Investigar el texto bíblico, utilizando como herramientas la arqueología y la teología, es a lo que se dedica el pastor Luiz Gustavo Assis. Licenciado en Teología por la UNASP, inició su ministerio como pastor distrital y luego migró al mundo académico. Con una maestría en Arqueología y Lenguas Semíticas de la Trinity International University y un doctorado en la Biblia Hebrea, del Boston College, es un estudioso de las lenguas y las culturas que ayudan a ampliar los horizontes de comprensión del Antiguo Testamento. También tuvo la oportunidad de participar en excavaciones arqueológicas en Jordania y visitar las tierras bíblicas. En esta entrevista, habla sobre descubrimientos recientes, debates actuales y la relevancia de la arqueología para el ministerio pastoral, explicando cómo puede ayudar a que las personas exploren el tesoro que no está enterrado en ningún sitio arqueológico en Medio Oriente, pero que yace aquí para que todos nosotros lo veamos: la Santa Biblia.

¿Cuáles son algunos hallazgos arqueológicos recientes que confirman eventos o personajes mencionados en la Biblia?

Uno de los descubrimientos más importantes de los últimos años fue el de 200 tablillas de arcilla que registran la vida cotidiana de los judíos que vivieron en el sur de Mesopotamia durante el exilio babilónico (siglos VI y V a. C.). Los documentos fueron producidos en una comunidad llamada Al Yahudu (“ciudad de los judíos”, en acadio). Estos documentos detallan numerosas actividades comerciales y legales de judíos contemporáneos a Ezequiel, Daniel, Zorobabel, Hageo y Zacarías. Aunque no se menciona a ninguno de estos personajes, los artefactos ilustran bien cómo vivía la comunidad judía en Babilonia. En los últimos años también se han llevado a cabo más excavaciones en el sitio de El-Araj, a orillas del mar de Galilea, lo que ha solidificado la idea de que este sitio es la ubicación de Betsaida, la ciudad natal de algunos discípulos de Jesús. Recientemente, en Jerusalén también se encontró una inscripción que utiliza el alfabeto y la lengua del antiguo reino de Saba, en el sur de la península arábiga. La inscripción es del siglo X a. C., prácticamente de la misma época que la famosa historia de Salomón con la reina de Saba (1 Rey. 10).

¿Qué regiones específicas del mundo bíblico están siendo más exploradas por los arqueólogos en la actualidad?

Se siguen realizando importantes trabajos arqueológicos en Israel y Jordania, donde trabajan juntos voluntarios e investigadores de diversas partes del mundo. En Siria, hay una guerra civil desde hace ya diez años que ha suspendido indefinidamente las excavaciones en curso. En Irak, especialmente en las provincias kurdas, hay pocas excavaciones activas.

¿Cuáles son los debates más relevantes entre arqueólogos bíblicos hoy en día y cómo han influido en la interpretación de las Escrituras?

Dos de los temas principales son el origen de los israelitas y la existencia del reino de Israel en el tiempo de David y Salomón. Ambas cuestiones dependen de cómo los eruditos utilizan la información del texto bíblico en sus investigaciones arqueológicas e históricas. Respecto del primero, la mayoría de los académicos cree que los israelitas estuvieron siempre en Canaán, al no existir diferencias significativas entre los restos dejados por cananeos e israelitas, lo que aparentemente contradice la versión bíblica sobre la salida de Egipto y la entrada en Canaán. Sin embargo, existe la limitación de utilizar únicamente el registro arqueológico en estas discusiones. Por ejemplo, alrededor del año 2000 a. C., un grupo semita amorreo invadió la región de Ur en el sur de Mesopotamia. Muchos textos mencionan esta migración, pero las excavaciones no revelan rastros de esta nueva cultura en Ur. Si no fuera por los textos, no sabríamos de la presencia de los amorreos allí. En historia, es importante valorar la información textual, además de los restos arqueológicos.

Ante la proliferación de fake news, ¿cómo podemos verificar la autenticidad de las noticias sobre descubrimientos arqueológicos?

Vivimos en una era de sensacionalismo digital, que busca likes y atención virtual. Para no caer en noticias falsas, sigo algunos pasos. En primer lugar, compruebo el nombre del experto o de la institución relacionada con el descubrimiento, valorando su confiabilidad. A continuación, observo la reacción de la comunidad académica, que busca publicaciones en revistas indexadas, no en sitios de noticias. Por ejemplo, recientemente, un profesor israelí de la Universidad de Haifa afirmó haber descifrado la inscripción hebrea más antigua (1400 a. C.) en un artefacto encontrado en un altar en el monte Ebal, mencionado en Deuteronomio. Después de meses de artículos sensacionalistas, un análisis más preciso demostró que, en realidad, se trataba de un objeto corriente que no tenía ninguna escritura discernible. Desafortunadamente, muchos grupos cristianos promovieron el descubrimiento con la esperanza de que validara la confiabilidad histórica de la Biblia.

¿Cómo pueden los pastores utilizar los descubrimientos arqueológicos en sus sermones y estudios bíblicos?

Nos enfrentamos a una crisis de analfabetismo bíblico en nuestras iglesias. Además, vivimos en una sociedad que prioriza lo visual y tiene una capacidad de atención limitada. Por lo tanto, es fundamental utilizar fotografías de lugares e imágenes de objetos descritos en la historia sagrada cuando se habla de personas, eventos y lugares de la Biblia. Esto no solo ayuda a mantener la atención de quienes participan en una clase bíblica o un grupo pequeño, sino también proporciona enseñanzas más profundas sobre pasajes familiares. Recomiendo plataformas importantes como bibleplaces.com, que tiene una vasta colección de imágenes y presentaciones de PowerPoint sobre diferentes lugares de las Escrituras.

¿Cómo ha contribuido la arqueología a esclarecer supuestas contradicciones en la narración bíblica, como discrepancias en fechas, lugares o descripciones de acontecimientos?

Uno de los beneficios de tener en cuenta la cultura en la que fueron producidas las Escrituras es que se pude notar cómo los autores bíblicos hicieron una lectura teológica de sus eventos contemporáneos. La Biblia describe muchos eventos que también son mencionados por registros antiguos. Sin embargo, la interpretación de estos acontecimientos es única en las Páginas Sagradas. Por ejemplo, tanto la Biblia (2 Crón. 12:1-5) como los registros egipcios confirman que el faraón Sisac invadió el reino de Judá en el quinto año de su reinado (925 a. C.). El autor bíblico incluso menciona las tropas mercenarias que Sisac contrató para el ataque. Sin embargo, la invasión se explica como un castigo sobre Judá por haberse olvidado de Dios, y no como un intento de Egipto de ampliar sus fronteras, como explica Sisac. El relato bíblico no contradice la documentación egipcia. Sin embargo, para el autor bíblico, Dios obra detrás de escena de los acontecimientos de la historia de la humanidad. Es importante recordar esto al leer la Biblia.