“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mat. 28:19, 20).
Hacer discípulos es el centro del cometido misional, establecido en tono imperativo y con sentido de urgencia. Los vocablos traducidos como “id”, “bautizándolos” y “enseñándoles”, muestran acciones en progreso, dependientes y simultáneas con la acción del verbo principal: “haced discípulos”.
Para Mateo, el “discipulado” es un concepto clave. Mateo es quien más utiliza la expresión “hacer discípulos” (73 ocasiones). Los capítulos 10,16 y 18 parecen indicar con claridad que, cuando habla del discipulado, no solo tiene a los Doce en vista, sino también estos son el medio que utiliza Cristo para explicar el discipulado.
Jesucristo, al reencontrarse con sus discípulos después de su resurrección, investido de toda autoridad en el cielo y en la Tierra, presenta la comisión evangélica de ir y hacer discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas encomendadas por él, con la promesa de que estará con ellos todos los días hasta el fin del mundo.
En el comienzo de su ministerio, Jesucristo había encomendado a sus discípulos la misión de predicar al pueblo judío. No solo les dio instrucciones (Mat. 10:5, 6, 9-14), sino también les dio toda autoridad para cumplir la tarea (Mat. 10:1, 2, 7, 8). Después de su resurrección, Jesús dio una comisión imperativa a sus discípulos: “Haced discípulos a todas las naciones” (Mat. 28:19).
El bautismo y la enseñanza son parte del mismo proceso. La enseñanza es un proceso continuo, y no termina con la preparación doctrinal para el bautismo. Es anterior y posterior al bautismo, con el objetivo de capacitar al discípulo para andar dignamente en su vocación.
La misión no es hacer adherentes sino discípulos. El mandato no es “id” sino “haced” discípulos en todas las naciones.
Proclamar, bautizar, enseñar, testificar son aspectos de la misma comisión de hacer discípulos. No se cumple con la misión a menos que se lo haga integralmente. La obra más importante de toda la iglesia es el negocio de hacer discípulos.
En la enseñanza, en la predicación y en la sanación, Jesús tenía el mismo propósito: salvar a los que escuchaban, a los que enseñaba y a los que sanaba; y hacer, de estos, instrumentos para la salvación de otros: discípulos que vivían para hacer más discípulos.
Al enviar a los Doce (Luc. 9:1-6) y a los Setenta (Luc. 10:1-12), Jesús les dio instrucciones, autoridad y poder. Los acompañó y los capacitó para el envío. Los organizó, los supervisó y los animó; instó a los discípulos a que llevaran fruto abundante y permanente. Jesús, al recorrer las ciudades enseñando, predicando y sanando, como al enviar a los Doce y a los Setenta, cumplió con el cometido básico de hacer discípulos. La reproducción espiritual es un hecho. El hacer discípulos es la visión, la misión y el método. El discipulado es el ministerio de Cristo. De igual forma en que establece la propagación física sobre la base de la multiplicación, asienta el crecimiento espiritual de la multiplicación en la misión de hacer discípulos.
Considerando el mandato bíblico de hacer discípulos como algo no negociable y considerando que necesitamos hacer más en este sentido, la IASD en el territorio de la DSA está implementando el Ciclo del Discipulado, un proyecto sistemático para la formación y la multiplicación de discípulos. El desafío nos incluye a todos, hasta integrar a la totalidad de nuestros hermanos en el Ciclo del Discipulado. Revise, a continuación, el desarrollo del proyecto.
El Ciclo del Discipulado es un proyecto que suma la fuerza de los Grupos pequeños al empeño de los misioneros de la iglesia. El discipulado es un proceso continuo por el cual una persona es atraída a Cristo, y se desarrolla al nivel de creyente maduro y productivo en la iglesia, multiplicando así las fuerzas para la predicación del evangelio y para disminuir la apostasía.
CICLO DEL DISCIPULADO
- ¿Qué es el Ciclo del Discipulado?
Es un proyecto de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de la División Sudamericana para la formación de discípulos. Es un modelo adventista de discipulado que trata de estructurar en forma práctica los conceptos y los principios establecidos por el Señor para su iglesia.
El Ciclo del Discipulado es un proyecto que suma la fuerza de los Grupos pequeños al empeño de los misioneros de la iglesia. El discipulado es un proceso continuo por el cual una persona es atraída a Cristo, y se desarrolla al nivel de creyente maduro y productivo en la iglesia, multiplicando así las fuerzas para la predicación del evangelio y para disminuir la apostasía.
- ¿Cuáles son las tres fases del Ciclo del Discipulado?
FASE I-CONVERSIÓN
Objetivo: Atraer al máximo de interesados y prepararlos bien para el bautismo a través de una serie completa de estudios bíblicos.
Estrategias:
a. Actividades de presencia:
Usar el método de Cristo para atraer interesados: oración intercesora, compañeros de oración, proyecto Vida por vidas, encuentros de matrimonios, ADRA, Más Amor en Navidad, escuela de padres, cursos de salud, etc.
b. Actividades de proclamación:
Estudios bíblicos en los hogares por las parejas misioneras, clases bíblicas, Grupos pequeños, evangelismo público.
c. Actividades de persuasión:
Semanas de cosecha, semanas de oración, llamados, caravanas de esperanza.
Requisitos prácticos para concluir la Fase I: Tener un discipulador (instructor bíblico), ser miembro de la Escuela Sabática, completar una serie de estudios bíblicos y ser bautizado.
FASE II-CONFIRMACIÓN
Objetivo: Consolidar la decisión de los recién bautizados.
Estrategia:
a. Curso de estudios avanzados
Cada nuevo miembro recibe, en el momento del bautismo, un curso de estudios avanzados, para ser estudiado juntamente con su discipulador (instructor bíblico). Como en una lección de Escuela Sabática, el alumno estudia los temas durante la semana y, en un día, revisa el contenido con su discipulador. Son trece temas, para completar un trimestre de estudios.
Las lecciones abarcan tres aspectos: (01-02) comunión, (03-09) doctrinas, vida cristiana y estilo de vida adventista, (10-13) misión.
b. Pasaporte con certificado de bautismo de discípulo.
El nuevo converso recibe también un cuaderno en forma de pasaporte, que contiene un certificado de bautismo e ítems de complemento del Ciclo del Discipulado. Las etapas serán asesoradas por el discipulador y, al terminar, firmadas por el pastor.
Requisitos prácticos para completar la Fase II: Completar los estudios avanzados de la Fase II, integrarse en un Grupo pequeño (el GP es fundamental en la formación de discípulos) y adquirir la lección de la Escuela Sabática.
FASE III-CAPACITACIÓN
Objetivo: Entrenar y equipar al recién bautizado para integrarlo en la misión.
Estrategia: Escuela Misionera (Módulo 1):
El recién bautizado se integra a la Escuela Misionera a fin de recibir capacitación para cumplir la misión, a través de seminarios y el acompañamiento práctico de su discipulador.
Requisitos prácticos: (Aquí recomienza el ciclo.) Completar el módulo i de la Escuela Misionera, orar por cinco personas y trabajar para llevarlas a Cristo, participar en la formación de un nuevo discípulo, estar integrado en algún ministerio específico de acuerdo con los dones.
Ceremonia de reconocimiento:
Sugerimos hacer, en la iglesia, una ceremonia de reconocimiento de esos nuevos discípulos contando a la iglesia las etapas que cumplieron y relatar testimonios del trabajo que están realizando.
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
Escuela Misionera (Módulo ll)
Entrenamiento avanzado para discipuladores, con temas sobre liderazgo y participación en las actividades para la edificación de la iglesia, atención de las necesidades de la comunidad y misión. Aquí, toda la iglesia puede participar.
Seminario de Enriquecimiento Espiritual I
Al concluir los estudios avanzados, iniciar la jornada espiritual.
METODOLOGÍA PARA IMPLEMENTAR EL CICLO DEL DISCIPULADO
Todo proceso debe ser conducido con mucha oración, y en todas las fases debe haber conciencia de la importancia del discipulado en la vida de la iglesia.
- El pastor del distrito selecciona al grupo de discipuladores entre los líderes de Grupos pequeños y hermanos misioneros, ganadores de almas (evangelistas, instructores bíblicos, parejas misioneras, etc.), y repasa la visión integrándolos en el proceso.
- La implantación no debe ser en masa, sino de manera gradual y bien estructurada, con el apoyo de los líderes de la iglesia.
- Están a disposición de la iglesia los materiales para implantar el ciclo tanto para los miembros como para los discipuladores.
La misión no termina cuando se llega a la gente con la proclamación. Tampoco finaliza con las profesiones públicas de fe en el evangelio, ni cuando se relaciona a los convertidos con la iglesia por medio del bautismo y la enseñanza. La meta se logra cuando los nuevos conversos llegan a ser cristianos responsables y reproductivos, que completan el ciclo y garantizan el proceso continuo de evangelismo y crecimiento.
Sobre todos los que se dedican a la obra del Señor descansa la responsabilidad de cumplir su comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:19-20).
Sobre el autor: Secretario ministerial de la División Sudamericana.