Consejos para ayudar a los niños a recuperarse de traumas emocionales.

El mundo está repleto de problemas graves que afectan a todos, incluso a los menores. Los niños de nuestras iglesias, los que están matriculados en nuestras escuelas y los que viven en nuestras comunidades pueden estar sufriendo con dolores y pérdidas como consecuencia de situaciones como la pandemia del coronavirus, el divorcio de sus padres, mudanza a una nueva casa, los impactos del desempleo en la familia, la muerte de un ser querido, o incluso la violencia doméstica. Así como los adultos, los niños necesitan sanar.

Superar esas dificultades es posible, y este artículo presenta una lista de actividades que pueden realizarse para ayudar a los niños a recuperarse de la ansiedad, del luto, el estrés y el miedo que puedan haber experimentado. Durante su ministerio terrenal, Jesús dejó bien en claro cuánto se preocupaba con el trato que se les daba a los niños. “Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: ‘Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él’. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía” (Mar. 10:13-16).

Jesús tuvo compasión de los niños, y hoy es necesario demostrarles la misma actitud. En nuestra experiencia ministerial, notamos la necesidad de dedicar más tiempo al cuidado de los niños que sufren en nuestras comunidades. Después de investigar sobre el tema, conversar con consejeros profesionales y experimentar unas técnicas en nuestro día a día, descubrimos que ayudar a los niños a recuperarse de traumas puede realizarse de maneras simples y prácticas.

Memorizar las Escrituras

Una de las formas de ayudar a un niño a superar la tristeza es memorizando versículos de la Biblia con él. Acercarse a Dios lo ayudará a sentirse seguro cuando todo parece desmoronarse. Al ministrar a los niños, asumes la responsabilidad por su salud espiritual, lo que significa que enseñarles a acercarse a Dios es tu prioridad.

Escribe versículos bíblicos en trozos de papel que puedan colorearse y pegarse en diferentes espacios de la casa. Comparte una lista de versículos con los responsables del niño, para ser leídos y decorados cuando se sienta solo o desanimado. Rodéalo de promesas sobre esperanza, consuelo, amistad y la presencia de Dios en medio de las dificultades de la vida. Las Sagradas Escrituras transmiten paz y seguridad a los niños y sus responsables.

Servir a otras personas

Jéssica, una niña cristiana, perdió a su abuelo.[1] Quedó conmocionada y lo extrañaba mucho. Pero un regalo que él le dio determinó una gran diferencia. Antes de morir, el abuelo le dio a Jéssica algunos libros y folletos misioneros que él solía distribuir a las personas y le pidió que continuara haciendo eso. Ella encontró alegría y significado en compartir literatura sobre Jesús con las personas de su comunidad. El servicio la ayudó en su proceso de recuperación.

A veces es posible orientar a los niños a realizar proyectos. Darles una actividad puede ayudarlos a lidiar con lo que están sintiendo.[2] Al concentrarse en el servicio al prójimo, se recuperan más rápidamente, con actitudes más positivas y una adaptación más saludable a su nueva realidad.[3]

Dibujar y pintar

En cierta ocasión, yo (Natalie) estaba aconsejando a una niña que enfrentaba grandes problemas en su hogar. Sus padres se estaban divorciando, ella tenía dificultades con las amistades en la escuela y estaba preocupada por una mudanza inminente hacia un lugar distante.

Le pregunté si quería conversar, pero no quiso. Entonces le pregunté si quería dibujar. Al saber que a ella le gustaba mucho el arte, había preparado una mesa con lápices de colores, crayones y mucho papel. Nos sentamos y dibujamos en silencio durante 15 minutos. Cuando nuestro tiempo se acercaba a su fin, quise saber qué había dibujado. Poco a poco, la niña habló sobre el dolor que sentía al explicar lo que significaba su dibujo. Dibujar y pintar fue algo terapéutico para ella, y favoreció la oportunidad de conversar sobre sus preocupaciones y miedos.

Hay expertos que afirman que dibujar y pintar es un método de terapia benéfico para ayudar a los niños en recuperación: “Esto es particularmente verdadero para los niños pequeños que generalmente tienen un vocabulario limitado […]. En lugar de los métodos de terapia habituales, los niños pueden utilizar el arte para comunicar sus pensamientos y sentimientos a los adultos que desean ayudarlos a afrontar los desafíos de la vida”.[4] ¡La misma técnica se utiliza para muchos adultos también![5]

Leer

Leer sobre las diferentes emociones ayudará a los niños a entender lo que están sintiendo. Es importante explicarles, también, que los sentimientos negativos ante las dificultades son normales, y que pueden producirse recaídas. Comunícale que otros niños y adultos también se sienten así. Leer es muy terapéutico y útil para los niños de todas las edades.

Existen muchos libros cristianos que tratan acerca de los diferentes sentimientos que experimentamos. Esas historias pueden ayudar a los niños a manejar sus angustias, al llevarlos a relacionarse con un personaje que está pasando por una experiencia semejante a la suya.[6] En tu iglesia, pon estos libros a disposición, gratuitamente, y dedica un tiempo a leerlos a un niño. Esto también puede proporcionar un espacio seguro para que los niños hagan preguntas, y se sientan comprendidos y oídos mientras experimentan el proceso de recuperación.

Jugar y ejercitarse

Hace algún tiempo, yo (Natalie) acompañé a un chico que luchaba contra el bullying y la persecución en la escuela. Parte de su castigo era, en el recreo, correr alrededor del patio antes de poder jugar con los otros alumnos. Rápidamente me convertí en su compañera de carrera. Y no importaba si yo estuviese con zapatillas o tacos altos; siempre corría con él por el patio y terminábamos hablando sobre sus dificultades.

Ese procedimiento probó ser muy útil. Al jugar y hacer actividades relativas a la edad de los niños, ellos confiarán y se abrirán a compartir los problemas que están viviendo.[7] Nunca los presiones a hablar cuando no estén listos. Permite que digan lo que piensan, en sus propios tiempos.

El ejercicio físico es una forma excelente de mejorar la salud mental.[8] Dedicar algún tiempo a practicar deportes o a jugar con los niños puede ayudar a mejorar su humor. Ellos representan lo que ven en el mundo a través del juego y la imitación. Puedes aprender mucho sobre el mundo interior de un niño observando sus juegos. Por eso, muchos terapeutas usan muñecos y juguetes para que expresen sus sentimientos y para que aprendan nuevas formas de manejar sus emociones.

Crear un memorial

Después de la muerte de Caleb, un alumno de la Escuela Sabática de infantes, su iglesia decidió plantar un jardín con árboles en su memoria, en el área donde los niños acostumbraban a jugar. Ellos pusieron carteles con versículos de la Biblia en todo el jardín. Ese espacio recordaba la vida de Caleb, y los niños a menudo se acordaban de sus juegos con él.[9] Crear un memorial, como un banco o un árbol dedicado a la persona, puede ayudar a los niños a afrontar el dolor que sienten meses y años después.[10]

Muchos personajes bíblicos lo hicieron como una forma de recordar a algún ser querido fallecido, de conmemorar lo que Dios hizo o para recordar un momento significativo de su historia. Por ejemplo, Josué dijo a los hijos de Israel: “Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre” (Jos. 4:5-7).[11]

Reír

Muestra a los niños que es saludable reír y aprovechar la vida, a pesar de las dificultades. La risa tiene valor terapéutico y puede ayudarlos a superar sentimientos negativos; jugar con los amigos es importante. Por lo tanto, ayúdalos a encontrar actividades que les den alegría.

La comunidad médica ha investigado exhaustivamente los beneficios de la risa para la salud mental. Los profesionales del área incentivan momentos de alegría y risas para quien está recuperándose de la depresión u otros problemas de la vida.[12]

Conclusión

Los ancianos, los miembros de iglesia, los maestros de Escuela Sabática, los líderes de clubes de Aventureros y Conquistadores, profesionales de la educación y pastores pueden poner en práctica estas estrategias. Sé consistente en tu ministerio y utiliza este y otros recursos para ayudar a los niños a afrontar los problemas de la vida. Jesús los ama, y desea que los cuidemos mientras se recuperan del sufrimiento y reaprenden a vivir plenamente.

Sobre el autor: Profesor del Seminario de Teologia de la Universidad Andrews; Alumna de la Maestría en Divinidad en el Seminario de Teologia de la Universidad Andrews.


Referencias

[1] Todos los nombres son seudónimos.

[2] Charlene Hess, “Why Should I Teach Kids the Importance of Helping Others?” Disponible en <bit. ly/3noRGIO>, consultado el 6/1/2021.

[3] Red Mountain Colorado, “How Service Is Therapeutic for Teens”. Disponible en <bit. ly/3hMCt34>, consultado el 6/1/2021.

[4] “What Feelings Are In Your Heart: An Art Therapy Exercise for Kids”. Disponible en <bit.ly/3okHlix>, consultado el 6/1/2021.

[5] Cleveland Clinic, “3 Reasons Adult Coloring Can Actually Relax Your Brain”. Disponible en <cle.clinic/ 2Xu7Zd3>, consultado el 6/1/2021.

[6] Ver los siguientes libros para niños: de 2 a 4 años, Natalia Korsun, Mis Emociones (ACES, 2019). De 7 a 9 años: Denis Cruz, Saudade (CPB, 2012); Celos (ACES, 2018); Elias Teixeira, Felicidad (ACES, 2018); Fabiana Linden, Complicou? O Que Fazer em Situações Difíceis (CPB, 2020). De 10 a 13 años: Giulia Marucci, O Último Objetivo (CPB, 2019).

[7] Karen Dineen Wagner, “Mental Health Benefits of Exercise in Children”. Disponible en <bit.ly/3hNcg4k>, consultado el 6/1/2020.

[8] S. J. Biddle, “Children, Exercise and Mental Health”, International Journal of Sport Psychology 24(2), 1993, pp. 200-216.

[9] Naomi Naieman, “Grieving Kids Need Guidance”. Disponible en <bit.ly/2Xnoo2x>, consultado el 6/1/2020.

[10] Courtney E. Ackerman, “3 Grief Counseling Therapy Techniques and Interventions”. Disponible en <bit.ly/ 3be6ZBG>, consultado el 6/1/2020.

[11] Loren Decker, “Biblical Memorials”. Disponible en <bit.ly/3hMMBcd>, consultado el 6/1/2020.

[12] Mayo Clinic Staff, “Stress Relief from Laughter? It´s No Joke”. Disponible en <mayocl.in/3olhIxZ>, consultado el 6/1/2020.