se quedan como de los que se van.

En la parábola de la oveja perdida, el Buen Pastor reconoció que una de sus cien ovejas estaba extraviada, y se preocupó al punto de salir a buscarla. La única manera de saber que una se había perdido era contándolas. ¿Está “contado usted sus ovejas”? ¿Sabe quién está presente el sábado y quién no? ¿Tiene en marcha un plan sensible para alcanzar a los que están faltando los sábados? Los datos que nos proporcionan los estudios que se han efectuado acerca del crecimiento de la iglesia nos revelan que si alguien falta durante seis semanas y nadie se acerca a hablarle, con toda seguridad invertirá ese tiempo en otra cosa, como ser los deportes, la familia o los clubes sociales. Y, en ese caso, resulta sumamente difícil rescatarlos.

“Dilo al Mundo” no es solo una visión de lo que ocurre en otro continente, en otra cultura o en otro lugar, sino también de lo que debe ocurrir en su iglesia. Implica esta cuestión: ¿Cómo se puede aumentar el número de feligreses invirtiendo más tiempo en estudios bíblicos personales y en oraciones, para incrementar el porcentaje, que actualmente es de alrededor del 50%, al 65%? ¿Cómo podríamos ampliar la asistencia a los cultos de la iglesia, a fin de que se aproxime lo máximo posible a la mayoría de los miembros? ¿Cómo podemos desarrollar una estrategia tendiente a reducir el índice de apostasía, y reclutar a más miembros a fin de que trabajen más activamente?

El desafío del crecimiento

Las iglesias que crecen equipan y preparan a sus miembros para el servicio. Se abren a la comunidad con el fin de satisfacer sus necesidades. Estas congregaciones dinámicas y en crecimiento son sensibles a las necesidades de la comunidad, y al mismo tiempo se dedican con fuerte intencionalidad a la evangelización. Solo 1 de cada 3 adventistas comparte su fe o sirve a la comunidad. Uno de los blancos estratégicos de “Dilo al Mundo” tiene que ver con aumentar el porcentaje de miembros que sirven a la comunidad del 29% actual al 40%. Si su iglesia cerrara sus puertas mañana, ¿la echaría de menos la comunidad? ¿Le pediría que las volviera a abrir?

Un fascinante principio relativo al crecimiento se llama “Unos pocos”, y quiere decir: “Mientras más estrecho sea su programa, menos gente va a ganar para Cristo”. Si se pone en contacto con pocos, va a ganar a pocos; ¡así de simple! ¿Por qué no elabora una lista de las maneras en que se está relacionando su iglesia con la comunidad este año? ¿A cuántos invitados y visitas va a alcanzar? Si la cantidad a la que llega es menos del triple de los miembros de su iglesia, probablemente vaya a ejercer muy poca influencia en la comunidad. ¿Está haciendo planes para tener clases de estudios bíblicos, conciertos, seminarios acerca de la salud y la familia, especialmente diseñados para que los miembros de su iglesia se pongan en contacto con la comunidad? Si es así, su iglesia va a crecer.

“Dilo al Mundo” desafía a 5 millones de adventistas para que presenten, por lo menos, a una persona a Jesús y la incorporen a la familia de Dios durante el próximo quinquenio. Si 5 millones de adventistas ganan para Cristo a 5 millones de sus amigos y vecinos en los próximos cinco años, vamos a bautizar a tantos, como resultado de esta sola iniciativa, como todas las demás estrategias combinadas en ese lapso. “Gane a uno” forma parte del plan “Dilo al Mundo”. Por medio de él, cada Asociación y Misión desarrollará planes y programas de acción en función de equipar a cinco millones de laicos que se dediquen a dar testimonio de su fe.

El apóstol Pablo se refirió a la función del pastor como alguien que “(equipa)… a los santos (creyentes) para la obra del ministerio” (Efe. 4:12). Y Elena de White añadió: “Cada iglesia debe ser una escuela práctica de obreros cristianos”.[5]

“Dilo al Mundo” contempla el hecho de que los pastores equipen y recluten a los miembros de iglesia para el servicio. Las iglesias que crecen, las iglesias que evangelizan, equipan en ese sentido a sus miembros para alcanzar a otros y conducirlos a Cristo. ¿Es su iglesia “una escuela práctica” de obreros cristianos? ¿Tiene usted planes específicos para enrolar a toda la feligresía en actividades que alcancen a la comunidad? ¿Qué clases dará usted este año para equipar a sus miembros a fin de que estén en condiciones de dar testimonio? Su iglesia es parte del cuerpo de Cristo. Con miembros preparados para servir, satisfará necesidades por todas partes en el nombre de Jesús, y su iglesia experimentará un crecimiento explosivo. Perú, con 680.000 miembros y un índice de un adventista por cada 40 habitantes del país, bautizó más de 57.000 personas en el año 2004. En 2005, las cifras llegaron a cerca de 70 mil. Ruy Nagel, presidente de la División Sudamericana, compartió de esta manera con nosotros el secreto de ese rápido crecimiento: “Evangelismo integral: la participación de toda la iglesia en Grupos pequeños es la explicación del éxito de la División Sudamericana”. Los dirigentes de la iglesia que están apasionadamente dedicados a la misión, también lo están por equipar a la gente a fin de participar de la misión.

El desafío de las ciudades

Aunque en muchos lugares la iglesia experimenta un rápido crecimiento, todavía nos espera un enorme desafío. El mundo tiene una población que supera los 6.000 millones. Cada segundo nacen cuatro bebés. China, con 1.300 millones de habitantes, y la India, con 1.000 millones, significan un enorme desafío para la iglesia. Los crecientes centros urbanos de población de esos tremendos países casi no han sido tocados por el evangelio. El mayor crecimiento poblacional del mundo se produce en las grandes ciudades, que pronto serán la residencia de más de la mitad de la población del planeta. Pero, en este creciente mundo urbano, la mayor parte de las iglesias adventistas está ubicada fuera de las grandes ciudades. Las divisiones mundiales de la iglesia adventista han elegido 66 ciudades importantes, en una magistral estrategia con miras a ejercer influencia sobre sus masivas poblaciones. Más de 400 ciudades en el mundo tienen una población superior al millón de habitantes. De estas, 58 son megaciudades de más de 5 millones cada una, como las aglomeraciones urbanas de Tokio, Méjico, Seúl, Nueva York y San Pablo, con más de 20 millones cada una. El desafío de esas ciudades se puede calificar de masivo; pero el desafío va más allá de los números. Muchos grupos étnicos viven en esas ciudades, y representan la población mundial.

En 1882, Elena de White se refirió al tema de las ciudades, en una reunión con los dirigentes de la iglesia adventista. Esto fue lo que manifestó: “Se me ha mostrado que nuestra obra para la iluminación de la gente en las grandes ciudades no ha sido bien organizada, o los métodos de trabajo no han sido tan eficientes como los de otras iglesias que no tienen la gran luz que nosotros consideramos tan esencial”.[6]

En 1902 seguía instando: “Se deben aplicar nuevos métodos”.[7] Esto indujo tanto a los administradores como a los pastores a hacerse tres profundas preguntas:

  1. ¿Qué cambios estratégicos en la planificación y en las prioridades está pidiendo Dios que hagan las iglesias, las asociaciones, las uniones y las divisiones para alcanzar a esas ciudades?
  2. ¿Qué nuevo método se debe probar con el fin de tratar de alcanzar los centros urbanos y secularizados de las ciudades de la actualidad?
  3. Si las ciudades constituyen en sí mismas campos misioneros, ¿cómo podemos invertir dinero y recursos humanos de la mejor forma en ellas para alcanzarlas?

Dios tiene las respuestas. Si lo buscamos en oración, él nos revelará cómo podemos alcanzar los grandes centros de población urbana.

Un movimiento para fundar iglesias “Dilo al Mundo” también gira en torno de la fundación de nuevas iglesias. Entre los años 2000 y 2005, la iglesia adventista fundó 17.000 nuevas congregaciones; los dirigentes esperan fundar 20.000 durante este quinquenio. La iglesia primitiva creció explosivamente porque constantemente estaba pensando en fundar nuevas congregaciones. Hechos 9:31 nos dice que “las iglesias […] por toda Judea, Galilea y Samaría |…] se acrecentaban” Y Hechos 16:5 añade: ‘Las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día”. Las nuevas congregaciones generalmente poseen una fuerte vida espiritual; los nuevos miembros le añaden frescura al cuerpo de Cristo. ¿Podrá ser que Dios esté conduciendo a su congregación para que funde una nueva iglesia en el vecindario? Es posible que usted tenga en su congregación un grupo de adventistas que pertenecen a otras etnias o países, que estén interesados en alcanzar a otras personas de su propia comunidad que no conocen el mensaje de los tres ángeles. ¿Cómo podría apoyarlos? ¿Cómo podría animarlos en el cumplimiento de su misión? ¿Pensó en la posibilidad de elegir un vecindario sin presencia adventista para enviar allí a cinco “familias misioneras” con el fin de fundar una nueva iglesia? Las iglesias que fundan congregaciones crecen con fortaleza espiritual.

La evangelización pública

La evangelización pública continúa siendo un factor importante en el crecimiento de la iglesia en la mayor parte del mundo. Todavía “agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Cor. 1:21). Los hombres y las mujeres del siglo XXI siguen reaccionando favorablemente a la predicación que tiene como centro a Cristo, que se basa en la Biblia y que revela el mensaje del amor de Dios al mundo para estos últimos días. “Dilo al Mundo” espera que mas de 60.000 iglesias adventistas en todo el mundo patrocinen por lo menos una campaña de evangelización por año. Si cada iglesia apoyara una campaña de evangelización cada año, estaríamos celebrando 300.000 campañas evangélicas durante los próximos 5 años. ¡Qué explosión evangelizadora! ¿Por qué no toma su calendario, se reúne con la junta de su iglesia, ora y prepara un plan para una serie de reuniones de evangelización? Elija el estilo que más le convenga. Algunas series se concentran, durante 5 o 6 semanas, en las profecías; otros pastores dirigen series más cortas acerca de la vida y la obra de Jesús. Dondequiera que se exalte a Cristo, se predique la Palabra y se extiendan llamados, el Espíritu se mueve y la gente se convierte.

Los medios masivos de comunicación

 “Dilo al Mundo” imagina una trama internacional de ministerios desarrollados por los medios masivos de comunicación, para llenar el globo terráqueo con el mensaje de los tres ángeles. Los dirigentes de la Iglesia Adventista están seria y creativamente comprometidos a usar la tecnología en todos los canales de comunicación: radio, televisión, Internet y publicaciones, para alcanzar a cada habitante del mundo con el mensaje del evangelio. “Dilo al Mundo” imagina una iglesia con miembros que oran, llenos del Espíritu Santo, alimentados por la Palabra de Dios; una iglesia dinámica y vital, que se preocupa en satisfacer sus propias necesidades espirituales, y que alcanza con amor a los perdidos. Imagina una iglesia en la que cada departamento, entidad, dirigente y miembro estén unidos en una inalterable misión de redención.

Todas las órdenes de nuestro Señor son habilitaciones. Todo lo que él nos pide que hagamos, el Espíritu nos capacita para hacerlo. Esta es su promesa: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). Su ciudad es el mundo. La obra de Dios no terminará en ninguna parte antes que concluya en su ciudad. Entonces, ¿por qué no se consagra de nuevo al Señor para contar a su mundo la antigua, la tan antigua historia?

Sobre el autor: Vicepresidente de la Asociación General, Silver Spring, Maryland, Estados Unidos


Referencias

[1] El Concilio Anual se reúne cada año en otoño (del hemisferio norte) y concita a todos los dirigentes de la iglesia mundial (Asociación General); es decir, la Junta Directiva de ese organismo, más unos 300 integrantes entre pastores y laicos de todo el mundo, para discutir planes y revisar lo que ya se ha hecho.

[2] Reglamentos de la Asociación General de los adventistas del séptimo día, edición 2004-2005, A 05.05.

[3] Elena G. de White, El camino a Cristo (Buenos Aires: ACES, 1991), pp. 89, 90.

[4] Review and Herald (22 de marzo de 1887).

[5] El ministerio de curación (Buenos Aires: ACES, 1942), p. 108.

[6] Health Ministry (Ministerio médico] (Mountain View, CA: Pacific Press Pub. Assn., 1963), p. 301.

[7] El evangelismo (Buenos Aires: ACES, 1970), p. 70.