¿Qué tipo de ministerio -personal y significativo- puede tener un pastor con una familia después que ha terminado el funeral? Demasiado a menudo nuestro ministerio a la familia termina con la oración final junto a la tumba.

No importa cuál sea el miembro de la familia que haya muerto, las cosas no vuelven nunca a ser las mismas para los otros miembros de ese círculo familiar. Hay necesidades comunes, que surgen de un dolor común, que necesitan ser atendidas. También hay necesidades personales y únicas de los diferentes miembros de la familia, que un pastor sensible notará y atenderá después que ha terminado el funeral.

La experiencia de la muerte y el funeral de un ser querido crea un momento y un clima para reexaminar importantes temas que se dejan a un lado en otros momentos. El tema de la vida y la muerte, el significado del tiempo y la eternidad, la estructura de valores de la mayoría de los miembros de la familia, las cosas importantes y no importantes, las relaciones hacia otros y hacia la iglesia, hacia Jesús, todas son examinadas consciente o inconscientemente en este momento crítico.

El pastor que desea sinceramente ser un tierno y a la vez fiel subpastor valorará la oportunidad que se presenta después que ha terminado el funeral.

Hay muchas necesidades que acosan a una apesadumbrada familia como los torrentes de una catarata. El pastor sensible a los límites de su ministerio puede ser una fuente de fortaleza. Hay problemas financieros y legales que simplemente no pueden esperar. El pastor debiera conocer a quién puede dirigir a su gente por ayuda financiera y legal. Vivimos en una era complicada.

A menos que un pastor tenga conocimientos especiales en asuntos financieros o legales, será mejor no tratar de ser un practicante aficionado. Pero, por lo menos, con una comprensión básica de estos asuntos, puede ayudar grandemente a la gente a obtener la asistencia profesional de alguien que tenga una perspectiva cristiana. No presuma que estos asuntos han sido atendidos previamente. No se entrometa en los asuntos privados o personales de su gente, pero hágales saber que usted está listo para guiarlos si necesitan su experiencia.

Si murió un esposo o esposa, el cónyuge sobreviviente tendrá muchas necesidades y habrá ajustes adicionales que hacer. La soledad invade la casa y el corazón casi a cada momento del día y la noche. Ver las cosas que el ser amado tenía, usaba o disfrutaba revive ese triste sentimiento. Aquellos momentos de precioso compartir del pasado, que no pueden ser repetidos aun cuando la necesidad de compartir es muy real, despiertan esa soledad. La multitud amigable y feliz en la iglesia de la cual él o ella ha sido parte, también arrojarán al sufriente al torbellino de la soledad.

El pastor que realmente desea pastorear a sus ovejas estará alerta a estas situaciones que “crean soledad” en las vidas de sus miembros que recientemente han perdido a un ser amado.

Hay una gran necesidad de ayudar a las familias después del funeral a manejar sus sentimientos de culpa. No importa cuán cercana o afectuosa haya estado la familia al que ha muerto recientemente, siempre vendrán momentos de sentimiento de culpa casi insoportable cuando los que han quedado recuerden algún pedido no concedido, alguna necesidad no atendida, palabras habladas con ira que no se han resuelto. Esta probablemente es una experiencia universal, pero la persona agobiada por el dolor pensará que es totalmente peculiar para ella. La ayuda de parte de un pastor en estos momentos de estrés y duda puede ser muy significativa. Pero si usted los abandona en el cementerio, no puede ayudar a estas almas sufrientes a descubrir la realidad del amor de Dios durante este período de gran necesidad.

La efectividad del tipo de ministerio que un pastor puede esperar ofrecer a una familia después del funeral depende del tipo de relación que tiene con ellos antes y durante la experiencia de la muerte. ¿Existe la calidez de una relación personal pastor-pueblo? ¿Hay una relación donde ustedes se respetan genuinamente unos a otros? Si la muerte viene como fin de una prolongada enfermedad, ¿estuvo el pastor presente y disponible a menudo durante la enfermedad? ¿Tiene el pastor el tipo de relación con la familia que le permite ser un participante bienvenido en el planeamiento de los arreglos del funeral en la casa mortuoria? (Una nota de advertencia aquí: es mejor no buscar influir sobre la familia en el asunto de la selección del féretro a menos que se lo pida específicamente. Hay un momento adecuado para ese tipo de consejo… pero no al hacer la selección en la casa de servicios fúnebres.) El tipo de relación que el pastor tiene antes del funeral influirá grandemente sobre el tipo de ministerio que puede ofrecer después que el servicio ha concluido.

Para tener un efectivo ministerio posterior, el pastor debiera incluir en su programa de predicación temas sobre cuál debiera ser la actitud del cristiano hacia la muerte. Los sermones sobre el cielo y el infierno, la segunda venida de Cristo, la realidad de la resurrección (en otro momento que durante la Pascua), y los mensajes del Salmo 23 y Juan 14: 1-6, debieran ser predicados a menudo. No hay temas que se necesiten más ni que tengan mayor apelación. Si el pastor predica sobre estos temas sólo en el momento del funeral, no ayuda a su gente a desarrollar actitudes saludables y cristianas hacia la muerte.

Se espera que el pastor tenga un “ministerio de aliento”, que debe incluir seminarios especiales, estudios, lecciones sobre la planificación de testamentos, asuntos financieros, hechos relativos a los funerales que todos debieran conocer antes que llegue la hora crítica de la necesidad. Invite a gente reconocida de la comunidad para que dirija estos estudios especiales. Es trágico que muchos esposos y esposas se rehúsan a discutir unos con otros el tema de la muerte o cualquier deseo con respecto a su funeral. El pastor… que realmente desea ser un buen pastor… preparará a su pueblo para esta inevitable experiencia. El tipo de ministerio que tiene después del funeral dependerá de lo que haya llevado a su gente a creer en cuanto a la muerte antes de la necesidad del funeral.

El tipo de servicio fúnebre que el pastor tenga también influirá sobre el tipo de ministerio que puede tener después que se pronuncia la oración final. ¿Es el pastor tierno, reflexivo y amable, a la vez que fuerte en su fe? ¿Es un funeral de derrota o de victoria? ¿Se exalta a Cristo o al hombre?

El día del funeral planee ir a la casa después del entierro. Este tranquilo momento de compartir su presencia con los miembros de la familia, algunos de los cuales han venido a la ciudad desde grandes distancias para el funeral, será usado por Dios para bendecir. Mientras que la familia está recordando todas las cosas reconfortantes que se dijeron e hicieron, durante este tranquilo momento posterior el pastor tiene la oportunidad de ser un amigo y a menudo un maestro. Muchas, muchas veces hay preguntas en cuanto al cielo y Jesús y la muerte que pueden ser tratadas con el pastor. No permita que este precioso momento se le escurra entre los dedos.

Anime a la familia entristecida a que esté en el culto de la iglesia la próxima semana. Serán bendecidos y la congregación se regocijará con la oportunidad de ofrecer su ministerio hacia ellos. Su presencia de regreso en la iglesia dará al pastor ocasión para ofrecer su amistad y ayudar a la familia. Pídales que concurran a su oficina o estudio antes del servicio para un momento de oración. Esa experiencia atraerá al pastor y a la familia mucho más cerca y hará posible muchas oportunidades adicionales para ministrar.

En las semanas y meses después del funeral no olvide visitarlos o hablarles por teléfono. Anime privadamente a otros miembros de la iglesia para que den alguna atención especial a la familia.

El pastor amante e interesado influirá sobre su congregación para que se sientan involucrados en este mismo dulce ministerio.

Por favor, recuerde: después que el funeral ha pasado no deje a la familia doliente en el cementerio.

Sobre el autor: J. Ralph Mclntyre es director de la División de Sostén de Iglesia y personal, Comisión de Escuela Dominical, Nashville, Estados Unidos.