En esta época de apresuramiento continuo se producen grandes trastornos en las comunidades de reciente formación. Hay pueblos que han visto vivir reposadamente a sus habitantes hasta una tercera o cuarta generación y que ahora ven a sus hijos abandonar sus confortables hogares rumbo a lugares que les parecen más atractivos. Hay pocos lugares, ciudades, pueblos o campos, que no experimentan el constante ir y venir de la población que se traslada. Esto se debe en parte al deseo de ampliar los horizontes por medio de los viajes, en parto es la res puesta al ofrecimiento do salarios tentadores y a oportunidades de hacer carrera, y quizá, mayormente, debido a una generación inquieta a causa de la inseguridad que encuentran en una sociedad donde se vive bajo una gran tensión nerviosa.

Estos cambios afectan a toda la comunidad, incluyendo a la iglesia. Hay iglesias que en un período de diez años dan cartas de traslado a más de la mitad de sus miembros. En algunos casos los que se van son miembros recién convertidos y débiles en la fe. Se Ha calculado que ch la División Norteamericana se pierden por trimestre de trescientos a setecientos miembros meramente “desaparecidos.”

Creemos que muchas de estas personas no se habrían “perdido” si se las hubiera atendido con cuidado desde su traslado a otro lugar hasta que hubieran asistido a una iglesia de su nueva residencia. Esta precaución habría servido no sólo para animar al creyente a que se una con la nueva iglesia, sino también para facilitar su adaptación en la comunidad.

El miembro, al saber que su antiguo pastor mantiene un interés ininterrumpido por él, sentirán seguridad en su amistad con el pastor y los miembros de la otra iglesia. Confiado en el compañerismo incesante con la primera iglesia, el creyente estará seguro de encontrar el mismo espíritu de amistad e interés en la iglesia de su nueva residencia.

Existe una forma adecuada de asegurar al miembro que se traslada el cuidado de su primer pastor: la correspondencia. (Sería raro no encontrar algún miembro que sepa la dirección del que se mudó.) Un medio efectivo de asistirlo es enviarle una carta con expresiones de sentimiento por su ausencia, con instrucciones para que asista a la iglesia más cercana y explicaciones del procedimiento de la transferencia de miembros. Sería de ayuda para el pastor de la otra iglesia enviarle una copia de dicha carta con una nota explicatoria de las características del miembro, y otras informaciones vitales para su bienestar espiritual y para que se lo reciba en el rebaño.

Cierto pastor escribió la siguiente carta a un miembro que se había mudado durante su ausencia:

Apreciada hermana —————– -——:

Puedo decirle que la extrañamos en nuestra iglesia de————–, Mi esposa y yo nos enteramos de su traslado a nuestro regreso de San Francisco. Esperamos que ya haya encontrado la iglesia de —————– en ese lugar.

Una de ellas está entre las calles ———– y —————. Vd. puede pedir que el secretario de esa iglesia tramite su traslado.  Deseamos que pronto se acostumbre allí.

Quiera el Señor bendecirla con su salud y fortaleza espiritual y física. Estamos orando para que el Señor despierte en su esposo interés grande por la verdad bíblica. Salúdelo en nuestro nombre.

Reciba el aprecio sincero de sus amigos.

(Firma)

Con la copia que se le envió al pastor se incluyó esta nota explicatoria:

Apreciado hermano:

Sirva la presente para comunicarle que la Sra. ———–, miembro de nuestra iglesia se ha mudado a ————– . Fué bautizada el 12 de marzo de 1954; ya ve que es sólo una “niña en la verdad.” Aún no asiste a su iglesia. Su dirección es —————–. Su cuidado pastoral y su dirección hacia un compañerismo fiel con el Señor y los creyentes de ese lugar serán de beneficio eterno. También creemos que encontrará a su esposo que día a día se interesa más en la verdad.

Sin otro motivo, reciba el aprecio de su hermano.

(Firma)

Otra forma de demostrar la continuidad del compañerismo de la familia de la iglesia es entregarle una carta al miembro que se va, dirigida al pastor de la nueva iglesia, que le servirá de recomendación. En ciertos casos será de ayuda despacharle una carta adicional al pastor de la otra iglesia.

Cartas como esas inspiran un sentimiento de compañerismo continuo. Animan a los creyentes que viajan, a buscar la iglesia en el lugar de su residencia y al mismo, tiempo proporcionan información para que el pastor obre sabiamente con el que recién llega a su rebaño.