Las redes sociales se han convertido en un espacio repleto de contenido y debates sobre todos los asuntos. Con la pandemia de la COVID-19, muchos pastores se vieron en la necesidad de lanzarse a este mar de ideas, debiendo aprender a navegarlo de manera segura y adecuada para el avance del Reino de Dios.

En esta entrevista, el periodista Felipe Lemos, responsable de la asesoría de Comunicación de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista, habla sobre las oportunidades y los desafíos que enfrentan los pastores al producir contenido relevante para los medios sociales.

¿Qué oportunidades hay para el ministerio adventista en una sociedad cada vez más digital?

La sociedad digital y sus nuevos hábitos pueden encararse como un espacio de oportunidades y, claro, desafíos para a superar. Hablando de oportunidades, hay tres aspectos de relevancia para los pastores adventistas.

El primer punto es la posibilidad de establecer un diálogo más rápido y efectivo con las personas que asisten a los cultos transmitidos y siguen los perfiles de redes sociales de las iglesias locales. En tiempo real, los pastores pueden comprender cómo piensan las personas y lo que más les llama la atención. Esta información puede ayudar en la elaboración de proyectos y programas.

El segundo punto se relaciona con la posibilidad de establecer grupos on line para estudiar la Biblia, dedicar tiempo a la oración y desarrollar iniciativas de asistencia social. Aunque esa posibilidad ya existía anteriormente, el contexto de la Pandemia hizo que estos grupos virtuales se multiplicaran y se convirtieran en espacios de atención pastoral personalizada.

Finalmente, el tercer punto es la posibilidad de producir contenidos relevantes para públicos cada vez más específicos. Aunque la misión adventista se fundamenta en la predicación a todas las personas, los públicos se comportan de manera diferente. Por lo tanto, es necesario idear apropiadamente la comunicación, con un enfoque que tenga sentido, para abordar lo que sensibiliza a cada grupo. Ya no se trata de públicos internos y externos, sino de decenas de subgrupos formados por personas de diferentes etnias, clases sociales, regiones y religiones, entre otras características.

¿Cómo pueden, los pastores, producir contenidos relevantes, que alcancen a los miembros de iglesia y tengan efecto en la comunidad en general?

La fórmula para hacer que un contenido se haga viral es relativa, pero al considerar el comportamiento de los usuarios, podemos decir que los materiales que se publican en blogs, redes sociales, portales, podcasts, transmisiones en vivo o videos grabados en canales en Internet deben tener en cuenta la relevancia para el público y el momento oportuno (timing).

Si el tema de la muerte está en boga, puede ser un buen momento para producir contenidos que reflejen el concepto bíblico sobre el estado de los muertos, la Resurrección o el Milenio. Por lo tanto, es necesario evaluar lo que dicen las personas, lo que se busca en Internet e incluso lo que están divulgando los influencers digitales o los medios de comunicación.

Además, es necesario pensar estratégicamente el abordaje de los contenidos. Comunicarse estratégicamente, en el caso de los pastores o de cualquier persona que desee hacer público lo que piensa y hace, es actuar de forma inteligente y eficiente. El Espíritu Santo actúa por medio de las personas y las hace actuar de forma consciente para predicar el evangelio. No imaginamos que Jesús, Pablo o los discípulos hayan llevado adelante su ministerio sin un mínimo de estrategia, incluso comunicacional. Por ejemplo, Jesús no utilizó el mismo abordaje para llegar a Nicodemo (Juan 3) y a la mujer samaritana (Juan 4).

¿Qué es más adecuado, principalmente al manifestarse en las redes sociales: presentar de forma contundente las verdades del evangelio o hacer silencio y dejar que mucho contenido de baja calidad ocupe el espacio?

Paul Argenti, en su libro Comunicação Empresarial, afirma que “los públicos generalmente tienen ciertas percepciones sobre una organización, incluso antes de comenzar a interactuar con ella”. ¿Qué quiso decir con eso? Que las personas se forman una imagen sobre una organización –esto incluye a la iglesia– a partir de qué y cómo se expresan sus miembros y sus pastores.

Por lo tanto, es esencial que los pastores y los demás líderes de la iglesia, que aprecian su imagen y la de la iglesia de la cual forman parte, piensen antes de postear. Que reflexionen si es imprescindible hablar acerca de determinado asunto, sobre el que tienen poca información, acerca del cual nunca estudiaron profundamente, sobre el que pueden, incluso, generar frases de efecto, pero que tienen poco contenido instructivo.

Prefiero favorecer una comunicación que educa, suma, colabora y construye. Sé que muchas personas apuestan al lenguaje y al posicionamiento agresivo en las redes sociales, y hasta conquistan a cierto público ávido por batallas virtuales puntuales y efímeras, que duran hasta la siguiente discusión infructífera. La comunicación agresiva, ofensiva y sarcástica forma lectores, espectadores y seguidores con ese mismo tipo de comportamiento. Suele destruir o debilitar las relaciones, produce heridas y, en mi opinión, no enseña acerca de Dios y su mensaje revelado en la Biblia.

No es necesario hacer silencio, sino hablar en el tono, la forma y el tiempo adecuados. Sobre algunos temas, el silencio es sinónimo de prudencia y buen sentido. Sé que algunos piensan lo contrario, pero es necesario analizar los resultados.

¿Hay principios que seguir para una buena comunicación, especialmente al hablar de pastores adventistas?

¡Sí! Aparte de la Biblia, los hay en escritos de Elena de White –y aquí destaco el libro El otro poder (ACES, 2013), el Manual de la iglesia, la Guía de procedimientos para ministros y los Reglamentos eclesiástico-administrativos–, así como en otros materiales.

Recientemente, el departamento de Comunicación de la División Sudamericana, en asociación con editores de la Casa Publicadora Brasileira y de la Asociación Casa Editora Sudamericana y profesionales de la Red Nuevo Tiempo de Comunicación, produjo un documento llamado Princípios Editoriais (https://www.adventistas.org/es/ comunicacion/principios-editoriales/).

Es un material que vale la pena leer, estudiar y discutir en grupo. Básicamente, contiene cuatro secciones: introducción contextualizadora, declaración de visión de la comunicación adventista, directrices para el patrón de conducta de profesionales adventistas de comunicación y una serie de artículos. Estos artículos contemplan la visión adventista sobre diversos temas y cómo deben tratarse, preferentemente, bajo una óptica comunicacional.

En síntesis, es necesario que la comunicación pastoral sea estratégica, educativa, bien fundamentada, y que apoye efectivamente la proclamación del evangelio tal como está revelado en la Biblia. No se trata de maquillar la información ni de dejar de hablar, pero debe ir mucho más allá de las opiniones superficiales. Tiene en cuenta la realidad, la percepción de los diferentes públicos sobre la iglesia y la sociedad, y la importancia de construir diálogos con divergencias. Pero siempre en un tono educativo y constructivo.