El culto sabático de nuestras iglesias es de máxima importancia en muchos sentidos. Proporciona a quienes asisten, la enseñanza espiritual que necesitan para la semana siguiente. Es el culto que semana tras semana va corrigiendo, por así decirlo, el rumbo de nuestra vida.
Jesús tenía la costumbre de asistir regularmente a los cultos sabáticos. San Pablo acostumbraba a celebrar culto los sábados, y cierto sábado, al oír que algunas mujeres se reunían a la orilla del río, él y sus compañeros fueron allá para asistir al culto junto con ellas. El mismo apóstol de los gentiles nos amonesta diciéndonos que en los últimos tiempos el culto será de especial importancia para los miembros de la verdadera iglesia de Dios. Nos dice en Hebreos 10:25: “No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”
Los ministros y obreros en general, como también los ancianos de iglesia, debieran procurar hacer que los cultos sabáticos fuesen tan atractivos como sea posible y que al mismo tiempo constituyan una ayuda positiva para los que asisten. Esta responsabilidad descansa sobre el dirigente. Deben hacer los debidos planes, a fin de que el culto no cause la impresión de algo improvisado. Para lograrlo, os planes deben ser hechos por lo menos con algunos días de anticipación. La música especial, los himnos, la oración y el sermón deben ser considerados con mucho detenimiento. El predicador debiera orar durante la semana por él éxito de la reunión del sábado, para que los que asisten a ella reciban la ayuda que necesitan.
Al planear la reunión del sábado, el obrero debiera meditar en la importancia del culto. El hacer los planes para la reunión no es el fin sino el medio. La finalidad es que la reunión avive la espiritualidad de los que a ella asisten, tanto la de los débiles como la de los fuertes. Deberíamos recordar que en las reuniones de la iglesia cristiana siempre han tenido lugar ciertos sucesos de importancia trascendental. En una reunión de la iglesia de Antioquía comenzó el brillante y glorioso ministerio del apóstol San Pablo. En muchas reuniones de la iglesia cristiana ha habido grandes manifestaciones del Espíritu Santo. En las reuniones de culto se ha inspirado a muchos jóvenes que recibieron un llamado de lo alto que los invitaba a dedicar sus vidas al servicio de Dios, y la influencia que esas vidas ejercieron sobre el mundo sería difícil de calcular.
Sabemos también que los ángeles están presentes en nuestros cultos de iglesia. El culto es el lugar donde nos comunicamos con nuestro Padre celestial. El pastor que medite en estas y otras verdades acerca de la reunión de los sábados, quedará más y más impresionado con la utilidad de la misma y hará esfuerzos mayores para perfeccionar la forma y el fondo de los cultos.
El ministro debiera hacer una campaña para que toda la congregación asista a estas reuniones. Cuando visite a una familia que asiste fielmente a los cultos sabáticos, hará bien en demostrar su aprecio por esa fidelidad. Por otra parte, cuando esté de visita en un hogar cuyos miembros no estuvieron presentes en el culto del último sábado, puede mencionar con provecho que los echaron de menos. Y en el momento de despedirse puede decirles que espera verlos a todos el sábado siguiente.
El ministro puede animar, con excelentes resultados, a los miembros de iglesia, para que inviten a sus parientes y amigos a las reuniones. De esta manera el culto del sábado tomará una importancia mayor en la mente de quienes no lo estiman en su justo valor.
El predicador debiera instruir a la congregación acerca de los cultos. De vez en cuando sería bueno que el ministro predicara sobre la importancia de las reuniones sabáticas. Sería conveniente mencionar en tales sermones que la congregación contribuye al éxito de las reuniones. También se debiera pedir a los miembros de iglesia que durante la semana oren en el círculo familiar por los cultos sabáticos. Los padres y las madres deben comprender que pueden ejercer una gran influencia sobre sus hijos al orar por estas reuniones y al hacer planes para asistir a las mismas. Los padres pueden enseñar a sus hijos ya desde la niñez el debido decoro en la casa de Dios, grabando así en los corazones juveniles la importancia de los cultos. Conviene recomendar a los miembros de iglesia que asistan a las reuniones con una buena conciencia, habiendo arreglado antes del sábado cualquier cosa que pudiera existir entre ellos y otros miembros de iglesia u otras personas cualesquiera.
Al levantarse el sábado de mañana y salir camino a la iglesia, sería bueno elevar una oración silenciosa para que Dios bendiga el culto de ese día. Al tomar asiento en el templo, es bueno inclinar la frente en unos momentos de oración. Enséñese a los miembros de iglesia a orar por el que predicará el sermón. También debiéramos enseñarles a llevar sus Biblias e himnarios a las reuniones.
Uno de los puntos más importantes para la buena marcha de las reuniones es no olvidarse de hacer una oración por el culto y los que a él asisten, antes de que los ministros salgan a la plataforma. Esta es una buena oportunidad para el pastor de influir sobre la oración que se va a hacer en la reunión. Una buena práctica consiste en que el ministro pregunte a los que lo acompañarán a la plataforma, antes de hacer la oración en la pieza pastoral, si tienen conocimiento de algo por o cual se debiera orar, y luego al hacer la oración, puede mencionar algunos aspectos de la obra de Dios, de la iglesia, o el caso de algún hermano en particular. En la sala pastoral se debe orar por estas cosas, y luego la persona que hace la oración pastoral a su vez debe mencionarlas ante la congregación en su plegaria.
Las oraciones pastorales que se hacen en algunas iglesias no consiguen el efecto que debieran tener. Son, en el concepto de algunos, demasiado rutinarias, dicho sea con todo respeto. Nosotros, los ministros que oramos, debiéramos dar el ejemplo al hacer oraciones que lleguen hondo a los corazones de los miembros, a fin de que les ayuden a comprender los grandes objetivos que tiene Cristo para su pueblo en estos días. Debiéramos orar por el progreso de la obra de Dios en todas partes del mundo, y en estas oraciones pastorales sería bueno mencionar algunos conceptos bíblicos que ayuden a los que asisten a los cultos.
El que hace la oración pastoral debiera pronunciar las palabras en forma distinta y clara. Algunos fallan al orar en público porque no se les entiende lo que dicen. El pastor que ora debe tener presente que lo hace en representación de los miembros. Los que asisten al culto deben asentir a lo que él dice en su oración, pero difícilmente lo pueden hacer si no entienden lo que dice.
Si hay micrófono en la iglesia, sería conveniente tenerlo al lado del púlpito y ajustarlo a la altura necesaria para que cuando la persona encargada de la oración pastoral se arrodilla, pueda ser oída por todos. Si se tiene micrófono fijo en el púlpito, el que hace la oración debiera permanecer de pie mientras la congregación lo acompaña en la oración de rodillas.
La oración pastoral no debe necesariamente mencionar todos los detalles de la vida de la iglesia, sino las cosas que serían de más ayuda para la mayoría de los presentes. Se debe orar por las visitas, los desanimados, los que tienen dudas y los que necesitan tener más fe.
Va de suyo que el ministro o persona que dirige el culto debe tener su plan hecho antes de reunirse en la pieza pastoral, y ese plan deberá ser explicado a los que lo acompañan a la plataforma. Cada uno debe saber bien la parte que le toca desempeñar, a fin de evitar hacer preguntas una vez sentados en la plataforma, ya que los cuchicheos restan solemnidad al culto.
La música desempeña un papel importante en los cultos de la iglesia cristiana. Ya se trate de música vocal o instrumental, la misma ejerce gran atracción sobre muchos. He conocido personas que iban a la iglesia porque cierto hermano iba a cantar o a tocar algún instrumento. Debemos aprovechar esta inclinación de la mayoría de la gente y planear nuestra música. Sobre todo, debemos tener un director de canto que, llegado el momento indicado, invite a la congregación a ponerse de pie. Si parte de la congregación se levanta cuando el organista o el pianista empieza a tocar el himno, y la otra parte lo hace después, esta actitud desordenada le resta solemnidad al culto. El pastor inteligente planeará la música para cada reunión y hasta anunciará la música especial que habrá el sábado siguiente, a fin de hacer el culto más atrayente para cierto grupo de adoradores.
Una cosa que beneficiaría grandemente a los que asisten a nuestros cultos sería que el predicador anunciase el tema del sermón del sábado siguiente. Para hacerlo aún más interesante, podría mencionar algunos subtítulos del mismo, tal vez en forma de preguntas. También es bueno anunciar con la debida anticipación si se piensa tener alguna visita a la hora del sermón. En esta forma la congregación se interesará más y algunos miembros hasta harán un esfuerzo especial para asistir, ya sea porque tienen interés en escuchar al predicador, ya sea porque el tema a tratarse goza de su preferencia.
Es una buena práctica planear los sermones para todo el año. Sabemos que muchas veces se presentan casos imprevistos, y tal vez algún pastor no pueda seguir al pie de la letra un programa de sermones fijado con anticipación. pero por otro lado un plan tal ayuda a instruir y dirigir a la congregación en forma equilibrada.
El arreglo del púlpito también influye sobre el éxito del culto. Los muebles de la plataforma debieran estar en su lugar antes de comenzar el servicio. Las flores sobre el púlpito y la plataforma debieran ser arregladas en forma artística, para contribuir a crear un ambiente apropiado al culto. Si la pianista u organista tocara música solemne unos dos minutos antes de empezar el culto, sería una gran ayuda para la espiritualidad de la reunión. Por otra parte, las bolsas o las bandejas para la ofrenda también debieran estar en su lugar antes de comenzar la reunión.
La puerta de entrada debiera estar abierta con cierta anticipación. En más de un lugar se ha estorbado el comienzo de las reuniones por falta de una persona encargada de abrir la puerta de la iglesia.
Todo obrero adventista hará bien en prestar atención especial a la forma en que se llevan a cabo los cultos, especialmente la predicación sabática, siendo que en estas reuniones están presentes los ángeles de Dios. La hora del sermón es la ocasión en que el Espíritu de Dios toca nuestros corazones en forma más notable, y es en este culto donde reabastecemos nuestras energías espirituales para hacer frente a la semana que está delante de nosotros. Es una santa convocación, a la que acudimos con nuestros hermanos. Hagamos, pues, de estas reuniones momentos interesantes y edificantes para nuestro pueblo.
Sobre el autor: Presidente de la División Sudamericana.