Tercera parte

Todas las palabras utilizadas en el hebreo y el griego con el estudio de ‘‘unigénito” y “primogénito” se referían en primer término al nacimiento natural. Algunas veces las empleaban en sentido simbólico. En este artículo analizaremos la palabra griega monogenés, que ha sido traducida como “único” (Luc. 7:12), “unigénito” (Juan 3:16; Heb. 11:17), “hija única” (Jos. 11:34).

Como observación preliminar diremos que en esta palabra monogenés se hace énfasis especialmente en la idea de único, uno honrado por encima de los otros en la familia. Más adelante volveremos sobre esto.

  1. Significado de monogenés.
  2. Que la idea de hijo “amado” está contenida en el significado de monogenés, se ve en el caso de Abrahán e Isaac. En Hebreos 11:17 leemos: “Abrahán… que había recibido las promesas ofrecía su unigénito [monogenés]”.

En Génesis 22:2 leemos: “Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas”.

  • En el momento de esta experiencia, Isaac no era el único hijo de Abrahán; tenía también a Ismael, que también era hijo suyo (Gén. 16:15; 17:23, 25, 26), y era catorce años mayor cuando ocurrió la gran prueba de fe de Abrahán. Algunos han dicho que había la diferencia de que Isaac era el hijo de la mujer de Abrahán, y que también era el hijo de la promesa. Esto es verdad, pero tanto Ismael como Isaac eran hijos de Abrahán, y siendo esto así, Isaac no era el “unigénito” de su padre, si es que tomamos “unigénito” en sentido físico.

El historiador Josefo se refiere a este punto. En su obra Antiquities [Antigüedades Judaicas], libro 20, cap. 2, sec. 1, aparece una nota de pie de página del editor, que dice:

“Josefo utiliza aquí la palabra monogenés, un hijo unigénito, con el propósito de referirse al más amado, como ocurre en el Antiguo y el Nuevo Testamentos, quiero decir cuando había uno o más hijos adicionales, Gén. 22:2; Heb. 11:17”.

Esto recibe énfasis adicional del hecho de que mientras Jesús es llamado “hijo unigénito”, también se lo denomina “mi hijo amado” (Mat. 3:17) y “su amado hijo” (Mar. 12:6, VM). En la Revised Standard Versión figura “amado” en el texto de Lucas 3:22, pero en la referencia al pie aparece “unigénito”. En uno de los manuscritos griegos, el Codex Bezae, se lee en Lucas 3:22: “Unigénito”, en vez de “amado” como figura en algunas versiones, y este significado fue adoptado por Justino Mártir en su Dialogue With Tripho, cap. CIII, y por Clemente de Alejandría en su Instructor.

Cuanto más significativo es entonces aceptar “unigénito”, monogenés, en el sentido de “amado”.

  • Aun el verbo griego gennáo, el término más empleado para designar el nacimiento, nacer, etc., en el Nuevo Testamento y en la LXX, a veces se lo utiliza simbólicamente. Podemos ejemplificar abundantemente, pero veamos unos pocos casos:

 (1) Engendrar contiendas y discordia: “Engendran contiendas” (2 Tim. 2:23).

(2) Describir la conversión, el cambio de la oscuridad a la luz: “Todo aquel que cree… ha sido engendrado por él”; “aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado” (1 Juan 5:1, 18).

(3) Describir el planeamiento del mal: “Conciben maldades” (Isa. 59:4).

(4) Significar el nacimiento o renacimiento de una nación (Isa. 66:8).

(5)Describir la aceptación de Cristo como el Señor: “Yo os engendré por medio del Evangelio” (1 Cor. 4:15).

A la luz de estos ejemplos, y del hecho de que gennáo se emplea simbólicamente, suponiendo que el verbo gennáo hubiera aparecido en Juan 3:16 en lugar de la palabra monogenés, no necesitaría ser causa de dificultad para el creyente. Los judíos, en sus escritos antiguos, también reconocían que “uno que se hace prosélito es como un niño recién nacido”. [1]

  • El significado de monogenés se ve además en su aplicación a Cristo nuestro Señor en Juan 3:16, 18, etc. Pero como ya lo hemos manifestado, se empleó en el caso de Isaac más bien con el significado de “único” o “amado”. Por eso. en relación con Jesús, el énfasis no puede ponerse en “único”, desde el punto de vista de uno; el énfasis está más bien en el pensamiento de que Jesús es el supremamente amado, el incomparable, el “don inefable” del amor de Dios a la humanidad.

Otro punto importante y concluyente es la palabra monogenés misma. Está formada por dos términos: monos, que significa “único” o “solo’”, y génos. Génos es una palabra interesante, y muchos han pensado que proviene del verbo gennáo, que tiene como primer sentido la idea de nacimiento, nacer, engendrar o engendrado. Pero debemos hacer notar que en génos hay una sola n, mientras que en gennáo hay dos. Esto ocurre en todos sus usos, no importa en qué forma aparezca la palabra.

  • A la luz de las consideraciones anteriores podríamos pensar más definidamente en qué significa realmente monogenés, especialmente cuando se aplica a Jesús, el Mesías, Monogenés, que viene de monos (uno, único) y génos (de ginomai, y no de gennáo), no se refiere al nacimiento o a ser engendrado: más bien se refiere a la singularidad de la persona a la que se lo aplica.

Veamos ahora el uso del término monogenés en la literatura en general, fuera de la Biblia. Mencionaremos sólo algunos ejemplos:

En los escritos de Platón:

Leemos en su Timaeus 31 B acerca de un solo cielo “único [monogenés] en su clase”. También en la misma obra, 92 C, otra vez al referirse al mismo cielo, dice: “El único en su clase”.

En la Sabiduría de Salomón:

Hablando de la sabiduría, el autor dice que es “santa, única [monogenés]”, etc. (7:22) “de su clase”. [2]En la Epístola de Clemente:

Se refiere a “una cierta ave llamada fénix. Esta es la única [monogenés].

Ahora nos vamos a referir a algunos pasajes bíblicos, como aparecen en varias traducciones. Debido a la controversia acerca de la palabra “unigénito” a lo largo de los siglos, algunos traductores favorecen esta forma de expresión aun en traducciones modernas. Pero muchos le dan el otro sentido expresado más arriba, como se advierte de lo que sigue:

  • Consideremos algunos usos de monogenés. Cuatro pasajes de la Septuaginta: Jueces 11:34 y Salmo 25:16: “Único hijo”; en Salmo 22:20 y 35:17: “Unigénito”. En catorce traducciones diferentes de la Biblia al inglés encontramos monogenés rendido como “unigénito”, 7 veces; como “único hijo”, 16 veces; como “único”, 12 veces; como “amado”, 8 veces; y con otros sentidos, tales como “vida”, “solitario”, etc., unas 20 veces.

En el Nuevo Testamento hay cuatro pasajes que debemos considerar: Juan 1:14; Juan 3:16, 18; 1 Juan 4:9. En 30 traducciones diferentes, monogenés se rinde muy a menudo como “unigénito”, pero también se traduce muchas veces como “único hijo”, “primogénito”, etc.

En las traducciones francesas, especialmente de Asterwald y Segnod, aparece la palabra “único” en vez de “unigénito”. Esto es similar a la Vulgata, donde aparece unicus.

Moulton y Milligan, en su excelente obra, tienen la siguiente nota de pie de página acerca de monogenés:

Monogenés significa literalmente “uno de una clase”, “único”, “singular”… y no “unigénito”, lo que sería monogennétos… Se emplea en el NT a los hijos “únicos”… y se aplica así en un sentido especial a Cristo… y en este caso el énfasis está en el pensamiento de que, como el “único” Hijo de Dios, no tiene igual y puede revelar plenamente al Padre.[3]

Esto pone de relieve un punto importante. Monogenés, como ya se mencionó, proviene de monos, “único”; génos procede de gínomai. Si la idea se refiriera realmente a “unigénito”, en el sentido de generación física, la palabra que se habría empleado hubiera sido probablemente monogennétos, en la que génnetos procedería de gennáo.

Thomas Scott:

“La segunda persona de la sagrada Trinidad puede considerarse como ‘el Hijo unigénito’; él ha sido designado, en los concilios eternos, como la Imagen, el Representante y el Revelador del Dios invisible, para el hombre, en todas las épocas y en cada dispensación; y nuestra concepción de él como el Hijo, sin duda debería restringirse a su participación en la naturaleza divina y en su obra de manifestarla al hombre; de modo que ‘el que ha visto al Hijo, ha visto al Padre’”. [4]

Parece que no hay duda acerca de que la palabra en su aplicación a Jesús significa algo fuera de lo común, alguien que no tiene parangón, que no tiene igual. Notemos los siguientes testimonios de autoridades griegas bien conocidas:

“Unico (en especie) de algo que constituye el único ejemplo en su categoría… En el libro de Juan, monogenés se refiere únicamente a Jesús. Los significados de singular, único, son bien adecuados para todos los casos en que ocurre aquí”. [5]

“No hay duda de que la expresión ‘unigénito’ constituye un matiz del término griego monogenés que pocas veces se pone de relieve… Cuando se designa a Cristo con la expresión monogenés huios, se coloca el énfasis, no en el hecho de que como hijo ‘nació’, fue ‘engendrado’… sino en el hecho de que es el Hijo ‘único’, que como Hijo de Dios no hay otro igual a él. Los traductores latinos tenían razón cuando originalmente no rindieron la expresión… Filius unicus (Hijo único) como Filius unigenitus (Hijo engendrado)”.[6]

Ciertamente, como algunas traducciones lo expresan, Jesús de Nazaret, nuestro Señor y Salvador, fue único [en el sentido de diferente, de que no había otro como él]. Era diferente de cualquier otro ser del universo; es el único que como Dios se hizo hombre, y mientras estuvo en la carne, fue Dios y hombre. Fue “Emanuel… Dios con nosotros” (Mat. 1:23). Fue único en su relación con el Padre en su naturaleza divina; en el hecho de que reveló al Padre; en el hecho de que él y sólo él es nuestro Salvador y Redentor; en el hecho de que no se halló pecado en él, no sólo en su naturaleza divina, sino en su naturaleza humana.

H. R. Reynolds, en The Pulpit Commentary, pone de relieve este pensamiento de la singularidad de Jesús, y nos recuerda que jamás ha habido uno como él a lo largo de los siglos.

“La declaración de este versículo, sin embargo, es completa y absolutamente única. El pensamiento es totalmente nuevo. Strauss nos dice que la concepción apostólica de Jesús no puede tener validez histórica, porque representa un estado de cosas que se presenta en cualquier parte en la historia. Esto es exactamente lo que sostienen los cristianos. Él es, en el sentido más profundo, único en la historia de la humanidad”. [7]

En vista de lo que acabamos de leer, cuánto más significativa se hace la palabra monogenés. Pensamos en que no se refiere al nacimiento o la generación humanos, sino que ensalza la naturaleza y la exaltada dignidad de Cristo nuestro Señor. Por eso podemos parafrasear Juan 3:16 como sigue:

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo, el que es incomparable, sí, el que es admirable más allá de toda descripción, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.


Referencias

[1]  Talmud Yebamoth 21 a, ed. Sonclno.

[2] Clemente, First Epistle to Corinthians, en ANF, vol. 1, cap. 25.

[3]  Moulton y Milligan, Vocabulary of the Greek New Testament, pág. 416.

[4]  Thomas Scott, en Juan 1:18, Commentary on the New Testament, vol. 1, pág. 482.

[5]  W. F. Arndt y F. W. Gingrich, Greek-English Lexicon of the New Testament, art. “Monogenés”.

[6]  Ferdinand Kattenbusch, Dictionary of Christ and the Gospels, art. “Only Begotten

[7] H. R. Reynolds, en Juan 1:14, en Pulpit Commentary.