Cristo ha hecho del bautismo una señal de entrada en su reino espiritual. Él ha hecho que esto sea una positiva condición con Ja cual deben cumplir todos los que quieren que se reconozca que están bajo la autoridad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…

“El bautismo es una solemne renuncia al mundo. Los que son bautizados en el triple nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu santo, en el momento de entrar en la vida cristiana, declaran públicamente que han abandonado el servicio de Satanás, y han llegado a ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial…

“La preparación para el bautismo es un asunto que necesita ser considerado cuidadosamente. Los nuevos conversos a la verdad deben ser fielmente instruidos en el sencillo: “Así dice el Señor”.

“Todos los que entran en la nueva vida deben_ comprender antes de su bautismo, que el Señor exige afectos indivisos… La práctica de la verdad es esencial… Se necesita una conversión cabal.” – “Evangelismo,” págs. 229,230.

“Cuando los candidatos sienten el significado del rito, no desearan adornos personales. No debe haber, sin embargo, nada de desmañado o feo, que ofendería a Dios. Todo lo relacionado con este santo rito debe revelar una preparación tan perfecta como sea posible.”— Id., pág. 235.

“El que administra el rito del bautismo debe tratar de que esta ocasión ejerza una influencia solemne y sagrada sobre todos los espectadores. Cada rito de la iglesia debe ser dirigido de manera que su influencia sea elevadora. Nada ha de ser hecho en forma común o despreciable, o puesto al nivel de las cosas comunes. Nuestras iglesias necesitan ser educadas a tener mayor respeto y reverencia por el sagrado servicio de Dios.”—Id., pág. 234.

“En toda iglesia debe haber mantos bautismales para los candidatos. Esto no debe considerarse como un desembolso innecesario de recursos. Es una de las cosas requeridas para obedecer la orden: ‘Empero, hágase todo decentemente y con orden’ (1 Cor. 14:40).

“No es bueno que una iglesia dependa de mantos prestados de otra. Con frecuencia, cuando se necesitan, no se pueden encontrar; alguno que los pidió prestados descuidó el devolverlos. Cada iglesia debe proveer para sus propias necesidades al respecto. Créese un fondo con este fin. Si toda la iglesia se une en ello, no resultará una carga pesada”—Id., pág. 235.

“Jesús no recibió el bautismo como confesión de culpabilidad propia. Se identificó con los pecadores, dando los pasos que debemos dar. y haciendo la obra que debemos hacer. Su vida de sufrimiento y paciente tolerancia después de su bautismo fue también un ejemplo para nosotros.

“Después de salir del agua, Jesús se arrodilló en oración a orillas del río. Se estaba abriendo ante él una era nueva e importante. De una manera más amplia, estaba entrando en el conflicto de su vida. Aunque era el Príncipe de Paz, su venida iba a ser como el acto de desenvainar una espada…

“Debía hollar la senda y llevar la carga solo. Sobre Aquel que había depuesto su gloria. y aceptado la debilidad de la humanidad, debía descansar la redención del mundo…

“Intercede ante el Padre a fin de obtener poder para vencer su incredulidad, para romper las ligaduras con que Satanás los encadenó. y para vencer en su favor al destructor. Pide el testimonio de que Dios acepta la humanidad en la persona de su Hijo.”—“El Deseado de Todas las Gentes,” págs. 89, 90.

“Las obligaciones del pacto espiritual que se hace en el bautismo son mutuas. Mientras los seres humanos desempeñan su parte con obediencia ferviente, tienen derecho a orar: ‘Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel’ (1 Rey. 18:36). El hecho de que habéis sido bautizados en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es una garantía de que si pedís su ayuda, estas potestades os ayudarán en toda emergencia. El Señor oirá y contestará las oraciones de los que le siguen sinceramente. llevan el yugo de Cristo y aprenden en su escuela la mansedumbre y humildad.”— “Evangelismo,” pág. 236.

“En aquellas almas cabalmente convertidas el mundo tiene un testimonio en favor del poder santificado!’ de la verdad sobre el carácter humano. Por intermedio de ellos Cristo da a conocer al mundo su carácter y su voluntad.” —Id., pág. 316.