Los estudios de la Biblia reconocen, por lo general, que hay una conexión entre el contenido de Daniel 9 y Daniel 8.

d. El Día de Expiación y Daniel 8:14

Sólo un acontecimiento presentado en la Biblia podría funcionar como tipo para el evento escatológico mencionado por Daniel, a saber, el Día de Expiación (Lev. 16). Este evento era parte de los servicios del santuario, tenia

un fuerte efecto sobre el pueblo de Dios y el santuario, y trataba el problema de la flagrante rebelión contra Dios. Además, no formaba parte del ministerio diario de los sacerdotes, sino que ocurría al principio del año. El Día de Expiación implicaba un nuevo aspecto del ministerio sumosacerdotal, distinto del que se realizaba diariamente y se llevaba a cabo en el lugar santísimo del santuario. Clausuraba, por así decirlo, los servicios anuales del santuario e introducía un nuevo comienzo.

Uno de los principales propósitos de los servicios diarios en el santuario israelita era poner el perdón divino al alcance de los pecadores arrepentidos por medio de la expiación sacrificial. El pecado y la impureza se transmitían al santuario por medio del sistema sacrificial y el pecador era perdonado.[22]

Dios asumía la responsabilidad por los pecados de su pueblo mediante la expiación. Pero durante el Día de Expiación Dios quitaba el pecado y la impureza del santuario, revelándose como un Dios absolutamente ajeno al pecado. Ese día el verdadero originador del pecado, Satanás, era claramente identificado y culpado por el problema del pecado. Así quedaba vindicada la voluntad de Dios y la purificación de su pueblo alcanzaba su

consumación.

Es a este conjunto de ideas al que Daniel se refiere. Señala hacia un tiempo cuando el santuario celestial, el lugar donde el Príncipe oficia en favor de su pueblo, se desligará del problema del pecado, llevando a consumación la salvación de sus santos. El autor de Hebreos se refirió también a ese evento diciendo: “Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos” (Heb. 9:23). La visión apocalíptica de Daniel imprime al Día de Expiación una dimensión cósmica que dará paso a la solución final del problema del pecado.

También deberíamos notar que durante el Día de Expiación el tribunal celestial estaba en sesión. El pueblo de Dios era evaluado y aquellos que no habían permanecido en una relación de fe con El eran “cortados” de entre su pueblo (Lev. 23:27-31). Mientras que la comunidad de los justos descansaba en el Señor durante el Día de la Expiación, los pecadores rebeldes e impenitentes eran quitados del campamento. No había ninguna provisión sacrificial para ellos. Esto es precisamente lo que Daniel dice acerca del destino final del cuerno pequeño: “Será quebrantado, aunque no por mano humana” (Dan. 8:25); es decir, no por medio de la intervención del hombre. El día de expiación es un evento al final del cual el pueblo de Dios experimental la salvación definitiva y los impíos serán destruidos. El orden y la armonía serán restaurados en el universo.

Así, la profanación del santuario perpetrada por el cuerno pequeño será corregida mediante la destrucción de éste. Según el Antiguo Testamento, la profanación del santuario se arreglaba exterminando al pecador y no mediante la sangre de los sacrificios.[23] Cuando los babilonios atacaron y destruyeron el templo, lo profanaron (Eze. 7:22; 25:3; cf. 24:21). ¿Cómo se resolvió el problema de la profanación? Dios los destruyo (Jer. 51:11; cf. Sal. 74:3-14), y se construyó un templo nuevo más tarde para él.

Se pronunciaba la pena de muerte contra cualquier israelita que profanara el santuario (Eze. 23:39, 46-49; cf. Mal. 2:11, 12), las ofrendas sacrificiales (Lev. 19:8; Núm. 18:32), el sábado (Exo. 31:14), o la tierra (Jer. 16:16-18). La expiación se producía, por así decirlo, mediante la muerte del culpable (por ejemplo, véase Núm. 35:33; cf. Deut. 32:43; 2 Sam. 21:1-9). La pena de muerte también se requería en los casos de pecados perpetrados con rebeldía, que contaminaban ilegalmente el santuario (Lev. 15:31; 20:2-5).

Daniel aplica este mismo principio legal al poder profanador del cuerno pequeño. El resultado de sus malas acciones se corregiría por medio de una poderosa manifestación de santidad y justicia de Dios al final del Día de Expiación escatológico que terminal con el exterminio del cuerno pequeño.

2. El principio día por año

Daniel 8:14 no solo contiene una referencia al día escatológico de expiación, sino que también incluye un periodo de tiempo profético que nos informa con respecto al momento histórico cuando comienza ese evento. “Hasta 2,300 tardes y mañanas…”

a. Tardes y mañanas

La frase “tardes y mañanas” se usa muy rara vez en la Biblia. El único otro lugar dónde encontramos la expresión es en Génesis 1:5, 13, 19, 23, 31, donde se usa para referirse a un día complete. Basados en eso, algunos eruditos han sugerido que “la forma natural de comprender la frase [en Daniel] es con el significado de 2,300 días”.[24] También sabemos que en los servicios del santuario se mencionaban ciertas actividades que se realizaban tarde y mañana, es decir, cada día (por ejemplo, véase Exo. 27:20,21; Lev. 24:2,3).[25] Esto muestra una vez más la conexión que hay entre Daniel 8:9- 14 y los servicios del santuario.

¿Deberíamos interpretar los 2,300 días en términos del principio día por año? El texto mismo señala en esta dirección. En el versículo 13 se formula esta pregunta: “¿Hasta cuándo durará la visión…?” Ya hemos visto que la palabra “visión” designa toda la visión, comenzando con el carnero de Media y Persia. Los 2,300 días iban a comenzar durante el tempo del Imperio Medopersa y terminarían cuando comenzara el día escatológico de expiación. El hecho de que la visión cubra por lo menos la historia de dos imperios mencionados explícitamente en ella (vers. 20,21) es evidencia de que los 2,300 días no pueden ser literales sino proféticos.[26]

b. El principio día por año en el Antiguo Testamento

Otros lugares de la Biblia también convalidan el principio día por año. El término “día” puede ser usado en las Escrituras para designar un año.[27] Por ejemplo, en algunas versiones un sacrificio anual es llamado “sacrificio de días” (1 Sam. 20:6); el periodo de “un año y cuatro meses” es llamado “días y cuatro meses” (1 Sam. 27:7); una persona anciana es “avanzada en días”, lo cual obviamente significa “avanzada en años” (1 Rey. 1:1). En los libros poéticos encontramos días y años paralelamente y como sinónimos (por ejemplo, véase Job 10:5; 15:20; Sal. 90:9,10).

Un caso interesante en el cual “día” se toma en lugar de año se encuentra en la ley sabática. El séptimo año es llamado “un sábado en honor del Eterno” (Lev. 25:2, Nueva Reina-Valera); el nombre de un día se usa para referirse a un año; el sábado semanal se toma aquí en lugar del año sabático. En el caso del jubileo, siete periodos de años sabáticos eran seguidos por el año del jubileo. “Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años” (vers. 8). Dios dice aquí a los israelitas que interpreten los 49 días como 49 años.

También hallamos un día tornado por un año en el contexto de las profecías del juicio. Este mismo principio se establece en Números 14:34 y Ezequiel 4:6. En Números, 40 días vienen a ser 40 años, mientras que en Ezequiel 40 años se reducen a 40 días. Sin embargo, en ambos casos hallamos la misma fraseología con respecto al principio involucrado: “Día por año, día por año te lo he dado”. Otro ejemplo interesante se registra en la primera profecía del juicio que se halla en la Biblia. Dios anunció al mundo antediluviano que “serán sus días ciento veinte años” (Gen. 6:3). Aquí encontramos de nuevo una Clara conexión entre “día” y “año”, indicando que uno equivale al otro.

La evidencia indica que para la mentalidad hebrea era natural usar “día” o “año” en forma intercambiable. Dios puso en práctica la idea de que un día podía tomarse por un año en las visiones apocalípticas de Daniel como un símbolo para referirse a largos periodos proféticos. Es interesante observar que el principio día por año lo usaron también los escritores judíos durante el periodo intertestamentario, también los que vivieron en la comunidad de Qumrán, posiblemente Josefo, y algunos escritores rabínicos.[28]

Basados en este fondo bíblico que acabamos de revisar y en la evidencia interna de Daniel 8, confiadamente podemos concluir que los 2,300 días significan 2,300 años. De acuerdo a la profecía, este largo periodo iba a comenzar en algún momento ‘durante el Imperio Medopersa. Esto explica la omisión de Babilonia en la visión. Encontramos el dato específico para el comienzo en Daniel 9.

II. DANIEL 8:14 Y 9:23-27

A. Relaciones entre Daniel 8 y 9:23-27

Los estudiosos de la Biblia reconocen, por lo general, que hay una conexión entre el contenido de Daniel 9 y Daniel 8. Ninguna visión se registra en el capítulo 9. Lo que encontramos alii es, más bien, una discusión e interpretación de un periodo protético de 70 semanas. Esta viene precedida por una oración intercesora ofrecida por Daniel en favor de la ciudad de Jerusalén y de su pueblo (Dan. 9:4- 19). El motivo de su preocupación se refleja en la interpretación de las setenta semanas (vers. 24). Esta profecía de tiempo este directamente relacionada con Daniel 8, particularmente con el periodo profético que alii se registra: los 2,300 años. Una serie de eslabones usados por Daniel establece una conexión entre los dos periodos proféticos.[29]

  1. Eslabones terminológicos

Daniel usa varios términos claves tanto en el capítulo 8 como en el 9:23-27. Uno de ellos es mar’eh, “visión, aparición”. Gabriel vino a explícale a Daniel la mar’eh (Dan. 9:23). Pero en el capítulo 9 no hay visión. Por tanto, el ángel se esté refiriendo a una visión que el profeta había tenido antes. Mar’eh es el mismo término usado en Daniel 8:26 para designar la “visión” relacionada con el periodo de los 2,300 años. Y es interesante notar que la parte de la visión (chazon) en Daniel 8 que el profeta no había comprendido era la que se relacionaba con los 2,300 años, que 6I llama la mar’eh (vers. 27). El verbo que utiliza, bin (“comprender”), es usado una vez más en Daniel 9:23 cuando Gabriel dice a Daniel “entiende (bin) la visión (mar’ehy’. En otras palabras, el ángel vino para ayudar a Daniel a comprender lo que no había entendido antes en el capítulo 8.

Otro termino común a ambos capítulos es el nombre del ángel que interpreta el significado de la visión de Daniel, es decir, Gabriel. Su explicación de la visión registrada en Daniel 8 había concluido al terminar el capítulo. Volvió para darle más información en respuesta a la oración del profeta.

2.La perspectiva del santuario

Ya hemos notado que Daniel 8:9-14 usa los conceptos del santuario para describir la obra del Príncipe y la naturaleza del ataque del cuerno pequeño. Encontramos un interés similar en el santuario en Daniel 9, con referencia a la expiación (vers. 24), las ofrendas sacrificiales (vers. 27), y la inauguración del santuario (vers. 25). Daniel 9 menciona la iniciación de los servicios del santuario después de la muerte del Mesías. En Daniel 8 encontramos al Príncipe oficiando en el santuario como sacerdote, y también vemos al cuerno pequeño oponiéndose a su ministerio, pero asimismo vemos al Príncipe iniciando la fase final de su mediación sacerdotal y el final de los 2,300 años.

El uso de los conceptos del santuario en Daniel 9 nos sirve en parte para describir al Mesías como una víctima sacrificial y señala el principio de su obra sacerdotal. En el capítulo 8 el Mesías se describe como el sumo sacerdote encargado del continuo y oficiando en el escatológico Día de Expiación. Deberíamos añadir que en el capítulo siete el Mesías se describe como Rey.[30] Las visiones apocalípticas de Daniel tratan esencialmente acerca de la obra de Cristo como sacrificio, sacerdote y rey.

3.El elemento tiempo

El elemento tiempo de Daniel 8 fue dejado sin explicación. Daniel 9 incluye un elemento de tiempo que es una explicación parcial pero significativa del que se halla en Daniel 8. El énfasis principal del periodo de tiempo en el capítulo 8 se hace en la parte final de la profecía. Daniel 9 enfatiza el principio del tiempo y los eventos que conducirían a la inauguración de la obra del Mesías en el santuario celestial. El ministerio diario del Príncipe comenzó inmediatamente después que el santuario fue purificado (Dan. 9:24).

4.El verbo inicial de Daniel 9:24

Según el ángel interprete, 70 semanas fueron “determinadas/cortadas” con respecto a tu pueblo y a tu santa ciudad*. El verbo usado por Daniel es chathak, y esta es la única vez que aparece en la Biblia hebrea. Los estudios realizados alrededor de esta raíz en la literatura cananita y en escritos judíos hebreos indican que puede significar tanto “determinar” como “cortar”.[31] El significado del verbo se desarrolla desde una acción concreta (“cortar”) hasta una más abstracta (“determinar”, “decidir”, etc.). La interpretación más común en aquellas fuentes parece ser “cortar”. La posibilidad de que el sentido del verbo en Daniel sea ‘cortar* queda confirmada por el hecho de que, como ya hemos visto, hay claros vínculos que conectan los periodos de tiempo en Daniel 8 y 9. Por lo tanto, uno podría sugerir que las 70 semanas fueron cortadas de los 2,300 años mencionados en Daniel 8.

B. Contenido de las 70 semanas[32]

Daniel 9:24-27 es esencialmente una profecía mesiánica que anuncia la venida del Salvador y su obra salvífica. Salvo la referencia a la reconstrucción de la ciudad (vers. 25), el resto de la profecía describe la experiencia del Mesías y provee una lista de eventos que habrían de tener lugar como resultado de su experiencia.

Hacia el fin de las 70 semanas el Mesías habría de ser muerto (vers. 26). Su sacrificio pondría punto final a la transgresi6n trayendo la justicia sempiterna; sellaría o pondría fin al pecado por medio del perdón; sellaría o confirmaría la veracidad de la visión por medio de su cumplimiento; expiraría el pecado a través de su sacrificio; ungiría el santuario celestial; haría un pacto firme y fuerte con muchos (el nuevo pacto); y haría que cesara el sistema sacrificial del santuario terrenal (el tipo se encontraría con el antitipo). Durante las 70 semanas habría de decretarse la destrucción de la ciudad y el templo (vers. 26,27).

Esta profecía se cumplid maravillosamente en Cristo Jesús, quien por medio de su muerte sacrificial trajo eterna salvación y perdón del pecado. Resucitó y ascendió al cielo para ministrar en nuestro favor en el santuario celestial. Así, el santuario terrenal y sus servicios llegaron a su fin,

hallando su total cumplimiento en Cristo. Rechazado por su propio pueblo, anunció la destrucción de la ciudad y el templo (Mat. 24:1,2).

C. EL PERIODO DE TIEMPO:

SETENTA SEMANAS

A fin de interpretar apropiadamente las setenta semanas, el principio día por año es indispensable. La palabra hebrea shabucim, “semanas*, siempre designa un periodo de siete días en el Antiguo Testamento.[33] Aquí en Daniel las setenta semanas forman una unidad particular de tiempo ininterrumpido de 490 días (7 x 70 = 490). La profecía misma nos da los puntos que señalan el principio y el fin de dicho periodo. El periodo profético cubre el tiempo desde el Imperio Medopersa hasta el ungimiento y muerte del Mesías, incluyendo el establecimiento del nuevo pacto, haciendo disponible la salvación tanto para los judíos como para los gentiles.[34]

  1. Los decretos

Más específicamente la profecía comienza con “la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” (Dan. 9:25). La frase “la salida de la palabra” designa un decreto real (cf. Est. 1:19; 7:8). El decreto habría de autorizar la restauración de la ciudad. El verbo que se traduce como “restaurar” no se refiere a la reconstrucción física de la ciudad sino a la restitución de la ciudad a los judíos para que la administraran de acuerdo a sus propias leyes (cf. 1 Rey. 20:34; 2 Rey. 14:22).[35] La reconstrucción física de la ciudad se indica mediante el segundo verbo, “edificar”.

El libro de Esdras menciona varios decretos persas que autorizan la reconstrucción del templo de Jerusalén, pero sólo uno de ellos ordenó la reconstrucción de la ciudad y la restauración del sistema legal israelita. Encontramos alii un decreto emitido por Ciro el año 537 a.C. (Esd. 1:1-4); otro por Darío el año 520 a.C., el cual fue una reafirmación del decreto de Ciro (Esd. 6:1-12), y el decreto de Artajerjes en el 457 a.C. autorizando la restauración total de Jerusalén (Esd.7:12-26). Este decreto fue renovado el año 444 a.C. cuando Nehemías regreso a Jerusalén (Neh. 1).

  • El decreto de Artajerjes

El decreto de Artajerjes en el 457 a.C. comprendía varios elementos importantes, la mayoría de los cuales no estaban incluidos en los decretos anteriores: (1) Concedía permiso a los exiliados para regresar a Jerusalén; (2) asignaba fondos para el sostenimiento del templo; (3) el templo y su personal quedaban exentos de impuestos; (4) Esdras habría de investigar la situación del pueblo de Judá, posiblemente con el propósito de poner sus vidas en armonía con la ley de Moisés; (5) y dl mismo habría de establecer un sistema legal basado en la Tora para todos los judíos de Judea y de la provincia al sur del Éufrates. Este último punto incluía el nombramiento de magistrados y jueces para aplicar la ley.

El decreto del año 457 a.C era lo suficientemente amplio como para incluir la reconstrucción de la Ciudad. Esdras nos dice que los exiliados que habían sido autorizados por Artajerjes para regresar a Jerusalén comenzaron inmediatamente a reconstruirla (Esd. 4:7-23; cf. Esd. 7:9). Sus enemigos pudieron detener el proceso de reconstrucción, no porque éste se considerará ilegal, sino porque temían que el poder concedido por el rey a los judíos condujera a una insurrección. Varios años más tarde Artajerjes renovó el decreto original y autorizó a Nehemías para que fuera a Jerusalén a terminar el proyecto (Neh. 1).

3.457 a.C.: año séptimo de Artajerjes

El año séptimo del reinado de Artajerjes (457 a.C.) es una fecha bien establecida en la historia antigua. Según fuentes griegas, Xerxes, el padre de Artajerjes, murió durante la última parte del año 465 a.C. Un texto astronómico egipcio sugiere que murió entre diciembre y el año nuevo persa, es decir en la primavera. Textos astronómicos babilonios y documentos escritos en papiros encontrados en la Isla de Elefantina, en Egipto, confirman el hecho de que Artajerjes ascendió al trono en el 465 a.C. Ese fue su año de ascensión; su primer año complete como rey comenzó en la primavera del 464 a.C., al inicio del nuevo año. Entonces el séptimo año de Artajerjes seria el 457 a.C.

Algunos han sugerido que durante el periodo postexilico los judíos usaron un calendario de primavera a primavera y que, consecuentemente, el séptimo año del rey seria el 458 a.C. La evidencia bíblica señala una conclusión diferente. Los estudios realizados en la cronología de los reyes de Judá indican que el calendario civil usado en Jerusalén corría de otoño a otoño. Este era también el caso durante el periodo exilico (Eze. 1:2; 8:1; 40:1), y durante los tiempos de Esdras y Nehemías (Neh. 1:1; 2:1). El calendario de Esdras funcionaba de otoño a otoño, haciendo que el séptimo año de Artajerjes fuera el 457 a.C.

4. La cronología

Una vez que hemos fijado la fecha del comienzo de las setenta semanas y de los 2,300 días, su cronología se convierte en un asunto sencillo. Podemos resumirlo así:

457 a.C. Decreto para restaurar y edificar a Jerusalén.

408 a.C. Una semana para reconstruir la ciudad.

27 d.C. Después de las 69 semanas el Príncipe fue ungido (bautismo de Jesús, Lucas 3:1, 21) [483 años].

30/31 d.C. El Mesías murió durante la última semana (la crucifixión de Cristo):

34 d.C. El apedreamiento de Esteban (Hech. 6:12-7:60); el evangelio alcanza al mundo gentil (Hech. 9,10).

En algún punto durante el resto de los 1810 años (2,300 -490 = 1810) el cuerno pequeño interfirió con la obra sacerdotal del Príncipe en el lugar santo (véase Dan. 7:25; y 12:11). 1844 d.C. Se cumple la visión total de Daniel. El ministerio diario del Príncipe da lugar al Día de Expiación escatológico. La usurpación del continuo por parte del cuerno pequeño llega a su fin.

Esta es una profecía impresionante, única en la Biblia. Su cumplimiento exacto muestra que Dios es en verdad el Señor de la historia y que no nos ha dejado en la ignorancia con respecto al desarrollo del plan de salvación a lo largo de esa historia. La profecía centra su interés en la obra de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A través de un cuidadoso estudio de las Escrituras, intensa oración, y la dirección especial del Espíritu Santo, nuestros pioneros encontraron en esta profecía acerca de Cristo la razón de la existencia del remanente.

III. EL SIGNIFICADO DE DANIEL 8:14

Fue a través del estudio de Daniel 8:14, como punto de partida, que el adventismo llegó a la existencia como movimiento histórico, desarrollo su identidad doctrinal e identificó su misión. Somos confrontados aquí con un aspecto fundamental del pensamiento adventista. Este tipo de desarrollo fue posible porque Daniel 8 incluye una profecía de tiempo que identifica 1844 como una fecha significativa en el calendario divino y también porque Daniel 8 y 9:23-27 apuntan a la obra de redención de Cristo. Esta tarea salvífica está conectada en esos pasajes no solo con la cruz sino también con la actual obra mediadora de Cristo en el santuario celestial. El análisis de los servicios del santuario y su significado simbólico dio lugar a la doctrina adventista del santuario.

1. Daniel 8 nos da a los adventistas una identidad histórica. El movimiento adventista no es un accidente histórico, sino el resultado de la especial intervención de Dios en los asuntos humanos. El cumplimiento de Daniel 8:14 en 1844 valida, incluso legitimiza, su presencia en el mundo y particular- mente entre la comunidad cristiana.

Cuando Cristo inició su obra sumosacerdotal en el cielo, la iglesia fue bautizada con el Espíritu Santo (Hech. 2:33). Los discípulos supieron que algo de trascendental importancia había ocurrido en el cielo puesto que el Espíritu Santo había sido derramado sobre ellos. Del mismo modo, cuando la profecía de los 2,300 días se cumplió en 1844, algo de importancia sin precedentes tuvo lugar en el santuario celestial: el día antitipico de la expiación había comenzado. En ese momento Dios suscito un movimiento de reforma sobre la tierra que trabajaría con él en la preparación del mundo para encontrarse con su Juez, en la restauración de la verdad que había sido echada por tierra, y en la obra de desenmascarar el ultimo engaño de Satanás antes del segundo advenimiento de Crista (Apoc. 10:11; 14:7-12).

2. La identidad histórica, la teología y la misión del movimiento adventista no pueden separarse de la obra redentora de Cristo. Fue precisamente esa obra de Cristo lo que hizo necesaria la creación del movimiento. Por lo tanto, es Cristo quien le da su identidad al movimiento. La doctrina del santuario es una exposición del plan de salvación de Dios a través de Cristo, y provee una columna fundamental a la fe adventista.

La doctrina del santuario es una perspectiva singular desde la cual estudiar el plan de redención. Ilumina el desarrollo del plan dentro de la historia, identificando sus componentes claves y, en conjunción con las profecías de Daniel, incluso el momento histórico cuando tendrían lugar y la oposición histórica de los enemigos de Dios que confrontaría. Esta doctrina esto centrada en la obra de Cristo y nos da una visión integrada de ella. Uno puede ver fácilmente la progresión en la obra de Cristo a través del estudio de la teología del santuario. Cristo se ve como una víctima sacrificial, Sumo Sacerdote, Mediador, Juez, Abogado y Rey.

3. El fin de los 2,300 años en 1844 nos recuerda que la historia de la salvación todavía esto en progreso, que el plan de Dios esto desarrollándose como él lo diseño y previó. La historia de la salvación no llegó a su fin el año 31 d.C. Las profecías bíblicas nos recuerdan que todavía esto vigente dentro de la historia del mundo, dirigiéndola hacia su objetivo particular, esto es, el establecimiento de reino sempitemo sobre la tierra. Los periodos proféticos sirven como hitos dentro de la historia, señalando el momento cuando el plan divino de la redención se esto aproximando a su consumación.

4. Daniel 8:14 y la doctrina del santuario nos informan que Cristo esto realizando ahora mismo el último aspecto de su obra sumosacerdotal en el santuario celestial. Sabemos dónde estamos con respecto a lo que esto ocurriendo en el cielo. El día antitípico de la expiación esto transcurriendo, y Dios esto juzgando a su pueblo. Estamos llegando al mismo final de la misericordia de Dios, y a punto de presenciar la confrontación entre las fuerzas de Dios y las de Satanás. La consumación de nuestra salvación esto a punto de realizarse.

5. La obra mediadora de Cristo y el juicio no solo nos invitan a involucrarnos agresivamente en la proclamación del evangelio eterno de Dios en el marco del mensaje de los tres ángeles, sino que también nos desafía a evaluar nuestra relación personal con Cristo. Nuestra experiencia religiosa debería caracterizarse por una humilde dependencia de nuestro Salvador y por un descanso en dl por la fe. Si bien el santuario celestial esto siendo purificado, nuestra vida espiritual debiera ser limpiada también de todo pecado. Esto purificación personal ocurre mediante el arrepentimiento y el perdón por medio de Cristo.

6. El juicio investigador que esto en proceso en el cielo ahora mismo es un testimonio del hecho de que Dios y el universo toman en serio a cada ser humano. Esto reafirma nuestra dignidad y valor en Cristo, quien representa a cada uno de nosotros como nuestro Abogado. Ningún ser humano es un desconocido en el concilio divino. Los redimidos se unirán a la familia celestial, no como extranjeros sino como personas conocidas, como parientes que gozan de la simpatía y el respeto del resto de la familia de Dios.

7. El juicio investigador significa que las decisiones y las acciones humanas tienen un impacto cósmico. Lo que somos, lo que pensamos y hacemos queda registrado indeleblemente en los libros del cielo. Esto, lejos de ser un motivo de angustia y temor, debiera ser el fundamento mismo del gozo. Lo que hacemos, lo que llegamos a ser, no se pierde en la vastedad del tiempo y del espacio, sino que es preservado dentro del santuario divino. Toda buena obra, toda oración, toda palabra de aliento, toda expresión de amor, son preservadas como testigos de la multiforme sabiduría de Dios, quien es capaz de transformar a los seres humanos pecaminosos en criaturas nuevas y santas. Por supuesto, nuestros pecados también quedan registrados. Las debilidades humanas, las rebeliones, los errores, y los fracasos est6n gravados alii. Pero como Cristo es el Abogado del creyente, el perdón está disponible y se ofrece a aquellos que se acercan a Dios por medio de 61. Los pecados no les serán contados durante el juicio investigador a aquellos que mantuvieron una relación pactual con Cristo, porque fueron colocados sobre él en la cruz. Entonces datos serán borrados, para nunca más volver a recordarlos. El carácter semejante a Cristo del creyente será fijado por toda la eternidad.[36]

8. La purificación del santuario celestial señala de manera especial la naturaleza moral de nuestro Dios. Aquel que gobierna el universo es una Persona cuya voluntad es ley: una ley de amor. Él es el Arbitro moral del universo y, por lo tanto, es moralmente responsable delante de 61. El remanente debiera tranquilizarse al saber que hay Uno que está a cargo del cosmos, que es todopoderoso y todo amor. A fin de restaurar y preservar el orden en el universo, el juicio y la responsabilidad moral son indispensables. Siendo que el juicio se basa en la ley de Dios, el remanente es caracterizado como “los que guardan los mandamientos de Dios”, como una amante respuesta a su gracia.

9. La purificación del santuario da testimonio del hecho de que el mal no es eterno. Tarde o temprano llegará a su fin, acompañado por los gritos de gozo de las criaturas leales a Dios que alabarán su justicia y su amor. Solamente a través de la justicia y el amor pueden ser extinguidos el pecado y el mal. Al final de su ministerio en el lugar santísimo del

santuario celestial Cristo vendrá a libertar a su pueblo del poder de la muerte y de sus enemigos. En aquel tiempo Azazel-Satán será reconocido por todo el universo como la fuente y el originador del mal y del pecado y se decretará que sea extinguido. La victoria de Dios y del Cordero sobre los poderes de Satanás será definitiva.

El significado salvífico de la cruz se enriquece a través del estudio del sacerdocio de Cristo. Poco se sabe acerca del impacto complete y de los logros de la cruz. Es, en verdad, la mayor revelación de Dios al universo y el evento indispensable en la solución del problema del pecado. Pero una revelación tal todavía no ha sido sondeada en toda su plenitud y hay dimensiones de ella que sólo en la eternidad serán comprendidas. La obra sacerdotal de Cristo en el santuario celestial está poniendo al descubierto constantemente la riqueza de la cruz. De hecho, su obra de meditación y juicio es simple y fundamentalmente una revelación del misterio de la cruz.


Referencias

[22] Véase Angel M. Rodriguez, Transfer of Sin in the Leviticus”, in The Seventy Weeks, Leviticus, and the Nature of Prophecy, ed. Frank B Holbrook (Washington, D. C.: Biblical Research Institute, 1986, pags. 169-197; A. Treiyer, The Day of Atonement and the Heavenly Judgment (Arkansas: Creation Enterprises International), pág. 167-196.

[23] Sobre esto véase el excelente material preparado por Alberto Treiyer, “The Day of Atonement as Related to the Contamination and Pacification of the Sanctuary”, in Rodriguez, The Seventy Weeks, pags. 198-247.

[24] Goldingay, pdg. 213; cf. M. Saebo, “Yom” in Theological Dictionary of the Old Testament, ed. G. J. Botterweck and H. Ringgren (Grand Rapids: Eerdmans, 1990), tomo 6, pág. 21; y Ernst Jenni, “Yom Tag”, Theologisches Handworterbuch zum Alten Testament, tomo 1, col. 710. Véase especialmente S. J. Schwantes, “Ereb Boger of Daniel 8:14 Re-examined”, Symposium on Daniel, pags. 472-474.

[25] Véase Shea, “Unity of Daniel” Symposium on Daniel, pág.197.

[26] Véase Shea, Studies, págs. 80-83. Yo tengo una deuda con dl por lo que sigue.

[27] Jenni, coL 722, menciona el hecho de que “día” se usa idiomáticamente en lugar de “ano” en el Antiguo Testamento cerca de 800 veces. Y esto está apoyado también por Saebo, pág.- 21.

[28] Véase Shea, Studies, págs. 89-93; y Brempong Owusu-Antwi, “An Investigation of the Chronology of Daniel 924-27” (Ph.D. Diss., Andrews University, 1993), págs. 140-146.

[29] En cuanto a los eslabones entre Daniel 8 y 9, véase W. Shea, The Relationships Between the Prophecies of Daniel 8 and Daniel 9”, in The Sanctuary and the Atonement, págs. 228-250; G. Hasel, “Little Horn”, págs. 436-439; Jacques Doukhan, “The Seventy Weeks of Daniel 9: An Exegetical Study”, in The Sanctuary and the Atonement, págs. 253-255.

[30] Esto fue sugerido por Shea, “Unity”, Sanctuary and Atonement, págs. 238-240.

[31] Véase Shea, “Relationship”, Sanctuary and Atonement, págs. 241-246.

[32] En cuanto a la interpretación de las setenta semanas, véase a Doukhan, “Seventy Weeks”, Sanctuary and Atonement, págs. 251-276; y C. Mervyn Maxwell, God Cares: The Message of Daniel (Pacific Press, 1981), tomo 1, págs. 189-223.

[33] Para un análisis y discusión del significado del plural “Weeks”, en Daniel, véase Shea, Studies, págs. 74-77; Gerhard F. Hasel, The Hebrew Masculine Plural for ‘Weeks’ in the Expression ‘Seventy Weeks’ in Daniel 9:24”, Andrews University Seminary Studies 31 (1993): 105-118.

[34] Para un estudio de la cronología de esta profecía, véase Shea, “The Prophecy of Daniel 9:24-27”, in Seventy Weeks, págs. 75-118.

[35] Sobre esto véase Owusu-Antwi, Investigación, págs. 173- 177. Para estudios recientes hechos por eruditos adventistas sobre la fecha de inicio de las setenta semanas, vdase Arthur Ferch, “Commencement Date for the Seventy Weeks Prophecy”, in Seventy Weeks, págs. 65-74; W. Shea, “When Did the Seventy Weeks of Daniel 9:24 Begin?” in Symposium on Revelation, ed. Frank B. Holbrook (Silver Spring, Md.: Biblical Research Institute, 1992), tomo 1, págs. 375-394; Owusu-Antwi, “Investigation”, págs. 11-69; Angel M. Rodriguez, The 70 Weeks and 457 B.C.” (Can be obtained through the Biblical Research Institute).

[36] En cuanto al significado de la doctrina del santuario y el juicio investigador, véase William G. Johnsson, “What the Sanctuary Doctrine Means”, Adventist Review, mayo 14,1981, pág. 13; 28 de mayo de 1981, págs. 13,14; 11 de junio de 1981, págs. 11,12; 25 de junio de 1981, pág. 17; 9 de julio de 1981, págs. 13,14; 23 de julio de 1981, págs. 14,15; “Eschatology and the Church”, Adventist Review, 26 de nov. de 1981, pág. 11; y W. Shea, Theological Importance of the Preadvent Judgment”, en Seventy Weeks, págs. 323-331.