Nuestra Interpretación Histórica

La frase que titula esta serie de artículos es muy familiar para los adventistas. Todos la hemos usado a través de los años, y ha tenido, y todavía tiene, un profundo significado para nosotros en nuestra manera de entender la obra realizada por Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote, en el santuario celestial, como la realidad prefigurada por los servicios simbólicos del santuario terrenal. En el cielo de los cielos, Cristo es “ministro… de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (Heb. 8:2).

Daniel 8:14 es el único lugar en toda la Biblia donde se encuentra la expresión “el santuario será purificado”. En Ezequiel 45:18 hay una forma algo similar, donde leemos “purificarás el santuario”. Estas son las dos únicas veces en que aparece esta expresión aplicada al santuario en el Antiguo Testamento.

Sin embargo, por muchos años se han formulado preguntas, dentro y fuera de nuestras filas, en cuanto a la palabra “purificado” de este texto. Se sostiene que la palabra hebrea usada en Daniel 8:14, no significa “limpiar” o purificar, sino “justificar, hacer justo”, etc. Se nos recuerda que la palabra se usa más de 500 veces en el texto hebreo, y que Daniel 8:14 es el único lugar donde ha sido traducida “purificado”. Se ha sugerido, por parte de eruditos bíblicos de otras comuniones cristianas, que sería mejor traducir: “entonces el santuario será justificado” o “hecho justo”, siguiendo así el modelo general impuesto por los traductores de la palabra tsadaq en otras partes de la Sagrada Escritura. Entonces, ellos dicen, sería bastante razonable reconocer que en este texto aislado hay un error de copista, dado que los manuscritos en los días antiguos se escribían laboriosamente a mano.

En cuanto a esta observación general, debe admitirse que diversas traducciones al inglés, a la verdad, dan una lección que está en armonía con esto. Por ejemplo, hallamos las siguientes:

            “Justificado”. Leeser, E. R. V. (margen)

“Restaurado” …………………….. Moffatt

            “Hecho justo” ……………….. Goodspeed

            “Declarado justo” ………………. Young

            “Santificado” ……………………….. Festón

            “Victorioso” …………………….. J. P. S.[1]

            “Vindicado” …………………. Rotherham

            “Prevalecer” ……………………….. Lamsa

[Las versiones castellanas traducen unánimemente “purificado”. Véanse: Reina-Valera, la Versión Moderna, Straubinger, Scío de San Miguel, Bover-Cantera, Nácar-Colunga, Ausejo, Torres Amat, Diez Macho y la versión judía Dujovne-Konstantynowski. En la Vulgata se lee mundabitur, del verbo mundo, que significa purificar.]

Es un despliegue variado de conceptos, y son traducciones justificables de la palabra hebrea, si uno tiene en cuenta las circunstancias y el contexto en el cual se usa ese vocablo.

De ahí que las críticas no sean necesariamente injustas. Tienen cierta consistencia, cierta fuerza; algunos consideran que constituyen un argumento sólido. En todo caso, son dignas de cuidadoso estudio con oración.

Es nuestro propósito mostrar en estos artículos que, si bien la palabra hebrea tsadaq[2] en ciertos lugares puede ser traducida como se ha indicado en Daniel 8:14, teniendo en consideración el contexto y todo el trasfondo en el cual se usa esa palabra, la traducción más conveniente es “purificado”. Esto no significa que no tenga un significado más amplio, lejos de ello, sino que en el tiempo en que fue dada la profecía, y restringida por el contexto, la purificación en este lugar se refiere a lo que ocurría en el servicio del gran día de la expiación en Israel (véase Lev. 16). Por lo tanto, recalcamos que el término más conveniente que debe usarse en Daniel 8:14 es, como acabamos de mencionarlo, purificado.

Hace algún tiempo, alguien mencionó que hemos sido influidos en este asunto por los escritos del espíritu de profecía. El que haya algo de cierto en esta observación puede determinarse tras examinar la cuestión, para ver exactamente qué es lo que se quiere destacar. Hemos tenido la oportunidad de consultar cada referencia válida para este texto en los libros y artículos publicados de Elena G. de White. Parece evidente por los datos que hemos conseguido, que cuando ella citaba este texto, o se refería a él, usaba la palabra cleansed (purificado) tal como la hallamos en nuestra Biblia K.J.V. (Versión del rey Jacobo).[3] Por supuesto, un crítico podría señalar que esto, de parte de ella, era algo natural porque ésa era la versión que usaba. Podríamos reconocer algún valor a esta observación, pero hay algo muy importante que debemos tener en cuenta. La Sra. de White usó la K.J.V., pero también usó otras traducciones, y hay varias indicaciones de esto en sus escritos.[4] Por lo menos en una de estas versiones, la del rabino Leeser, se lee “justificado” en el texto de Daniel 8:14. Así que Elena G. de White estaba bien enterada de esta traducción diferente, y podría haberla elegido, así como eligió otras traducciones cuando expresaban mejor los pensamientos que le habían sido confiados. Pero no. Cada vez usó la palabra purificado. Sin duda, esto ha tenido algo que ver con el énfasis que hemos puesto sobre este asunto a través de los años.

Estudiaremos ahora nuestras razones para creer que la palabra purificado es la que debiera usarse en Daniel 8: 14, como ya se ha mencionado.

  1. Así se ha traducido en muchas versiones inglesas de la Biblia.

Así como hay una cantidad de traductores que han traducido esta palabra al inglés haciendo hincapié en “justificado”, “hecho justo”, etc., como ya hemos visto, no debemos pasar por alto el hecho de que hay muchos que han rendido la palabra hebrea como “purificado”.[5]

  • Se rinde “purificado” en la Septuaginta.

Una de nuestras razones bíblicas para aceptar la traducción “purificado” en Daniel 8:14, no es necesariamente que así haya sido traducida en la K.J.V. Hay algo mucho más antiguo que esto. Hace 2.200 años se consideraba en los círculos judíos que había llegado el tiempo de traducir las Sagradas Escrituras al griego. Cerca de setenta eruditos hebreos fueron encargados de esta tarea, la cual llevó bastante tiempo hasta ser completada. Esta traducción es conocida como la Septuaginta —LXX— y data de entre la tercera y la segunda centuria antes de Cristo.

Cuando esos eruditos llegaron a la traducción de Daniel 8:14, decidieron traducir la palabra hebrea tsadaq con la palabra griega kazaridso, cuyo significado principal es limpiar, purificar. Solamente podemos ahora conjeturar acerca de qué los llevó a esta traducción, pero indudablemente ellos se guiaron por el contexto y otros factores. Nuevamente ocurre que éste es el único lugar en el cual ellos rindieron así esta forma verbal. En otros lugares se usó la palabra dikaióo, que significa hacer justo.

Algunos eruditos bíblicos advierten que esta traducción es única porque, como acabamos de decir, es el único lugar donde se ha traducido así en más de 500 veces[6] que aparece esta palabra hebrea. Así que, de nuevo nos encontraríamos frente a la posibilidad de un error de copista. Sin embargo, esta razón no parece muy aplicable, porque no hay muchas posibilidades de error al poner dikaióo en lugar de kazaridso o viceversa. Si las palabras fueran similares, sería diferente. Tenemos que concluir que los traductores de la Septuaginta hicieron con toda intención lo que hicieron. Evidentemente, tenían buenas razones para ello, y me parece que con honradez y humildad debemos reconocer que ellos tenían que saber qué significaba esa palabra hebrea en Daniel 8:14 mucho mejor de lo que lo sabemos nosotros hoy. Recordemos que vivieron y actuaron cerca de tres siglos después que Daniel expresara el concepto, y que nosotros vivimos 22 siglos después.

  • La palabra purificado evidentemente está en estrecha relación con el día de la expiación (véase Lev. 16).

Esta ha sido nuestra enseñanza a través de los años, porque era en ese gran día de la expiación cuando el pueblo, el altar y hasta el mismo santuario eran purificados.

Isaac Leeser (erudito judío) aunque en su traducción de la Biblia rinde “justificado”, pone una muy significativa nota de pie de página que dice: “Rashi explica, ‘cuando las iniquidades de Israel son expiadas’”. Esto deja en claro que un notable comentador judío, por lo menos, reconocía la relación entre la “purificación” de Daniel 8 y los servicios del día de la expiación. La expresión hebrea tal como aparece en el Comentario Hebreo de Rashi[7] es kaphar avon Yisrael, lo que significa “expiación” o “reconciliación por las iniquidades de Israel”.

Un rabino judío me proporcionó una traducción completa de los comentarios de Rashi. Decía: “Los pecados de Israel serán expiados… y ellos [el pueblo] serán redimidos con salvación eterna por nuestro Rey Mesías”. ‘

Esto es significativo de veras, especialmente en lo que atañe a la relación mesiánica, y al hecho de que la purificación está mutuamente equiparada con la obra de la expiación. Por supuesto, ésta ha sido nuestra propia convicción y enseñanza desde hace muchas décadas.

Otra cosa en relación con esto es que en Levítico 16 la palabra traducida “purificar” en los versículos 19 y 30 es tahar, que significa “estar limpio”, “limpiar”, “purificar”. Pero en Daniel 8:14 la palabra en hebreo es tsadaq, y en Ezequiel 45:18, “purificar” viene de la palabra hebrea chata —pecar, purgar, etc. He aquí tres palabras hebreas diferentes, cada una con su propio significado distintivo, y, sin embargo, en la LXX estas tres palabras, en Levítico 16:19, 30; Daniel 8:14; y Ezequiel 45:15, están traducidas por kazaridso, la palabra griega que significa “limpiar”, o purificar.

  • No somos los únicos en entender que en Daniel 8: 14 esta palabra debiera traducirse “purificado”.
  • Por lo menos dos Biblias judías traducen “purificado”, las publicadas por la Hebrew Publishing Company y por una editorial de Jerusalén.
  • C. F. Keil señala: Tsadaq significa, como primera acepción, ser justo, lo cual no cuadra aquí, porque debe estar seguido por “de la contaminación del templo” (pág. 302).[8]
  • Frank Zimmermann escribe: “La preocupación del autor parecería ser precisamente la purificación del templo… Por lo tanto, la traducción tiene que haber sido aquí: ‘Y el templo será purificado’” (pág. 262). [9]
  • Un comentario bastante moderno trae lo siguiente:

“Ser restaurado: literalmente, ‘ser justificado’. Si nos atenemos al texto masorético, el significado es que mientras el templo permaneciera contaminado, estaba bajo condenación, pero una vez purificado y restaurado se justificaría nuevamente su uso como un lugar donde podían ofrecerse sacrificios. Sin embargo, la palabra hebrea usada en este pasaje apenas es tolerable y el griego kazariszéselai indica que los traductores entendieron que significaba purificado. Ginsberg (op. cit., pág. 42) muestra cómo el término hebreo puede haber surgido del arameo [aparece aquí la palabra en cuestión que tiene cuatro letras, yod, dálet, caf, yod] ‘será purificado’” (The Interpreter’s Bible, Dan. 8: 14).

  • Louis Ginsberg confirma esto.

Al referirse a Zimmermann, sostiene que está en lo correcto, y que la palabra hebrea debería leerse zakah godesh [“justificar el santuario”].[10]

  • En el movimiento de Miller y en los días anteriores a Miller por lo general se entendía “purificado”.

En el gran movimiento adventista de 1820 a 1847-1850, hubo muchas personas notables que hicieron referencia a Daniel 8: 14. Eran abundantes los cálculos de los períodos proféticos tales como los 2300 días, las setenta semanas, etc., y se mencionaba con frecuencia la expresión: “Entonces el santuario será purificado’’. Aunque había diferentes opiniones en cuanto a lo que esto significaba, parece haber habido consenso general por lo menos en que la traducción de la parte final de Daniel 8:14 debía ser “purificado”. Puede leerse una extensa lista de notables expositores que destacaron esto en aquellos días en la monumental obra de L. E. Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers, tomo 4.[11]

  • Muchos comentadores modernos de la Biblia, al paso que insisten en entender “justificar” o “hacer justo” en Daniel 8: 14, no tienen dificultad en usar “purificado” debido a su aplicación al período macabeo.

Al hacerlo están siguiendo el ejemplo de Josefo,[12] que usa la palabra griega kazarídso, traducida como “purificado” en su edición inglesa [la edición de las obras de Josefo hecha en inglés]. No se da ninguna lista de estos comentadores, pero este concepto es defendido por muchos de ellos. Las referencias al episodio de los macabeos se hallan en 2 Macabeos 2:18; 10:3, 5, 7; 14:36. Parece que ellos no ven inconveniente con la traducción de tsadaq en este lugar.

Así, a la luz de estos datos, tenemos excelentes razones para entender que el texto debiera rezar, a la luz del contexto en Daniel 8:14: “Luego el santuario será purificado”.

Sobre el autor: Administrador jubilado.


Referencias:

1]Esta es la Biblia judía publicada por la Jewish Publication Society, Filadelfia.

[2] La transliteración de las palabras hebreas es la de la Young’s Analytical Concordance.

[3] Véanse estas citas en inglés: The Great Controversy, págs. 328, 352, 409, 417, 424; Prophets and Kings, pág. 554; The Story of Redemption, págs. 53, 377; Life Sketches, págs. 63, 278; Testimonies for the Church, tomo 1, pág. 58; Early Writings, págs. 243, 250, 251, 253, etc.

[4] Véanse los índices de referencias bíblicas en Education, págs. 311-314; The Ministry of Healing, ed. de 1909, págs. 519-524. Elena G. de White usó traducciones, como E.R.V., A.R.V. (muchas veces), Rotherham (1916): Rom. 8:39 en Education, pág. 69 (1903); Leeser (1914): Isa. 50:4 en The Ministry of Healing, pág. 158; Sal. 92:14, pág. 286; Noyes: Miq. 7:7, en The Ministry of Healing, pág. 182; Isa. 46:3, 4 en pág. 251; Boothroyd (1838): Gén 22:2 en Patriarchs and Prophets, pág. 148; Bernard (1840): Exo. 28:36 en Id., pág. 351; Lamsa: Luc. 2:10 en Education, pág. 264, y Westminster Bible: 1 Juan 3:15 on Patriarchs and Prophets, pág. 308.

[5] Véanse E.R.V., Amplified, Moulton, Knox, Douay, Noyes, Boothroyd, Spurrel, Bagster, Hebrew Publishing Company, Jerome, J. Pub. Co., Friedlander’s Jerusalem Bible, Septuaginta, etc. Véanse también los comentarios de Scott; Henry, Drummelow, Benson, Barnes, F. C. Cook, The Interpretar’s Bible, etc.

[6] El número exacto de veces que se halla tsadaq en sus diferentes formas es 517, según Young’s Analytical Concordance.

[7] Esto puede verse en el texto hebreo en la Standard Biblia Rabbinica—Rabbinic Bible, publicado por Schocken Books, inc., en hebreo y arameo, Nueva York.

[8] The Book of Daniel, W. B. Eerdmans, Grand Rapids, 1959.

[9] “The Aramaic Original of Daniel 8: 12”. Journal of Biblical Literature, sept. 1938, Vol. LVII, parte III.

[10] H. Louis Ginsberg, Studies in Daniel, Jewish Theological Seminary, Nueva York, 1948.

[11] La siguiente lista es sólo parcial: John Bacon, 1799, pág. 74; Benjamín Farnham, 1778-1799, pág. 77; John Ring, 1740-1811, pág. 94; James Bicheno, 1794, pág. 115; W. C. Davis, 1760-1831, pág. 216; J. L. Wilson, 1831, pág. 230; S. M. McCorkle, 1829, pág. 243; Alex Campbell, 1788- 1866, pág. 253; A. H. Burwell, 1790-1849, pag. 315; Joseph Wolff, 1795-1862, pág. 324, etc.

[12] Véase Antigüedades, XII, 7, 7.