Las decisiones del Congreso de Atlantic City produjeron algunos cambios en la Asociación Ministerial de la División Sudamericana. Dos hombres que por años han estado al frente de esas labores, las dejarán para asumir otras responsabilidades. Son ellos los pastores Enoch de Oliveira y Arturo Schmidt.

    El pastor Enoch de Oliveira, responsable durante muchos años de EL MINISTERIO ADVENTISTA, dedicó doce años de su vida a la dirección de las tareas ministeriales en el vasto campo sudamericano. Fueron, sin lugar a dudas, doce años de bendiciones por su trabajo fructífero. Al llegar a la división, aunque muy joven al parecer, traía ya un bagaje de experiencia y conocimientos que lo constituyeron muy pronto en hombre clave en cada reunión ministerial. Cuando partía, luego de las reuniones, invariablemente dejaba tras sí buenos recuerdos, simpatía, inspiración y enseñanzas sólidas a través de sus “vibrantes” presentaciones de las verdades que nos distinguen y de los métodos de predicarlas. Durante sus años de trabajo dirigió además exitosas cruzadas evangélicas con muchísimas almas ganadas.

    El congreso de la Asociación General le pidió asumir las responsabilidades que dejaba vacantes el pastor Moisés Nigri, como secretario de la división. El aceptó. Aunque las labores del pastor Oliveira serán un tanto diferentes ahora, creemos que —en cierto modo— este nombramiento ha sido sólo un cambio de oficina dentro del edificio de la división. Seguirá siendo él un estímulo y una inspiración para el cuerpo de obreros de Sudamérica, quienes esperan contar con su presencia y valioso aporte en las asambleas ministeriales futuras, a las cuales tiene desde ya una invitación permanente.

    Pastor Oliveira, creemos interpretar el sentir de todos sus compañeros de luchas de los ocho países de la división, al decirle que hemos apreciado de veras su abnegada labor a través de estos largos años. Apreciamos su sacrificio al permanecer largos meses fuera del hogar, con el fin de estar en el campo de trabajo. Dios ha de premiar abundantemente su dedicación en el día de la reunión final con el “Príncipe de los pastores”. Sus mensajes y enseñanzas, pero más que nada, su ejemplo, han calado muy hondo en quienes lo hemos acompañado a través de los años. Deseamos que el Señor lo bendiga en sus nuevas tareas, y que a través de ellas siga ayudando a edificar un ministerio capaz para enfrentar la tarea cada vez más difícil de la predicación del mensaje en Sudamérica.

     El pastor Arturo Schmidt se aleja del campo sudamericano para ser secretario ministerial asociado de la División Transmediterránea (ex División Sudeuropea) con sede en Berna, Suiza, después de siete años ocupando la misma responsabilidad en la División Sudamericana. Se ha destacado, el pastor Schmidt, como hombre de empuje, consciente de la urgencia de predicar el mensaje adventista sin descanso. En sus años de servicio en la división ha dirigido campaña tras campaña a través de las cuales miles de almas han conocido la verdad. Su espíritu de trabajo y dedicación han s5.do una inspiración para cuantos hemos tenido ocasión de trabajar cerca de él.

    Estos siete años hablan también de meses de ausencia del hogar, de largos y agotadores viajes a través de los caminos de los ocho países que su responsabilidad cubría. Hemos sido testigos de noches enteras pasadas detrás del volante con el fin de cumplir compromisos de predicación. Nos hablan también de semanas y meses de reuniones diarias frente a públicos numerosos, de dificultades mil que vencer, pero también de incontables ceremonias bautismales que hablan de trabajo duro y dedicación a la tarea.

    Sus responsabilidades serán ahora en campos más difíciles que los nuestros: España, Italia, Suiza, Portugal y otros. Son campos que han estado virtualmente cerrados para la verdad y donde el desafío es tremendo. Le deseamos, pastor Schmidt, las bendiciones del Cielo en su ministerio y estamos seguros de que el evangelismo en la División Transmediterránea ha de recibir una verdadera inyección con su trabajo dedicado. Gracias por sus años de fructífera labor y por su ejemplo de dedicación y servicio abnegado.

    Al recibir la carga de la Asociación Ministerial en nuestros hombres, sentimos el peso de la responsabilidad que significa. Pedimos al Cielo el poder prometido a quienes lo necesitan, para que de alguna manera seamos investidos de lo alto para hacer, aunque sea en parte, algo de lo mucho que han hecho quienes nos han precedido. A la vez, nos ponemos a disposición de nuestros colegas del campo entero para servirlos en cuanto nos sea posible. Pedimos sus oraciones para que juntos veamos el triunfo de la verdad y el regreso de Cristo.