Orientaciones para el establecimiento de Grupos Pequeños orientados a evangelizar a personas con mentalidad posmoderna.
Después de enseñar a las multitudes durante todo el día, dormir un poco en un barco de pesca y ser despertado en medio de la noche para calmar una furiosa tempestad, Jesús finalmente alcanzó la región de Decápolis, donde encontró a un hombre cuya mente y alma estaban dominadas por el poder de las tinieblas. El único deseo de ese hombre era alcanzar la libertad, justamente lo que no tenía hasta su encuentro con Jesús.
El encuentro con el endemoniado en la orilla del mar duró solo algunos minutos; pero, en el momento en que Jesús le devolvió la vida digna y la libertad que deseaba, fue transformado para siempre. Jesús no le pidió nada a cambio; sin embargo, el hombre insistió en querer seguirlo. En lugar de eso, el Maestro le ordenó que volviera a su hogar y testificase a los familiares y amigos acerca de la razón de su cura y la paz entonces experimentada. Jesucristo era seguido por multitudes, pero necesitaba a alguien que contara su historia con credibilidad. Y él sabía que, en ese hombre, había encontrado a esa persona, cuyo nombre quedó perdido en el tiempo. La historia está relatada en Marcos 5:1 al 20.
Comunidad
¿Le suena familiar? Nuestra iglesia está llena de personas sinceras y valiosas, que son buenos oyentes y les gusta hacer preguntas, pero no saben cómo contar la historia de Jesús a las personas con la que comparten la vida. Pero, Cristo necesita de narradores de su historia que estén ligados al corazón de amigos y familiares, que puedan hablar sobre lo que el Señor ha hecho en la vida de ellos. Cristo necesita personas ligadas a la comunidad en que viven.
En nuestros días, la comunidad puede ser analizada de muchas formas. Hay comunidades virtuales, grupos de vecinos, colegas de trabajo y otras. Cada uno de nosotros comparte al menos una de estas clases de comunidades. En la sociedad moderna, las personas desean participar de algún tipo de comunidad. Y, si bien podemos servir a Jesús de muchas formas, la manera más fácil y eficaz de servir es participar activamente en nuestra comunidad, contando a las personas lo que él ha hecho por nosotros.
Discipulado
Los Grupos pequeños dirigidos a personas posmodernas es el método para el establecimiento de la comunidad en el contexto del ministerio de Cristo y está fundamentado en tres principios: amistad, proceso y nutrición. Es decir, debemos hacer amistad con otras personas, disfrutar el proceso de conocemos unos a otros y a Dios, y nutrir espiritualmente a nuestros amigos, de manera que generen otros vínculos en comunidades. La verdad es que cada creyente debe convertirse en la encarnación del ministerio: vivir y respirar el ministerio en su vida diaria (Juan 1:14).
Amistad. Existen cinco principios de vinculación que deben ser implementados en la vida real. El tiempo es la primera de las cinco claves para la amistad. A la mayoría de las personas les gusta conversar; y todos necesitan ser escuchados. Escuchar y hablar son mecanismos que nos vinculan de manera dinámica a otras personas. ¿Y qué mejor ocasión para conversar que el momento en que compartimos una comida? Jesús comía con las personas, porque sabía que eso satisface el cuerpo y la mente. La simpatía incluye muchas acciones y emociones. Para ser simpáticos, nos interesamos por las personas, las amamos y sentimos placer estando con ellas en nuestro círculo. La simpatía busca medios de satisfacer las necesidades de esas personas.
Proceso. Aquí se llegan a satisfacer las necesidades espirituales (Fil. 1:6). Una vez que sus amigos saben que son importantes para usted, y que está dispuesto a escuchar sus historias, también estarán listos para escuchar lo que tiene para decirles. Ciertamente, también le hablarán acerca del deseo que tienen de satisfacción espiritual.
En nuestros días, la evangelización es un proceso de construcción de relaciones con Dios y su iglesia. Las personas con mentalidad posmoderna no vienen a la iglesia ni permanecen en ella solo por la experiencia de un evento pasajero. Necesitamos establecer medios por los que desarrollen una experiencia de estudiar la Biblia, orar y aplicar las enseñanzas bíblicas a la vida real. Escribió Elena de White: “Nos reunimos para edificamos unos a otros mediante el intercambio de pensamientos y sentimientos, para obtener fuerza, luz y valor al conocer mejor nuestras esperanzas y aspiraciones mutuas”.[1]
La nutrición incluye el apoyo y el ánimo constantes. El bautismo no es el fin del camino, ya sea para la conquista y la solidificación, o para aprender acerca de Dios. Es justamente el comienzo del camino. El trabajo de nutrición espiritual y el ánimo se desarrollan de varias formas: una comida compartida, el diálogo informal acerca de la vida y la espiritualidad, y los grupos de actividades para el estudio de la Biblia o la prestación de servidos comunitarios.
Formación del Grupo
Un Grupo pequeño es una comunidad diseñada para llevar a las personas a Cristo. Es un ambiente en que la gente se puede sentir libre para ser ellos mismos y donde puede relacionarse de manera íntima y real con las personas que comparten una experiencia espiritual común. Es un lugar en que se pueden responder las preguntas, donde también se puede divertir y disfrutar la vida juntos.
¿Cómo podemos establecer un Grupo pequeño orientado a alcanzar a la gente de mentalidad posmoderna? Inicialmente, debemos encontrar una o dos personas que comparten esta visión y planificar el trabajo con ellas. Comience con amigos de mentalidad posmoderna ya establecidos y, a partir de allí, tome la iniciativa de hacer nuevos amigos e invitarlos al Grupo. Los miembros de iglesia deben organizarse “en pequeños grupos para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos”.[2] Aquí, la clave del éxito es la habilidad para hacer amigos y tener material adecuado para atender al Grupo.
Las reuniones pueden ser realizadas de muchas maneras: durante los fines de semana, para estudiar la Biblia y aplicarla a la vida diaria, en un mismo lugar o en lugares diferentes. Los encuentros deben ser bien informales. En ese ambiente, introduzca el tema del día, utilizando una historia o un video del libro de texto o el manual de estudios. La discusión será natural, especialmente si todos leyeron el tema anteriormente diseñado. Para estimular la discusión, es sabio tener preguntas elaboradas previamente.
Termine la reunión orando en grupos de dos o tres personas, una persona que ore en representación de todos, o incluso cualquier otra actividad que lleve a los participantes más cerca de Dios. Sea como fuere, escoja algo que sea agradable para el grupo.
Sugerencias
Aquí está el esbozo de lo que se puede realizar durante las reuniones del Grupo:
* Conversación informal acerca de algún acontecimiento actual importante.
* Se puede tomar un jugo y comer algún refrigerio liviano.
* Se pueden presentar pedidos de oración.
* Introducción del tema para el análisis (historia o presentación en DVD).
* Análisis del tema indicado en el manual.
* Oración final.
Esta clase de Grupo pequeño está fundamento en diez principios:
Afirmación. Valore y aprecie a cada persona por lo que es.
Compromiso. Usted forma parte del grupo, y es importante y necesario.
Honestidad. Diga la verdad con el amor, la voz y el corazón de Jesús.
Apertura. Permita que todos hablen sin ser criticados.
Confidencialidad. Lo que fue dicho en el grupo permanece en el grupo. Ese es un lugar seguro para poder abrirse y ser honesto.
Responsabilidad. El engaño y el fraude son enemigos mortales. Debemos mantenemos leales y verdaderos.
Sensibilidad. Tener la mente abierta y la buena voluntad para comprender la experiencia del otro.
Relevancia. Vivimos en un mundo que siempre está cambiando. No podemos dejar de satisfacer las cambiantes necesidades.
Informalidad. Esta es una comunidad en que podemos caminar juntos como somos y alegramos en la compañía del otro.
Crecimiento. No se cierre. Haga amigos, ¡amplíe su comunidad!
Alcanzar a las personas posmodernas requiere un proceso que comienza con la interacción afectuosa y significativa, con el objetivo de establecer relaciones. Es un modo de vida, de vincularse con los que nos rodean, mostrando que nos interesamos por ellos. El proceso no termina con el bautismo. La nutrición y el ánimo son indefinidamente continuos, a través de la profunda relación espiritual en la comunidad. Si bien es largo, es el proceso que más recompensas da al cristiano. A fin de cuentas, “la gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella”.[3]
Sobre el autor: Director del Centro de Estudios Seculares y Posmodernos de la Asociación General de la IASD.
Referencias
[1] Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 512.
[2] Servicio cristiano, p. 92.
[3] El conflicto de los siglos, pp. 669, 670.