De vez en cuando surgen dudas acerca de la frecuencia con que debiera celebrarse la santa cena. Entre las diferentes iglesias cristianas no existe uniformidad de pensamiento respecto de este rito. Algunas sostienen que debe celebrarse cada día, otras, una vez por semana, otras una vez por mes, y hay quienes lo practican una vez por trimestre. Sin embargo hay unos pocos que afirman, valiéndose del hecho de que la santa cena sustituyó a la pascua, que debe celebrarse anualmente. Otros creen que debieran seguir el ejemplo de la iglesia primitiva, y celebrar este rito cada día.

Pero cualquiera que esté familiarizado con el relato del Nuevo Testamento, reconocerá que no contiene instrucciones explícitas con referencia a este asunto. No indica si debe efectuarse una vez por día, por semana, por mes, por trimestre. Pero vamos a considerar algunos puntos que aclararán el problema.

1. La cena del Señor en relación con la pascua.

(a) Debemos recordar que la pascua era un símbolo de la muerte del Mesías, mientras que la cena del Señor, un recordativo de su muerte; la primera contemplaba el futuro y la segunda, el pasado.

“La pascua había de ser tanto conmemorativa como simbólica. No sólo recordaría la liberación de Israel, sino que también señalaría la liberación más grande que Cristo habría de realizar para libertar a su pueblo de la servidumbre del pecado.”—“Patriarcas y Profetas, pág. 281.

(b) La cena del Señor tomó el lugar del servicio de la pascua.

“Cristo se hallaba en el punto de transición entre dos sistemas y sus dos grandes fiestas respectivas. El, el Cordero inmaculado de Dios, estaba por presentarse como ofrenda por el pecado, y así acabaría con el sistema de figuras y ceremonias que durante cuatro mil años había señalado su muerte. Mientras comía la pascua con sus discípulos, instituyó en su lugar el rito que había de conmemorar su gran sacrificio. La fiesta nacional de los judíos iba a desaparecer para siempre. El servicio que Cristo establecía había de ser observado por sus discípulos en todos los países y a través de todos los siglos.”—“El Deseado de Todas las Gentes” pág. 590.

(c) Se instituyó este rito cuando la pascua tocaba a su fin. La cita de “El Deseado de Todas las Gentes” estampada más arriba, lo indica así.

2. El contenido de Hechos 2:42, 46.

Hay quienes afirman que las expresiones que figuran en estos versículos indican una celebración diaria de la santa cena en los tiempos de la iglesia primitiva: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan” (vers. 42); “y perseverando unánimes cada día… partiendo el pan en las casas” (vers. 46).

Este es un pasaje interesante de las Escrituras, digno de estudiarse con atención.

(a) La expresión “en las casas”:

Esta expresión parece indicar que, como los cristianos no poseían iglesias donde reunirse, realizaban los cultos en las casas.

(b) La expresión “el partimiento del pan”:

Se cree que hace referencia en forma especial a la cena del Señor; y en ese sentido, se menciona que algunas traducciones favorecen esa creencia. Se citan las siguientes: La traducción siríaca—“el partimiento de la eucaristía”; la traducción de Weymouth—“y en su asistencia a la comunión, es decir, al partimiento del pan.”

Mateo Henry también favorece esta idea, porque en su comentario de Hechos 2:42-47, anota:

“Con frecuencia se reunían para celebrar el rito de la cena del Señor. Persistían en el partimiento del pan. en celebrar ese recordativo de la muerte de su Maestro.”

(c) Sin embargo otras traducciones no favorecen este pensamiento. Creen que se hace referencia a los convites de caridad que se realizaban en muchas ocasiones. Bames, en su comentario del pasaje que nos ocupa, escribe:

“La Versión Siríaca rinde esta expresión por ‘la eucaristía,’ o la cena del Señor. Sin embargo no puede determinarse si esto se refiere a la participación en conjunto del alimento común, o a los banquetes de caridad, o a la cena del Señor. El pan de los hebreos era preparado en forma de hojaldre, delgado, duro y quebradizo; de manera que para servirlo, lo partían en lugar de cortarlo. De aquí que la expresión partir juntos el pan se emplease para denotar intimidad o amistad, del mismo modo que los griegos lo indicaban bebiendo juntos. … De la expresión usada en el versículo 44, comparada con el versículo 46, de que poseían todas las cosas en común, más bien se inferiría que ello se refería a la participación en sus comidas corrientes. El acto de partir el pan se realizaba generalmente por el jefe de la familia, inmediatamente después de haber pedido la bendición.”—“Popular Commentary” tomo 3, pág. 57.

Robertson, en su obra ‘‘Word Pictures,” expresa :

“El problema que aquí se presenta es si Lucas se refería a la comida común, tal como en Lucas 24:35, o a la cena del Señor. El mismo verbo klao se emplea para designar el partimiento del pan en la comida común o en la cena del Señor. (Luc. 22: 19.) Generalmente se supone que los discípulos le atribuían tanto significado al partimiento del pan en las comidas ordinarias, más que nuestra oración de agradecimiento, que al principio continuaban la comida con la cena del Señor, una reunión denominada de agapai, ágape o convite de caridad. ‘No puede haber ninguna duda de que la eucaristía en este período era precedida uniformemente por una comida común, como sucedió cuando se instituyó el rito.’ (Hackett.) Esto conducía a ciertos abusos, según leemos en 1 Corintios 11:20, 21. Por esto, es posible que aquí se haga referencia a la cena del Señor celebrada a continuación de la comida común. ‘Afirmar lisa y llanamente que le expresión griega: Tei klasei tou artou, corresponde a “la santa cena,” es falsear el sencillo significado de las palabras, y desfigurar la descripción de la vida familiar, que el texto pone ante nosotros como el ideal de los creyentes primitivos.’ (Page.) Pero en el relato de Hechos 20:7 pareciera que se habían reunido especialmente para la observancia de la cena del Señor. Es probable que no haya manera de resolver la duda en forma conclusiva.”—A. T. Robertson, “JFord Pictures in the New Testamenta tomo 3, pág. 38.

El espíritu de profecía guarda silencio respecto de este problema. Por esto, a la luz de lo que antecede, no emplearemos los versículos de Hechos 2 para probar que en los días de la iglesia primitiva se celebraba la santa cena cada día.

3. El contenido de 1 Corintios 11:25, 26.

En estos versículos aparecen dos expresiones idénticas: “Todas las veces.” Citamos ambas con el contexto respectivo: “Haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de mí.” (Vers. 25.) “Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga.” (Vers. 26.) La expresión: “todas las veces” procede del término griego pollakis. que significa: “muchas veces.” No indica ningún tiempo específico, sino precisamente, “tan a menudo” como lo hagamos. Esto deja en libertad a la iglesia para determinar con cuánta frecuencia ha de celebrar el rito. No importa cuándo se celebre, con frecuencia o raramente, podemos tener la seguridad de que las bendiciones de Dios acompañarán a su pueblo cuando participe del rito conmemorativo de su cuerpo quebrantado y de su sangre derramada por ellos en la cruz del Calvario.

4. Los consejos del espíritu de profecía.

Estos consejos son claros y sencillos. Debido a que la pascua se celebraba una vez por año, no hemos de pensar que la cena del Señor deba celebrarse nada más que una vez cada doce meses. De las indicaciones dejadas por la sierva del Señor, queda bien en claro una cosa, y es que este rito debiera celebrarse con frecuencia en la iglesia de Dios.

“Cristo se proponía que esta cena se conmemorara con frecuencia, a fin de traer a nuestro recuerdo el sacrificio que hizo al entregar su vida por la remisión de los pecados de todos los que han de creer en él y recibirle. — Ellen G. de White, “The Lord’s Supper and the Ordinance of Feet-Washing, N9 1,” The Review and Herald, del 31 de mayo de 1898.

“Entonces Jesús volvió a tomar su lugar en la mesa, donde había pan sin levadura y vino sin fermentar, que se habían preparado de acuerdo con las instrucciones de Cristo. Se mostraba muy triste. ‘Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y hechas gracias. les dió, diciendo: Bebed de él todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.’

“Aquí nuestro Salvador instituyó la santa cena, para que se celebrase con frecuencia, a fin de conservar frescas en la memoria de sus seguidores las escenas solemnes de su juicio y crucifixión por los pecados del mundo. El quería que sus seguidores comprendiesen su continua dependencia de su sangre para, obtener salvación. El pan partido era un símbolo del cuerpo quebrantado de Cristo, entregado para la salvación del mundo. El vino era un símbolo de su sangre, derramada para la purificación de los pecados de todos aquellos que se acercan a él en busca de perdón, y lo reciben como su Salvador.

“La salvación del hombre depende de la continua acción de la sangre purificadera de Cristo a sus corazones. Por lo tanto, la cena del Señor no debía observarse ocasionalmente o una vez al año, sino con más frecuencia de lo que se hacía con la pascua anual. Esta solemne ceremonia conmemora un acontecimiento de mucho mayor trascendencia que la liberación de los hijos de Israel de Egipto. Esa liberación era símbolo de la gran expiación que hizo Cristo mediante el sacrificio de su propia vida por la liberación final de su pueblo.”—“Spiritual Gifts” tomo 3, págs. 277, 278.

Sobre el autor: Secretario general de la Asociación General.