Adaptado de The Ministry of the Elder, panfleto existente en el Departamento de Ministerios de la Iglesia de la División Norteamericana

     Durante la Edad Media el ministerio se aisló de los demás miembros de la iglesia considerándose un elemento superior. La Iglesia Adventista de hoy todavía lucha para reformar esa tradición medieval, y trata de restaurar el concepto bíblico de que todos los creyentes son ministros (Efe. 4:11, 12). A fin de cumplir su ministerio como anciano de iglesia, le será de mucha ayuda considerar su papel a la luz de los principios del Nuevo Testamento.

La función del anciano

     Para empezar, usted es un subpastor, trabaja en estrecha relación con el pastor y es responsable ante él y ante la junta de la iglesia. Celebrar reuniones de sociabilidad y compañerismo regularmente entre ancianos y pastores fortalece sus lazos espirituales y sociales y crea la oportunidad para discutir algunas de las necesidades propias de la congregación.

    Usted, en su calidad de anciano, también sirve como miembro de la junta de iglesia. Además, con frecuencia se le asigna la atención de uno o más grupos de planeación, como un concilio de Evangelismo, concilio de Escuela Sabática, o comisión de Ministerio Juvenil. Además, seguramente tendrá alguna forma de participación en programas de visitación y servicio a la comunidad.

Cuánto tiempo se debe dedicar

     Es posible que su desempeño en las múltiples funciones le mueva a preguntarse cuánto tiempo debe dedicar a su cargo de anciano de iglesia. Es obvio que tendrá que manejar su programa sabiamente y establecer sus prioridades. Por lo general, de dos a cuatro horas semanales representa una cantidad de tiempo apropiada para su ministerio. Siendo que es posible estar tan ocupado en el servicio del Señor, que nuestra propia espiritualidad sufra, usted deseará observar un estilo de vida cristiana balanceado al dedicar tiempo para su crecimiento espiritual, combinado con algo de recreación personal y familiar. Por otra parte, invertir menos de dos a cuatro horas semanales en su ministerio no representa una dedicación aceptable como anciano de iglesia.

Dones espirituales apropiados

     Los dones espirituales que pueden ejercerse en la obra de un anciano local comprenden: exhortación, pastorado, administración, liderazgo, hospitalidad y fe extraordinaria.

     Exhortación. Es una habilidad especial que Dios da a algunos para animar y consolar a otros. Es un ministerio de ayuda y sanidad. El significado literal de la palabra griega traducida como exhortación es “llamar a nuestro lado”. En Hechos 16:40 y 20:1 se dice que Pablo daba ánimo a las iglesias. Este ministerio puede ejercerse particularmente con los acongojados, los solitarios, o los desalentados. También es útil al dar consejo espiritual a los miembros.

     Pastorado. Es la habilidad de llevar una responsabilidad personal por el bienestar espiritual de un grupo de creyentes, sirviéndoles como pastor, sobreveedor, protector y guía (1 Pedro 5:1-5). Es probable que usted se sorprenda de que el pastor profesional no sea el único miembro de su iglesia a quien se le haya confiado el don espiritual de pastorear. Toda iglesia tiene miembros a quienes se les ha dotado con la habilidad de ser y actuar como pastor, capaz de proveer alimento y nutrición espiritual.

     Administración. Aparece como un don espiritual en 1 Corintios 12:28. La palabra griega para administración describe el papel de dirigir o conducir algo. En Apocalipsis 18:17 y Hechos 27:11 la palabra describe al capitán de un barco. Un administrador guía a la iglesia hacia su destino, es decir, al cumplimiento de sus objetivos señalados y de su misión. Los fieles administradores laicos sirven a la iglesia con amor y altruismo.

     Liderazgo. Describe la habilidad de (1) ayudar a una congregación a establecer objetivos en armonía con los propósitos de Dios para su iglesia, y (2) comunicar esos objetivos a otros, de tal forma que trabajen armoniosamente para llevarlos a cabo para la gloria de Dios. Romanos 12:8 habla de este don espiritual de liderazgo, explicando que un dirigente debería ejercitar diligencia y fe en este aspecto del ministerio.

     Hospitalidad. Es la habilidad de brindar el compañerismo de un hogar abierto y un corazón cálido. La Biblia dice: “Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Ped.4:9,10). Un buen anciano extiende su hospitalidad no sólo a los miembros de la iglesia sino también a los visitantes y vecinos incrédulos.

     Fe extraordinaria. Es la percepción específica de la voluntad de Dios en una situación particular, junto con una extraordinaria confianza en que Dios actuará en favor de su iglesia.

—Continuará.