El culto de oración es una de las reuniones más importantes y que más benefician a la hermandad. Concedámosle, pues, como ministros responsables de la grey, la debida importancia que tiene frente al rebaño que soporta toda clase de sutiles asaltos de parte del enemigo.

Convencidos primeramente nosotros mismos de la necesidad de celebrar este culto, hagamos planes definidos para mejorarlo y fomentar la asistencia de los hermanos.

Hay muchos miembros que languidecen espiritualmente y dormitan en la fe, que necesitan en la mitad de la semana un tónico para mantenerse fuertes en la esperanza adventista. Estas reuniones también son una excelente medicina para los nuevos en la fe que están expuestos a enfermedades y aflicciones espirituales de toda índole.

¿Por qué fracasan en ciertos lugares los cultos de oración? En algunos casos asisten sólo una mínima parte de los hermanos, lo que en lugar de reportar bendiciones, es más bien causa de desánimo. Generalmente se culpa a la iglesia de esta situación; pero, tal vez nosotros mismos tengamos que ver mucho con ella. Recordemos lo que dijo el profeta: “Como el sacerdote, así el pueblo.”

Para tener mejores cultos de oración, en primer lugar debemos planearlos debidamente y luego llevarlos a cabo de acuerdo con los planes hechos, porque nada bueno se consigue luciendo las cosas al azar.

El primer paso consiste en conseguir que los hermanos asistan a las reuniones. Para asegurar una buena asistencia, debemos: 1) Anunciar estos cultos los sábados por la mañana, mostrando nosotros mismos el debido interés en ellos, y no tardaremos en ver los resultados. 2) Hacer constantemente obra personal en favor de estas reuniones, invitando a todos, a los antiguos y a los nuevos en la fe, como también a los interesados. 3) Educar a los nuevos creyentes en la asistencia a todos los cultos de la iglesia, puesto que según los encaminamos en la vida cristiana al principio, así andarán después.

Una vez lograda la buena asistencia a estos cultos, debemos esmerarnos por mantenerla. Lo conseguiremos sólo si los hacemos interesantes, provechosos y bendecidos. Notemos lo que se nos dice en “Servicio Cristiano,” pág. 122, con referencia a los cultos de oración:

“Nuestras reuniones debieran hacerse sumamente interesantes. No se oigan en ellas discursos largos e insulsos y oraciones formales expresadas meramente con el fin de ocupar el tiempo. … Su servicio debe ser interesante y atractivo y no permitirse que degenere en una forma insulsa. La iglesia necesita la experiencia viva y fresca de los miembros que gozan de comunión habitual con Dios. Las oraciones y los testimonios áridos y rutinarios, exentos de la manifestación de Cristo en ellos no son de ayuda para la gente.”

La parte céntrica y vital de estos cultos es, por supuesto, el mensaje; por lo tanto, el mismo debe ser bien estudiado y presentado en forma interesante y atractiva. Las improvisaciones nunca dan buenos resultados. A veces el predicador llega tarde y sin haber preparado su tema, y a último momento elige un versículo al azar, comentándolo en forma superficial. No debemos confiar en la inspiración del momento, porque no reporta ninguna bendición. La grey del Señor necesita y merece un mensaje sustancioso en la reunión de los miércoles de noche. Dios nos ayudará y hará su parle si nosotros hacemos la nuestra preparando debidamente los temas.

Esto implica tres cosas: oración, meditación y estudio. Los hermanos se dan cuenta fácilmente de la diferencia que hay entre un estudio debidamente preparado y otro improvisado. No podemos engañarlos.

Los temas deben elegirse con cuidado especial. Se puede presentar una continuidad de estudios sobre un tema básico v trascendental para la iglesia, como ser: “El Espíritu Santo,” “La Justificación por la Fe,” “El Gran Movimiento Adventista,” “El Salmo 23” y otros, que reporten consuelo, paz y gozo al alma. Cuando los temas se ilustran con proyecciones luminosas se obtienen aún mejores resultados. Los estudios deben ser cortos y presentados de tal manera que dejen una enseñanza clara y práctica en los corazones. Los temas de confirmación en la doctrina adventista, usados al principio del año, serán de mucha utilidad especialmente para los recién bautizados. Los estudios postbautismales pueden adaptarse y usarse con éxito en estas reuniones.

El hecho de que a veces hay hermanos que se levantan para dar un testimonio en forma espontánea, es una prueba de que sienten deseos de expresar públicamente su agradecimiento y alabanza a Dios por las bendiciones recibidas. Debemos ofrecerles a menudo la oportunidad de dar testimonios, como también de relatar incidentes misioneros relacionados con las campañas en marcha.

La oración es una excelente fuente de fortaleza espiritual. Por eso se debe ofrecer la oportunidad de orar a la mayor parte posible de hermanos. En las iglesias más grandes se hace necesario formar grupos de oración. Conviene hacer oraciones con peticiones específicas. Se aconseja orar en favor de la obra radial. Una vez por mes podemos dedicar las oraciones en favor de los esfuerzos de evangelizaron, los enfermos y los que tienen problemas que resolver o pasan por dificultades. También conviene mencionar en las reuniones de oración las campañas misioneras. Así representarán un centro de interés para todos y nos reportarán preciosas e incalculables bendiciones. ‘‘Nuestras reuniones de oración y de testimonio debieran ser ocasiones de ayuda y de animación especial.”—“Servicio Cristiano” pág. 122.

Sobre el autor: Director de la Actividad Misionera de la Misión Uruguaya