Cómo identificar y curar los males que impiden el crecimiento de su iglesia.
La metáfora del pastor como médico de enfermedades espirituales y eclesiásticas tiene sus raíces en las memorables palabras de Cristo, dichas a los fariseos: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Luc. 5:31). De acuerdo con Lucas, quien también era médico (Col. 4:14), con esa afirmación Jesús reprendió a los escribas y los fariseos que criticaban a los discípulos por el hecho de que ellos comían y bebían con publicanos y pecadores (vers. 30). En contraste con la teología redentora de Jesús, los escribas y los fariseos consideraban incorrecto evangelizar a publicanos y pecadores, o comer con ellos (vers. 27, 30). Entonces, Jesús censuró la hipocresía de sus críticos y, como verdadero médico espiritual, les declaró que no había venido a salvar a justos sino a pecadores (Luc. 5:32; Mat. 9:12; Mar. 2:17). La representación metafórica de la iglesia como un organismo vivo (Rom. 12:5; 1 Cor. 10:17; 12:27; Efe. 4:12; 5:23; Col. 1:24), con flaquezas y debilidades que afectan su salud y su crecimiento, coloca al pastor en una posición de médico, cuya responsabilidad es curar las enfermedades eclesiásticas. Dios desea que su iglesia experimente salud y prosperidad (3 Juan 2), y los pastores son agentes humanos utilizados por él a fin de que la salud de su iglesia sea restaurada. La buena salud de la iglesia es un prerrequisito para el crecimiento y la prosperidad del cuerpo de Cristo.
El tratamiento de las enfermedades físicas ha sido perfeccionado por la Medicina, que las enfrenta de forma inductiva. Francis Bacon, considerado el padre del método inductivo, propuso la solución de problemas mediante “la observación empírica, el análisis de los datos, el desarrollo y la experimentación”.[1] Las ideas de Bacon forman la base de lo que en nuestros días es conocido como método científico.[2] Los conceptos desarrollados por Bacon tenían, como objetivo, desviar a los investigadores de la simplificación investigativa y de las conclusiones a priori, de manera que la adquisición de conocimiento no fuera tan afectada por las presuposiciones y “la aceptación ciega de métodos tradicionales”.[3]
El fundamento principal del método científico, según es usado en el paradigma médico moderno, consiste en diagnosticar antes de prescribir el tratamiento curativo. El empleo de esa forma de enfrentar los problemas de la salud también es recomendado para las organizaciones en general, en el enfrentamiento de los desafíos de liderazgo. Beerel afirmó que para entender los problemas organizacionales es necesario utilizar un enfoque “inductivo, en lugar de deductivo”, del liderazgo. De acuerdo con ese autor, el liderazgo inductivo busca nuevas causas y conexiones que contribuyan a un entendimiento “exacto de la realidad”. Por otro lado, el liderazgo deductivo, “fundamentado en reglas de deducciones”, aplica “reglas establecidas a circunstancias y eventos”. Aun cuando el liderazgo inductivo requiera más tiempo y sea más difícil de ser implementado, es necesario a fin de evitar decisiones organizacionales individualistas y limitadas.[4]
De acuerdo con Irving Rothchild, “la inducción consiste en llegar a conclusiones generales, alimentadas en el examen de asuntos particulares, mientras que la deducción es la identificación de particularidades desconocidas, alimentada en datos conocidos”.[5] De esta manera, a semejanza del médico, el pastor comienza su trabajo de liderazgo identificando los problemas organizacionales, continúa diagnosticando las causas de esos problemas y termina prescribiendo un plan de acción contextualizado, que pueda culminar con la regeneración y la cura, o solución, del problema. Los pasos comúnmente seguidos en el campo de la medicina para diagnosticar y curar situaciones patológicas pueden ser dados también en el liderazgo de las organizaciones. Este artículo analiza algunos de esos pasos.
Introspección
Introspección significa “autoexamen, acto de examinarse interiormente”.[6] El examen propio es un aspecto organizacional muy importante, y necesario para conocer los desafíos y las oportunidades que el liderazgo enfrenta en “una sociedad competitiva, exigente y compleja”.[7] En el contexto de la iglesia local, la introspección debe ser una actividad proactiva y constante, en la que el pastor evalúa periódicamente la salud de la iglesia, con el objetivo de detectar problemas antes de que se conviertan en una emergencia. En el campo de la medicina, eso es conocido como medicina preventiva. Frecuentemente, la restauración de la salud institucional requiere “un proceso de diagnosis organizacional sistemático”.[8] La prescripción efectiva para los problemas organizacionales debe tener, como base, un diagnóstico exhaustivo. Al igual que los médicos identifican los problemas físicos de los pacientes, el pastor identificará problemas y desafíos pastorales,[9] revisará la historia clínica que contextualiza el problema, diagnostica sus causas por medio de la observación profesional, y analiza los resultados a la luz de la misión y los signos vitales de la iglesia.[10] Algunos signos vitales de una iglesia saludable incluyen la asistencia a los cultos, la participación activa en las actividades misioneras, el trabajo en equipo y la fidelidad a Dios.
Prescripción
Una vez que las deficiencias organizacionales hayan sido identificadas y sus causas diagnosticadas, el paso siguiente que el pastor debe dar es prescribir un plan de acción apropiado. Toda prescripción apropiada debe estar adecuada a las características y las necesidades específicas de la organización. Cada institución tiene su propia personalidad, y lo que puede ser efectivo para una organización en su contexto no es necesariamente apropiado para otra organización semejante. La geografía, la población, las necesidades de los clientes, al igual que las características de los participantes, determinarán qué receta y qué plan de acción serán apropiados.
Organización
En el contexto de nuestro estudio, la organización es definida como “un grupo de personas organizadas con un propósito específico”.[11] Las organizaciones de éxito están compuestas por personas que trabajan en equipo con el propósito de alcanzar las metas propuestas. La organización, o institución, es semejante a la estructura de un organismo cuyas partes trabajan coordinadamente “para llevar a cabo funciones vitales”.[12] En la teoría organizacional, el término se aplica “a una unidad social estructurada sistemáticamente para cumplir colectivamente las metas organizacionales”.[13] Peter Wagner afirma que “una iglesia saludable, semejante a la comunidad apostólica, crece en unidad, cumpliendo colectivamente la misión de la iglesia”.[14] Esa es una característica organizacional básica de la iglesia saludable.
Los valores, las creencias, las actitudes, las tradiciones y la ética de trabajo de los miembros de la iglesia conforman una cultura organizacional única, con el potencial de obstaculizar o impulsar el crecimiento eclesiástico. Varkey y Antonio aseguran que mover una organización hacia una condición de mayor crecimiento requiere pasos paulatinos y progresivos.[15] Algunos de esos pasos deben considerar la delegación y la capacitación de acuerdo con los dones individuales de cada voluntario.
Implementación
En el área médica, la implementación equivale a la aplicación de intervenciones terapéuticas. Para que experimente la cura, el paciente debe seguir rigurosa e inmediatamente las indicaciones del médico. La importancia de implementar una intervención inmediata ha sido inmortalizada por la máxima atribuida a George Patton, general estadounidense fallecido en 1945: “Un buen plan ejecutado hoy es mucho mejor que un plan perfecto ejecutado la semana siguiente”.
La implementación de nuevos planes presupone que las prácticas anteriores no están produciendo resultados y que la acción propuesta es superior a la anterior. Independientemente de la superioridad del nuevo plan, el cambio debe ser realizado de manera que no ocurra una merma en la producción ni una desestabilización operacional. Las personas necesitan tiempo para cambiar, adaptarse a nuevos paradigmas, y aprender nuevas técnicas y procesos. Schermerhorn afirma que “una organización que opera eficazmente alcanza sus metas por medio de la sinergia, considerando que el todo es mayor que la suma de las partes”.[16]
Una razón común del fracaso de muchas instituciones al enfrentar desafíos organizacionales es la prescripción de intervenciones equivocadas. Eso ocurre frecuentemente cuando la intervención es prescrita de forma deductiva, sin considerar el rigor y la investigación previa exigidos por el liderazgo inductivo. Otras razones están asociadas con el establecimiento de métodos ambiguos, escaso tiempo designado para la implementación de la intervención, falta de experiencia de parte del líder y resistencia a los cambios por parte de los involucrados.
Uno de los mayores desafíos en la implementación de paradigmas y acciones restauradores consiste en mantener motivados a los participantes durante todo el tiempo. Las teorías motivacionales de Abraham Maslow han sido aplicadas a los contextos de liderazgo organizacional. De acuerdo con este autor, “solo las necesidades no satisfechas son fuente de motivación. Las necesidades satisfechas no crean tensión y, por eso, no motivan”.[17] En verdad, la motivación fundamentada en la satisfacción de las necesidades humanas no siempre es aplicada a la motivación entre cristianos que, sin pensar en beneficios personales y egoístas, siguen el ejemplo altruista de Jesús. La motivación cristiana está centrada en el poder intrínseco generado por Cristo en la persona (1 Cor. 5:14), al igual que en la fe, la esperanza y el amor, consideradas por Elena de White como “Las grandes fuerzas motrices del alma”.[18] Fomentar esas “fuerzas incentivadoras” ha sido el gran desafío para los pastores en todos los tiempos.
Evaluación
Una de las funciones inductivas más importantes ejercidas por los médicos es evaluar la efectividad de la intervención prescrita. Ese trabajo, realizado a la luz de las metas institucionales, es una tarea de vital importancia. En el contexto ministerial, la evaluación del trabajo y de los resultados alcanzados por la iglesia es una de las actividades más descuidadas en el ministerio. Pocos se toman el tiempo de evaluar, a la luz de la misión de la iglesia, las actividades realizadas. A semejanza del médico, el pastor debe preguntarse continuamente si las intervenciones propuestas son eficaces y si están consiguiendo los resultados esperados. La iglesia de Cristo es un organismo vivo, que sufre patologías organizacionales que merecen atención. El pastor tiene la responsabilidad de nutrir ese cuerpo vivo y tratar sus enfermedades, a fin de que crezca de manera saludable y productiva.
Sobre el autor: Profesor en el Seminario Teológico de la Universidad Andrews, Estados Unidos.
Referencias
[1] Dagobert Runes, Dictionary of Philosophy (Totowa, NJ: Littlefield, Adams & Company, 1962), p. 32.
[2] J. P. Moreland y William L. Craig, Philosophical Foundations for a Christian Worldview (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003).
[3] Francis Bacon, Novum Organum: The Interpretation of Nature and the Kingdom of Man, http://hiwaay.net/~paul/bacon/organum/aphorisms1.html
[4] Annabel Beerel, Leadership and Change Management (Thousand Oaks, CA: Sage Publications, 2009), pp. 25, 26.
[5] Irving Rothchild, Induction, Deduction and the Scientific Method: An Eclectic Overview of the Practice of Science, http://www.ssr.org/Induction.shmtl
[6] Dictionary.com, http://dictionary.reference.com/browse/introspection
[7] John R. Schermerhorn, James G. Hunt y Richard N. Osborn, Basic Organizational Behavior (Nueva York, NY: John Wiley & Sons, 1998), p. 188.
[8] Richard Beckhard, en Joan V. Gallos, Organizational Development: A Jossey-Bass Reader (San Francisco, CA: Jossey Bass, 2006), p. 3.
[9] Una información objetiva acerca de la historia clínica de la iglesia puede incluir bautismos, diezmos y ofrendas, asistencia y puntualidad a las reuniones. Esa información puede ser obtenida a partir de los registros de la iglesia local. La información fundamentada en la observación puede incluir asistencia a las reuniones, nivel de compromiso en las actividades de la iglesia y nivel de fraternidad entre los miembros.
[10] Ver C. Peter Wagner, Your Church Can Grow: Seven Vital Signs of a Healthy Church (Glendale, CA: Regal Books, 1976); Mark Finley, Ministry (mayo de 1982), pp. 4-6; Richard J. Krejcir, Net Ministry, http://70030.netministry.com/articles_view.asp?articleid=32733&comnid=3881
[11] Michael Agnes y David Guralnik ed., Organization (Foster City, CA: IDG Books Worldwide, 2001), p. 53.
[12] “Organization: Etymology and Theory”, http://orgtheory.wordpress.com/2007/07/13/organizationetymology-and-origins
[13] “Organization”, http://www.businessdictionary.com/definition/organization.html#ixzz23A7bDMmb
[14] C. Peter Wagner, The Acts of the Holy Spirit: Spreading the Fire (Ventura, CA: Regal Books, 1994), pp. 81-108.
[15] Prathiba Varkey y Kayla Antonio, American Journal of Medical Quality, 25(4), p. 268.
[16] Shermerhorn, p. 7.
[17] W. Warner Burke, en Gallos, p. 21.
[18] Elena de White, La educación, p. 191.