El mapa político del antiguo Medio Oriente estaba a punto de entrar en un proceso de cambio significativo. Era el año 550 a.C., y Astiages, rey de Media, y Ciro, de Persia, estaban empeñados en una guerra para sobrevivir. Lamentablemente para Astiages, su ejército fue derrotado, y Ciro asumió el control del reino Medo. Un nuevo imperio estaba en proceso de nacimiento. Ciro dedicó tres años a establecer el control de las tierras que les había arrebatado a los medos. Luego, en el año 547 a.C. se lanzó hacia el oeste a la conquista de Lidia.[1] El futuro imperio empezó a crecer y extendía sus poderosos tentáculos, engullendo a otras naciones en sus guerras expansionistas.

En el año 547 a.C. Daniel tuvo la visión que se registra en el capítulo 8 de su libro.[2] En ella fue transportado de Babilonia a la ciudad persa de Susa. Esta experiencia ya era una señal de la radical transformación que la tierra habría de experimentar merced al colapso del imperio babilónico y el surgimiento del imperio Medo-Persa. La información registrada en el resto del capítulo no fue producto de la invención de Daniel. La visión, dice, se le mostró a él (véase el vers. 1). Él fue simplemente el receptor de la revelación divina que abarcaría un largo período de tiempo desde la época del profeta hasta un “distante futuro” (vers. 26).

I. LA VISIÓN DE DANIEL 8

A. El carnero y el macho cabrío

En la visión Daniel se encontraba en la ribera de un río cerca de Susa, donde vio a un carnero con dos largos cuernos, uno más alto que el otro. El carnero arremetía hacia el oeste, el norte y el sur, y nadie era capaz de mantenerse en pie delante de él. Hizo cuanto quiso y se engrandeció. El ángel dijo a Daniel que el carnero representaba al imperio Medo-persa (vers. 20). Cuando el profeta tuvo la visión, el carnero todavía estaba atacando a Lidia en el oeste.

Después, el profeta vio a un macho cabrío que venía del oeste a tal velocidad, que daba la impresión de que venía volando (vers. 5). Tenía un cuerno largo entre los dos ojos. Este animal representaba al reino de Grecia; el cuerno representaba a Alejandro el Grande (vers. 21). Le tomó unos cuatro años a Alejandro (334-331 a.C.) destruir al imperio Medo-persa. Pero el conquistador murió muy joven, “estando en su mayor fuerza” (vers. 8), y dejó al imperio sin un sucesor competente. Como resultado, el imperio sufrió un debilitamiento desde adentro y finalmente se dividió en cuatro secciones: Macedonia, Asia Menor, Siria y Egipto.

Si comparamos esta sección de la visión con Daniel 7, notamos que Daniel 8 no tenía símbolo para Babilonia. ¿Por qué? Quizá porque desde la perspectiva divina Babilonia ya pasaba a la historia y un nuevo imperio mundial empezaba a tomar lugar. Un historiador ha dicho que “estratégicamente, la conquista de Babilonia por Ciro comenzó con la campaña contra Lidia [547, a.C.]”.[3] Otra razón, quizá aún más importante, tiene que ver con el elemento de tiempo profético mencionado en Daniel 8:14. Trataremos esto más tarde.

B. El cuerno pequeño

1. Origen del cuerno pequeño

Ha sido muy difícil para los estudiosos de la Biblia establecer el origen del cuerno pequeño introducido en Daniel 8:9. El principal problema tiene que ver con la conexión entre la última parte del versículo 8 y la primera parte del versículo 9. Describiendo la división del imperio griego, Daniel dice: “y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo”. Luego introduce al cuerno pequeño: “y de uno de ellos salió un cuerno pequeño”. La pregunta es, ¿a quién se refiere la frase “de uno de ellos”? ¿Cuál es el antecedente? ¿Los cuernos o los vientos del cielo?

El texto hebreo mismo nos da la respuesta. En hebreo, los nombres y los pronombres tienen género: o son masculinos o femeninos. Si el género de un nombre es masculino, un pronombre que se refiera a él debe ser masculino. Esta sencilla regla nos ayuda a identificar el lugar de origen del cuerno pequeño. Los géneros de los nombres y de los pronombres en Daniel 8:8 y 9 son los siguientes: “…cuatro cuernos [femenino] del cielo… cuatro vientos [femenino] del cielo [plural, masculino]”. “Y de uno [femenino] de ellos [masculino]…”. Al observar detenidamente la concordancia del género encontramos sólo una opción. El pronombre “ellos” no puede referirse al antecedente “cuernos”, porque “cuernos” es femenino y “ellos” es masculino. “Ellos” puede referirse únicamente a “cielo” que es plural y femenino en hebreo. El numeral “uno” debe referirse a “vientos” porque ambos son femeninos. Podemos, entonces, parafrasear el versículo 9 como sigue: Y de uno [de los vientos] de ellos [el cielo] salió un cuerno.[4]

El cuerno pequeño no salió de ninguno de los cuernos griegos, sino de uno de los cuatro puntos cardinales. Así se indicó que el cuerno era un nuevo poder, no un fruto de los cuatro cuernos previamente mencionados.

2. La obra del cuerno pequeño

La descripción de la obra y las actividades del cuerno pequeño provista por Daniel nos ayuda a definir su naturaleza. El texto hebreo llama a este cuerno “un cuerno de pequeñez”, sugiriendo que “surgió de pequeños comienzos” y se desarrolló en varias direcciones, adquiriendo inmensa fortaleza”.[5]

  1. Expansión horizontal

Daniel usa varios verbos para describir las actividades del cuerno pequeño. Posiblemente el más importante sea “creció mucho” (heb. gadal, “crecer, ser grande”), y en el versículo 9 describe las conquistas militares y políticas del cuerno pequeño. El cuerno creció por expansión militar. El mismo verbo se usa para describir la expansión militar del carnero (vers. 4) y del macho cabrío (vers. 8). Este verbo usado por Daniel para describir el poder militar de los imperios mundiales sugiere que el cuerno pequeño es otro imperio.

Al igual que Medo-persia y Grecia, el cuerno pequeño creció o llegó a ser grande por la conquista de otras naciones. Se extendió hacia el sur, el este y la tierra de Israel, llamada por Daniel “la tierra gloriosa” o “La tierra de la hermosura” (Dan. 11:16 (Dios Habla hoy). Esta expansión horizontal marcó la primera etapa del crecimiento del cuerno pequeño y fue fundamentalmente militar y política en naturaleza.[6]

  • Expansión vertical

El versículo 10 introduce la segunda etapa de crecimiento del cuerno pequeño y una vez más encontramos el verbo “crecer/hacerse grande”. Esta vez el cuerno se extiende hacia arriba, hacia el ejército del cielo. Aquí empieza a producirse un nuevo desarrollo. El cuerno pequeño hace algo que ninguno de los otros imperios mencionados en Daniel 8 había hecho. La expansión militar de aquellas otras potencias quedó limitada exclusivamente al plano horizontal.

El cuerno pequeño ha experimentado un cambio radical en su búsqueda del poder. Su naturaleza se ha transmutado de un poder militar y político en religioso. Lleva sus luchas por el poder hasta un nuevo nivel, es decir, el celestial. Este poder procura lograr lo que había sido la aspiración de Satanás (Isa. 14:12-14). A semejanza de Lucifer, y en contraste con los dos reinos anteriores, el cuerno pequeño parece creer que tiene el derecho y la libertad de extender su control político y religioso hasta los mismos cielos, a la morada de Dios.

Deberíamos notar que, a causa de la doble expansión del cuerno pequeño, Daniel 83-14 combina dos diferentes tipos de lenguaje e imágenes. Encontramos lenguaje e imágenes militares combinados con lenguaje y conceptos usados en el santuario a medida que el profeta trata de describirnos la obra y la verdadera naturaleza de este poder. El cuerno pequeño ha llegado a ser una potencia político-religiosa que lanza un ataque militar contra el mismo centro del universo: el santuario celestial.

Vemos la expansión vertical del cuerno pequeño en los siguientes detalles:

(1) El cuerno pequeño y el ejército del cielo. Tan pronto como el cuerno pequeño se volvió hacia arriba tuvo que enfrentar a los ejércitos del Señor llamados por Daniel “el ejército del cielo” (vers. 10). Esta frase se usa en el Antiguo Testamento de diversas maneras. El nombre “ejército” designa “tropas, un ejército” (véase Deut. 20:9; 1 Rey. 2:5; Sal. 44:9; 60:10). Cuando se usa en relación a Dios (ejército del Señor), puede designar al pueblo de Israel como un ejército (Exo. 6:26; 7:4). En otros pasajes “el ejército de los cielos” son los ángeles de Dios (1 Rey 22: 19; Sal. 103:19-21). El Jefe del ejército es el Príncipe del ejército celestial (Jos. 5:14), quienes son “ministros suyos” (Sal. 103:21).

En Daniel el ejército y las estrellas de los cielos (8:10) se refieren particularmente a los santos como blancos de los ataques del cuerno pequeño (vers. 24). Son parte del ejército de Dios. El cuerno pequeño es capaz de derribar a algunos del ejército y de las estrellas, lo cual sugiere que su victoria no es absoluta. El verbo “echar por tierra/pisotear” tiene aquí la connotación de una derrota militar de alguien. El cuerno pequeño incluso pisoteó al ejército. El verbo “pisotear/hollar” enfatiza aún más las ideas de derrota (Isa. 41:25), humillación y falta de poder (Isa. 28:3; 26:5,6). El ejército es incapaz de vencer al cuerno pequeño (cf. Dan. 8:7).

“Ejército” combina los conceptos militar y religioso porque designa al ejército del Señor. El cuerno pequeño está en guerra contra Dios mismo, por lo tanto, su victoria es parcial.

(2) El cuerno pequeño y el Príncipe. El cuerno pequeño se mueve hacia arriba en dos etapas. En la primera ataca al ejército del cielo, pero en la segunda se engrandece contra el Príncipe del ejército (véase el vers. 11). Este Príncipe se menciona en Josué 5:14. Es un ser celestial que está a cargo de los ejércitos celestiales. Josué era también comandante de los ejércitos celestiales de Dios sobre la tierra. Ambos ejércitos trabajaron juntos para derrotar a Jericó. En Daniel el término Príncipe se usa para referirse al Mesías, llamado Miguel el Príncipe en Daniel 10:13,21; 12:1 (cf. 9:25). Este personaje desempeña funciones sacerdotales y regias.

(a)Obra del Príncipe: Daniel 8:11 muestra que el Príncipe está a cargo del “continuo”, llamado en hebreo el tamid. Este término se usa con bastante frecuencia en los servicios del santuario del Antiguo Testamento. Dios ordenó a los sacerdotes realizar ciertas actividades continuamente en el santuario. Por ejemplo, debían mantener las lámparas ardiendo continuamente (Exo. 27:20), el incienso debía quemarse continuamente (Exo. 30:8), el fuego del altar debía arder continuamente (Lev. 6:13), y debía haber una ofrenda encendida en el altar continuamente (Exo. 29:42). El término tamid o “continuo”, resume en forma precisa la obra diaria de los sacerdotes en el lugar santo durante todo el año. Esta palabra nunca se asocia con la obra del sumo sacerdote en el lugar santísimo durante el día de expiación.

En la visión Daniel vio al Príncipe celestial en el santuario celestial realizando los servicios diarios. El suyo era un ministerio de mediación e intercesión en favor de Su pueblo, tipificado por la obra del sacerdocio levítico en el lugar santo del santuario celestial. Por tanto, este Príncipe es el sumo sacerdote mencionado en Hebreos 8:1,2 quien está oficiando “en el santuario, el verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre” (vers. 2); y que vive “siempre para interceder” por nosotros (Heb. 7:25; cf. Rom. 8:34; 1 Tim. 25). Él fue calificado para fungir como sumo sacerdote en el templo celestial (Heb. 4:14-5:10; 9:11,12) a través de su encarnación, su muerte sacrificial, su resurrección y su ascensión.

(b)Se quita el continuo: Notamos que el cuerno pequeño no puede derrotar o matar al Príncipe. Sólo le arrebata el continuo/tamid. El cuerno pequeño se adjudica aquello que era obra exclusiva del Príncipe en el santuario celestial. Este es el significado de la frase “y por él fue quitado el continuo”.

El verbo hebreo traducido como “quitar” (rum) tiene varios significados (ser alto, surgir, exaltar, ser quitado, levantar). La forma verbal usada en Daniel 8:11 significa “ser quitado, ser exaltado”, y se usa en los servicios del santuario para designar la acción de quitar de las víctimas sacrificiales la porción que iba al altar (por ejemplo, véase Lev. 4:8, 10). El significado del verbo en Daniel puede definirse mejor por la preposición usada con él. El continuo es quitado “de”. Siempre que se usa el verbo rum es acompañado por esa preposición, siempre expresa la idea de separación. Algo es separado de alguien o algo (por ejemplo, véase Exo. 29:27; Lev. 4:10; 1 Sam. 2:8; Sal. 113:7; Isa. 57:14). A veces, separar o quitar a alguien de otros resulta en exaltación (por ejemplo, véase 1 Rey. 14:7; Sal. 113:7,8), pero la idea fundamental del verbo continúa siendo la de “quitar de”. Sólo el contexto indicará si la idea de exaltación está presente.

El cuerno pequeño le arrebató el continuo al Príncipe usurpando su obra sacerdotal. Al arrogarse a sí mismo la obra del Príncipe, el cuerno pequeño hace ineficaz la mediación del Príncipe para aquellos que apoyan sus aspiraciones políticas y religiosas.

(c)Derriba el lugar de su santuario

Después, el cuerno pequeño echó por tierra “el lugar de su santuario” (Dan. 8:11). El verbo “echar por tierra\derribar” (shalak) fue usado en el versículo 7 para describir la victoria del macho cabrío sobre el carnero. Y en el versículo 10 se empleó un sinónimo para indicar la derrota del ejército a manos del cuerno pequeño. Cuando un enemigo o un ejército es derribado claramente indica una derrota. Pero aquí en Daniel 8:11, lo que es echado por tierra no es una persona sino el lugar de su santuario. Uno podría argüir que en este caso el verbo significa algo como “destruir, arruinar” (cf. 2 Rey. 23:12; Eze. 5:4; Amos 8:3; Exo 32:19). Significaría entonces que el cuerno pequeño arruinó el lugar de su santuario donde el Príncipe oficiaba. Esta podría ser la interpretación, pero parece haber una mejor.

El verbo hebreo shalak, “derribar”, “echar” se usa en hebreo en una forma similar al equivalente en español. En ambos lenguajes el verbo “derribar”, “echar” con mucha frecuencia lleva una preposición. Algo se derriba “al piso” (Dan. 8:7), “detrás de tus espaldas” (1 Rey. 14:9), de algún lugar (2 Rey. 14:20), en algún lugar (Amós 8:3) “sobre” alguien (2 Sam. 11:21), “fuera de las puertas” (Jer. 22:19), etc. El significado del verbo es alterado de alguna manera por la preposición que lleva.

En Dan. 8:11 el verbo shalak “derribar”, “echar”, no va acompañado de una preposición o un adverbio, aparece solo. El texto dice simplemente: “el lugar del santuario fue derribado, echado”. La traducción en español no hace sentido a menos que se le añada una frase adverbial. La versión Reina Va- lera revisada 1960 dice “su santuario fue echado por tierra”. La frase adverbial “por tierra” no está en el original. Daniel 8:11 no es el único pasaje en el Antiguo Testamento donde este verbo se encuentra solo, sin una preposición o un adverbio. En esos otros pasajes el verbo “derribar/echar” se usa para expresar la idea de rechazo o abandono. Por ejemplo, soldados desesperados tratando de escapar del enemigo han “echado” (abandonado) su equipo (2 Rey. 7:15); un olivo “echa” (descarta) sus flores (Job 15:33); los israelitas no “echaron” (abandonaron, rechazaron) sus ídolos (Eze. 20:8; cf. Isa. 2:20); los muertos de las naciones serían echados (abandonados), es decir, no serían enterrados (Isa. 34:3; cf. Jer. 36:30); el salmista ora “no me deseches (rechaces, abandones) en el tiempo de la vejez” (Sal. 71:9). Estos ejemplos muestran que el verbo “echar”, “derribar” puede ser sinónimo de verbos como “rechazar, abandonar, dejar”.

En Daniel 8:11 el cuerno pequeño “desecharía” o “derribaría”, en el sentido de rechazar, abandonar o dejar “el lugar de su santuario”. La palabra hebrea traducida “lugar” se usa en el Antiguo Testamento para designar la morada de Dios, es decir, el santuario celestial (1 Rey 8:39,43), así como el santuario terrenal (vers. 13). También puede referirse a un fundamento literal o metafórico (Sal 89:14). Daniel 8:11 es el único pasaje en el Antiguo Testamento donde encontramos la frase “lugar de su santuario”. “Lugar” puede muy bien significar aquí “fundamento” en un sentido metafórico; es decir, podría referirse a la misma esencia y al propósito del santuario. Esta aplicación sería similar a la que encontramos en el Salmo 89:14, donde el “cimiento de tu trono” no es literal sino metafórico, es decir, “justicia y juicio”, designando así los principios fundamentales sobre los cuales está establecido el trono de Dios.

Una cuidadosa lectura de Daniel 8:11 sugiere que hay una estrecha conexión entre el quitar el continuo y el acto de echar por tierra el lugar de su santuario. El mismo propósito del santuario está directamente relacionado con la obra del Príncipe mesiánico, es decir, Su obra de mediación, intercesión, y perdón de los pecados. Al apropiarse el ministerio continuo del Príncipe, el cuerno pequeño rechaza, de hecho, el mismo fundamento del santuario celestial como un centro de mediación y perdón.

(d)Un ejército sobre el continuo: Otra actividad del cuerno pequeño se describe en el versículo 12: “Le fue entregado el ejército junto con el continuo”. El texto hebreo es un tanto oscuro aquí, pero “la traducción más plausible… es ‘así un ejército será establecido sobre el continuo… en un acto de rebelión’“ [7]… Lo que el texto parece decir es que una vez que el cuerno pequeño se apropió del continuo, inmediatamente estableció un ejército sobre él para controlarlo o ministrarlo.

La frase hebrea “a causa de la prevaricación” es difícil de traducir. La versión Dios Habla Hoy la rinde así: “perversamente…”[8], sugiriendo que lo que le ocurrió al continuo y al santuario fue el resultado de la rebelión del pueblo de Dios, y que él lo estaba castigando. Pero este punto de vista no parece ser correcto porque el libro de Daniel nunca considera la persecución y el sufrimiento de los santos como castigo por sus pecados.[9] Ellos, como Daniel y sus compañeros, son perseguidos a causa de su inconmovible lealtad a Dios. Esta transgresión o rebelión “es ciertamente la ofensa del cuerno pequeño”.[10] Podemos, entonces, traducir la frase hebrea como “en el curso de la transgresión” o “en el acto de la rebelión”.

Daniel nos está informando que la obra del cuerno pequeño contra el continuo y contra el santuario celestial es, en esencia, la manifestación de un espíritu de rebelión contra Dios. Su obra puede ser definida por medio de una sola palabra: “rebelión” (hebreo, peshac). Peshac es uno de los términos hebreos más fuertes para designar al pecado en el Antiguo Testamento porque lo presenta como un ataque contra la soberanía de Dios. La persona “que comete un peshac no simplemente se rebela contra Yahweh o se levanta contra él, sino que rompe con él, se lleva aquello que le pertenece sólo a Él, le roba, lo defrauda, pone sus manos sobre aquello que le pertenece a Él”.[11] Esta definición del término peshac describe en forma precisa la actividad del cuerno pequeño.

(e)Echó por tierra la verdad: Finalmente, el cuerno pequeño echa por tierra la verdad. El profeta usa una vez más el verbo “echar/lanzar”, pero el tiempo es seguido de una frase que indica la dirección de esa acción (“echó por tierra”). “Verdad”, en este contexto parece referirse a la verdad acerca del continuo del santuario. Por tanto, la declaración “echó por tierra la verdad” es un resumen de la obra del cuerno pequeño. Esta verdad es lo suficientemente abarcante como para incluir la revelación del plan de redención de Dios como la manifestación de su voluntad para nuestras vidas (cf. Mal. 2:5-8). La expresión “echar por tierra la verdad” debe comprenderse metafóricamente. Significa despreciar, desconsiderar, rechazar la verdad. Estas ideas ya están presentes en el contexto.

La descripción de la obra del cuerno pequeño termina con la declaración “y prosperó” (Dan. 8:12). El cuerno pequeño creció en poder sin ninguna oposición significativa, alcanzando incluso a los cielos. Pero este estado de cosas no iba a ser permanente.

C. La pregunta: “¿Hasta cuándo…?”

Hacia el fin de la visión Daniel oyó una conversación entre dos seres celestiales llamados santos. La frase “santos” es una forma muy peculiar de referirse a los ángeles. Pero en un pasaje como éste, que se interesa en los servicios del santuario, este uso sería apropiado. Aquellos que ofician con el Príncipe en el “santuario” qodesh celestial son qedoshim, “santos”.

1. Estructura de la pregunta

Uno de los ángeles le hizo al otro una importante pregunta: “¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?” (Dan. 8:13). La partícula interrogativa “¿Hasta cuándo?” coloca el énfasis principal de la pregunta al final del período de tiempo y por eso se rinde en español “¿Hasta cuándo?”[12] Que tal es el caso queda indicado también por la forma en que expresa la respuesta: “Hasta…. Entonces…” (vers. 14). Hasta (cad) se usa en sentido temporal para referirse al “tiempo antes que un evento tenga lugar”.[13] El evento que pone fin al período de tiempo es introducido por la partícula “entonces”.

A fin de comprender la respuesta dada a la pregunta, deberíamos entender primero la pregunta misma. Una traducción literal es “¿hasta cuándo la visión (chazon), el diario (tamid), y la rebelión (peshac) que causan desolación para entregar tanto al santuario como al ejército para ser hollados?” El texto hebreo no dice “la visión de/concerniente a la ofrenda continúa quemada. Lo que hallamos, más bien, es una partícula interrogativa seguida por varios nombres referentes a lo que Daniel había visto antes:

Hasta cuándo

la visión (chazon) Esto se refiere a Daniel 8:11: “Apareció una visión (chazon) a mí”.

el continuo (tamid) Se refiere a la obra del Príncipe del ejército (vers. 11).

la rebelión (peshac) Designa el ataque del cuerno pequeño contra el Príncipe y el santuario (vers. 10-12).

2. La visión

En Daniel 8 el término chazon, “visión”, designa la totalidad de la visión registrada en el capítulo, con excepción del período de tiempo profético mencionado por uno de los ángeles. Para esa última sección se usa el término mar’eh “aparición, visión” (vers. 26). Por tanto, la pregunta tiene que ver con el tiempo, cuando la visión, chazon, como un todo, se cumpla.

3. El continuo

El continuo (tamid) se usa sin ningún modificador. El contexto indica que es algo bueno y positivo porque el Príncipe está a cargo de él en el santuario celestial. En la pregunta “el continuo” se refiere a la obra exclusiva de mediación e intercesión del Príncipe en el lugar santo. De ahí que la pregunta insiste en revelar el tiempo cuando concluiría la obra del Príncipe en el lugar santo.

4. La rebelión

Finalmente, “la rebelión” señala hacia atrás, al versículo 12 y se usa para describir la obra del cuerno pequeño. Esto significa obviamente que la pregunta busca determinar cuándo terminará el ataque del cuerno pequeño contra el santuario. La respuesta debería considerar esa preocupación.[14]

La última parte de Daniel 8:13 es un resumen de la actividad del cuerno pequeño. Deberíamos examinarlo. La “rebelión que causa desolación” (“la prevaricación asoladora”) es seguida de un verbo que presenta los resultados de las rebeldes acciones del cuerno: hace que tanto el santuario como el ejército sean pisoteados”.

  1. Trae desolación

El verbo “desolar” se emplea en el Antiguo Testamento al menos en dos formas diferentes.[15] Describe la condición de un lugar después de ser atacado por los enemigos (por ejemplo, véase Lev. 26:31; Joel 1:17), y también el impacto psicológico producido por la desolación en los que la observaron (1 Rey. 9:8; Esd. 9:3, 4). Ambos usos se encuentran en Daniel (Dan. 9:18; 8:27).

Es probable que la desolación mencionada en Daniel 8:13 esté relacionada con los ataques del cuerno pequeño contra el santuario. En el Antiguo Testamento un lugar desolado es dejado desierto, abandonado por aquellos que acostumbraban vivir allí o tenían acceso a él (por ejemplo, véase Lev. 26:22,34; Isa. 33:8; Jer. 33:10; Sof. 3:6; Zac. 7:14). El cuerno pequeño desoló el santuario celestial usurpando la obra sacerdotal del Príncipe, rechazando (“echando por tierra”) el lugar de su santuario, y estableciendo su propio sistema sacerdotal. Hizo inaccesible el verdadero santuario para aquellos que se sometieron a su poder. Este tipo de rebelión causaría también un horror estremecedor en aquellos que la observaran.

  • Pisotea al santuario y al ejército

El espíritu de rebelión que caracteriza al cuerno pequeño lo lleva a pisotear al ejército y el santuario. Ya sugerimos que el hollar al ejército indica, no sólo derrota, sino humillación e impotencia. Aquello que es pisoteado se considera sin efecto e inútil (por ejemplo, véase Eze. 34:18,19; Isa. 5:5). Es precisamente, así como el cuerno pequeño percibe el santuario celestial.

Un paralelo de este acto de pisotear el santuario se encuentra en Isaías 1:12, donde se hace referencia a hollar los atrios del templo. Dios describió la adoración de su pueblo como un hollar sus atrios porque habían separado la ética de la adoración al no seguir los requerimientos de Dios (véase el vers. 10). Intentaron adorar a Dios sin someterse a la ley del pacto que regía la vida religiosa y social del pueblo.

La descripción de la actividad del cuerno pequeño registrada en Daniel 8:12 es un resumen de lo que fue dicho antes. La actividad de este poder es esencialmente un acto de abierta rebelión contra Dios que trae desolación espiritual y produce horror en aquellos que ven los sucesos. La rebelión consiste en la usurpar la obra mediadora del Príncipe y en hollar al ejército y al santuario. El ejército es derrotado y humillado, y el santuario es rechazado. Se establece un nuevo sistema, y consecuentemente el santuario celestial llega a quedar desolado, rechazado por aquellos que siguen o están bajo el control del cuerno pequeño.

El ataque contra el santuario es descrito por Daniel como una profanación (Dan. 11:31). El verbo “profanar” (chalal) se usa en el contexto de los ser vicios del santuario para designar la violación de la santidad del objeto. No debería confundirse con el verbo ‘contaminar”. Lo opuesto de lo puro es lo impuro, y lo opuesto de lo santo es lo común (lo profano}. Profanar lo santo es tratarlo como algo común, ignorando o rechazando su conexión con el Santo. En el acto de profanación, lo que pertenecía exclusivamente a Dios es tratado sin respeto y derribado a la esfera de lo común.

D. La respuesta: “Hasta…; luego…”

1.Purificación/vindicación del Santuario

La resolución final del conflicto por el poder descrito en Daniel 8 es presentado en el versículo 14 (como una respuesta a la pregunta que ya hemos discutido): “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas: luego el santuario será restaurado a su estado correcto/purificado”. Veremos el período de tiempo más tarde; por ahora examinaremos el verbo traducido “restaurar a su estado correcto” (nitsdaq).

Hay un par de problemas que hacen difícil comprender el significado del verbo nitsdaq. La raíz verbal es tsadaq, y generalmente significa “estar en lo correcto, ser vindicado, ser justo”. La forma verbal usada por Daniel no aparece en ninguna otra parte del Antiguo Testamento. En otras palabras, no tenemos material comparativo que nos ayude a comprender el significado específico del verbo en este caso particular. En segundo lugar, el verbo tsadaq nunca toma al santuario o a cualquier otro lugar como su objeto. El verbo no es usado para designar la reconstrucción o restauración de ninguna estructura física. Sin embargo, estos problemas no son insolubles. Un estudio del uso de la raíz verbal y sus derivados resuelve las dificultades que confrontamos.

  1. La raíz tsadaq en contextos legales

Se han hecho varios estudios sobre el uso del verbo tsadaq, los nombres tsedeq/tsedaqah, “justicia” y el adjetivo sustantivado tsaddiq, “justo”.[16] Los eruditos, en general, han aceptado que aquellos términos están asociados en el Antiguo Testamento con una corte legal, los hechos salvíficos de Dios y los servicios del santuario. Estas palabras enfatizan la idea de restaurar o preservar el orden establecido por Dios.

El uso primario de la raíz tsadaq es legal. Designa la restauración de los derechos legales de una persona acusada falsamente de un crimen. El contexto legal presupone un procedimiento legal. Así, el salmista oraba a Dios, “Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia, y conforme a mi integridad” (Sal 7:8). Este individuo sabe que es ¡nocente y va al santuario en busca de vindicación. Allí, Dios vindicará a la persona o la declarará inocente (cf. Sal. 9:4; 1 Rey. 8:31,32; Isa. 50:8,9). (Si la persona es culpable Dios no la absolverá [Exo. 23:7; cf. Lev. 19:15; Deut. 16:18)].) En tales contextos el justo es declarado ¡nocente y los acusadores condenados (véase 2 Crón. 6:23; Sal. 7:8,9; Deut. 25:1).

Siempre que se usa la raíz tsadaq en su marco legal no designa simplemente “una decisión imparcial entre dos partes, basada en una norma legal, tal como se conoce en las leyes occidentales; sino protege, restaura, ayuda a la justicia, la cual ayuda a aquellos que habían perdido sus derechos en las relaciones comunales, a recuperarlos’.[17] Su restauración incluye, al mismo tiempo, castigo para los malhechores.[18] Por tanto, la destrucción del impío siempre tiene lugar como una manifestación de la justicia divina en beneficio de aquellos a quienes vindica.”[19]

  • La raíz tsadaq en el contexto de la salvación

El uso legal de la raíz verbal bajo consideración se extiende hasta incluir la idea de salvación. La justicia de Dios es su acción salvífica en favor de su pueblo.[20] Aquellos que son vindicados por Dios son salvados por él de situaciones opresivas. Esto explica por qué “salvación” y “justicia” se usan como sinónimos (por ejemplo, véase Sal. 98:2-9; Isa. 1:27, 28; 46:13). Justicia como salvación abarca también la destrucción del opresor, lo cual resulta en la restauración del orden y la armonía en la sociedad y el mundo (cf. Sal. 143:11,12; 71:2-4,24; 33:5-11).

  • La raíz tsadaq y los servicios del santuario

La justicia estaba estrechamente asociada con los servicios del santuario.[21] Lo que se requería en Levítico para tener acceso al santuario era “pureza”, la cual se obtenía mediante la expiación. En el libro de los Salmos lo que se requería era “justicia”, la cual se otorgaba como un don en el santuario (Sal. 24:3-5). Los justos no eran sólo aquellos que habían permanecido fieles al Señor (Sal. 15:2-4), sino también aquellos que habían sido perdonados (Sal. 32:1,2,11).(Continuará en el próximo número)


Referencias

[1] T. Cuyler Young, Jr., “The Early History of the Medes and the Persians and the Archaemenid Empire to the Death of Cambises”, in The Cambridge Ancient History, ed. John Boardman, N. G. L Hammond, D. M. Lewis, and M. Ostwald (Cambridge: University Press, 1988), tomo 4, págs. 29-33.

[2] John E. Goldingay, in Daniel (Dallas: Word, 1989), pág. 208, identifies el tercer año de Belsasar como el 548/547. El está siguiendo a Gerhard F. Hasel, “The First and Third Years of Belshazzar (Dan. 7:1; 8:1),” Andrews University Seminary Studies 15 (1977): 153-168.

[3] Young, “Early History”, pág. 36.

[4] Esta solución al problema en el versículo 9 fue sugerida por W. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretations, Daniel and Revelation Committee Series (Washington, D. C.: Review and Herald, 1982), tomo 1, págs. 4 M3. El señala correctamente que el texto hebreo dice en el versículo 9: *Y de uno de ellos”, no “de uno de ellos”. Esto refuerza la idea de que el cuerno pequeño surgió de uno de los vientos del cielo.

[5] Gerhard F. Hasel, “The ‘Little Horn’, the Heavenly Sanctuary and the Time of the End: A Study of Daniel 8:9-14”, in Symposium on Daniel, Daniel and Revelation Committee Series, ed. Frank B. Holbrook (Washington, D. C.: Biblical Research Institute, 1986), tomo 2, pág. 394.

[6] Para una discusión sobre las etapas de crecimiento del cuerno pequeño, véase Shea, “Spatial Dimensions in the Vision of Daniel 8”, in Symposium on Daniel, págs 496-526; y Hasel, •Little Horn”, págs. 380-383.

[7] Goldingay, pág. 19

[8] F. Brown, S. R. Driver, and Charles A. Briggs, Hebrew and English Lexicon of the Old Testament (Oxford. Clarendon Press. 1951). pág 680.

[9] Véase John J. Collins. Daniel: A Commentary on the Book of Daniel (Minneapolis: Fortress, 1993), pág 335.

[10] Ibid.

[11] R. Knierim, pesac Verbcechen”, in Theologisches Handworterbuch zum Allen Testament, ed. Ernst Jenni and C. Jaus Westerman (Munich: Chr. Kaiser Verlag, 1976), tomo 2, col. 493.

[12] Véase Hasel, “Little Horn”, pág. 429.

[13] Bruce C. Waltke and M. O’Connor, An Introduction to Biblical Hebrew Syntax (Winona Lake, Ind.: Eisenbrauns, 1990), pág. 215.

[14] Véase Shea, Studies, págs. 80-82.

[15] Vase F. Stolz, “Smmödde liegen”, in Theologisches Handworterbuch zum Alten Testament, tomo 2, cols. 971-974.

[16]  Véase, por ejemplo, F. R. Achtemeier, “Righteousness in the Old Testament”, in The Interpreter’s, Dictionary of the Bible, ed. G. A. Buttrick (Nashville: Abingdon, 1962), tomo 4, págs. SO- 85; K. Koch, “Sdq gemeinschaftstreu/heilvoll sein” Theologisches Handwbrterbuch zum Alten Testament, tomo 2, cols. 507-530; J. J. Scullion, “Righteousness: Old Testament”, in The Anchor Bible Dictionary, ed. David N. Freedman (New York: Doubleday, 1992), tomo 5, págs. 724-736; J. P. Justesen, “On the Meaning of SADAQ”, Andrews University Seminary Studies 2 (1964): 53-61; Hasel, “Little Horn”, págs. 448-454.

[17] Achtemeier, pág. 81.

[18] Id., pág. 83.

[19] Koch, col. 522.

[20] Véase Scullion, pág. 731.

[21] Véase Justesen, pdgs. 58-61; Koch, cols. 519-525; Angel M. Rodriguez, “Significance of the Cultic Language in Daniel 8:9- 14”, in Symposium on Daniel, págs. 537-543; Gerhard F. Hasel, “Studies in Biblical Atonement I”, in The Sanctuary and the Atonement, ed. A. V. Wallenkampf (Washington, D. C.: Review and Herald, 1981), págs. 87-114.