Cuando la causa de Dios avanza, generalmente se debe a un despertar espiritual. El paso fundamental que conduce al reavivamiento espiritual es el estudio y la meditación en la Palabra inspirada de Dios. Dios ha llamado la atención de su pueblo a la importancia del estudio de su Palabra. La Palabra de Dios es poderosa. Genera energía espiritual. Confiere orientación espiritual como no lo hace ninguna otra fuente. Persuade a los hombres a volverse de la impiedad a la rectitud. La Palabra induce a los hombres a una consagración más profunda en el servicio de Cristo. Estos progresos logrados en la vida cristiana son producidos por el estudio de la Palabra Asociación General y por la meditación en los preceptos y las promesas divinos. No hay sustituto para la lectura y el estudio de la Palabra de Dios.
El escriba Esdras era un hombre- que poseía preparación para ejercer una influencia especial en el pueblo de Dios en el momento del regreso del cautiverio babilónico. Había 1lamado la atención del rey Artajerjes, con quien a menudo había conversado acerca del Dios del cielo. En un punto de su experiencia el Espíritu lo impresionó para que buscara un plano más alto de espiritualidad. “Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová. y para hacer y enseñar a Israel mandamientos y juicios” (Esd. 7:10). De este corto pasaje puede extraerse un rico material. El primer hecho que se destaca es que Esdras se había preparado resueltamente para estudiar las Escrituras. Este estudio implicaba una búsqueda diligente de la verdad. Significaba detenerse sobre los escritos sagrados con oración ferviente. Un estudio profundo y dedicado habrá incluido una honda meditación y repaso de las verdades espirituales. Elena G. de White hace el siguiente comentario acerca de su estudio:
“Esdras meditó en forma especial en lo experimentado por Israel desde el tiempo que fue hecha la promesa a Abrahán. Estudió las instrucciones dadas en el monte Sinaí y durante el largo plazo de las peregrinaciones por el desierto. A medida que aprendía cada vez más acerca de cómo Dios había obrado con sus hijos, y comprendía mejor el carácter sagrado de la ley dada en el Sinaí, Esdras sentía que se le conmovía el corazón. Experimentó una conversión nueva y cabal, y resolvió dominar los anales de la historia sagrada, con el fin de utilizar este conocimiento para beneficiar e ilustrar a su pueblo” (Profetas y Reyes, pág. 447).
A medida que se compenetraba de las Escrituras y las grandes verdades que contenía, su obra consistió en practicar el principio de la justicia en su propia vida.
“Esdras procuró preparar su corazón para la obra que, según creía, le aguardaba. Buscaba fervientemente a Dios, a fin de ser sabio maestro en Israel. Y mientras aprendía a someter su espíritu y su voluntad al dominio divino, se fueron incorporando a su vida los principios de la santificación verdadera, que en años ulteriores ejercieron una influencia moderadora, no sólo en los jóvenes que procuraban sus instrucciones, sino también en todos los que estaban asociados con él” (Ibid.).
La actividad preponderante de Esdras era enseñar a otros las preciosas verdades del reino. Esdras debió ser un talentoso maestro, porque la Biblia declara que era “escriba diligente en la ley de Moisés”. Su aplomo personal y su reverencia se advierten por la reacción despertada por su comportamiento en cierta ocasión cuando actuó ante el pueblo. “Abrió pues Esdras el libro a ojos de todo el pueblo… y como lo abrió, todo el pueblo estuvo atento”. “Bendijo entonces Esdras a Jehová… Y todo el pueblo respondió, ¡Amén! ¡Amén!” Luego el pueblo inclinó su cabeza reverentemente y adoró a Dios.
En el segundo día el pueblo acudió voluntariamente para “entender las palabras de la ley”. Como resultado del estudio de Esdras de las Escrituras, comenzaron a celebrar las reuniones que habían descuidado durante tanto tiempo. Leían las escrituras en esas ocasiones. Hay muchas referencias que dan a entender que el ministerio de Esdras fue seguido por una reforma. “Dondequiera que actuase Esdras, revivía el estudio de las Santas Escrituras. … Se escudriñaban los libros de los profetas, y los pasajes que predecían la llegada del Mesías infundían esperanza y consuelo a muchos corazones tristes y agobiados” (Id, pág. 459).
La obra de Esdras comenzó un reavivamiento espiritual, necesario en vista del hecho de que el pueblo de Dios debía salir de un estado de frialdad, irresolución espiritual y animo, para entrar en una actitud de confianza en los propósitos divinos, y santo valor para cumplir el gran plan que estaba por entrar en la fase maravillosa en la cual el Hijo del hombre vendría a esta tierra. Una llama debía mantenerse ardiendo para mostrar la verdad de Dios a todos los pueblos. La nación de los días de Esdras tenía que desempeñar una parte en el largo programa del amante Padre celestial. La verdad de Dios debía ser vivida en la vida diaria. El consagrado ministerio de Esdras en el estudio de las Escrituras, y el conocimiento y la inspiración espiritual y la instrucción que surgieron de la Palabra, junto con el poder del Espíritu, prepararon al pueblo para su gran responsabilidad en la reedificación de los fundamentos del reino.
Los principios del reino son los mismos hoy que en el tiempo de Esdras. Los que son llamados por Dios para hacer grandes cosas en su causa encontrarán que sólo mediante un estudio dedicado de la Palabra pueden cumplir las responsabilidades recibidas. Un complemento necesario es practicar las grandes verdades en la vida diaria. Todos los resultados espirituales que siguieron a la obra de Esdras, y más todavía, los tendremos nosotros hoy cuando escudriñemos las Escrituras en busca de dirección, valor e inspiración espiritual.
Como adventistas esperamos que se realice un gran avance hacia el reino. Estamos justamente en el umbral de grandes y significativos acontecimientos de extensos alcances. La historia se está haciendo a gran velocidad. Acontecimientos que en el pasado hubieran demorado años en llevarse a cabo, ahora se realizan en meses o días. Estamos en el tiempo cuando el Espíritu Santo ha de ser derramado para la terminación de la obra de Dios en la tierra. Las maniobras de las fuerzas del mal predicen el advenimiento de persecución religiosa. Vivirnos” en una época cuando se necesita un discernimiento espiritual especial para identificar las sutiles influencias malignas que se arrastran sobre la tierra como fieras que asechan su presa. Ante nosotros está el desafío a predicar el Evangelio del pronto advenimiento del Señor, desafío que cada día adquiere mayores proporciones y exigencias. Estamos a poca distancia, probablemente más cerca de lo que la mayoría piensa, de momentos de solemne significación personal, como “el sellamiento”, el “tiempo de angustia”, y el tiempo del cual se habla en el capítulo trece de Apocalipsis, cuando los verdaderos cristianos tendrán que adoptar una firme posición por la verdad de Dios, y a aquellos que lo hagan no se les permitirá comprar o vender.
Enfrentando las crisis de hoy
Para enfrentar las crisis que estos acontecimientos desatarán, se requerirá de nosotros un estudio más dedicado y profundo de las Escrituras. Estamos en un terreno más ventajoso, en comparación con los tiempos de los patriarcas y los profetas bíblicos. Tenemos el beneficio de ambos testamentos. Contamos además, por la providencia divina, con los escritos del espíritu de profecía. En inglés hay 52 libros de la pluma inspirada, muchos de los cuales se han publicado en los idiomas principales. Estos libros aclaran y explican los propósitos de Dios en el lenguaje y las circunstancias de nuestros propios tiempos.
Nuestra gran necesidad actual es, en primer término, el estudio de las Sagradas Escrituras; y en segundo lugar, el estudio de los escritos del espíritu de profecía. Reconocemos que entre nosotros hay muchos que estudian diligentemente estas dos fuentes de instrucción espiritual e inspiración. Pero exhortamos ahora a aquellos que admiten que no les han dado la atención que merecen a esos escritos. Y a quienes han estudiado con empeño la Palabra y los testimonios, los animamos a profundizar más todavía en sus investigaciones, y a anunciar aún con más entusiasmo las maravillosas verdades que ahora deberían darse a conocer.
Si estudiáramos algunas de las profecías de Daniel y el Apocalipsis, y leyéramos capítulos de El Conflicto de los Siglos como “El mensaje final de Dios”, “El conflicto inminente”, cuánta solemnidad adquirirían nuestras vidas. Cada día tomaría nueva importancia y significado para nosotros. A medida que se estudien otros capítulos y se lea todo el libro, surgirán nuevos conceptos espirituales y adquirirán sentido en nuestra mente, y seremos enormemente influenciados en el sentido de permitir que Dios cumpla su voluntad en nuestras vidas.
A medida que contemplemos el gran desafío de llevar el mensaje evangélico del pronto regreso del Señor, qué admirable inspiración recibiremos del concienzudo estudio del libro de los Hechos, en la Biblia, y de la lectura del precioso volumen Los Hechos de los Apóstoles. Al comprender de qué modo el Señor condujo a la iglesia de los tiempos apostólicos en su marcha victoriosa por todo el mundo entonces conocido, podremos ver, no voladamente, sino con la visión más clara, cómo Dios guiará a su pueblo a la victoria, al final del tiempo, en su tarea de proclamar las verdades divinas a toda la tierra. Creemos que multitudes buscarán el conocimiento de las verdades bíblicas justamente antes del fin de todas las cosas. Que cada miembro y ministro se formule esta pregunta: “¿Estoy listo para desempeñar mi parte en ese significativo movimiento?” Cuando esos miles de personas entren en la iglesia verdadera en un día, ¿será útil mi actitud personal?
Las Escrituras nos revelan que habrá persecuciones en el tiempo del fin, cuando religiones falsas desafiarán la fe pura de la Biblia. La Hna. White ha dejado algunas instrucciones excelentes acerca de la conducta que deberán adoptar los fieles en esos tiempos peligrosos. En el Índice de sus escritos figuran 85 renglones bajo el título de “Persecución”. Todas estas referencias son inspiradoras e instructivas. Si estudiáramos las referencias acerca de las persecuciones contenidas en la Biblia, o aun la cuarta parte o la mitad de las 85 que aparecen en el espíritu de profecía, comprenderíamos el significado que este gran tema tiene para la iglesia y nosotros como individuos.
Además está el tema del derramamiento ¿el Espíritu Santo. Jesús recomenzó a sus seguidores que orasen por él. Les explicó en qué forma el Espíritu asistiría a la iglesia en sus necesidades, y sería derramado sobre “toda carne” en el tiempo del fin. Y la mensajera del Señor nos ha dejado algunas verdades asombrosas acerca del Espíritu y su obra maravillosa. Estos son aspectos ¿c nuestra instrucción religiosa que no pueden descuidarse, y que nadie debiera atreverse a descuidarlos. El Espíritu Santo dejará todas las demás bendiciones en su estela.
El espacio no permite mencionar una lista de otros temas importantes que todos deberíamos estar estudiando y leyendo acerca de ellos para lograr una preparación para hacer frente a los acontecimientos solemnes que están por sobrecogernos. Creemos que ha llegado el momento de manifestar una mayor devoción por el estudio de la Palabra y de los testimonios. Ha llegado el tiempo cuando el estudio diario de temas religiosos es un imperativo en la vida del cristiano que espera poder estar firme de parte de la justicia. Como en los días de Esdras, nos encontramos en un momento crucial de la existencia de la iglesia. Debemos manifestar un interés renovado en los escritos de la inspiración. Cuando estudiemos las grandes verdades inspiradas, sea por primera vez o como un repaso, nuestros conceptos y comprensión se ampliarán y profundizarán por la gracia de nuestro Señor, y estaremos listos para el glorioso triunfo de la causa de Dios, y participaremos en él.
¡Ojalá que éste sea el admirable privilegio de todos los que se nombran con el nombre de Jesucristo!
Sobre el autor: Vicepresidente de la Asociación general