El hecho de comenzar la exposición de un sermón con la Biblia no lo hace bíblico. El comenzar la preparación de un sermón con la Biblia sí lo hace bíblico.

¿Cuál es la mejor predicación, la expositiva o la temática? Esta pregunta muchas veces genera acaloradas discusiones, pero rara vez arroja algún rayo de preciosa luz. Una respuesta seria que cada sermón debiera ser de ambos tipos a la vez. Es decir, debe ser expositivo, porque presenta la verdad bíblica; ¡y cada sermón debe ser temático, porque trata un asunto específico! Pero las discusiones calan mucho más hondo.

¿Qué tipo de sermón es más bíblico? La preparación de cada sermón debería comenzaren la Biblia. La predicación del sermón puede comenzar donde sea, preferiblemente con la congregación. El predicador, habiendo encontrado la verdad bíblica, puede muy bien comenzar su sermón despertando el interés de sus oyentes en dicha verdad y guiándolos a descubrir su necesidad de ella. El hecho de comenzar la exposición de un sermón con la Biblia no lo hace bíblico. El comenzar la preparación de un sermón con la Biblia si lo hace bíblico. Muchas veces los predicadores expositivos dicen que comienzan con la Biblia y que los predicadores de sermones temáticos no lo hacen. Pero no necesariamente sucede asi.

Discutamos primero el sermón expositivo, sugiriendo una definición, considerando algunos puntos fuertes y otros débiles, y proponiendo algunas formas para usarlo más efectivamente. En otro artículo haremos lo mismo con el sermón temático o de asunto.

Definición de “expositivo”

Una simple definición de sermón expositivo es: “un sermón basado en la exposición de tres o más versículos de la Escritura. Si el pasaje en discusión tiene menos de tres versículos, entonces se llamará sermón textual. Algunas veces el texto clave es un párrafo de la Escritura, otras un capítulo, y ocasionalmente un libro. En la forma más estricta del sermón expositivo su estructura sigue el orden de las ideas en el pasaje. Presumiblemente los predicadores expositivos comienzan a preparar sus sermones eligiendo un pasaje de la Escritura y estudiándolo a fondo.

Puntos fuertes y débiles

La predicación expositiva tiene mucho a su favor, y, si se la usa apropiadamente, es posible que sea la clase de predicación más indicada para todos los pastores. Es, por lo general, bastante bíblica, inclinando al predicador a estudiar el pensamiento del autor. Generalmente se caracteriza por su profundidad y proporciona una inagotable fuente de material. Desarrolla una tendencia a la predicación balanceada porque los temas proceden de la Escritura y no de la mente del predicador. Y es posible que sea la más fácil de investigar, pues el predicador se vale de un solo pasaje, y cava suficientemente en él como para dominarlo de verdad y tener completa confianza de que comprende su significado.

Los predicadores puritanos del siglo XVII le dieron mala fama a los sermones expositivos. Muchos de ellos escribieron interminables discursos con más de doce divisiones. Las congregaciones se quejaban de que sus predicaciones eran aburridas y sus temas irrelevantes: todo no era más que información sin ninguna aplicación. Consecuentemente, este tipo de sermón, que es fuertemente bíblico y altamente recomendable, se desprestigió.

La predicación expositiva efectiva

Algunas sugerencias:

  1. Elija cuidadosamente su pasaje bíblico. Un pasaje bíblico demasiado corto tendrá muy poca autoridad bíblica. Un pasaje demasiado largo cansa con facilidad a la audiencia. Puede decir demasiado.
  2. Evite la exposición exhaustiva. Los predicadores expositivos tienen la tentación de enfatizar demasiado la explicación en perjuicio de la aplicación. Sintetice la parte exegética del sermón. La exégesis no es el objetivo principal de la predicación. No gaste demasiado tiempo cavando de modo que después no tenga tiempo para poner en alto la luz de las gemas que haya encontrado.

Spurgeon insistía en que el sermón comienza en el momento en que aparecen las aplicaciones. Dedique menos tiempo a lo que su texto dice o significa y más a la diferencia que éste puede hacer en la vida. No permita que su congregación pase la mayor parte de la mañana en la antigua Palestina. Ninguno de ellos vive allí durante la semana.

  1. Aborde una sola lección. Muy raramente se concentra un pasaje bíblico en un punto en particular, ni siquiera en un solo tema. Muchos predicadores expositivos comienzan dirigiéndose hacia el norte en busca de un punto, y luego se vuelven hacia el sur en busca de otro por un momento. Finalmente, tras vagar un poco por el este y el oeste, se sientan, mientras la audiencia aún divaga en círculos. Evite este circunloquio estudiando su texto hasta que el Espíritu Santo lo introduzca en la verdad más obvia o la que más necesite su congregación. Luego centre su exposición en esta verdad y deje a un lado todo lo que sea ajeno a ella.

Los expositores tienden a ser predicadores escopetas más que predicadores rifles. Si un elefante furioso lo atacara a usted, con seguridad no le gustaría tener en las manos una escopeta que disparara perdigones que rebotaran en la áspera y gruesa piel, lo cual lo irritaría aún más. Usted querría tener una bala de rifle, un disparo que penetrara en su cuerpo para dejarlo tirado en la senda antes que la bestia acabe con usted.

Los mejores sermones abordan una sola lección espiritual básica e impulsan esa única idea con tal singularidad y poder que los oyentes no pueden sino detenerse en su ruta. Déles un poquito de esto, otro poquito de lo otro, y algo más de esto otro y lo único que harán será encogerse de hombros y volverse a su mundo tan vacíos como vinieron.

Si usted ha predicado tradicionalmente sermones temáticos o de asunto, o de algún otro tipo, le insto a experimentar con la predicación expositiva. Usted puede predicar sermones bíblicos usando cualquier tipo de sermón, pero es más fácil hacerlo con sermones expositivos.